Ernesto mi esposo, es del tipo de persona que son el alma de la fiesta, que se desvive por sus amigos, sin importarles las consecuencias. Hace pocas semanas, lo invitaron a un campin, al que yo no iba a ir. Pero no se qué sucedió que a última hora, Ernesto me dijo que me cambiase de ropa, para que lo acompañase al campin, yo que andaba en pantalones, y blusa. Por recomendación del mismo Ernesto, me puse un ajustado mini vestido negro, que según mi marido lo volvía loco a él y a todos sus amigos, comentario que en medio de todo me agradó escuchar. Ya comenzaba anochecer, cuando llegamos a ese apartado lugar. Para mi mayor sorpresa, resultó que yo era la única mujer por todo eso.
Y aunque se lo mencioné a mi esposo, a él no le pareció que fuera nada de especial. Así que desde que llegamos, Ernesto, y sus amigos, se dedicaron a beber, mientras que yo me aburría, como una ostra, sin bajarme del auto. Ya hasta me estaba dando algo de sueño, cuando mi esposo tocando el cristal de la ventana de nuestro auto, me pidió que me uniera a ellos.
Apenas había puesto un pie fuera del auto, cuando ya aparte de que mi esposo me dio un fuerte trago, sentí que sus amigos, no dejaban de mirarme. Al principio me sentía algo incomoda, por la manera en que la gran mayoría de ellos me observaba. Pero al rato de estar bebiendo con todos ellos, como que ya el que me vieran con ganas de acostarse conmigo, no me molestó en lo más mínimo.
Yo seguí bebe que bebe, escuchando cuentos, y chistes picantes, y de doble sentido. Hasta que en una de esas sentí una mano sobre mis nalgas. Yo algo aterrada, con la vista busqué a Ernesto, y mi sorpresa fue que estaba prácticamente frente a mí, viendo como uno de sus amigos, de manera descarada, me agarraba el culo, por encima y hasta por debajo del vestido. Yo me las arreglé para zafarme, y de inmediato mostrándome algo indignada, me dirigí donde mi esposo. Fue cuando le dije lo que estaba sucediendo, y lo que más sorprendió fue su respuesta, al decirme. Dime Mary a poco no te gusta que el flaco te agarré las nalgas.
Yo me quedé cortada, sin saber que responderle a Ernesto, ya que en realidad, si me gustaba el que me agarrasen, pero no sabía cómo decírselo a mi esposo, y que de paso, no sonara como una puta. Sin esperar mi respuesta, Ernesto después de darse otro fuerte trago continuó diciéndome. Hazme el favor de complacerme, diviértete, está noche los dos estamos bebiendo, y mucho, seguramente ya mañana no nos acordaremos de nada de lo que aquí pase.
Así que vuelvo y te digo, compláceme, si quieres divertirte, aprovecha, que yo por mi parte estaré muy feliz de que lo hagas. Así que no te preocupes, que yo sé que no es la primera, ni la última vez que te acuestas, con varios de mis amigos.
Las palabras de mi esposo me dejaron fría, ya que en otras ocasiones, yo me había no tan solo besado, y acariciado, sino que también acostado no tan solo con uno sino que con varios de sus amigos, a la vez. Pero pensando que Ernesto no se había enterado de lo sucedido. Pero sus palabras me demostraron lo equivocada que yo estaba.
Por breves minutos, hasta pensé que era una broma de mal gusto de mi esposo, pero la manera en que lo dijo, no me dejó lugar a dudas, de que en realidad, él esperaba que lo complaciera divirtiéndome con sus amigos. Así que sumamente confundida, poco a poco me retiré de su lado, y cuando ya me encontraba a cierta distancia de él. Uno de sus amigos, me tomó por el brazo, y me llevó aparte, diciéndome. Mary prepárate que esta noche, todos queremos metértelo.
Yo por aquello de no hacer un escándalo, me quedé callada, esperando que mi esposo entrase en acción, pero Ernesto simplemente continuo actuando, como si nada pasara. Mientras que yo a pesar de lo mucho que había bebido, por una parte me sentí muy nerviosa, y temerosa de que mi esposo realmente supiera que en infinidad de ocasiones, le había sido infiel, con más de uno de sus amigos, y en ocasiones con dos o más al mismo tiempo.
Pero por otra parte, la excitante sensación que me producía, el nada más pensar en ponerme a tener sexo, con los amigos de mi esposo, y frente a él. Era algo que me tenía súper excitada, tanto que de momento dejé de preocuparme por lo que mi marido, y sus amigos fueran a pensar, de mí.
Por lo que cuando un par de los amigos de mi marido, prácticamente me secuestraron, llevándome tras el camión de otro de los presentes. Y entre ambos comenzaron acariciar todo mi cuerpo, en especial mi coño, y mis tetas. No pude seguir resistiéndome, en cosa de segundos, me he bajado la braga, y me dedique a mamarle la verga de uno, al mismo tiempo que dejaba que el otro me enterrase su verga por mi coño.
Lo que más me produjo excitación, fue que todo eso me lo hicieron prácticamente frente a mi esposo. Ya el resto de la noche, me la pasé, de trago en trago, con una verga dentro de mi boca, y otra dentro de mi coño o mi culo. Disfrutando de todo lo que los amigos de mi marido me estaban haciendo frente a él.
A la mañana siguiente, me desperté completamente desnuda en nuestra cama, con algo de dolor de cabeza, hedionda a sexo, sudor, saliva, y quien sabe a qué más, además llena de lamparones de semen por casi todo mi cuerpo. Ernesto entró a nuestra habitación, y con una sonrisa de oreja a oreja me dijo, mientras me daba una cerveza, para la fuerte resaca que yo tenía. Anda avanza a bañarte, que esta noche te esperan en el club….