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Prostituta. Parte 4

Relato enviado por : Vicioso el 10/05/2004. Lecturas: 2762

etiquetas relato Prostituta. Parte 4 .
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Resumen
Pasa en el burdel - 4ta parte de la saga.


Relato
PROSTITUTA (4)


Esta es la continuación de una saga iniciada con PROSTITUTA (1), (2) y (3) y resulta recomendable su lectura, para llevar el hilo de las circunstancias, que llevan a las situaciones narradas,


Entró en la sala común, y ya había otras 6 muchachas aguardando el próximo turno de desfile, entre ellas Ana, a la cual se acercó, esta que con la cual antes no habían podido hablar nada prácticamente, muy ansiosa de saber los motivos del porqué Maria José, estaba en ese lugar y trabajando!.


Comenzó a explicarle respecto de ello, la muchacha escuchaba y abría la boca sorprendida de la resolución tomada, y permaneció en silencio durante todo el tiempo en que se le relataban las causas.


Cuando terminó de contar todo Maria José, prácticamente no hubo tiempo de escuchar comentarios, puesto que se había dado la señal para comenzar, y quedaron en encontrarse después y hablar largo y tendido. (Luego no hubo ocasión)


Nuevamente Maria José, desfiló, ante un grupo de siete hombres que aguardaban, que tenían iguales características que el anterior, todos muy bien vestidos con ropa cara, que denotaba el poder adquisitivo, y nuevamente fue a su habitación para aguardar al nuevo cliente.


Apenas llegó a su habitación, que se veía limpia e impoluta, y la cama tendida, cuando sintió los golpes de llamada en la puerta, la abrió, y entro uno de los hombres, también de edad mediana, con anteojos, calvo, mas bien delgado, con el rostro de facciones angulosas, ella quiso invitarlo a sentarse en uno de los sillones, pero este hizo caso omiso, y se dirigió al dormitorio directamente, Maria José lo siguió, y vio que el cliente ya comenzaba a sacarse la ropa, ella hizo lo mismo con el camisolín, sentándose en la cama desnuda, mientras el cliente se sacaba la ropa en forma meticulosa, primero los zapatos, que dejó alineados al lado de la cama, luego el saco que puso en el placard en percha, sacándose sus pantalones que prolijamente dobló por su raya y colgó en otra, luego la corbata y la camisa también coloco de igual manera, quedándose solo en calzoncillos que eran blancos y largos casi hasta la rodilla, una camiseta del mismo color y medias azules.


Maria José, se tendió en la cama, mirando el espectáculo ofrecido, el calvo se sacó el calzoncillo, y apareció un pequeño miembro (mas chico que el de Ricardo), y sin mediar media palabra, se tendió arriba de ella, le besó las tetas una o dos veces, mientras ella dirigía su mano al miembro para indicar la ruta, lo encontró algo blando, y trató de estimularlo masturbándolo.


El pene con la estimulación de la mano de Maria José, se puso duro y un poco mas grande y grueso (no mucho), e ingreso de inmediato en la vagina (muy accesible por lo lubricada y abierta), y el hombre comenzó a bombear, y no transcurrido un minuto, eyaculó, el hombre se tendió al lado de ella, descansó dos o tres minutos, se levantó musitando un algo así como un gracias, muy formal se dirigió al placard, sacó su ropa y con igual meticulosidad se la puso, luego los zapatos, sentándose en una silla que estaba al lado de la cama, mirando al espejo se acomodo la corbata y con solemnidad, haciendo un saludo con su cabeza, salió.


Maria José quedo anonadada, pero encogiendo sus hombros se dirigió al baño, en el cual se duchó sin mojar su cabello, y luego hizo la rutina del lavado vaginal y el liquido, se volvió a poner el camisolín, y sacó el cuaderno anotando lo sucedido, y mientras lo escribía tuvo un ataque de risa, por lo ocurrido con el solemne calvo.


Volvió a la sala común aún con la risa marcada en su rostro, cuando no hacia ni media hora que había salido, y llegó cuando se organizaba otro desfile (era con otro grupo de muchachas, que ahora conoció).


Luego del desfile y llegar a su habitación, que ya estaba limpia y la cama con nuevas sabanas y tendida, cuando llegó el nuevo cliente, un joven de no más de 19 años de edad, alto, delgado, con cara muy infantil con un poco de acne, de cabello castaño, que se veía un poco nervioso, lo invitó a sentarse, y trató de iniciar una conversación, respondiendo el joven solo con monosílabos. Él la miraba su busto fijamente, como queriendo comerse las tetas. Pero sacándole las palabras con tirabuzón, se enteró que la visita del muchacho era regalo de cumpleaños por parte de su abuelo, que estaba preocupado porque el mismo no salía a bailar ni se reunía ni con amigos ni amigas, y estaba todo el día con la computadora.

Maria José, lo invitó a pasar al dormitorio, donde sacándose el camisolín quedó desnuda frente al joven, que quedó parado y como paralizado frente a ella, mirándola casi sin pestañar con los ojos fijos en su sexo, entonces ella fue hacia él y lo comenzó a desvestir, sacándole primero la chomba que llevaba, y luego los zapatos ( para lo cual lo obligó a sentarse), mientras él seguía mirando obnubilado ahora sus tetas desnudas.


Luego parándolo, sacó su pantalón haciéndole levantar sus piernas una a una para hacerlo, y por fin el bóxer. Y al hacerlo y en primera plana, porque debió acercar la cara, para tironear para abajo la ropa interior, se dio la sorpresa de su vida, ya que afloró un terrible miembro erecto, cuyo grueso y ancho quizás mas que el del proxeneta.


De la mano condujo al muchacho a la cama, y lo hizo tender, montándose arriba del mismo, inclinándose hizo jugar a sus pechos con la boca de él, y luego llevando la mano al joven y poderoso instrumento, lo guió hasta su vagina.


No tuvo ninguna dificultad con la penetración, pero cuando esta llegó a la totalidad del gran pene, se sintió muy abierta, y muy ocupada, quedándose quieta un momento, luego agarró las dos manos del joven y las dirigió a sus pechos, que fueron tomados de inmediato (algo fuerte quizás, porque le dolieron), a lo cual, le dijo en forma imperativa – ¡mas suave! – aflojando de inmediato la presión a las que estaban sometidos los pechos de Maria José.


Ella comenzó el bombeo, levantándose y volviendo, con un poco de dificultad, ya que el miembro era grande de verdad, y le gustó, y se excitó de estar haciendo lo que hacia, prácticamente lo estaba violando ella, y le gustaba estar tan llena, era tan grueso el miembro, que cada vez que ella entraba y salía, por presión masajeaba su clítoris, y la excitación hizo que su bombeo sea mas enérgico, y justo cuando ella entraba en un orgasmo, el; joven largaba en sus interiores una catarata de semen, que desbordo la vagina y comenzó a caer en el vello púbico de él, enchastrando también el de ella, y cayendo por detrás en las sabanas, cuando ella miró el rostro del joven, sus ojos estaban en blanco.


Ella se levantó, diciéndole al joven – espérame - y con las manos tapando su vagina, y apretando las piernas, camino al baño, donde se sentó en el bidet, al sentarse una catarata de semen cayó en él, se dejó lavar bien su interior, observando que su vagina era como una gruta de ancha, y los labios superiores estaban tan inflamados que nunca en la vida los había visto así.


Volvió a la cama, y el joven seguía en idéntica posición, y se tendió a su lado, y le preguntó - ¿te gusto?. Recibiendo como toda respuesta del muchacho un gruñido, mientras era montada por él, y esta vez la paliza que recibió su vagina fue histórica, nunca en su vida había sido bombeada tanto tiempo y recibido tanta cantidad de pene y esperma una y otra vez, hasta dejarla agotada, como una arma repetición, casi sin necesidad de recuperación el joven seguía y seguía, hasta que a la cuarta o quinta eyaculación (de la que salieron unas pocas gotas y trasparentes), el muchachito acabo con sus fuerzas, y cayo a su lado agotado, y quedó dormido, sueño que fue interrumpido por el timbre del teléfono que indicaba el fin del turno.


Luego de marcharse el muchacho, y la escritura en el libro, y de realizada la rutina en su vagina, Maria José volvió a la sala común, al llegar el encargado le dijo que no valía la pena que fuera a otro desfile, ya que le quedaba poco tiempo de su horario, y le dijo que se vistiera y podía irse a su casa.


Maria José se vistió y pasando por recepción retiró su ganancia del día, y era una pequeña fortuna, un equivalente a U$S 2.000.- y pensó que haría con ese dinero, pero pospuso la decisión para mas adelante, ya vería que destino tendría,


Caminó a la salida, y esta vez el hacerlo realmente le molestaba, su vagina estaba muy, pero muy inflamada, y tenia una sensación de penetración permanente y real.


Llegó a su casa, antes del Bus escolar (los chicos tenían doble turno, y actividades post escolares), los atendió y estuvo con ellos durante un buen tiempo, ayudándolos en sus tareas, luego supervisó lo que cenarían, y se recostó un rato hasta que llegó su esposo.


En la cena, Ricardo le dijo que el sábado estaban invitados a cenar en lo de un importante miembro de la cúpula del Instituto (que ella no conocía), porque Ricardo era candidato para obtener una condecoración Papal, importante paso para el miembro del Opus, para su futuro, ya que sería un escalón mas, y la posibilidad de ganancias era de muchos millones de dólares por los negocios que se le abrirían, por lo que le recomendó que debía comprarse un vestido para esa ocasión, ya que ella era la esposa de un miembro importante de la Cúpula del Instituto, el mas importante e influyente dentro de la Santa Madre Iglesia.


Luego de cenar, miró la familia TV. Hasta la hora de ir a dormir los chicos, y se fue con ellos a acostarlos, y luego a su habitación porque realmente estaba agotada, las exigencias a su cuerpo habían sido muchas y muy variadas, a parte de la inflamación que tenía.


Antes de acostarse, en el baño, se observo el estado de sus labios superiores, que seguían tan inflamados y abiertos que se veía los interiores y la gran gruta en que se había convertido su vagina, una abertura impresionante a la vista. (Pensó que con el tiempo su cuerpo se acostumbraría a la exigencia a que era sometido).


Se desvistió, se puso una remera larga de algodón, que tapaba hasta un poco mas allá de su entrepierna y que a veces usaba para dormir, sin ropa interior, ya que por la inflamación no la soportaría. Prendió la TV. Para que le sirva de arroró, y se metió entre las sabanas, y cuando casi estaba por dormirse escucho que entraba Ricardo, que cuando estuvo desvestido, se arrimó a ella en la cama, buscando más, como lo de la noche anterior, de esa Maria José que estaba cambiada, y lo obtuvo, como ella quería, en posición de perrito, y el santo pene del prohombre católico y de bien, entro en la vagina inflamada de tanto coger con otros hombres, y mientras sus pechos se balanceaban al movimiento impuesto desde atrás, ella gozó de un orgasmo, otra vez producto de odio, resentimiento y venganza, mientras la esperma sagrada de su esposo se mezclaba con los residuos del semen dejado por otros hombres.


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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:20) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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