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PEQUEÑA DIVA, GRAN PUTILLA (y II)

Relato enviado por : Anonymous el 04/09/2007. Lecturas: 16516

etiquetas relato PEQUEÑA DIVA, GRAN PUTILLA (y II) .
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Resumen
Ante la gran final del concurso juvenil de la canción, todos los sacrificios son pocos para ganarlo.


Relato
El despecho de Sandra al ser rechazada sexualmente por el negro cubano la llevó a hablar al día siguiente con de director del concurso "Ha nacido una estrella". Llegó incluso a amenazarlo con la retirada de su hija del certamen si inmediatamente el bailarín no era excluido del grupo de baile. Ante una situación tan extrema y la inmediatez de la gran final, el director determinó prescindir del moreno alegando motivos artísticos, aunque éste adivinó de inmediato las verdaderas causas de su despido, así que antes de abandonar el elenco decidió enfrentarse a la madre de Maribel y decirle cuatro cosas.

En víspera de la gran final, ya en la capital de la nación a donde se había trasladado todo el equipo de la televisión local que acompañaba a Maribel, el patrocinador del programa y de la nena, invitó a los padres de ésta a una cena en su hotel para hablar de los pormenores de la final, las grandes esperanzas que tenía en la actuación de la chica y, sobre todo, de su futuro como artista de la canción. El sponsor era un rico empresario árabe importador de una famosa marca de aceite para automóviles, de unos cincuenta años, corpulento, tez morena y negros y rizados cabellos negros. Su mirada era enigmática y lasciva. Lo primero que hizo cuando Sandra y su marido llegaron al comedor del hotel fue lanzarle una ardiente mirada al escandaloso escote de la mujer que, conociendo la nacionalidad y la fama del anfitrión, se esmeró en agradarle con un atuendo provocativo. En verdad, Sandra estaba exultante con aquel ceñido vestido, su falda corta y sus tetas a punto de reventar el sostén y dispuesta a llegar a donde fuese necesario con tal de catapultar a la fama a su hijita del alma .

El moro ofreció una suculenta cena a los papás de Maribel y entre copa y copa, Sandra aprovechaba para resaltar las cualidades de su hija y el brillante futuro que le aguardaba si ganaba el concurso. En esas estaba, pues bien sabía que gran parte del éxito del día siguiente estaba en manos del empresario árabe, que con su dinero y sus sobornos, podía hacer ganar a la nena con su canción "Abajo la sencillez", cuando notó que un pie se abría paso en su entrepierna ...

El empresario estaba sentado justamente enfrente de Sandra; su marido, con una copa de más, sólo hacía repetir que la música y letra de la canción la había compuesto él, y que gran parte del éxito también era suyo. El moro le decía que sí a todo pero llegados los postres se descalzó y llevó su pie derecho entre las piernas de Sandra, lo fue subiendo hasta alcanzar las bragas y con el dedo gordo empezó a frotarle la concha. La mujer se sobresaltó un momento pero al ver a su marido algo borracho y diciendo las mismas tonterías, se echó ligeramente hacia delante, se abrió de piernas todo lo que permitía ocultar el mantel, y se dejó hacer. El moro imprimió más ritmo mientras la mujer se recalentaba y sentía el dedo sobre un clítoris excitado e hinchado por el gustito que sentía. Tuvo que llevar la servilleta a la boca para amortiguar un gemido de placer ocasionado por un primer orgasmo. El patrocinador sintió que la humedad de los fluidos vaginales traspasaba las bragas y su propio calcetín y decidió dar un paso hacia adelanteen su lujurioso plan:
- Por qué no vienen a tomar una última copa a mi habitación?
Los padres de Maribel aceptaron y subieron hasta la majestuosa suite que el árabe tenía reservada en el hotel. El empresario continuó:
- Aunque mi religión me prohibe beber alcohol, hoy voy a hacer una excepción y vamos a brindar por una futura estrella de la canción: Maribel.
Y descorchó una botella de champagne de primera marca y le ofreció una copa a sus invitados. Sandra mojó ligeramente con gran sensualidad los labios, mientras su marido se zampaba el vino de un golpe.
- Tome una copa más, amigo, que ya estamos celebrando anticipadamente el triunfo de mañana de su hija - le dijo el árabe mientras le servía otra copa a rebosar.
Sandra y el empresario veían como el hombre entre risotadas y frases incoherentes se bebía casi toda la botella hasta quedarse dormido. Entonces decidieron pasar a la acción. Sandra sabía que se jugaba el futuro artístico de su hija y el propio bienestar económico de ella y de su marido. El moro quería follarla y ella estaba dispuesta al sacrificio que, pensándolo bien, no era tal, pues ella estaba necesitada de una buena verga desde hacía tiempo, y lo que tenía delante prometía. Sería cierto que los árabes tienen una poronga descomunal como había oído decir? Además le daba morbo ver, chupar y sentir dentro una polla circuncidada, con todo el glande al descubierto, sin pellejo ... Sólo de pensarlo se sintió de nuevo mojada.

El moro cogió de la mano a Sandra y la condujo hasta la cama próxima, mientras oía roncar a su marido. Procedió a desnudarla despacio mientras ya debajo de su pantalón una inmensa verga pedía ser liberada. Cuando la mujer estuvo desnuda por completo, el árabe la obligó a arrodillarse y se bajó de golpe el pantalón y el calzoncillo. No pudo Sandra manifestar su asombro al ver aquel cipote enhiesto tal como lo había imaginado, descapullado pero aún más largo y gordo, porque el hombre la obligó a tragárselo hasta los huevos. El moro le imprimió ritmo agarrándola por los cabellos; Sandra notaba el capullo goleándole las amígdalas pero lejos de producirle naúseas le pedía entrecortada cuando podía articular palabra: más, más, más ... Cuando tuvo la prirola bien ensalivada, el moro la tumbó en la cama y se la metió en la almeja de un golpe. Los cojones resonaban chop-chop mientras aquella verga taladraba aquella cueva húmeda y caliente. Sandra creyó enloquecer y empezó a gritar como una posesa mientras el árabe le decía cosas horribles como puta, furcia, zorra cristiana ... Entre tantos gritos desaforados, el marido de Sandra despertó de su sopor.

No podía dar crédito a lo que veía, y aún en su aturdimiento, empezó a empalmarse al ver a su mujer penetrada por aquel gigantón que le bombraba el chocho mientras ella le atenazaba las nalgas y le pedía que la penetrase más fuerte:
- Quiero sentir ese pollón en mis entrañas y tu leche que rieguen mis ovarios, hijo de la gran sultana.
No tardaron en percatarse del marido, que ya se había despojado de su ropa, y se estaba pajeando ante aquella lúbrica escena. Aquello aún excitó todavía más a la pareja de folladores, que aceleraron la jodienda y se corrieron simultaneamente. Cuando el moro sacó su chota del coño de Sandra empezaron a manar abundantes hilos de leche blanca y espesa que se deslizaron por sus piernas. El moro agarró por la cabeza al cornudo y se la metió entre los muslos de su mujer, añadiendo con sorna:
- Lámele el coño a la puta de tu mujer y sorbe la lechada del que va a hacer que tu hija gane el concurso mañana.
El pobre hombre acercó la boca a la chucha mojada de efluvios y empezó a lamerle con la lengua. Sandra se excitó de nuevo, pues había echado de menos que el empresario no le hubiese comido la figa, y empezó a derramar en la boca de su marido toda la leche moruna que aún le había quedado dentro. En esas estaban cuando de pronto el cornudo notó que en el umbral del ano tenía un monumental glande abriéndose paso. Efectivamente, aprovechando la postura del hombre lamiendo el coño de su mujer, el árabe trataba de sodomizarlo, una de las fantasías más recurrentes de todo buen árabe. Y así fue como al poco toda la verga del patrocinador estaba dentro del culo del papá de Maribel. Empezó el bombeo mientras el pobre hombre seguía chupando la concha de Sandra y se hacía un buen pajote. No tardaron en venirse los tres, cada uno a su manera,, todos al grito de "Abajo la sencilleeeeez!"

Llegó el día de la gran final del concurso "Ha nacido una estrella". Todos los jóvenes participantes estaban en sus camerinos, recibiendo los últimos consejosos de managers y familiares, y soñando con ser los vencedores. Maribel estaba supernerviosa. Una hora antes del comienzo de su actuación pidió que la dejaran sola en su camerino para relajarse ... tal como le había enseñado su papá. Cuando salieron todos de la habitación, la muchacha se tumbó sobre la cama y llevó su mano a su conchita. Empezó a masajearse con gran maestría pues después del primer pajote que le había hecho su papá raro era el día que no se hacía un par de deditos. Se sentía tan bien! En esas estaba cuando alguien abrió la puerta ...

- Dónde está la puta de tu madre?
Era el negro cubano, que había sorprendido a la nena masturbándose y gimiendo de placer.
- Qué estás haciendo, cariño? Yo he venido a decirle cuatro cosas a la zorra de tu madre, pero veo que aquí hay cosas más interesantes.
- Siento que te hayan despedido - dijo Maribel incorporándose - Y lo que estoy haciendo son unas técnicas de relajación que me enseñó mi papá.
- Yo sé mejores métodos de relax, mi amor - dijo el moreno - Vuélvete a tender que te lo voy a enseñar.
La muchacha se echó de espaldas sobre la cama, el cubano se acercó y le quitó las braguitas blancas de encajes. Luego dirigió su lengua a la virginal rajita y empezó a lamerle la almeja coloradita con su lengua larga y hábil. La chica sintió todo el placer del mundo cuando aquella larga lengua viscosa y ágil le recorría la cajeta de arriba a abajo ,deteniéndose de manera especial en su clítoris que excitaba con su punta. No tardó en correrse varias veces. Fue entonces cuando el cubano, al verla suficientemente lubricada, decidió introducirle su poronga dentro. Le abrió todo lo que pudo las piernas, se bajó los pantalones y el slip y empezó a masajearle con el capullo desde el ano hasta el clítoris. La chica creyó enloquecer. Fue cuando ella empezó a gritar sí, sí, síiii, cuando el negro entendió que estaba lista para la penetración. Con especial cuidado le fue introduciendo los treinta centímetros de pollón. El placer fue superior al dolor y los orgasmos se sucedieron mientras el muchacho bombeaba hasta los mismos cojones. No tardó en correrse en bailarín, que depositó toda su leche en las entrañas de Maribel. Aún estaban abrazados disfrutando del relax postcoital cuando alguien golpeó en la puerta diciendo:
- Maribel, a escena!

En medio de grandes aplausos Maribel subió al escenario. Tenía dificultad para moverse pues sentía un gran dolor en la entrepierna. La penetración del cubano había dido tremenda: tenía la vagina lacerada por el grosor del pene y además tenía un tremendo dolor en lo más profundo de sí.

- Qué le pasa a nuestra nena? - preguntó al oido de Sandra el padre, ambos sentados entre el público.
- Seguramente son los nervios, pero se le pasarán cuando empiece a cantar - contestó la mamá.
La orquesta comenzó con la melodía de "Abajo la sencillez" y Maribel intentó ponerse a bailar como era habitual, pero las piernas no le respondían. Entonces se acercó a duras penas al micrófono y empezó a cantar:
Abajo la sencillez
quiero salir a la calle
porque me gusta presumir
de mi pecho y de mi talle
en medio de tanta ordinariez.

- Muévete, baila, baila, baila ... !- gritaban los padres desgallitándose desde las gradas. Pero la nena no se movía, a duras penas cantaba la canción llamada a encumbrarla a la fama. Los padres abandonaron sus asientos y se situaron al pie del escenario gritándole: "Baila, baila, cabrona, mala hija, que nos arruinas" Pero Maribel estaba pegada al suelo como una estaca. Fue entonces cuando los papás pudieron comprobar que de entre los muslos de la chica, deslizándose por sus piernas, fluía un abundante líquido lechoso y pegajoso que salía de entre sus braguitas blancas de encajes.

Camino del aeropuerto, desde la radio del taxi el cubano iba escuchando las últimas noticias:
- Se ha proclamado vencedor del concurso "Ha nacido una estrella" el niño Rubén Alcaraz con la canción "Mi mamá me ama". La gran decepción fue la aspirante Maribel, que tuvo una pésima actuación y quedó en última posición. Sus papás, con un ataque de nervios, han sido internados en el hospital central, mientras la chica ha manifestado que, pese a perder el concurso, para ella ha sido una noche inolvidable.




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Esto comenzó desde hace 3 años. Yo salgo con una chica que se llama Susan. Ella es bastante bonita (lo digo yo, y lo dicen todos), y valió la pena todo el esfuerzo que hice para conquistarla. Siempre había tenido cierta debilidad por las chicas de colegio privado, por el uniforme, me vuelve loco verlas con pollerita, camisa y corbata. Y cuando comencé a noviar con Susan, ella ya estaba ya en el último año de la secundaria. Ella es rubia, de ojos verdes y alta, un metro setenta. Lo mejor de Susan, y es lo que me enamoro, es la cara de gatita viciosa, con unos labios que ya han hecho un buen labor con su novio. Además, tiene unos pechos que entran perfectamente en mis manos, una cinturita finita y piernas bien torneadas, largas. Y su atributo más deseado por mí, su cola redondita, la cual que todavía no pude hacer que me la entregue, se niega rotundamente al sexo anal.Pasado un año ya de salir con ella, y tener sexo en todas sus variantes menos el sexo anal ya mencionado, Susan salió del colegio y ya no tuve más a mi colegiala en uniforme. Igual, ella se coloca a veces su uniforme que ya le queda chico cuando estamos solos para darme el gusto... un jueguito de novios. Pero después de un año de noviar, comencé a ir a su casa cada vez más seguido, sobretodo estos últimos meses. Sus padres me tienen ya confianza y saben que lo mío con su hija es una relación seria, Pero en estas visitas, cuando cumplía mi rol de novio visitando a su novia, había veces que Susan no estaba, y me quedaba en su casa esperándola. A veces estaba la hermana mayor de Susan, Otilia, una nena de 19 años que está muy buena... o más que buena Es algo hermosa, tiene un cuerpo infernal, con dos tetasas que son enormes)dos sandias
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Comentarios enviados para este relato
lobocalientee (31 de January de 2011 a las 17:46) dice: BUEN RELATO ECRIBE MAS DE JOVENCITAS Y UN POCO MAS DETALLADOS


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