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preñe a mi cuñada

Relato enviado por : PATRAN5000 el 08/10/2010. Lecturas: 45426

etiquetas relato preñe a mi cuñada   Amor filial .
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Resumen
Marisa esta casada con un hombre algo mayor, pero ella esta en edad de procrear,. Sin embargo por mas que lo han intentado no quedaba embarazada. En una fiesta familiar el marido de su hermana tras un baile comprueba que Marisa tiene unos dolores de espalda y muy galantemente se ofrece a darle unos masajes. Una vez en el despacho de éste, las carias los llevan a terminar haciendo el amor, aprovechando el marido de su hermana para dejarla preñada.


Relato
Mi cuñada Marisa estaba casada con un hombre mucho mayor que ella, y llevaban conviviendo más de siete años, y aún no habían podido tener descendencia.
Ella es una mujer joven, de apenas treinta y nueve años de edad, de buen ver, unas tetas prominentes, y un cuerpo que sin llegar a ser gruesa, tampoco puede decirse que sea delgada. O sea, una mujer apetecible para cualquier hombre.
Su marido, Manuel, tiene más de cincuenta y ocho años de edad, y se caso ya en su fase tardía. Gozaban de una buena posición social y económica, pero Marisa se encontraba angustiada por no tener hijos, y pensaba que si esperaba más tiempo, luego sería complicado tenerlos.
A través de mi mujer sabia que lo habían intentado, pero según parece Manuel no lograba dejarla embarazada, y aunque el médico le había indicado que no tenía problemas de fertilidad, si que quizás el problema radicaba en que ya tenía una edad avanzada, y además el que tampoco era un buen deportista.
Un buen día en una comida de familia con baile incluido, como quiera que mi mujer estuviera hablando entretenida con su madre, y Manuel no había podido acudir, ya que estaba de viaje de negocios, y me ofrecí a bailar con ella, la cual aceptó de buen grado.
Tras haber bailado las dos primeras piezas, le hice saber que se encontraba muy guapa y elegante. Y era verdad, ya que había acudido con un traje rojo, muy corto y bastante escotado, donde se observaban un buen par de buenas tetas, y con su pelo recogido y con una flor a un lado. Estaba encantadora, y así se lo volvía a indicar. Me dijo que era muy galante, y que la sabia decir cosas bonitas, preguntándome si eso era lo que hacía con todas las mujeres. Le contesté que solo con las que me interesan de verdad. Ella me miro sorprendida, y me indicó si yo le interesaba, a lo que contesté que era mi cuñada, y, que me gustaba verla bonita, y sobre todo feliz.
Ella se sonrió. Le volví a preguntar ¿ eres feliz?. Ella hizo una pausa, y luego me manifiesto que tenía un marido que la trataba bien, no tenía problemas económicos, pero… se quedó en silencio. Le insistí, que es lo que te apena (aunque en el fondo sabía cuál era su preocupación). Ella suspiró, y luego me contestó que necesitaba ser madre, tener un hijo, y que esa era su gran decepción.
Le indique que todavía era una mujer muy joven, y que seguro que cuando menos lo pensara le llegaría el ansiado hijo. Me atreví a preguntarle: ¿Manuel tiene problemas de fertilidad?, me indicó que no, que al menos eso habían indicado los médicos que habían visitado, pero que a pesar de que lo intentaban no quedaba embarazada. Me llego a confiar que ella tomaba unas pastillas para estimular el apetito sexual, y ayudar en la fecundación, y que su marido incluso tomaba igualmente un componente para ello. Estaba tan metida en la conversación, me llego a indicar que el médico les había recomendado que durante las dos semanas antes de la ovulación no realizaran el acto sexual, para así favorecer que los espermatozoides de su esposo estuvieran más condensados.
Me señaló que hacía casi tres semanas que no practicaba el amor con su esposo, esperando el momento más fértil, y que además, se encontraba ahora en su mejor momento. Sin embargo, su marido se vio obligado a tener realizar el viaje, pese a que le insistió en que lo retrasara para no perder aquella oportunidad; pero él le manifestó que no podía defraudar a al director de la empresa. Lo que me manifestó totalmente indignada y en evidente enfado.
Trate de calmarla, y le señale que seguro que tendrás otras ocasiones. Pero ella, volvió a suspirar, entre resignada y enfadada.
En ese momento comenzó un baile muy lento, y la tome por la cintura y la traje hacia mí, bailando muy despacio, al ritmo de la música, y pudo sentir los latidos de su corazón al tocar mi cuerpo, verificando que estaba muy acelerada. Su cuerpo, y especialmente sus manos, estaban muy calientes, hasta el punto que cuando en un momento dado pego su cara a la mía, note el calor en sus cachetes. Comprobé que sus mejillas estaban muy rojas.
Al sentir aquel cuerpo tan ardiente, y al saber que estaba en los momentos fértiles, desee ser el hombre que la fecundara, por lo que de inmediato tuvo una erección, que para ella no paso desapercibida. Aunque en un primer momento quiso separarse, luego se pegó a mí como una lapa, y bailamos sin decirnos ninguna palabra, como si estuviéramos disfrutando del momento.
Cuando terminó la pieza, muy ruborizada, me indicó que tenía que ir al baño, por lo que me retire a tomar algo.
Se estaba haciendo de noche, y la gente empezaba a retirarse. Mi mujer me indicó que iba a acompañar a su madre y a unas amigas de la familia a la casa de aquella, indicándole que no tenía ganas, y que luego marcharía a casa.
Marisa tampoco quiso ir, por lo que decidió quedarse un poco más. Se acercó a donde estaba, y me indicó que tenía los pies cansados de bailar, ya que le apretaban los zapatos, que además tenían unos tacones bien altos; y que además se estaba resintiendo de un dolor en su espalda. Le dije que si quería yo le daba un masaje para aliviárselos, y que era un buen especialista dando masajes. Ella me sonrió, y me dijo, que sabia por mi esposa, que tenía unas manos de santo para los masajes, pero, que anqué lo necesitaba, era muy peligroso, ya que no estaría bien que su cuñado le diera unos masajes, además estando casada.
Le dije que era todo un caballero, y que solo le daría el masaje en los pies, y en la espalda. Riendo, me indicó que donde iba hacerlo, ya que en el Restaurante no podía.
Le señale que podíamos ir a un lugar más tranquilo, donde ella quisiera. Que si quería mi oficina quedaba muy cerca?. Ella, se sorprendió ¿ en tu oficina?, ¿ que iban a pensar la gente?. Le dije ¿ y porque tiene que saberlo, acaso tiene obligación de decírselo?
Lo pensó, y tras una breve pausa, me contestó, ¿de verdad que te comportarás como un caballero, y solo me darás un masaje? Le indique que si eso era lo que ella quería, en modo alguno me propasaría. Que solo quería que se sintiera bien, especialmente cuando había sido el causante del dolor de espalda y pies, al haber aceptado bailar conmigo.
Después de pensarlo, me dijo que estaba bien. Pero que no podíamos salir los dos en un coche, ya que la gente pensaría mal. Le dije que primero me marcharía yo, y que luego ella, se viera conmigo en el despacho.
Tras despedirme de todos tome el coche y me fue a mi oficina, donde la espere. Tras unos veinte minutos, sonó el timbre de la puerta del despacho y salí a recibirla. Tras franquear la puerta, paso a dentro.
Le dije ¿ pensé que te habías arrepentido?. Me contesta que estuvo unos minutos pensando en el coche, pero que como necesitaba esos masajes, se había decidido.
La hice pasar a mi despacho, donde tengo un sillón sofá, indicándole que se pusiera cómoda y se quitara los zapatos.
Ella se sentó, y al hacerlo, al ser bastante corto el traje, dejo sus muslos al descubierto, y casi pude verse sus bragas, que se me antojó que eran blancas. Tuve que hacer un esfuerzo para no empalmarme.
Como tenia medias de seda, le indique que mejor era que se quitara las mismas, ya que para dar un masaje era complicado con ellas puestas. Lo entendió y tras volverse a levantar, se fue bajando las medias hasta las rodillas, y luego se sentó para terminar de sacárselas. Para poder sacarlas, tuvo que abrir un poco las piernas, y pudo comprobar que no me había equivocado, llevaba unas bragas blancas.
Le dije que se echara sobre el sofá, y pusiera los pies sobre mis muslos, tras haberme sentado previamente. Ella así lo hizo. Tome una de sus pies en mis manos, y comencé a realizar un suave masaje, comprobando que ella me lo agradecía con la mirada. Cuando acabe con sus pies, seguí dándole masaje por sus pantorrillas, haciendo que levantara un poco más las piernas. Como estaba con los ojos cerrados, pudo comprobar en toda su dimensión las bragas blancas que llevaba puestas, y que además eran algo transparente, por lo que se le notaba que su pubis lo tenía recortado, ya que bajo la teda de las bragas se notaba una buena mata de pelo negro. Ella notó con sus pies, que mi pene había comenzado a erectarse peligrosamente, pero no dijo nada, por lo que continúe con mi masaje hasta sus muslos.
Luego le dije que era el momento de darle un masaje en su espalda, para aliviar también el dolor que allí sentía. Me indicó que era verdad que tenía buenas manos para los masajes, que se encontraba sumamente relajada y ya no le dolían los pies.
La hice poner boca abajo sobre el sofá, y le comencé a masajear la nuca, y los hombros. Cuando fui bajando para por la espalda, le dije que era imposible hacerlo con la ropa. Se sobresaltó indicándome ¿cómo? ¿Quieres que me quite la ropa?. Le conteste que solo necesitaba que se bajara la cremallera de la espalda, y la bajara un poco, para poder masajear directamente sobre la espalda. Como vi que dudaba, le dije: ¿ te indique que sería un caballero?. Ella más relajada permitió que le bajara la cremallera de la espalda, hasta sus caderas, le obligue a tumbarse de nuevo, separé los pliegues de su traje casi hasta los brazos los cuales quedaron al descubierto, así como sus hombros y su espalda.
Con suavidad le comencé a realizar un masaje desde las caderas hasta el cuello, y ella gemía del placer que le estaba dando. Con suavidad, le desaté su sostén, y cuando iba a protestar, le indique que solo era para poder masajear sin problemas. Pasaba mis manos por las caderas y abriendo cada vez más su traje, y pasaba mis manos por los lados de los costados, llegando a tocar levemente parte de sus pechos, pero ella no decía dada. Me indicó que donde más le dolía era en la parte de su cintura.
Le dije que para poder tratar esa parte, debía bajar más el cierre de su cremallera, y que tenía que dejar al descubierto su cintura, pero para ello se vio obligada a bajar su traje por la parte delante, quitando las asillas de los hombros y quedando su vestido más debajo de su cintura, por lo que se apoyó completamente sobre el sofá, ya que sus tetas quedaron sin protección al rodarse el sostén que tenia suelto. Por los laterales comprobé que sus tetas eras bastante grandes ya que al aplastarlas con su cuerpo sobresalían los laterales de su cuerpo. Yo ya estaba como una moto, y además comprobaba que la temperatura del cuerpo de Marisa iba en aumento. Es más había separado las piernas de forma ostensible, como se estuviera entregada.
Comencé a frotar su cintura, y después de un buen rato comencé a bajar en mis masajes hasta sus nalgas, las cuales acaricie y frote descaradamente, e incluso metí la mano en mi atrevimiento por la raja de su culo. Ella se dejaba hacer, y gemía socarronamente, ya que comprobé que estaba disfrutando con mis caricias y mi masaje.

Mientas bajaba mis manos más abaja, mas iba bajando su traje, de tal forma que ya veía claramente sus bragas, comprobando que era una especie de tanga, ya que por detrás solo llevaba puesto un hilo dental, que se metía en su culo. En un momento dado, pase mis manos por sus muslos, para poder continuar el masaje, y ya de forma descarada llegaba hasta muy cerca de su coño con mis manos, y cada vez me atrevía a rozar más los bordes de sus muslos que están en contacto directo con su conejo. Note que los contornos de la tanga estaban empapados, por lo que supe que estaba muy lubricada.
Ella rugía, por lo que fui más atrevido, y al dar el masaje nuevamente metí mi mando por debajo del hilo dental contactando claramente con su culo, el cual acaricie, y como no decía nada, continué mi recorrido llegando a tocar mis dedos muy superficialmente los pelos y labios de su coño. Yo ya estaba lanzado, mi erección era mayúscula, y con una mano frotaba su cintura y con otra pasaba una y otra vez sobre la abertura de su coño, que note totalmente empapado. Tras alguna dilación, decidí a meter unos dedos por su raja, notando que se abría para recibir los mismos, y después de reiterar mi acción, logre meterle dos dedos comprobando que los succionaba no dejándolos salir. Ella sin decir nada, estaba a punto de sufrir un orgasmo, ya que gemía desconsoladamente. Sin pensarlo, decidí poner mi boca en su chocho, comenzando a darle unas lamidas esplendidas, entrando mi lengua en toda su vagina, lo que hizo que se convulsionara, por lo que poniéndome detrás de ella, le obligue a abrir más sus muslos, levantando un poco el culo, para que pudiera chuparla mejor.
No decía nada, se dejaba hacer, por lo que sin pensarlo mucho deje mi polla fuera del pantalón, con una erección que nunca antes había visto ( tengo una polla que erecta mide más de 21 cm y tiene un considerable grosor), comenzando a masturbarme.
Con la calentura que ambos teníamos, ella se abrió mas de piernas y se puso como si estuviera de rodillas, por lo que decidí ponerme detrás de ellas, y en un instante, separe la telas de sus bragas, dejando al descubierto su mojado coño, y de un certero golpe, le encaje más de la mitad de mi polla. Ella resopló al sentir mi vara entrando en su cueva, y me indicó que era muy grande, y que como me atrevía, pero antes de que terminara la frase, termine de meterle todo el nabo hasta que note que no daba más, mis testículos rozaban las nalgas de su culo. Ella empezó a retorcerse, y me dijo que esto era una locura, que estaba ovulando, y que podía quedar preñada. Yo le indique que si no era eso lo que tanto ansiaba: quedar preñada. Ella me contestó pero no pueda quedar preñada de ti. A lo que le contesté, soy tu cuñado, así todo queda en familia. Ella iba a contestar pero ante mis embestidas, empezó a convulsionarse notando que estaba a punto de llegar a un orgasmo, y que su coño se adaptaba perfectamente a las dimensiones de mi polla, por lo que apresuré mi bombeo, y cuando ella empezó a gemir de de forma ostensible, sintiendo que se corría, la apreté contra mí para que mi clavada fuera más profunda dejando la polla totalmente dentro, en el momento en que borbotones de semen escupían de mi daga, saliendo disparados hacia el útero de Marisa, inundando sus ovarios, y fecundando irremediablemente sus óvulos.
Estuvimos forcejeando uno contra el otro durante varios, minutos hasta que noto que mi polla se iba poniendo flácida, después de descargar su preciada carga dentro de ella.
Sin sacarla completamente, me indicó que la había engañado, ya que le había indicado que me portaría como un caballero. Pero yo le hice saber, que ella también lo había querido, ya que nunca hizo ademán de pararme, y que era de buen caballero concederle lo que tanto ansiaba: dejarla preñada.
Me indicó, que como sabía que iba a quedar preñada, si lo había hecho anteriormente con su marido y no había quedado. Le dije que no solo por el polvo que le había echado esa tarde, sino el que le echaría después de que se recuperará y de los que le iba a dar durante los días en que estuviera ovulando, lo que hizo que se estremeciera.
Le dije que era una mujer muy ardiente, y que me había encantado follarla de la manera que lo había hecho. Que aunque tenía el coño estrecho, se había adaptado perfectamente el tamaño de mi cipote. Ella me reconoció que tenía una polla enorme, que si la hubiera visto anteriormente no se hubiera atrevido a dejar metérsela, pero que ahora entendía que había sido el mejor polvo que le habían echado en su vida. Y que sabía que iba a quedar preñada, ya que le había echado tanta leche dentro que aún notaba inundado su coño, y que su marido nunca había lanzado el semen con tanta potencia.
Pero que su preocupación era como le decía a su esposo, que estaba preñada, si asó se comprobaba posteriormente. Le dije que lo que tenía que hacer es cuando apareciera, que le obligara a hacer el amor, y que su marido nunca iba a saber si estaba ovulando en ese momento o no. Ella sonrió, y le pareció buena idea.
Le dije: pero no te hagas ilusiones, antes, te voy a follar yo todos los días en que estés ovulando, así garantizamos la preñada.





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Si te ha gustado preñe a mi cuñada vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar preñe a mi cuñada. PATRAN5000 te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
bertha (28 de October de 2010 a las 08:23) dice: asi me gustaria que me cogieran, con sabor a prohibido, es mas rico........si gustan mandarme algo cachondo y muy ardiente.........o mandarme fotos de sus vergas....mnorbertha@hotmaik.com

giovanni2010 (13 de October de 2010 a las 06:58) dice: muy buen relato

lobocalientee (1 de February de 2011 a las 18:05) dice: MUY BUENO ESPERO MAS DE TUS RELATOS


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