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QUINTO ENCUENTRO SWINGER

Relato enviado por : magaly1325 el 07/11/2006. Lecturas: 18784

etiquetas relato QUINTO ENCUENTRO SWINGER .
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Resumen
ESTA ES LA HISTORIA DE MI QUINTO ENCUENTRO SWINGER


Relato
Nuestro Quinto Encuentro Swinger

El cuarto encuentro fue gratificante y no tanto por los orgasmos, aunque fueron maravillosos. Sino porque entendí, primero que yo no era una mujer mala y segundo porque por fin vislumbre que el swinger está metido entre todos y que cualquier pareja con la que cruzamos en la calle puede practicarlo, nuestros mejores amigos, desconocidos, ricos, pobres, blancos o negros. Desde ese día veo con intensidad a la cara de las parejas con las que cruzo tratando de escrutar sus mentes y corazones, y hasta podría decir que sé descubrir un swinger cuando lo veo.

Ya habíamos obtenido la paciencia suficiente para no acceder a cualquier invitación, así que nos tomábamos el tiempo que fuera necesario para nuestros encuentros. Hemos tenidos algunos encuentros más con las parejas del tercer y cuarto encuentro, pero esas no las cuento como nuevas experiencias.

En el diciembre próximo viajamos de vacaciones a Cartagena con mis hijos. Nos alojamos en una cabaña del hotel, y después de organizarnos, a la piscina. En una de las mesas de la piscina había una pareja, esos sí parecían modelos. No fue sino verlos y yo entendí que eran swinger, se lo comenté a mi esposo y él me miró incrédulo. Pase cerca de ellos los salude y ellos me devolvieron el saludo. Había algo en ellos que me lo decía, transpiraban sensualidad y sexualidad, además yo me fijaba como ella miraba a mi esposo en su pantaloneta ajustada y como él me miraba con mi bikini. Disimuladamente yo miraba el entrepierne del hombre y el tremendo bulto me excitaba, me imaginaba con todo eso dentro mío. Me acerqué a mi esposo y se lo dije. Mira que tremendo bulto que se le ve al tipo en la pantaloneta, a pesar de nuestra confianza era una frase temeraria, me quedé esperando su reacción, el vacilo y luego me dijo, el solo imaginar que el te está poseyendo ya me excita, efectivamente miré su pantaloneta y vi que estaba erecto. Mi esposo continúo: Además la vieja está buenísima, como ninguna con la que hayamos estado. En ese momento ellos se percataron que los estábamos mirando y él levantó su vaso con cerveza en señal de saludo, mi esposo hizo lo mismo con el suyo. Mi esposo continúo, me gustaría empezar con meter mi pene en medio de sus senos hasta que esté bien excitado y luego cogerla en cuatro y hacerle sexo anal hasta llegar. Las palabras de mi esposo y el imaginarme todo lo que él comentaba hicieron que mis pezones se pusieran erectos. En eso uno de mis niños me llama y yo paso cerca de la pareja y estoy seguro que ambos se quedaron mirando el bulto que mis pezones hacían en la parte de arriba de mi bikini.

El día continúo de manera normal, nos retiramos a almorzar y no volvimos a ver a la otra pareja hasta la noche en la integración que hacen en todos los hoteles. Durante los juegos de integración participamos juntos en varios y hubo química. Sin embargo nos fuimos a dormir.

El día siguiente fue normal; playa, piscina y acuario. En la noche después de acostar a los niños nos sentamos en las mecedoras que había fuera de la habitación. Estábamos tomando una cerveza y charlando, cuando vimos que la otra pareja era nuestra vecina de cabaña. Nos saludaron y nos invitaron a tomar una cerveza, mi esposo estaba como embobado con la vieja, aunque hay que reconocer que estaba muy bien. Ellos sacaron otras dos sillas y empezamos a hablar de muchas cosas, yo eventualmente iba a mirar a mis niños, aunque normalmente duermen bien. La noche empezó a enfriar así que ellos nos invitaron a pasar. La sala de la cabaña eran cuatro sillas y un sillón en mimbre alrededor de una mesita redonda de mimbre y vidrio. Seguimos charlando y entonces ellos sacaron aguardiente. Cambiamos de trago y seguimos charlando. De pronto, él le hablo algo al oído a ella y ella nos dijo, que les parece si jugamos a prendas con la botella, yo no había alcanzado a digerir la invitación cuando mi esposo ya había contestado que claro, que seguro, que buenísima idea y ya estaba sacudiendo los últimos rezagos de cerveza de la última que había tomado. Yo les dije, esperen, como es ese juego. Yo ya tenía experiencia y no tragaba entero, así que pedí explicación, no quería otra sorpresita. Mi esposo se encargó de explicarme. Se tiran los dados, la persona que saque el mayor puntaje tiene derecho a hacer girar la botella. Hacia donde quien quede orientada la punta de la botella se tiene que quitar una prenda y hacia quien quede ubicada la cola de la botella se debe tomar un trago doble. En ningún momento de nuestra experiencia swinger había sentido celos, pero esta vez si lo estaba haciendo, así que mi humor no era el mejor, pero de todas formas decidí que jugáramos. Empezamos el juego, pero cuando a una le toca, le toca. El primer tiro y me tocó a mi la punta de la botella y la cola al tipo. Yo me quité las pantuflas y ellos, incluyendo a mi esposo, protestaron, yo me mantuve en mi posición. En el segundo tiro le toco la punta de la botella a la otra, quien de una vez se quitó la blusa, igual que yo, como ella estaba a punto de acostarse, no tenía brasier y dejó tremendos senos redondos y llenos de silicona al aire. Mi esposo casi botaba la baba. En el otro tiro le toco al tipo quitarse una prenda y él ni corto, ni perezoso se quitó la pantaloneta, dejando al aire un pene grandísimo o al menos así me pareció a mí. Creo que ahí fue donde empezó a decrecer mi enfado. En el próximo tiro le toco a mi esposo, quien se quitó la camisa. Luego me toco a mí y yo también me quité la blusa dejando mis senos al aire. Luego le toco a la vieja que quitarse la prenda, entonces se quitó el short quedando en tanga. El otro tiro le toco al tipo, quien se quitó la camisa, realmente tenía buen cuerpo. Eso acabó de espantar mis celos, que se convirtieron en excitación e imaginación. Luego le toco a mi esposo, quien se quitó la pantaloneta, pero él si tenía bóxer debajo, aunque de lejos se notaba que estaba erecto. Luego mi, dos veces seguidas, así que me quité primero el short y luego la tanga yo era la única realmente desnuda en ese momento. Por lo que el tipo declaró terminado el juego. No tuvimos que decirnos nada, el tipo me estiro la mano y la vieja de inmediato se movió a donde mi esposo. Yo no podía ni quería resistirme, así que le agarre el pene y empecé a hacerle oral. La vieja se desplazó a una habitación y sacó una colchoneta, mi esposo la siguió y mientras yo me divertía ellos movieron el mobiliario y acomodaron las colchonetas en el piso. Como mi esposo y la vieja habían acomodado las colchonetas, ellos fueron los primeros que se acostaron, yo veía como mi esposo le hacia oral a ella y luego se colocaron en posición de 69, nosotros nos acostamos en la otra colchoneta e hicimos lo mismo. De pronto vi que mi esposo se proponía cumplir con su propósito. Acostó a la mujer boca arriba y puso su pene entre sus grandes senos. Yo pensé en lo que quería. Así que me levanté, arrodillada sobre la colchoneta, de frente a la pared y de espaldas al tipo, apoyé mis manos sobre mi cabeza y contra la pared. Entonces él me penetró desde atrás por mi vagina. Yo le tome la mano y la puse en mi clítoris, mientras levantaba más mi brazo para que él pudiera meter la cabeza y chuparme los senos. A medida que me iba acercando al clímax le pedía que me mordiera el pezón. Le tomé la mano que le quedaba libre y la puse sobre el seno contrario al que me estaba mordiendo. Y lo induje a que con sus dedos pulgar e índice me apretara el pezón. Ese fue el camino correcto, yo ya iba camino al orgasmo y no me importaba en que andaban mi esposo y la vieja. Yo sentía el calor en mi vagina y sabía que pronto llegaría. El empezar a sentir las vibraciones, la hinchazón y las convulsiones del pene del tipo, desataron mi clímax al mismo tiempo que el de él. Yo sentía como se derraba dentro de mí bueno dentro del condón que estaba dentro de mi vagina. Cuando pude volver a mirar efectivamente la vieja estaba en cuatro y mi esposo le estaba haciendo anal, mientras que con una mano le estimulaba el clítoris y con la otra le apretaba el pezón. Realmente no sé si la vieja estaba fingiendo o era verdad, pero gemía y tuvo tremendo orgasmo. Al rato nos despedimos y nos fuimos a nuestra cabaña, Nos dio pereza vestirnos así que salimos saciados, a paso lento y abrazados, hasta que llegamos a nuestra cabaña. Los niños no se habían levantado, así que nos acostamos e inmediatamente nos quedamos dormidos, esa noche no hablamos de lo que había pasado. Al otro día durante el día le conté lo de mis celos y él se encargó de recordarme la filosofía del swinger, el disfrutar de otro cuerpo, de otra piel, de otro sexo, sin comprometer el corazón, era solo sexo. Eso me tranquilizó y pasamos una mañana tranquila. En la tarde nos volvimos a encontrar con la otra pareja. En los cuatro había una sonrisa; de complicidad, de algo de vergüenza, de excitación, de remembranzas, de gusto. Sin decir mayor cosa nos tomamos un limonada hablamos un poco y nos separamos. En la noche estábamos con mi esposo en la casa, cuando yo le dije que te parece si visitamos a los vecinos. El me contestó; me parece bien. Llegamos y todo estaba dispuesto, las colchonetas, el trago y ellos desnudos, evidentemente ellos también nos esperaban. Ya no hubo juego, saludamos y empezamos a desvestirnos. Yo quería probar una doble penetración anal y vaginal, tal vez era que el ver a la otra mujer llegando con sexo anal despertó mi curiosidad, así que se lo manifesté a mi esposo, él lógicamente estaba encantado con la propuesta. Mi esposo que lo tenía un poco más pequeño y que ya sabía como tratarme me penetraría por el ano. El se acostó boca arriba y yo me senté sobre su pubis, de espalda a él y de frente al tipo. Mi esposo se había lubricado bien el pene y mi colita con vaselina, así que despacio empecé a ayudarme a que entrara, lentamente con algo de dolor al principio, fue entrando hasta el tope. Mi esposo lentamente empezó a moverse y poco a poco dejó de dolerme. Después que no sentía dolor, el roce con las terminales nerviosas me producían algo de excitación, no era igual que con la vagina, pero si me hizo lubricar, ya pude recostarme, colocando totalmente la espalda sobre el pecho de mi esposo. Entonces tome el pene del tipo y frote su glande contra mi clítoris, esto me hizo temblar de emoción y seguí lubricando, después con el pene agarrado en mi mano me lo fui introduciendo lentamente. Sentir los dos penes, casi tocándose en mi interior, me excito mucho. Tome la mano de mi esposo y la puse sobre mi clítoris, levante mi brazo para que el me pudiera morder el pezón. Tomé la mano del otro tipo y lo induje a que me apretara el pezón. El dolor leve y eventual en mi ano, me producía corrientazos de placer desde allí y hacia el resto del cuerpo. Así que no demoré mucho en estar a punto, como vi que el tipo y mi esposo aún les faltaba un poco, reduje mi velocidad y apreté un poquito mis muslos. La presión que se ejerció y el rose interno entre los penes aceleró la excitación en los hombres, aceleré y desaceleré, eso estaba muy rico y quería que llegáramos al tiempo, hasta que empecé a sentir en mi interior las convulsiones e hinchazón de los penes, así que no me contuve más y logramos llegar todos al tiempo. Fue maravilloso para todos, lo veía en la cara del tipo y en la de mi esposo. Esto me hizo sentir mejor. Considero que tengo buen cuerpo, de pronto no sea el cuerpo perfecto, de pronto no califique a un reinado de belleza, pero en el sexo, puedo enseñarle mucho a muchas.

Después del orgasmos el tipo se dejo caer para atrás y mi esposo dejo caer los brazos a los lados. Tuvieron que esperar mínimo diez minutos para volver a hablar y a tener ánimos. La vieja dijo que ella quería lo mismo pero en otra posición. Yo me levanté de encima de mi esposo y me dejé caer en una de las sillas. Ella se acercó a mi esposo limpio su pene y empezó a hacerle sexo oral hasta que estuvo nuevamente erecto. Se sentó sobre el pene de él y se penetró por la vagina, luego recostó sus pechos lo más que pudo sobre mi esposo de tal forma que le quedaba la cola y el ano levantados. El esposo llegó y la penetró de una, eso a mi me admiró. No podía creer que a la vieja no le doliera ni un poquito. Ella casi no se podía mover, así que fueron ellos los del trabajo. El esposo de ella le acariciaba como podía el clítoris, la vieja poco a poco se fue excitando hasta que llegó al orgasmo. Los hombres no llegaron, pues habían quedado, además de extasiados, cansados con el sexo conmigo.

A la noche siguiente nosotras queríamos ser las consentidas. Yo quería que mi esposo me hiciera sexo oral mientras el tipo me penetraba y me mordía los senos. Fue un orgasmo maravilloso y nuevamente el tipo y yo llegamos al mismo tiempo. La otra vieja pidió lo mismo, que mi esposo la penetrara, mientras su esposo le hacía oral. La vieja llegó plena, pero mi esposo no llegó. Yo noté que tenía una sonrisa sospechosa, así que le pregunté que quería. El nos dijo a las dos que quería que ambas le hiciéramos oral. Ambas estuvimos de acuerdo. Cada una nos pusimos de rodillas a lado y lado de su pene y entre las dos bocas hicimos una especie de vagina. Aunque los labios míos y los de la otra se rozaban, no me produjo mayor sensación o escrúpulo, pero tampoco excitación. Después de un rato, empecé a sentir que mi esposo estaba a punto de llegar. Él con cada mano nos tomo de las cabezas y ubicó nuestras bocas en la punta de su glande de tal forma que cuando se derramo a cada una nos toco un poquito de semen. Tanto ella como yo le seguíamos acariciando el glande con la lengua. Es increíble ver como me excita la cara de mi esposo durante los orgasmos.


Nuestro plan de vacaciones eran seis noches y siete días. Todas las demás noches las compartimos y fueron deliciosas.

Lo más excitante de la noche siguiente fue la propuesta de mi esposo, quería que yo le hiciera sexo oral a los dos al mismo tiempo. Ellos se acomodaron uno al lado del otro, yo me arrodillé y tome los dos penes con las manos y los junte uno al lado del otro.
Cuando me inicié en el swinger yo hacía el sexo oral con condón, pero estuve investigando y la boca es el órgano del cuerpo humano que mayor cantidad de gérmenes soporta, esto aunado a que el sabor del látex de los condones es horrible, me llevo a que dejara el fastidio y a que finalmente ya no exigiera condón cuando hago sexo oral, igual a una de mujer, nunca un hombre le hace sexo oral con pantis. Así que me metí los dos penes en la boca y con la lengua intercambiaba entre un glande y otro. A mi esto me gustaba, me excitaba, no voy a decir que iba a tener un orgasmo haciendo un sexo oral, pero si me excitaba y me excita el solo recordarlo. Ambos hombres estaban excitados, entonces el otro tipo llamó a su esposa a que me ayudara, de tal forma que mientras yo les hacia oral, ella les chupaba los testículos, esto les encantó y cuando ya iban a llegar, nos ubicamos una al lado de la otra, abrimos nuestras bocas mientras cada una se encargaba de un pene, yo del otro tipo y mi la otra vieja de mi esposo, casi llegaron al mismo tiempo. Nunca me había comido un semen ajeno y estaba pensando en el fastidio y probables nauseas que me produciría, pero ya casi llegaba y no había tiempo de cambiar. Así que cerré los ojos e imaginé que era el pene de mi esposo. El tipo ya no tenía mucho semen así que no fue mucho lo que tuve que tragar, pero independientemente de eso, era simplemente semen, de igual consistencia y sabor, así que me sorprendí a mi misma lamiéndome un poco que me había quedado en la comisura del labio, para evitar que se cayera de la boca. Cuando mire a mi lado vi que mi esposo apenas llegaba y la otra mujer se trago el sexo sin problemas.

A la noche siguiente ensayamos el baño de semen, cada uno de los hombres penetraba a la pareja del otro e íbamos hablando para tratar que ambos llegaran al mismo tiempo y cuando ya estaban a punto ambos se ubicaron a mis lados y se derramaron en mi pecho, fue delicioso, pero me sorprendió lo que hizo el tipo, le dijo a su mujer que quería verla lamiendo el semen de mi pecho. Ella sin mayores resquemores se sentó en mi bajo vientre y empezó a lamerme el semen que había caído en mis seno, mi esposo empezó a penetrarme en ese momento y debo decir que el sentir los labios de la mujer en mis pezones chupando el semen realmente me excito. Cuando ella termino, se levantó y se hizo a un lado, yo ya estaba muy excitada y no quería quedar así. De tal forma que tome al otro hombre que aún estaba a mi lado, lo hale y le tome la cabeza para que me hiciera sexo oral, llegue al orgasmo rapidito.

En fin fueron unas vacaciones deliciosas, hasta que llegó el día de partir. La otra pareja era de origen paisa y viven en Medellín, así que intercambiamos números de celular y nos despedimos. Solo nos hemos vuelto ver dos veces más en todo este tiempo. Una vez que él tipo vino a Bogotá e hizo trío con nosotros y otra vez que mi esposo fue a Medellín e hizo trío con ellos. Está última vez yo misma fui quien le propuse que los llamara apenas que me enteré que iba a viajar a Medellín. Mi esposo los llamó delante de mí y ellos estuvieron encantados que mi esposo los visitara.

Yo se lo que tengo y que mi esposo me ama, por eso no me preocupo. Así que esa noche mientras yo sabía que él estaba en Medellín teniendo sexo con otra, yo dormía placidamente. Cuando mi esposo regresó le pedí que me contara todo, con pelos y señales, eso en lugar de darme celos, me excitó muchísimo. También me contó que después que el tipo vino a Bogotá e hicimos el trío, que la otra pareja casi se separa porque el no le había contado que pensaba verse con nosotros, después se lo confesó y que la vieja casi se muere de la rabia y los celos. Comentarios a magaly1325@yahoo.com. Esperamos poder cumplir nuestro sexto encuentro y probar cosas nuevas, nada lesbico, nada homo, nada sado, nada de $$$, mucha higiene, mucha imaginación y mucha diversión.BESOS MAGALY

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:11) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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