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PEQUEÑA DIVA, GRAN PUTILLA (I)

Relato enviado por : Anonymous el 13/08/2007. Lecturas: 19751

etiquetas relato PEQUEÑA DIVA, GRAN PUTILLA (I) .
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Resumen
De cómo una niña prodigio de la canción se prepara para un concurso musical en el que vale todo para ganarlo.


Relato
Maribel estaba ilusionadísima con su participación en el concurso de jóvenes talentos que para chicos y chicas de doce a catorce años organizaba la televisión local. Para este certamen su padre había compuesto la sugerente y pegadiza canción titulada "Abajo la sencillez", que había llegado a la fase final. Su madre, una hermosa pero frustrada cantante de 31 años llamada Sandra, le había preparado con todo esmero un bonito y sensual vestuario, a base de una blusita transparente y una falda corta que al mínimo movimiento permitía ver sus braguitas blancas de encajes. Con estos elementos, unidos a la delicada belleza de la niña (proporcionada, con unos incipientes pechos, una carita de ángel y largo cabello rubio) era prácticamente imposible no alzarse con el título de campeona local.

Para el evento mamá se había aplicado a fondo. La pequeña Barbie en que se había convertido la nena lucía un llamativo contorno de ojos y unas largas pestañas postizas, que hacían destacar aún más su lindo iris azul, sus labios con fuerte carmín rojo, y aquel espeso colorete para resaltar sus mejillas ante la cámara de TV.
- Parece una muñequita de porcelana - decían unos.
- Parece un putón verbenero - decían otros.

El caso es que Maribel y su canción gustaron al jurado y la nena se proclamó vencedora de la primera fase de "Ha nacido una estrella", y desde aquel día el reiterativo estribillo de "Abajo la sencillez" estaba en boca de todos:

"Abajo la sencillez
quiero salir a la calle
porque me gusta presumir
de mi pecho y de mi talle
en medio de tanta ordinariez"

No tardó en subírsele la fama a la cabeza a Maribel y su familia al sentirse centro de atención de sus convecinos, de las revistas rosas y de los programas ligeros de las televisiones, de manera de que la propia nena trataba con despotismo y soberbia a sus amigos de siempre y a sus compañeros de colegio. En una ocasión a su mejor amiga la despachó con la despectiva frase de "Dirígete a mí sólo para pedirme un autógrafo". Con el dinero ganado en el concurso cambió su vestuario habitual por modelos de marca, no jugaba con nadie para no estropear su valiosa ropa y no aceptaba invitación alguna para fiestas o cumpleaños de sus colegas de clase. No era de extrañar que el odio y el rechazo fuese creciendo paulatinamente entre sus compañeros de colegio ...

Una tarde, tras la clase de gimnasia, los chicos alentados por las niñas, acordaron darle un pequeño susto. Como Maribel era siempre la última en abandonar las duchas porque tardaba una barbaridad en recomponerse para estar siempre impecable, había quedado sola en el vestuario femenino. De repente se apagó la luz y la estancia quedó completamente a oscuras. La chica, que aún estaba en bombacha, empezó a gritar histérica. Al cabo de un minuto la luz se encendió y frente a ella aparecieron unos diez chicos de su clase con el rostro cubierto, con el chandal deportivo y los calzoncillos bajados, enarbolando sus tiesas pollas. Alguno en verdad la tenía bastante considerable para su edad, y el más recaliente al verla tan sexy con sus braguitas marcando la rajita , de un par de meneos se corrió delante de ella echándole unas potentes ráfagas de leche sobre su cuerpecito. Tan grande fue la impresión de la nena que se meó encima de ella mientras los gamberros se desternillaban de risa y huían como alma que se lleva el diablo.

Siguieron otras bromas pesadas y, ante la imposibilidad de descubrir a los culpables, los papás de Maribel decidieron sacarla del colegio y centrarse en su preparación para la fase final del concurso "Ha nacido una estrella", que se celebraría dentro de un mes en la capital del país. La televisión local, interesada en que su representante ganase el campeonato nacional, contrató al mejor director de escena y a un magnífico elenco de bailarines que acompañarían la actuación de la chica.

La mamá estaba presente en todos los ensayos y pronto reparó en la magnífica figura de un bailarín cubano de raza negra, alto, musculoso y de bella presencia. Hubo un momento en que Sandra estaba más pendiente de las evoluciones del joven bailarín que de su propia hija. Debajo de la ajustada malla del negro adivinaba un pollón grande y gordo y eso la excitaba sobremanera y la hacía humedecerse en lo más íntimo, sobre todo cuando comparaba mentalmente aquella verga con la insignificante pirola de su marido. Una tarde, tras los entrenamientos y dejar a Maribel y a su esposo en casa, no lo pensó más y con cualquier pretexto volvió al local de ensayos, buscó el camerino donde se cambiaba el moreno y entró sin llamar dispuesta a que la follara convenientemente. Todavía no se había vestido el cubano por lo que debajo del slip mostraba un paquete considerable que marcaba un cipote descomunal y unos huevos como melones. Sin mediar palabra, Sandra se arrodilló ante él dispuesta a bajarle los calzoncillos y engullir aquel miembro. Pero, ante su sorpresa, el hombre la apartó de un manotazo y le espetó:
- ¿Pero, qué hace señora? ¿Quiere que me despidan de la compañía?
No admitió Sandra la negativa por respuesta y se dispuso a calentar al negro. Se incorporó, sacó su blusa , le mostró sus turgentes y grandes pechos y se los restregó por el tórax. De nuevo el bailarín la rechazó y la empujó hacia la puerta. Despechada como una perra en celo, Sandra empezó a insultarlo histéricamente para terminar con la frase:
- Ya me habían dicho que todos los bailarines son maricones. Pero a mí nadie me desprecia ... ¡Voy a acabar con tu carrera artística, hijo de la gran puta!
Y dando un portazo, se fue de la habitación.

Maribel había tenido una tarde agotadora de ensayos. Cuando llegó a casa, su padre le preparó una cena ligera y la hizo acostarse. Al poco rato, mientras aguardaba la vuelta de Sandra del teatro , el papá oyó un ligero sollozo que salía de la habitación de la nena. Así en penumbra, el padre entró en el dormitorio, se sentó al borde de la cama de la chica y le empezó a hablar tiernamente:
- ¿Pero, qué le pasa a mi princesita?
- Estoy muy nerviosa, papaíto, porque tengo miedo a no ganar el concurso y que todos mis conocidos se burlen de mí - respondió Maribel.
- Tienes que aprender a relajarte, mi amor. ¿Sabes cómo hacerlo? - continuó papá.
- No.
- Pues yo te voy a enseñar - añadió el padre mientras intruducía su mano debajo de la sábana.
El padre llevó sus dedos sobre la rajita que sobresalía del pijama de la nena y empezó a frotarle la conchita superficialmente. Maribel empezó a sentir una placentera sensación y para facilitar la maniobra del padre se bajo el pantaloncito hasta las rodillas. Fue entonces cuando su papá pudo comprobar al tacto que ya un suave vello púbico coronaba la almeja de su hija. Esta abrió ligeramente las piernas y permitió que un dedo ensalivado de su padre le recorriera el chochito de arriba a abajo repetidamente pero deteniéndose en especial en aquel botoncito que sin saber por qué se le había hinchado y era el centro del mayor placer. El papá imprimió ritmo a la paja.
No tardo la niña en tener su primer orgasmo de su vida. El padre notó como los labios vaginales entreabiertos estaban excitados y calientes , empapados de un lligero fluido y la jovencita se arqueaba para sentir más intensamente la presión del dedo y gemía y lloriqueaba de gusto mientras cerraba los ojos y mordía los labios.

- Ya sabes lo que tienes que hacer cuando te sientas tensa o deprimida, mi princesa - le dijo el padre mientras la arropaba .

Salió del dormitorio de su hija al tiempo que Sandra entraba furiosa en la casa. El marido le preguntó qué le ocurría y ella le contestó ( mejor dicho, le mintió) que había vuelto al teatro en busca del director para decirle que el bailarín negro desentonaba por su corpulencia en el grupo de baile y que había que prescindir de él.

(Continuará ...)

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Esto comenzó desde hace 3 años. Yo salgo con una chica que se llama Susan. Ella es bastante bonita (lo digo yo, y lo dicen todos), y valió la pena todo el esfuerzo que hice para conquistarla. Siempre había tenido cierta debilidad por las chicas de colegio privado, por el uniforme, me vuelve loco verlas con pollerita, camisa y corbata. Y cuando comencé a noviar con Susan, ella ya estaba ya en el último año de la secundaria. Ella es rubia, de ojos verdes y alta, un metro setenta. Lo mejor de Susan, y es lo que me enamoro, es la cara de gatita viciosa, con unos labios que ya han hecho un buen labor con su novio. Además, tiene unos pechos que entran perfectamente en mis manos, una cinturita finita y piernas bien torneadas, largas. Y su atributo más deseado por mí, su cola redondita, la cual que todavía no pude hacer que me la entregue, se niega rotundamente al sexo anal.Pasado un año ya de salir con ella, y tener sexo en todas sus variantes menos el sexo anal ya mencionado, Susan salió del colegio y ya no tuve más a mi colegiala en uniforme. Igual, ella se coloca a veces su uniforme que ya le queda chico cuando estamos solos para darme el gusto... un jueguito de novios. Pero después de un año de noviar, comencé a ir a su casa cada vez más seguido, sobretodo estos últimos meses. Sus padres me tienen ya confianza y saben que lo mío con su hija es una relación seria, Pero en estas visitas, cuando cumplía mi rol de novio visitando a su novia, había veces que Susan no estaba, y me quedaba en su casa esperándola. A veces estaba la hermana mayor de Susan, Otilia, una nena de 19 años que está muy buena... o más que buena Es algo hermosa, tiene un cuerpo infernal, con dos tetasas que son enormes)dos sandias
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Comentarios enviados para este relato
lobocalientee (31 de January de 2011 a las 17:42) dice: BUEN RELATO

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:52) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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