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Nunca he visto uno, tío. ( CON fotos)

Relato enviado por : JuanAlberto4634 el 14/01/2022. Lecturas: 5209

etiquetas relato Nunca he visto uno, tío. ( CON fotos)   Amor filial .
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Resumen
—¡Cógeme, tío! … ¡Cógeme con fuerza! … ¡Te siento dentro de mí, tío! … ¡No me duele y se siente rico, tío! …


Relato
¡Hola Marco! Dije saludando a mi hermano mayor que se entretenía con su consola de video juegos, ni siquiera me dignó una mirada, pero lanzo una especie de gruñido como respuesta, yo estaba regresando del colegio y venía algo rendida debido al calor del mediodía.

Me llamo Giovanna, estudio el primero medio en el Saint George, soy como cualquier adolescente, cabellos largos y lacios de color obscuro, tengo ojos marrones, mis senos están desarrollándose bastante bien, como soy parte de la escuadra de baloncesto, soy alta, atlética y fuerte físicamente.

Encuentro a mi tío Pedro en la cocina sacando una cerveza del refrigerador, mi tío es hermano de mi madre, quedó cesante durante la pandemia y al parecer se ha habituado a vivir con nosotros, mi padre no le tiene mucha simpatía, pero mi madre lo adora.
—¡Hola, tío! …
—¡Hola, cariño! …
Se sienta cerca de la salida de la cocina, donde puede observar hacia el patio y comienza a beber de su bebida.
—¿Y? … ¿Cómo va todo en tu escuela? …
—Nada del otro mundo … solo lo normal …
Me quedo un poco en la cocina para servirme algo de beber, estoy sedienta con este calor veraniego atroz, justo cuando me dispongo a salir hacia mi cuarto a cambiarme el uniforme, mi tío me pregunta:
—¿Y que clases tuvieron hoy, cariño? …
—Bueno … a primera hora tuvimos Ciencias, luego matemáticas, también tuvimos una hora de gimnasia y para terminar en Biología la profesora nos enseñaba el aparato reproductivo de los mamíferos, incluido el hombre … teníamos un pene de plástico que se podía armar y desarmar como un Lego …
Mi tío se rio de una carcajada:
—¿Tienen un pene masculino como un Lego? …
—¡Sí!, debemos aprender las diferentes partes … lo podemos desarmar para ver los vasos sanguíneos y los conductos de la orina y de los espermatozoos …
—¿Y lo estudian con un coso que se arma y se desarma? …
—¡Sí, y también tenemos algunos videos y dibujos! …
—¿Y esa es toda la ayuda didáctica … un coso plástico … algún video y dibujos? …
—¡Sí! … La profesora dijo que era bastante realista todo ese material … pero ninguna de nosotras ha visto uno de verdad …
—¿Cómo? … ¿Ninguna de ustedes ha visto en la realidad como es un pene? …
—¡No sé si alguna de mis compañeras ya lo ha visto … pero yo ni idea! … ¡Pero me aprendí todas las partes! …
Lo cual no era absolutamente cierto, pues había fisgoneado a mi hermano una vez que se estaba masturbando y algunas chicas habían llevado al colegio revistas con fotos de hombres desnudos, yo he sido siempre tímida, eso si bastante curiosa y traviesa, con mis amigas nos íbamos al baño nuestro que colindaba con las duchas de los hombres y ya habíamos visto algunos penes de todos los tamaños, pero esto era un secreto. Mi tío me estaba mirando fijamente a los ojos como para descubrir esos secretos míos.
—¡Bueno … bueno! …
Dijo mi tío como para concluir la conversación, pero yo quería bromear un poco con él y sin pensarlo mucho le dije:
—¡Lo único que quiero es crecer un poco más para ver uno de verdad! …
Mi tío casi se atosiga con la cerveza, se encogió un poco de hombros, levantó sus cejas y me miró con una extraña sonrisa:
—¿Así qué te gustaría ver uno? …
—¡Sí! … para saber de que se trata … para tener un poco de más experiencia … ninguno de los chicos de mi curso me da confianza y todavía no he tenido novio …
—¿Deveras? …
—¿Qué cosa? …
—Eso de que no has tenido novio hasta ahora … una chica tan linda como tú …
—¡Sí! … es verdad no he tenido novio aun … quizás el año próximo cuando vaya a segundo medio con chicos más grandes …
—¿Y entonces crees que vas a ver un pene de verdad? …
—¡No lo sé! … ¡Puede ser! …
—¡Pero hay tantos hombres en el mundo! … ¿Sabes que todos tienen uno? …
—¿Qué cosa? …
—¡Un pene! … ¡Todos tenemos un pene! … ¡Incluso yo! …
Me miraba y sonreía socarronamente, yo también me reí y me ruboricé viéndolo que apuntaba a su entrepierna.
—¡Sí, creo qué tienes razón! … ¡Todos tienen uno! … ¡Me gustaría ver uno bien luego! …
Mi tío se levantó, bebió de un trago el resto de su cerveza, luego se fue a la puerta de la cocina para ver si había alguien más, solo vio a mi hermano embobado con sus jueguitos, se giró y me miró con sus ojos brillantes, hasta cuando me dijo “Todos tenemos un pene”, no había pensado en lo sexual con respecto a él, ahora me sentía curiosa de saber si había algo más en ese “Incluso yo”, se giró diciéndome:
—Bueno … Tendrás que encontrar a alguien que te guste … alguien de confianza para que te muestre uno verdadero …
Pensé que eso daría por concluida nuestra conversación, pero algo dentro de mi me instaba a seguir bromeando con él, me sentía excitada de este juego perverso:
—Así será … eso espero … y cuanto antes mejor … ya que todos tiene uno de esos …
Dije esto último con un cierto énfasis que hizo alzar las cejas a mi tío, además que me sorprendió mirando a la protuberancia que se estaba formado en su pantalón, sentía mi panocha despertarse y humedecerse como cuando me la toco, me estaba calentando solo a pensar en esa especie de abultamiento que él comenzó a sobajear, no pude resistirme y hacérselo notar:
—¡El que tienes tú al parecer está creciendo! … ¿Es eso una erección? …
Lo dije inocentemente mientras comenzaba a chupar mi dedo pulgar.
—¡Así es! … ¡Está creciendo! … ¡Se está poniendo durito! …
—¡Sí! … eso es por la sangre que circula en tus vasos sanguíneos … ¿Sabes? …
—¡Por supuesto que lo sé! … ¡Pero también es por ti! …
—¡Guau! … ¡Genial! … ¿Me dejarías verlo? … ¡Ya que nunca he visto uno! … ¡Digo! …
Me arrepentí inmediatamente de haber dicho lo que dije, pero mi curiosidad y excitación podían más:
—¿Deveras quieres verlo? … ¿Estas segura? …
Lo miré fijamente y susurré a baja voz, quizás esperando que no me escuchara:
—¡OK! … Sí, quiero verlo …
Repentinamente mi cabeza era una vorágine de pensamientos, miedos y nervios, él se volvió para mirar a la sala de estar donde estaba mi hermano y luego se volvió a mi con una amplia sonrisa, mi ojos estaban fijos en la figura en relieve que se dibujaba en sus pantalones, se notaba grande como el pene del Lego:
—¡Cariño, esto tiene que ser nuestro secreto … nadie lo debe saber … pero no lo haremos aquí, vamos a la cochera … espérame ahí, enseguida vengo! …
Yo también fui a mirar a mi hermano que todavía continuaba pegado a la consola, cuando me di vuelta mi tío ya no estaba, me puse nerviosa, por un momento titubeé, pero la humedad de mis bragas me empujaba a ir a la cochera, le di una ultima mirada a mi hermano y me fui sigilosamente hacia la cochera, papá y mamá no volverían hasta un par de horas más y no había nadie más en la casa.

Entre a la cochera, estaba bastante obscura, de pronto se encendió una luz cerca del mesón donde mi padre guarda las herramientas, mi tío estaba sentado en una silla giratoria, ya no se notaba ninguna protuberancia en sus pantalones, me sentí un poco defraudada:
—¿Cerraste bien la puerta? …
—¡Sí! … incluso puse el pestillo …
—¡Oh! … ¡Qué bien! … ¿Aún quieres verlo? …
Junté de reflejo mis muslos, y me llevé mi puño a la boca para morder mi dedo índice, estaba tan nerviosa que no me salieron las palabras, solo asentí con mi cabeza, por un momento dudé de que lo hiciera, ya no tenía la erección:
—¡Sabes, mi amor que esto no está bien! …
—¡Lo sé! … ¡Pero de todos modos me gustaría mucho verlo! …
—¡Entonces! … ¿Estás decidida? … ¿Qué tal si llegan tus padres? …
—¡Ay!, tío … tú sabes que no regresaran antes de dos o tres horas … yo solo quiero verlo … aunque sea una sola vez … nunca he visto uno … lo quiero ver de cerquita …
—Bueno … ¿Qué es exactamente lo que quieres ver? …
—¡Tú pene! … ¡Tú dijiste tener uno! … ¿No? …
Mi tío reía un poco nervioso, yo no despegaba mi vista de su entrepierna, no quería perderme de nada, ante todo quería saber donde se había ido ese bulto majestuoso que tenía un par de minutos atrás:
—¡Entonces! … ¡Quieres que te lo muestre! … Es eso lo que quieres ¿Verdad? …
—¡Sí, tío! … por favor muéstrame tú pene … ya estamos aquí solos tú y yo … ¡Yo lo haría por ti si me lo pidieras! …
—¿Estas segura? … ¿Qué es lo qué harías por mí? …
—¡Sí, tío! … por favor … yo … yo podría mostrarte algo de mí …
Me miró a los ojos, luego movió sus manos sobre la cremallera de sus jeans, agarró el cierre y comenzó a bajarlo lentamente, yo sentía su mirada fija en mí, mis ojos estaban fijos en su entrepierna, después de un rato enervante, aferró su cinturón y comenzó a abrir la hebilla, desabrochó el botón y tiro sus jeans un poco para abajo, tenía unos boxers a cuadritos escoceses, todavía no lograba ver nada, estaba apretando mis puños y mi lengua humedeció mis labios secos, él metió su mano en sus calzoncillos y agarró algo que comenzó a masajear a escondidas de mi vista, casi quería gritarle que lo tirara fuera, todavía no veía nada.

Repentinamente bajó más sus boxers y una masa de carne semi flácida, salió tirada por su mano, era dócil y flexible, apartó su mano y lo dejo ahí a mis ojos, a simple vista era casi como el pene Lego de la escuela, pero no estaba del todo erecto:
—¿Por qué está, así como flojito, tío? …
Volvió a meter su mano dentro de sus boxers y tiro fuera sus pelotas, velludas y esponjosas, su pene ahora parecía más largo y grueso, tenía una cabezota que se llama glande, bulbosa como un hongo y de color purpura, me mordí mi labio inferior y se me escapo un gemido, casi se me fue el aliento:
—¡Es maravilloso, tío! … ¡Realmente hermoso! … ¡Pero no está durito! … ¿Por qué? …
—¡Por qué le falta excitación … se hace mucho más grande cuando se excita! …
—¿Y qué hay que hacer para que se excite, tío? …
—Bueno … ¡Podrías mostrarme algo de ti! …
—¿Sí me levanto la falda, eso podría excitarlo, tío? …
—¡No es necesario que lo hagas, cariño! … ¡Querías verlo! … ¡Ya lo has visto! …
Pensé que mi tío se sentía cohibido por algo, no parecía un hombre tímido, yo lo quería ver de verdad excitado con toda su longitud y quería sentirlo en mis manos:
—¡Pero tío, si ya estamos aquí! … ¿Por qué no me lo muestras cuando está durito? … ¡Yo podría ayudarte si tú me dices cómo! …
Se quedó callado casi un minuto, pensé que lo estaba forzando demasiado, quizás esto sería todo por ahora y en alguna otra oportunidad, él me mostraría su pene enhiesto y gallardo, casi sin darme cuenta me había subido la falda a medio muslo y mi tío miraba mis piernas, además, su pene se había enderezado y apuntaba más arriba, entonces no hice otra cosa que subir aún más mi falda hasta el borde de mis bragas blancas, sus ojos se fijaron en mi entrepierna y su mano comenzó a masajear su pene.

Me desabroché mi blusa toda entera y subí mi sostén hacia arriba dejando libre mis tetas duras y firmes, mi tío comenzó a sobajear su pene con más fuerza y velocidad, entonces me bajé mis bragas hasta la mitad del muslo, mi tío tenía los ojos brillosos que casi se le salían de sus orbitas, jadeaba como en una pentatlón, luego algo líquido comenzó a salir de su pene, me sorprendió tanto que me asusté, quizás hice algo erróneo, me subí mis bragas, ajuste mi blusa sin cuidarme de mi sujetador y salí corriendo de la cochera, mi tío jadeaba plegado hacia adelante como si estuviera herido.

Subí de carrera a mi cuarto y cerré con llave, mi panocha había empapado mis bragas, casi como si me hubiese orinado en ellas, me las quité y mis labios vaginales estaban inflamados y enrojecidos, tenía un gran deseo de tocarme, me desnudé sobre mi cama y acostada boca abajo me metí un dedito sobre mi clítoris hasta convulsionar en un orgasmo espeluznante que me dejo sin respiración, entonces entendí que a mi tío debía haberle sucedido algo similar, quizás es así como los hombres se corren.

Al día siguiente en la escuela no podía dejar de pensar al pene de mi tío, a ese líquido que salió volando desde su pene, ¿habré sido yo la causa de esa excitación que sintió mi tío? Tenía que averiguarlo, tenía que preguntárselo, quizás logre que me lo muestre otra vez, me pareció fantástico, nunca había visto nada parecido ni que me produjera tanta sensibilidad, es toda la mañana que mi senos me arden y pican.
—¡Hola, tío! …
Lo saludé apenas entré a la sala de estar, me contestó levantando una mano y con una sonrisa mientras miraba la Tv, lo que quiere decir que no está enojado conmigo, me alegré muchísimo, quizás más tarde … Me fui a la cocina a tomarme un refresco, mientras abría el frigo mi tío llegó detrás de mí silenciosamente:
—¡Que tal cariño! … ¿Cómo anduvo el colegio hoy? …
—¡Oh, tío! … nada inusual, todo normal … pero ayer fue un completo placer ¿No? …
—¿Te gustó? … ¿Y por qué corriste? …
—¡Por qué me asusté … nunca había visto a un hombre correrse! … ¡Soy chica! … ¡Soy virgen! … ¡Tantas cosas no las sé! …
—¡Bueno debes saber que eres muy hermosa! … ¡No es difícil correrse viendo toda la belleza que hay en ti! …
—¿Deveras crees que soy hermosa, tío? …
—¡Por supuesto que eres hermosa … eres muy guapa y bien parecida! … ¡Además, tu figura se está transformando de niña a mujer … eso es realmente hermoso! …
—¡Gracias, tío! … ¡Pero tú no me dijiste que te ibas a correr! …
—¡Por qué eso no se planea … solamente sucede cuando uno está con una mujer tan hermosa! …
—¡Marco no está en la casa, estamos solos tu y yo, mis padres regresaran esta tarde, yo voy a mi cuarto a cambiarme, voy a dejar la puerta entreabierta y no voy a mirar si tú estás o no estás allí! …
Di media vuelta y subí las escaleras hacia mi cuarto, su mirada era inescrutable, no sabía si me había entendido o no, mi chocho estaba hormigueando en anticipación, me di vueltas en mi cuarto y me pareció ver una sombra en mi puerta, comencé a preguntarme que cosa es la que muestra una mujer hermosa, él me había dicho que yo lo era y yo quería hacerle ver las cosas que a él le gustan, sentí un crujido fuera de mi puerta, ¿Será él? De pronto me di cuenta de que no me había ni siquiera comenzado a desvestir.

Me puse a los pies de mi cama, de espalda a la puerta y comencé a desabotonar mi blusa, me la quité y la lance sobre la butaca de mi escritorio, metí mis manos hacia atrás y aflojé mi sujetador, mis senos cimbraron un poco y luego permanecieron duros y firmes, miré de reojo a la puerta y vislumbré una figura, debe ser él, pensé. Me gire hacia la puerta y desabroche mi falda plisada, abrí la cremallera y la hice descender a mis rodillas, luego levante mis piernas una a la vez y me la quité.

¿Qué más querría él ver de mí?, estaba solo con mis bragas y calcetas del colegio, ¿Querría él verme totalmente desnuda?, ¿quizás si me pusiera sobre la cama y terminara de desvestirme ahí?, ¿le gustaría verme masturbándome?, ¡Uy, que vergüenza!, ¡Uy, que difícil! Decidí por sentarme al borde de la cama y desvestirme completamente, luego me abrí mis labios vaginales dándole una amplia vista de mi conchita enfebrecida, acaricié mis pezones y masajeé un poco mis senos, fue entonces que él abrió la puerta violentamente y lanzo enormes chorros de semen al aire, luego sin decir palabra se fue al baño.

Físicamente mi cuerpo se estremeció al ver esa copiosa lluvia de esperma, me estiré en mi cama gimiendo y arqueando mi espalda, fue una intensa sensación que me hizo abrir mis piernas y follar mi coño con desesperación, mi tío se había corrido una vez más solo mirándome, yo estaba temblando por dentro, mi cuerpo se estremecía de un modo inexplicable e inenarrable, no podía describir la emoción y excitación que estaba sintiendo, me hubiera gustado ver esos ojos brillosos, esa cara desencajada por la lujuria y el placer, sin darme cuenta mis dedos entraban y salían de mi concha a velocidad warp, me corrí con un orgasmo sideral, me revolqué en la cama loca de lascivia.
—¡Cariño! … ¡Quiero saber si quieres un café … o un jugo de frutas! …
—¡Espera un momento que termino de cambiarme! …
—¡Entonces, te espero abajo, tesoro! …
Mi tío había entrado a mi dormitorio y me miraba desnuda sobre mi cama, hizo ademán de irse, pero yo no quería que se fuera, tal vez pensaba que yo le estaba diciendo que se fuera, pero no, yo quería que me mirara:
—¡Tío! …
—¡Sí, cariño! …
—¡Urgh! … ¡Emh! … ¡Quisiera saber si me ayudarías a cambiarme! … ¡Para estar bonita, me puedes ayudar y decirme que debo ponerme! …
—¡Bueno! … ¡Sí es eso lo que quieres! …
—¡Mira! … ¡Tengo todas estas prendas y no sé decidir cual colocarme! …
Abrí mi ropero y comencé a sacar unos vestidos, faldas, blusas, remeras, bragas pequeñas y normales para el colegio, calcetines y calcetas a la rodilla, algunos sostenes, mi tío miraba las vestimentas y luego me miraba a mí directamente que estaba desnuda delante a él, me sentía muy excitada y me fijé en su entrepierna para detectar alguna incipiente erección, pero no vi nada, entonces le dije:
—¡Tío, voy a ducharme … cuando vuelva me vestiré con lo que tú hayas elegido para mí! …
Me acerqué a él, le di un beso en la mejilla, luego me fui caminando hacia el baño, me siguió con la vista pegada a mis redondos glúteos hasta que entré al cuarto de baño.

Cuando volví mi tío había elegido solo tres prendas, unas bragas pequeñas, una falda corta y una remera ajustada, me dijo que, con el calor circundante, al menos con esas estaría fresca y le encontré toda la razón, me paseé delante del espejo y él me miraba sin perderme de vista, mi vagina tiene poco o nada de vellos púbicos y eso a él le llamaba tremendamente la atención, le pedí que se arrodillara y me acerqué a mostrarle mi chocho lampiño, volvió a aparecer en sus jeans una notoria hinchazón, me quedé delante de él para dejarlo disfrutar de la vista.

Tomé mis pequeñas bragas y le pedí me ayudara a colocármelas, apoyé mi pie en su rodilla y lo deje que deslizara mis bragas por mi pierna, luego levanté la otra pierna para enfilarla en mis bragas, me tiro los pequeños calzones hacia arriba y me los acomodó para que cubrieran parcialmente mis nalgas y no se metieran entre mis labios vaginales, la faldita fue menos complicado y deslizo la remera por mi cabeza, mi torso y sobre mi pequeñas tetas, luego se alejó un par de metros a mirarme:
—¡Estás realmente preciosa, cariño! …
—¿Te gusta, tío? …
—¡Sí! … ¡Te ves muy bien y te sentirás más fresca! … Ahora voy a preparar un cafecito para dos, te espero abajo …
—¡Gracias, tío! …
Había logrado ver el pene de mi tío y ahora le había permitido de que me espiara y me viera desnuda, al parecer lo disfrutó, en ningún momento me hizo sentir mal, terminé de vestirme con calzas y unas zapatillas muy livianas, luego corrí escaleras abajo.
—¡Sabes, cariño … estuviste fantástica! …
—¿Te gustó lo que viste, tío? …
—¡Uuff! … ¡Hacía mucho tiempo que no veía algo tan bello! … ¡Recuérdate que es nuestro secreto! …
—¡Lo sé! … ¡Esto es solo para nosotros! …

El fin de semana con mis padres y mi hermano alrededor no podíamos hacer nada, o por lo menos eso es lo que yo estaba pensando, pero el sábado papá nos avisó que saldrían con mamá a comer afuera, casi nunca lo hacen, pero mi tío y yo nos miramos, él me guiño un ojo y yo le sonreí. Mis padres nos saludaron y se fueron casi a las ocho, Marco enseguida se apoderó de la Tv, conectó su consola y se puso a jugar, yo le hice algunas señas a mi tío y corrí escaleras arriba.

Dos minutos después escuche mi puerta que se abría era él, no pude evitar de echarle los brazos al cuello y besarlo en la mejilla, él se echó un poco para atrás, tomó mi rostro y deposito un beso en mis labios, yo no estaba acostumbrada a besar en la boca, así que también me eché para atrás, me quedó mirando un poco sorprendido:
—¿Te sucede algo, cariño? …
—¡Nada! … ¡Solo que no sé besar! …
Me sonrió y comenzó a acariciar mis cabellos, me tomó por la cintura y me atrajo hacia él, sentí mis senos presionados contra su pecho:
—¡Relájate, cariño y déjate llevar! …
Diciendo esto, se inclinó y me volvió a besar, luego su lengua empujo mis dientes y se metió dentro de mi boca, se sentía bien, en un principio pensé que besar era algo un poco asqueroso, pero ahora había cambiado completamente de parecer, sentía maripositas en mi vientre y un hormigueo en mi chocho, mis piernas se debilitaron y mis rodillas temblaron:
—¡Oh, tío! …
—¡Sí, cariño … está bien! …
—¡Tío, me siento extraña! … ¡Nunca me había sentido así! …
Mi tío puso una mano sobre mis pechos y yo sentí como un golpe eléctrico, ya no me gustaba solamente que me mirara, sino también que me tocara, se agachó y volvió a besarme, esta vez abrí mi boca y acepté su beso estrechándome a él, su mano masajeaba suavemente mi seno, mi pezón se había endurecido como nunca y parecía haber crecido, empecé a sentir una cierta humedad en mi entrepierna, sus manos me transmitían dicha, tenía los ojos cerrados sintiendo ondas de placer que se esparcían por todo mi cuerpo.

Se agachó un poco más y metió mi pezón en su boca, mí Dios, me estaba haciendo delirar, sus dedos bajaron a mi coñito cerrado y dibujo círculos concéntricos sobre mi clítoris, toda mi pelvis estaba echada hacia adelante, mi tío me empujó hacia atrás, hasta que mis piernas tocaron mi cama, caí hacia atrás, él levantó mi minúscula falda y me beso casi en mi vagina, no sabía que quería hacerme, no pensé que entendiese besar mi conchita, jamás supuse que alguien quisiera besarme en el lugar por donde orino, pero cuando abrió mis piernas y efectivamente comenzó a comerse mi chochito, me estremecí y grite de placer, él me puso una mano en la boca.

Yo sabía jugar conmigo misma, sabía como tocarme y correrme, pero esto me sobrepasaba, mí tío me estaba haciendo enloquecer, después de un primer orgasmo demencial, me recordé del pene de mi tío, a tirones baje sus pantalones y le quité sus boxers, él me había besado por todos lados, no me lo creerán, pero metió su lengua hasta en mi culito, cosa que me gusto mucho, sobre todo cuando uno de sus dedos penetró mi virginal ano.

Mi mente giraba en torno a las caricias y goces que me estaba dando mí tío, pero yo quería retribuirle del mismo modo, como su sobrina predilecta me sentía en la obligación de hacerle gozar en forma completa, un golpe de lujuria recorrió mi cuerpo cuando sus dedos penetraron mi vagina, nadie hasta ahora había tocado mi almejita ni menos penetrada, estaba deslizando sus dedos lentamente, sin profundizar, me exploraba y ya se había dado cuenta de que mi himen le impediría meter esos dedos más adentro.

Mi mano había aferrado su pene aterciopelado, estaba durísimo, pero su piel era suave y caliente, él tomó mi mano y comenzó a moverla de arriba abajo, comprendí que ese era el modo como quería ser tocado, así que comencé a mover mi mano, así como él me enseñaba:
—¡Uuuuhhhh! … ¡Que rico se siente tú mano en mi polla! …
—¡Sí, tío! … ¿Te gusta? …
—¡Es maravilloso! … ¡Tienes manos benditas! …
Yo estaba al séptimo cielo sintiendo ese trozo de carne vivo que pulsaba y recalentaba mi mano, mis dedos comenzaron a sentir algo húmedo y me fije que del glande de su pene salían unas gotitas, por no se que razón se me hizo la boca agua y comencé a tragar saliva y pasar la lengua por mis labios hasta que no pude resistir más:
—Tío … ¿Puedo darle un besito a … bueno … quiero decir … se ve tan rico que lo besaría … te importa si te beso ahí, tío? …
—¡Por favor! … ¡Hazme todo lo que tu quieras! …
Me incliné mirando esa cabezota de cerquita se veía muy grande y apetitosa, brillaba y continuaban a salir gotitas perladas, pensé que no me cabría en la boca, pero un poco apretadito entró más allá de mis labios, cerré mi boca alrededor de esa carne caliente y comencé a pasar mi lengua por ese orificio pequeñito de la parte superior, el sabor era increíble, inmediatamente me gustó, lo envolví con mi mano y dedos, con mi lengua lamí sus costados como si fuera un helado, mi otra mano se adueño de sus cojones, eran de proporciones y se notaban llenitos de semen, quizás era eso lo que escapaba por la punta de su pene, probablemente estaba saboreando el semen de mi tío.

Me parecía que su pene había crecido más y se había puesto más duro y caliente, mi tío gemía teniendo mi cabeza pegada a su pene, me puse en cuclillas y frente a ese portento que se elevaba hacia el cielo, me impresiono la cabezota morada que me andaba de la barbilla y hasta más arriba de mi frente, era larguísimo, tenía mis dos manos en torno a el y sobraban varios centímetros que me podía meter en boca, mi coño estaba mojado como nunca, mi tío me tomo hacía su rostro y me besó intensamente, miré sus ojos vidriosos mientras él miraba los míos.
—¿Te gustó, tío? … ¿Lo hice bien? … ¿Quieres que siga haciéndolo? …
—¡Hazlo, cariño! … ¡Solo cúbrete tus dientes … hazlo solo con tus labios y lengua! …
Me coloqué entre sus piernas, mientras me inclinaba a engullir su pene lo miraba a los ojos, estos me parecían implorar, parecían decirme que lo hiciera y mirándolo intensamente me tragué su pene, cerré mis ojos y se lo comencé a mamar intensa y vigorosamente, a ratos me dolían mis mandíbulas y a ratos hacía arcadas, luego se formo una espesa baba que me tragaba como si fuera maná caído del cielo, es indescriptible lo sabroso que era y lo bien que me hacía sentir, también mi coño estaba generando bastante fluidos, mi tío se percato de ello y poco a poco me fue girando hasta tener mi vagina sobre su boca, me paralicé cuando su lengua barrió mi coño y mi clítoris inflamado, emití una serie de gemidos guturales y abrí más mis rodillas, él me tomó de mis caderas y enterró su boca en mi chocho en un beso lascivo, su lengua escarbaba dentro de mi vagina y la sensación a ratos me hacía arquear mi espalda y chillar de goce, jamás había sentido tanta calentura.

Los gemidos de mi tío también eran intensos, él movía su pelvis y a veces su glande obstruía mi garganta casi ahogándome, pero me quedaba su magnífico sabor, los movimientos de él se incrementaron y llego el punto que dejo de lamer mi vagina, sus piernas se pusieron tiesas y esos chorros que le salían cuando él se masturbaba mirándome, comenzaron a salir inundando mi boca, traté de beberlo todo, pero no pude algo escurrió por mis dedos y barbilla, mi tío boqueaba en busca de aire, sus fuertes jadeos me impresionaron, me levanté y recosté a su lado, él me estrechó y me beso como agradeciendo lo que había hecho por él.

Después de un minuto, me soltó y comenzó a descender besando mis senos y deteniéndose a succionar mis pezones, luego se fue siempre más abajo hasta que su lengua pasó entre los labios de mi vagina, me hizo estremecer, suavemente abrió mis piernas y comenzó a pasar su lengua de arriba debajo de mi rajita, lo hizo una y otra vez, mi cabeza era un torbellino y mis manos atraparon sus cabellos para tirar su cabeza más adentro de mi chocho, después de un momento indefinido comencé como a saltar cada vez que su lengua tocaba mi clítoris, hasta que exploté en una nebulosa de sensaciones que me tenían en agonía, pensé que mi corazón se detendría de un momento a otro, no se en que momento mis piernas habían envuelto su entera cabeza, él se calmó y yo comencé a recuperar mi aliento, se recostó a mi lado acariciando mis senos.
—¡Que maravilla de mujer que eres! … ¡Estuvo formidable, cariño! …
Me estiré perezosamente levantando mis brazos, él me estrechó agarrando mis caderas y yo sentí la dureza de su pene contra mi muslo, por primera vez me di vuelta y me subí sobre él, abrazándolo y besándolo apasionadamente, su miembro enhiesto estaba entre mis piernas, apreté mis muslos para sentirlo más rico, él acariciaba mis cabellos y luego sus manos descendían por mi espalda hasta alcanzar mis glúteos, sus dedos exploraron mi boquete anal haciéndome temblar y temer por la incolumidad de mi ano que se contraía ante esos dedos intrusos.

Desde esa posición el estiraba mis nalgas abriendo mi vagina, sus dedos alcanzaron mi encharcado coño.
—¡Pero por Dios … como estas mojada, cariño! …
—¡Tío … quiero hacerlo contigo! …
—¿Qué quieres hacer, cariño? …
—¡Quiero que me cojas, tío! … ¡Quiero hacer el amor contigo! …
—Pero … ¿Lo has hecho ya alguna vez? …
—¡No, tío! … ¡Nunca lo he hecho! … ¡Esta es la primera vez! … ¡Me gusta estar contigo, tío! …
—¿No tienes miedo? …
—¡Sí … un poco! … ¡Pero no tengo miedo de ti! … ¡Sé que me puede doler mucho! …
—¡Oh, cariño! … ¡No tienes nada que temer! … ¡Seré tan gentil como sea posible! …
Me recostó, comenzó a besarme, a succionar mis senos y pezones, sus dedos estimulaban mi clítoris, pronto me tuvo jadeando y restregándome contra él, los hormigueos en mi chocho eran insoportables, además, un enjambre de mariposas revoloteaba sobre y dentro de mi vientre, con mis ojos cerrados veía rayos, luces y estrellas centelleantes, creí enloquecer, me corrí con sus caricias:
—¿Estás lista? … ¿De verdad lo quieres? …
—¡Sí, tío! … ¡Lo quiero aquí y ahora! …
Abrí mis ojos y asentí afirmativamente mientras temblaba todavía placenteramente, lentamente envolvió su pene en un condón y comenzó a besar los hinchados labios de mi vulva, yo deseaba ardorosamente que me penetrara:
—¿Ahora sí? … ¿Lo hacemos? …
—¡Oh, sí! … ¡Hazme mujer … hazme tuya! …
Mi tío empujo dentro de mí, hubo un instante que su pene no entró más, pero luego grite cuando algo se rompió dentro de mí, lo aprete contra mis senos y él se detuvo:
—¿Te duele? … ¿Seguimos? …
Mi tío se inmovilizó en espera de que me acostumbrara a su pene, mi vulva se contraía y temblaba, sentí un tibio líquido escurriendo fuera de mi chocho, no quise pensar más, lo quería con todas mis fuerzas:
—¡Sí, tío! … ¡Sigue, por favor! …
Volvió a empujar dentro de mí, me quejé y me apreté a él, mantuvo su peso sobre mí, permitiendo que su pene descendiera profundo dentro de mi concha, sentí cada centímetro de su ariete ensanchando mis pliegues vaginales, mordí su hombro inconscientemente, cuando sintió que su miembro tocaba fondo dentro de mí, comenzó a sacarlo paulatinamente, con dulzura, sin prisa, gemí y lo abracé con pasión, sus labios regresaron sobre mi boca, entonces sus movimientos se fueron intensificando, tenía mi chochito delicado, me ardía, pero él goce era increíble, jamás pensé que un coito pudiese ser tan placentero, enterré mis uñas en su espalda y chillé fuerte cuando hizo que me corriera, mi cabeza iba de lado a lado, no lograba ver con mis ojos, estaba todo desenfocado y nebuloso, gruñí como una bestia cerca de sus oídos.

El dolor había desaparecido, mi coño ahora era de mujer y aceptaba este pene masculino magnifico que empujaba con fuerza dentro de mi:
—¡Cógeme, tío! … ¡Cógeme con fuerza! … ¡Te siento dentro de mí, tío! … ¡No me duele y se siente rico, tío! …
Él comenzó a moverse enérgicamente embistiéndome con fuertes golpes, volví a arañarlo mientras me corría una vez más, estaba gritando y temblando, mi tío me agarró por los hombros y me enterró su pene con fuerza una y otra vez, lo sentí gruñir y estremecerse cuando su semen a borbotones se vertió dentro del condón, me abrazaba y besaba sin descanso, yo lo abracé como atesorando ese esfuerzo y diciéndole cuanto me había gustado haber perdido mi virginidad con él, en realidad no había perdido nada, solo cambio mi status de niña a mujer, ahora era una mujer plena que gozaba del sexo, no habían fuertes sentimientos sentimentales, solo el afecto de parentesco, él me quería y yo también a él, pero no había nada más. Seguramente disfrutaríamos nuevamente de estos encuentros gratificantes, pero no nos veíamos obligados a hacerlo, nos impulsaba solo un deseo reciproco y debíamos cuidar el secreto de esta relación incestuosa.

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Si te ha gustado Nunca he visto uno, tío. ( CON fotos) vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 19:43) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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