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Nos espiaba la hermanita de mi novia y tuve que hacerla mujer...

Relato enviado por : charly_bo el 11/09/2013. Lecturas: 55426

etiquetas relato Nos espiaba la hermanita de mi novia y tuve que hacerla mujer...   Primera vez .
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Resumen
...La hice acostar, le besé el cuello, las tetas y todo, una vez más y pronto tenía mi erección en la entrada de su conchita.
-“Por favor. Ten cuidado”.
-“Tú sólo déjate llevar”.
En eso metí un poquito y ella gimió.
-“Sigue cuñadito, sigue”.
Ahí empujé otro poco y la tenía más de la mitad adentro.
-“Au, duele, pero no te detengas”.
Ahí empujé un poco más, hasta que entró toda. Había desflorado a Belén. Gritó un poquito, pero empezó a disfrutarlo...



Relato
Con Pilar siempre tuvimos una relación muy amena en lo sexual; disfrutábamos al máximo de los deleites del sexo y pues, siempre que había oportunidad, nos entregábamos al frenesí.
Todo iba de lujo, lo hacíamos en su casa, en la mía, en algún motel, en fin, nos tocó hacerlo hasta en lugares públicos como un parque, claro que de noche y a una hora alta donde nadie estaba.
Pilar estaba realmente buena, bonita de cara, buenas piernas, buena cintura, culo moldeado y senos poderosos que me encantaba chupar.
Aparte de sus cualidades físicas, tenía una hermana menor, Belén, que por entonces iba por los 16 y era como su hermana en lo físico, con la diferencia de que aún estaba en desarrollo pero mostrando ya, buenos atributos.
Con Belén nos llevábamos muy bien, era su cuñado querido y ella era mi cuñadita consentida, la pasábamos excelente. Muchas tardes de películas y juegos en casa de ellas, nos acercaron mucho.
Con el tiempo notaba en la mirada de Belén algo raro que por entonces no sabía distinguir. No era una mirada normal, ni inocente como al principio; tampoco podía dilucidar con precisión a qué se refería.
Ella iba al colegio por las tardes, los padres de Pilar iban a trabajar y su abuelita se quedaba en su cuarto en la planta de arriba; era entonces cuando nos despojábamos de la ropa y nos entregábamos al placer.
Todo iba 100 puntos, Pilar tomaba píldoras anticonceptivas y eso permitía que le llene de leche todo el tiempo.
Hasta que pasó algo inesperado. Una de esas tardes mientras Pilar “montaba” mi potente erección, giré la cabeza y vi que alguien se alejaba de la ventana.
-“Amor detente”. –Le dije a Pilar-.
-“Espera, ya lo tengo”. –Me respondió dando señales de que iba a tener su orgasmo-.
En eso me siento y ella se detiene.
-“¿Qué pasó?, me dejaste a medio terminar malo”.
-“Alguien nos espiaba”.
Pilar se tapó de inmediato y miró hacia la ventana.
-“Imposible amor. Sabes que no hay nadie. Incluso mi abuelita salió con mi mamá”.
-“Te juro que alguien nos espiaba y cuando giré hacia la ventana, se fue rápido”.
-“Pues entonces algún fantasma nos arruinó la deliciosa sesión”. –Me dijo en tono burlesco-.
Esa tarde terminamos de hacerlo en el baño. Pues en la sala me quedó la impresión de que alguien nos espiaba.
Luego de ese incidente, siempre me aseguraba de ver a todo lado, antes de enfrascarme en mi sesión sexual con Pilar; me volví algo “susceptible” por lo de esa tarde.
Ya con el paso del tiempo y al no haber novedades, volvimos a lo de antes y seguíamos haciéndolo en su cocina, en su sala y donde nos gane la excitación.
Fue en una de esas tardes cuando de nuevo, Pilar estaba sobre mí, yo con mis manos en sus senos disfrutándola; que moví mi cabeza hacia la ventana y la vi.
Era Belén que nos espiaba. Con los ojos bien abiertos y obviamente con la impresión y excitación normales.
Lo raro fue que no se movió como la otra vez que la sorprendí; esta vez siguió contemplando cómo su hermana me montaba el miembro y lo disfrutaba.
De pronto Pilar tuvo su orgasmo con unos gemidos fuertes y se quedó sobre mí. Ahí movió la cabeza a la ventana cuando por suerte, Belén ya se había movido.
-“Amor, ¿buscando de nuevo al fantasma del otro día?”.
-“Jejeje, no mi cielo”.
Pilar tenía la costumbre de irse a la ducha ni bien terminábamos de tener sexo; a veces conmigo y otras sola. Esa vez se alejó sola y me quedé a vestir en su sala.
Cuando Pilar cerró la puerta del baño, me dirigí al patio. Belén no estaba; me dirigí a su habitación, la puerta estaba sin asegurar, me entré, pero tampoco estaba.
Al salir, me sorprende.
-“¿Me buscabas?”.
Me pegué el susto del siglo, pero disimulé.
-“Sí. Bueno, creo que sí”.
-“¿En qué te puedo ayudar cuñadito?”.
-“¿No se supone que debes estar en el colegio?”.
-“Pues sí. Pero me doy modos de salirme sin problemas”.
-“Vaya. De manera que te sales y te vienes”.
-“Exacto. Al principio lo hacía porque me revientan algunos profesores; pero luego de ver lo bien que la pasan con mi hermana, ya tuve una mejor razón”.
-“¿Desde cuándo nos espías?”
-“No es mucho tiempo. La verdad, de la vez que me descubriste, solo un par de veces antes donde no me viste”.
Una mezcla de sentimientos entre vergüenza y enojo me vinieron.
-“Pero, ¿qué te hace creer que tienes el derecho de espiarnos?”.
-“Hay cuñadito. Si se ponen a hacerlo en media sala. Todavía que me metiera en el cuarto de Pilar, podrían reprocharme”.
-“Te pasaste… “ .-Le dije y me disponía a salir-.
-“Espera. Este que sea nuestro secreto. Yo no digo nada y tú tampoco”.
-“¿Por qué no habría de decirle a Pilar la clase de hermana que tiene?”.
-“Pues porque tampoco te convendría que le diga a mi padre que un buen día los sorprendí en plena sala dándose una calentada”.
-“Ese es un chantaje”.
-“Tómalo como quieras cuñadito, pero ya lo sabes”.
Me salí furioso de su habitación, en cualquier momento Pilar salía de la ducha y me buscaba.
Toda esa noche estaba con la imagen de esa “cría” en mi cabeza; no dejaba de imaginármela espiándonos a su hermana y a mí.
Una tarde, luego de unos días del incidente, estaba en la sala de Pilar mientras ella ponía el té. De pronto entra Belén con un pantalón licra que moldeaba perfectamente su culito y una polera también licra que le resaltaban sus ya bien paraditos senos.
-“Hola. Mucho calor ¿verdad?”.
Me saludó al entrar, dándome un beso en la mejilla.
-“Hola Belén, tienes razón hace mucho calor”.
De pronto sale Pilar de la cocina.
-“Me había olvidado ir por mi cuaderno donde Andrea; se va salir esa sonsa y me friego. Ahorita regreso”.
Sin darme tiempo a decirle nada Pilar se salió rumbo a donde su mejor amiga que vivía cerca de su casa. Nos quedamos con su hermana solos, sus papás no estaban y su abuelita se había ido al médico.
-“Te noto nervioso cuñadito”.
-“No. No estoy nervioso para nada”.
-“¿A sí?, ¿Entonces por qué estás raro?”.
La verdad, me sentí incómodo con la cría esa ahí solos. La verdad me excitó verla con ropa tan ajustada y al mismo tiempo no se me pasaba la vergüenza por lo que nos había visto con su hermana.
-“Si es por lo que vi que hacían con mi hermana; no hay lío. Yo ya me olvidé del asunto”.
Aseveró con una sonrisa algo maliciosa.
-“Mirá Belén. No estuvo bien que tenga relaciones con Pilar en la sala de tu casa; así como tampoco estuvo bien que nos espíes. Yo creo que…”
-“Basta. Ya no sigas”.-Me puso un dedo en los labios y se acercó con cara de morbo.
-“La verdad por alguna razón me excité mucho al ver cómo hacías el amor a mi hermana. No sé por qué no dejé de pensar en tu enorme miembro. Por primera vez me humedecí y necesité que me hagan mujer. Eran sensaciones que no conocía y me sorprendieron”.
Yo no sabía qué responder. En parte tenía miedo que alguien regrese. Pero el acercarse de la cría esa me estaba encendiendo y pronto sentí que mi verga quería despertarse y ponerse firme.
-“Dime, ¿qué sientes metiéndoselo en la vagina a mi hermana?, ¿sientes rico? Al menos ella pone cara de que lo disfruta al máximo”.
Terminando de decirme eso, se acercó más y puso su mano encima de mi pantalón por mis muslos, subiéndole luego hasta la altura de mi ya parada verga.
-“Mmmm, vaya. La tienes de nuevo dura. Entonces sí debo ya ser una mujer capaz de despertar deseos en un hombre. Sácala, al fin y al cabo ya te la ví; ahora quisiera verla de cerca y tocarla”.
-“Belén, no está bien. Eres la hermana de…”
Antes que termine de decirlo, ella mismo me bajó la cremallera y haciéndome a un lado el calzoncillo, tomó mi verga y la sacó.
-“Vaya, en verdad está enorme. Es la primera que toco en mi vida”.-Me dijo mientras la miraba con excitación y deseo.
Ahí ya no me contuve y le dije mientras le quitaba mi pene y lo metía de nuevo al pantalón.
-“Bueno. Ya te concedí tu deseo. Ahora te toca a ti”.
-“Mmmm, a ver. ¿Qué deseas tú?”.
-“Quítate la polera”.
-“Vaya. De manera que quieres verme las bubis”.
-“Si no es mucha molestia”.-Le dije en tono de broma, pero al mismo tiempo, rogando que me lo conceda.
En eso se toma la polera y se la sube lentamente. Cuando ya iba a descubrir el principio de sus tetas, se detuvo.
-“Creo que mejor no”.
-“Ooooooooooo, no vale. Yo te mostré y te dejé tocar”.
Ahí, se decidió y se suspendió todo. Estaba con un brasier rosado que le sujetaba sus lindas tetas.
Ahí no me contuve y se las toqué. Ella quiso reaccionar pero la detuve.
-“Tú bajaste mi cierre, metiste tu mano, sacaste mi miembro y no te dije nada”.
Ahí se calmó y no puso resistencia permitiéndome desabrocharle y dejarle al aire sus lindos senos.
Noté su cara de vergüenza al principio, pero me paré y le dije.
-“Cuñadita, ya eres toda una mujer. Déjame hacerte sentir lo que gozamos con tu hermana”.
La tomé, de la espalda y la presioné contra mí. Ahí la empecé a besar en los labios.
Ella no lo hacía bien, pero de poco se fue soltando y se dejó llevar por mí; se olvidó que estaba desnuda de la cintura para arriba y su excitación creció más y más hasta permitirme que le acaricie las tetas de a poco terminando en una chupada magistral.
Era la primera vez que sentía que un hombre se las chupaba, comenzó a gemir y a agarrarme fuerte de la cabeza.
-“Que rico, no sabía que se sentía tan rico… Sigue por favor”. Decía Belén envuelta en éxtasis.
Yo tenía mi pene a reventar y no anhelaba otra cosa que metérselo en la apreta conchita que aún debía tener.
No dí más, me paré y la volví a besar en los labios, cuando sentí que otra vez con su mano me tocaba la verga y la sacaba.
No me importé nada y comencé a meter mano debajo de su pantalón licra. Creí que ella me detendría, pero no. Seguí metiendo hasta esquivar su calzón y llegar a su húmeda rajita. Toqué sus vellitos y pronto di con su clítoris. Lo empecé a acariciar delicadamente pero subiendo gradualmente de intensidad.
Belén empezó a gemir.
-“Sigue, sigue. Que rico, sigue cuñadito”.
Para entonces tenía mi pene su mano y lo comenzó a frotar. Me estaba pajeando y ya estaba por llegar al desleche.
Pronto Belén me apretó con sus uñas y me lastimó, fue su primer orgasmo producido por mis dedos.
No lo dudé más. Le pedí que se detenga y suelte mi pene. Menos mal que lo hizo porque la pajeada ya estaba por producirme un orgasmo.
Le empecé a bajar el pantalón licra mientras la besaba en los labios.
-“No. Detente”.-Me dijo para mi decepción.
-“Creí que estabas lista”.
-“No es eso, es que me da vergüenza. Sabes que soy virgen”.
-“Pero, no te preocupes, no te haré doler”.
-“No es tanto eso”.
-“¿Entonces?”.
Belén ocultaba algo y la verdad, creí que se me iba el anhelado polvo.
-“Es que se supone que hoy debe bajarme la regla y llevo una toalla higiénica”.
Eso sonó como música para mí. Me acerqué, le di un beso y le dije.
-“No tengas vergüenza, eres toda una mujer y así te deseo más”.
-“Pero no quisiera mancharte”.
-“Shhh. No sigas”.
La tomé de la mano, la llevé a su cuarto.
-“Está desordenado, no vale criticar”.
Entramos, la hice acostar en la cama y ahí nos besamos con locura. La tome de las tetas, se las chupé una y otra vez. Me quité el pantalón y todo. Ella al verme desnudo se dejó bajar el pantalón y el calzón que evidentemente tenía una toalla pero aún sin sangre y dejó al aire su linda conchita.
La hice acostar, le besé el cuello, las tetas y todo, una vez más y pronto tenía mi erección en la entrada de su conchita.
-“Por favor. Ten cuidado”.
-“Tú sólo déjate llevar”.
En eso metí un poquito y ella gimió.
-“Sigue cuñadito, sigue”.
Ahí empujé otro poco y la tenía más de la mitad adentro.
-“Au, duele, pero no te detengas”.
Ahí empujé un poco más, hasta que entró toda. Había desflorado a Belén. Gritó un poquito, pero empezó a disfrutarlo. Poco a poco comencé a meter y sacar más rápido y más fuerte. Distinguía que en sus fluidos había sangre más, pero continué porque ella lo disfrutaba.
-“Qué rico… qué rico… Ahora sé porque Pilar lo goza tanto…. Qué rico….”.
Pronto Belén tuvo su orgasmo y yo no pude evitar reventando dentro de ella y vaciándole toda mi leche con enorme placer.
Quedamos agitados viéndonos a los ojos. Me quité y vi que su ´sabana estaba con sangre así como mi verga.
-“Uy, como que tendré que lavar esto. Rápido métete al baño y lávate tú también; puede volver Pilar”.
Entré, me lavé y no podía creer lo que había pasado. Fue un orgasmo muy intenso.
A los 10 minutos que bajé a la sala volvió Pilar.
-“Mi amor, me entretuve charlando con la Andy. ¿Disculpame?”.
-“Claro mi cielo. No te preocupes, la espera no fue tan mala; jejejejeje”.
Pilar sonrió. Esa noche me hizo un rico oral en su patio antes de despedirme. Me dio algo de miedo que sienta en mi pene los aromas de su hermana desvirgada. Por suerte, no pasó eso.
Con el tiempo Belén se arregló con un tipo, el que según me contó ella, le pidió sexo. Pero no se lo dio, más por el contrario me pidió a mí que al igual que a su hermana, le haga el amor alguna que otra vez, petición que obviamente acepté porque estaba tierna y deliciosa.
Así fue como mi cuñadita por espiarme cuando hacía el amor a su hermana, terminó haciéndolo conmigo de igual o mejor forma.




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Si te ha gustado Nos espiaba la hermanita de mi novia y tuve que hacerla mujer... vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar Nos espiaba la hermanita de mi novia y tuve que hacerla mujer.... charly_bo te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 22:13) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:45) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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