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Prostituta. Parte 6

Relato enviado por : Vicioso el 10/05/2004. Lecturas: 2984

etiquetas relato Prostituta. Parte 6 .
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Resumen
Un nuevo dia en el prostibulo - continua la saga.


Relato
PROSTITUTA (6)


Este relato es continuación de la saga iniciada con Prostituta 1, 2,3,4 y 5, y es recomendable su lectura para comprender la trama y circunstancias que llevaron al actual




Amaneció soleado el sábado, Maria José se despertó temprano, y preparo las cosas de los pequeños, que pasarían el fin de semana con sus padres en la quinta, y cuando llegaron a buscarlos, los bajó, saludo a su mamá, que había bajado del vehículo, y sacudiendo la mano a su padre que estaba al volante, y los vio partir.


Ricardo, desayunó y se fue como todos los sábados a jugar al golf con sus amigos, ella sabia que no volvería hasta la tarde, ya que siempre comía con ellos en el club, bah!, eso había creído antes, ahora sabia que podía ser mentira, pero no le importaba, le era indiferente.


Se duchó, y en el baño observó el estado de su entrepierna, ya no estaba inflamada, el medicamento recomendado había hecho efecto, los labios mayores habían vuelto a su estado casi normal, una fina línea apenas abierta, así como los labios interiores, pero lo que seguía un poco dilatado era el acceso, el túnel del amor, que si seguía abierto, bastante abierto, las marcas de sus senos casi habían desaparecido, estaban mas pequeñas, pensó que ella podía decir de la autoría de cada una de esas señales, que de todas maneras estaban registradas en el diario que llevaba y en las fotografías.


Se vistió, con un liviano vestido de verano, de falda corta, y escote no muy grande, en realidad bastante pudendo, con pantaletas, porque ya las podía usar, no tendría molestias,


Esta vez llevó su automóvil, que dejó estacionado en un parking a unas cuadras de "Pecado".


Fue directo a su habitación, se desvistió y con el camisolín fue a la enfermería, luego de cumplido el trámite, a la sala común donde había cuatro de las muchachas, entre ellas Ana.


Ana tenía muchas novedades, y se las había comenzado a relatar, cuando el encargado dio la orden de comenzar el desfile, al salir vio extrañada que no solo había hombres como de costumbre, eran tres parejas de hombre y mujer ¿?. Al efectuar su pase, con la mirada recorrió perpleja el grupo que seleccionaba, y todos estaban muy bien vestidos, de edad mediana que comentaban entre ellas a medida que pasaban las muchachas.


Ya en la habitación a la espera de la primer "visita", y al abrir la puerta, vio que se trataba de un hombre y una mujer, pareja muy agraciada, el apuesto y ella muy bonita, los dos muy elegantes, con ropa sport que se veía muy cara, que al ingresar le dieron un beso en la mejilla, como si se conocieran hace mucho.


Los hizo sentar en los sillones, y comenzaron una conversación, que desde el principio no fue trabada, por contrario, fue muy fluida, le contaron que habían decidido esta "visita", en una reunión con otros matrimonios muy amigos, en que todos habían coincidido la fantasía de acostarse en un trío, pero como todos eran muy amigos, y para evitar en el futuro malos entendidos o celos posteriores, resolvieron todos conocer a "Pecado", que sabían por su fama, de la belleza de sus mujeres de su discreción y de la seguridad sanitaria.


Ellos hacían unos diez años que se habían casado, y tenían dos pequeños hijos la mujer se presentó como Laura, que tenia la edad de Maria José, y el como Andrés, él un importante profesional y ejecutivo en una empresa de fabricación de cosméticos, de unos pocos años mas que su mujer y ella escribana (notaria). Confesaron que desde hace un tiempo en el terreno sexual las cosas no eran como antes, habían resignado cantidad y calidad, faltaba algo, que al principio no sabían que, pero que no existía el morbo, incentivo necesario e imprescindible.


Todo se había hecho rutinario, y que había sido culpa de los dos, porque como sabían que los dos se amaban mucho, habían dejado de intentar seducir, excitar, lo daban por descontado, innecesario, contingente.


Y como pasa en muchas de las parejas, ella esperaba la iniciativa de él, y a la inversa él la de ella, y cuando ninguno la tenia, pensaban que el otro no tenia ganas, que estaba cansado, y se daban vuelta para dormir, y algunas veces cuando se encendía el juego, ella sin notarlo se dejaba puesta la remera que usaba para dormir, sacándose solo la pantaleta, y lo hacían en forma si bien no insatisfactoria, faltaba algo, la chispa de pasión, la llama que consume, sabían como satisfacer a su pareja, porque la conocían como la palma de su mano, y a lo mejor ese conocimiento excesivo, los llevaba a dar por descontado muchas cosas, entre las cuales y la mas importante era la fantasía de cada uno de ellos.


Y así hubieran seguido las cosas, hasta que hacia dos noches atrás en la casa de una de las parejas amigas, en una reunión del grupo mas intimo de ellos, salió la conversación, al comentar el divorcio de otra pareja amiga, que había integrado ese circulo, pareja que había sido modelo de matrimonio, y terminaron desgastados y lastimados en una separación sangrienta por lo cruel y peleada, y eso les causaba aprensión y miedo a todos.


Y helados, todos se dieron cuenta que seguían el mismo camino, todos en forma incontenible se dieron cuenta de la insatisfacción a que los llevaba la rutina, y tomaron conciencia, y se preguntaron cuanto hacia que no habían tenido un encuentro, de esos que dan vuelta a uno, de esas encamadas que termina con la sensación de plenitud completa, con esa sensación de amor total, de ternura sin limites, en que la cara de él y ella son reflejo de sus sentimientos, de agotamiento de placer, de abandono sublime.


Y ninguno supo de dar un dato reciente, todos se remontaban a su época de novios o de recién casados, o de los primeros años, después....en blanco.


Entonces hablaron de fantasías incumplidas, de esas en que los ratones de la mente, corren libres en el momento de hacer el amor, en el estado de hiper-excitación, en el pre-orgasmo, y lentamente al principio comenzaron a aflorar, al principio con timidez, con vergüenza, pero al ver que no era el único ni la única que tenia tal cosa, comenzaron a afluir arrolladoramente.


Y todos se contaron sus fantasías, que eran muy similares, como son similares en mentes normales, salvo alguien que no lo sea, en cuyo caso será distinta, anormal, porque existe de todo en la viña del señor, pero no era el caso.


El tema del trío, de la orgía, de compartir la cama, surgió como una ola imparable, y cuando el último habló, todos se quedaron mirando entre sí, alguien propuso una orgía, pero eran muy amigos, y sabían que de suceder (estuvo a un instante de hacerlo), algo se deterioraría en esa amistad, que todos valoraban, quizás producto de pruritos morales, residuos de educación y religión, o celos o arrepentimientos tardíos, y lo desecharon, y alguien menciono a "Pecado".


Y fueron todas la parejas del circulo, para apoyarse mutuamente, para no poder decir, no, a último momento.


Para Maria José también era una novedad, sería la primera vez que integraría un trío, pero asumió su rol de profesional del sexo, después de todo ella era la supuestamente "experta".


Brindaron con champaña, y luego Maria José, fue la que los invitó al dormitorio...


Maria José fue la que se despojó de su camisola, para iniciar la sesión, y los dos quedaron mirándola fijamente, estudiando el hermoso cuerpo desnudo, parado junto a la gran cama, accesible a los dos que aún no habían atinado a moverse.


Laura, fue la que comenzó a desvestirse, al principio lenta, como dubitativa, pero al final en forma rápida, como si quisiera sacarse de encima el tramite previo, dejando en una de las sillas su ropa, y quedó expuesta su desnudez, un espectacular cuerpo de mujer, de senos similares al de Maria José, caderas suaves y plenas, y una entrepierna en la que se veía un monte de venus elevado, con el vello púbico prolijamente recortado.


Y ya desnuda, se acercó a Maria José, y comenzó a pasarle suavemente sus manos por el rostro, sus hombros, al llegar a los senos, sus manos se detuvieron en ellos, y mirándola a los ojos, se los acaricio de una forma que solo las mujeres saben, sabia, lenta y suavemente, y sus dedos se dirigieron a los pezones, que en un instante se irguieron llevados a su máxima expresión por experta caricia.


Maria José, hizo lo mismo, en la misma forma y orden, y muy pronto se encontraron muy juntas, en intimo contacto, con manos que recorrían los cuerpos explorando y acariciando, hasta llegar a las entrepiernas.


Y ambas sometieron a los clítoris, a esa dulce tortura, que lleva al paroxismo a las mujeres, con caricias que solo y únicamente las mujeres saben hacer, que surge del conocimiento de su propio cuerpo.


Y muy pronto ambas se encontraron acostadas en la cama, en estrecho y ardiente abrazo, besándose en la boca, en besos profundos y ardientes, teta contra teta, sexo contra sexo, en una serie de frotes ondulatorios.


Ni Laura ni Maria José tenían vestigio de inhibición, y se olvidaron del mundo, y la calentura total y absoluta las había invadido, no podían pensar en otra cosa que dar y procurar placer, hasta se habían olvidado del pobre de Andrés, que seguía paralizado, vestido aún, viendo la hoguera en que se había convertido su esposa y la bella prostituta.


Y mientras seguía, esa explosión de calentura, que era el encuentro entre las dos mujeres, un maremagnun de caricias y humedades, de novedades que quemaban a las dos participantes, que pronto se transformaron en movimientos que modificaban las posiciones, y los besos de la boca, pasaban a los pechos y luego al clítoris, que besado y mordisqueado en forma sublime y única, llamaron al orgasmo, que estaba allí en esa cumbre de excitación, y se descargo en forma simultanea, en profundas oleadas, que ambas sintieron la una en la otra, en esas dulces y terribles convulsiones corporales, en temblores incontrolables, y en esa impagable sensación de estallido de placer indescriptible.


Y fue cuando Andrés, llegó ya desnudo a las dos, que seguían abrazadas y besándose temblorosas y totalmente entregadas, y las comenzó a acariciar a las dos, parado al lado de la cama inclinándose sobre ellas que estaban tan íntimamente pegadas, utilizando cada mano para tocar a los senos que se le ofrecían, hermosos, con esa textura que solo el placer les confiere, y esos cuerpos de diosas paganas.

Él ingresó su cuerpo entre ellas, haciéndose lugar, separándolas, y prácticamente sumergiéndose entre las dos, mientras las manos de ellas dos, bajaron buscando el pene, que de tan excitado y erecto, parecía pronto a estallar.


Y tuvo dos pares de manos acariciándolo, suave y alternadamente, sus testículos, su pene, , sus tetillas, su cuello, su boca, que fue ocupada por una, y luego reemplazada por otra, mientras una lengua, recorría su vientre, y otra su pecho, una boca ocupaba su miembro y otra su cuello, y su pecho. Y manos y lenguas de dos mujeres, que solo querían darle placer a él , único.


Y se ubicó arriba de Maria José, que hábilmente llevó el miembro a su vagina, preparada y lista para recibirlo, mientras Laura, ponía su teta en su boca, mientras su entrepierna era golosamente succionada, mordisqueada, acariciada por la boca de esa hermosa prostituta, que le estaba haciendo el amor a los dos a la vez, en una entrega que jamás habían llegado siquiera a suponer ni imaginar.


Cuando el llegó a su clímax dentro de la puta, que volvía a su vez a orgasmar, en otro supremo goce, al momento el besaba en un beso profundo en la boca de Laura, que notó lo que estaba ocurriendo, y acababa nuevamente con su vagina en la boca de Maria José, todo en forma simultanea y al instante.


Cayeron todos agotados, uno al lado del otro, con sus manos cansinamente recorriendo los cuerpos, entregados, saciados, satisfechos, llenos y colmados, instantes sublimes de placer sin limites, sin ningún tipo de carga, era el goce sexual en estado puro.


Se quedaron en esa posición acariciándose mutuamente durante un largo tiempo, y comentaron lo ocurrido, dijeron de su placer y goce, y en determinado momento volvieron a excitarse, y nuevamente el pene de él alcanza su cumbre, y el sexo de ellas, a emitir los llamados eléctricos al placer.


Y esta vez la penetrada fue Laura, en posición de perrito, con Maria José abajo, ocupándose del clítoris y de la verga con su lengua, en trabajo magistral, mientras una de las tetas colgantes y que se balanceaba a tenor del movimiento impreso por el hombre que bombeaba a la grupa, acariciaba con el pezón el clítoris erecto y ardiente.


Y volvieron a acabar, en forma ahora definitiva y final, ese tipo de clímax hondo y agónico, que se alarga en el tiempo y amplifica al máximo las sensaciones, y agota, extrayendo hasta la ultima partícula de energía restantes, y provoca ese relax sensitivo, profundo, que hace caer en esa especie de sueño, sin noción de tiempo y lugar.


Y estaban así en la cama, tendidos, abrazados entre los tres, cuando sonó la chicharra del teléfono, avisando el final del largo turno contratado.


La pareja, se marchó, estaban eufóricos, el placer obtenido era invaluable, y él a instancias de Laura, le dejó su tarjeta, y ella le dio el número de su cedular, el encuentro debía repetirse, con mas tiempo y en la casa de ellos.


Maria José, registro en su diario lo ocurrido, tomó la fotografía, y cumplió con la rutina higiénica y sanitaria.


Y sintiéndose cansada (tres orgasmos seguidos eran muchos), fue a la sala común.


Tuvo unos minutos para conversar con Ana, las noticias eran muchas y abrumadoras, las negociaciones en el Estudio de Ricardo, estaban a un paso de materializar el pacto infernal, era cuestión de días, y estallaría la bomba, las condiciones puestas por el fundamentalismo, estaban casi todas aceptadas por el gobierno, se estaban afinando los detalles respecto de la campaña publicitaria, y la distribución de cargos, Ricardo sonaba como futuro ministro del Interior del nuevo gabinete, la tormenta se cernía, era todo negro y amenazador, tantos años de represión y muerte no servirían para nada, serían olvidados, la ambición de poder, la malicia, la demagogia serían los instrumentos, los demonios nuevamente al poder.


Desfile, hombres estudiándola, con expresión de deseo y lujuria, y nuevamente a su habitación, y abrir la puerta, y a franquear el acceso a un nuevo cliente.


Era un hombre de pequeña contextura, delgado, de edad mediana con cara de científico distraído (similar a los dibujos animados) con gruesos anteojos, bien vestido, con un maletín, ingresó presuroso, y fue directamente al dormitorio, mientras entraba Maria José, el ya había descargado arriba de la cómoda el contenido del maletín, una serie de pequeños aparatos interconectados con cables y unos más grandes electrónicos.


Él le pidió que se saque el camisolín y se acueste con las piernas abiertas, y así lo hizo Maria José que miraba con sorpresa lo que estaba ocurriendo.


El hombre no hizo ademán de desnudarse, solo fue al lado de ella, y acercando una silla al lado de la cama, comenzó a aplicarle a Maria José, los censores, que eran pequeños y circulares, lo hizo en los pezones, en el costado de los senos, en el clítoris, en los labios internos, y en el pequeño orificio de la cola, solo los aplicó utilizando una especie de gel que frotaba levemente antes en la superficie en que se adherían, de todas esas cosas que aplicaba, salían cables que se intercomunicaban entre si y luego uno largo a una especie de pequeña consola de control.


Cuando culminó, Maria José estaba alarmada, y le pregunto que era eso, y que efecto tenia, el le contesto que no tenga miedo, que era un aparato de dar placer que el había inventado, que no existía el menor peligro, ya que no tenia conexión a energía de voltaje, que funcionaba solo con pequeñas pilas.


Le dijo que se preparara, porque tendría el mayor placer que una mujer podía llegar a tener, un orgasmo continuo, que en el caso de ser intolerable por su duración solo alzara su mano y él cerraría el contacto, que cierre los ojos y se relaje.


Maria José, le solicitó que antes de proceder, le saque una foto en ese estado, indicándole donde estaba la maquina, y el hombrecillo accedió y saco dos o tres fotos desde distintos ángulos.


Luego se encaminó el hombrecillo al pie de la cama, y con el control en su mano, acciono el mismo.


Cuando Maria José, no sintió nada, esperó unos instantes para abrir los ojos, viendo que el hombrecillo, accionaba una y otra vez el botón, y ambos se cruzaron la mirada, Maria José en forma interrogante, el hombrecillo en forma de desesperado, frustrado, con los ojos abiertos como no creyendo lo que estaba pasando.


El hombrecillo, solo se dirigió a Maria José, y uno por uno le sacó los sensores, luego los guardó en el maletín, y musitando un adiós, se dirigió a la puerta y se fue.


Riéndose a mandíbula batiente, Maria José registró lo sucedido en el diario, y se encaminó a la sala común, llegando tan risueña, que el encargado le preguntó el motivo, y ella le contó lo sucedido, dejando al hombre perplejo y con una carcajada incontenible.


Y cuando el que sería el último cliente del día, ingresó a la habitación, Maria José tuvo mala espina, no le gustó desde un principio.


Sin tramite el hombre, que se veía bien vestido, de un nivel económico holgado, pero algo en su rostro no le gustó, anguloso, con mirada extraña huidiza, pasó al dormitorio, y comenzó a desvestirse, quedando desnudo, con un cuerpo anguloso, duro.


Maria José se sacó su camisolín y se tendió en la cama, el hombre se acercó a ella, e imprevistamente le pegó una cachetada en el rostro, Dios, pensó Maria José, un loco!


El hombre violentamente la dio vuelta, y trató de penetrarla por el ano, con un pene delgado pero muy largo, el que estaba totalmente erecto, ella trató de resistirse, de decir que a eso no estaba obligada, pero él le pegó dos violentas nalgadas, y trató de apoyar el miembro para iniciar la penetración.


Maria José se acordó de los timbres de pánico, y alargando su mano logró accionarlo, mientras se debatía a los intentos del loco.


No pasó un minuto, cuando la puerta de la habitación se abrió ingresando dos de los guardias de "Pecado", dos hombrotes, con anchas espaldas, y músculos impresionantes, que llegando al dormitorio, simplemente levantaron en vilo al desquiciado, y lo condujeron así desnudo al pasillo, y luego a la oficina de seguridad, volviendo uno de ellos luego a buscar la ropa de ese hombre.


Maria José, aterrorizada, se asomó al pasillo, y escucho en forma nítida el sonido de golpes y quejidos, y después ya no oyó nada.


Temblando de miedo aún, Maria José se duchó, y se vistió, pasó por la recepción, donde la aguardaba el sobre con lo ganado, y se asombró, era casi el doble que las veces anteriores mirando interrogativamente a la muchacha de la recepción y esta le dijo, es un bono, por el mal rato, es de costumbre cuando pasan cosas así, que son incontrolables e impredecibles.


Ya eran mas de las tres de la tarde cuando Maria José, llegó a su casa, en la misma no había nadie, ya que el servicio domestico, se había ido por el fin de semana.


Comió algo, y luego se recostó, tratando de serenarse, aún tenia toda la adrenalina en su organismo.


Durmió hasta las 6 de la tarde, ñeque se despertó por los ruidos que hizo Ricardo al entrar, y comenzó a prepararse para la noche, la noche en que su esposo sería condecorado, y que su conducta de hombre de bien, de moral intachable, de caballero de catolicismo profundo e inclaudicable, seria premiado con uno de los honores máximos, y mientras pensaba esto, Maria José sonrió,

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Comentarios enviados para este relato
CIROJVR (3 de April de 2010 a las 15:59) dice: Falta completar los relatos. Cuando estaran?

katebrown (18 de October de 2022 a las 21:19) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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