Nosotros y el amigo

Un amigo de mi esposa salió de joven con ella y fueron novios.
Ella le profesa un cariño especial y siempre saco a colación su relación y le pregunto si la quiere reverdecer.
Pero la vida te da vuelcos y el amigo volvió por Sevilla y quiso verla.
La citó y acudimos a su encuentro .
Mi intriga era saber hasta donde habían llegado entre ellos y si quedaba rescoldo .
Y sí . Sí quedaba , rescoldo , brasas y llamas .
La cuestión es que supieron quedar de forma casual y de casual , nada.
Lo que ocurrió era premeditado , buscado y deseado.
Les dejé a la pareja campar a sus anchas y ella con un guiño de complicidad me pidió concederle tiempo y sin pegas .
Así fue una semana más tarde . La ví muy resuelta y distinta y su amigo le enviaba mensajes de amor y pasión previendo el encuentro.
El día llegó y yo estaba allá de escopeta silenciosa pero con un morbo exagerado.
Tras la cena , los tortolitos se acomodaron en el sofá y se dedicaron minutos de carantoñas y arrumacos de placer.
Tras los entremeses decidieron despojarse de sus ropas y empezó la función.
A una distancia prudente observaba y apreciaba el saber hacer de ambos.
El momento de la introducción fue con esmero y con deseo y pasión pero con cierto respeto.
Agradecí el detalle y el remate fue grandioso , los quejidos , lamentos y demás ruidos placenteros sabían a gloria.
La sesión terminó y lo despedimos .
Aquella noche ella tuvo ración doble.