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Reunión de amiguitos

Relato enviado por : Torote el 10/08/2005. Lecturas: 6857

etiquetas relato Reunión de amiguitos .
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Resumen
Cuatro adolescentes (dos chicos y dos chicas) se reunen clandestinamente a ver una película porno.Todo termina en un festival de pajas.


Relato
REUNIÓN DE AMIGOS

Esto ocurrió cuando era un adolescente preocupado de lidiar con sus hormonas, sacar adelante el colegio y tratar de atinar con alguna minita, pero la verdad es que no tenía mucho éxito con ellas. En lo que era experto, eso sí, era en convertirme en esa lamentable especie humana llamada "el mejor amigo", pese a todas mis maniobras por evitar que las niñas me vieran como un ser inofensivo. Pero esta que les cuento no habría podido ocurrir sino hubiera sido considerado como "mejor amigo".

Eran los años en que no existía internet, las revistas porno eran escasas y de difícil acceso, y ni hablar de videos pues estaban prohibidas las películas XXX. Así que si alguien de nuestro círculo de amistades se hacía con algo de pornografía en cualquier soporte, de inmediato lo cuidaba como tesoro y tenía la obligación moral de compartirlo. Era tanta la represión, que generaba mayor curiosidad respecto al tema, que incluso nuestras amigas mujeres compartían o eran avisadas de nuestros hallazgos.

Bueno, la cosa es que un día me llama Paola. Una de mis tantas amigas, muy a mi pesar, sólo amiga. Se le notaba nerviosa y susurraba:

-Hola Luchito, sabes que encontré un video medio raro en el escritorio de mi papá. Ahora me quedé sola y aproveche de echarle una miradita y adivina lo que tenía…

-Mmmm –sospechaba que era porno, pero no quería arriesgarme a dar una respuesta destemplada- No sé.

-Sí sabes. Una película porno.

-¿Y la viste?

-Un pedacito. Si quieres llamo al Cheno y a Coti para que la veamos juntos, ¿te parece?

-Genial.

Mi inocente corazón quinceañero se aceleró no sólo por saber que pronto iba a tener material para mis próximas pajas sino que el hecho de verlo con mujeres lo hacía más excitante; sobre todo si ellas invitaban. Cheno era otro de esos "amigos" y la Coti era íntima de Paola, por eso era que la cosa era entre nosotros.

El día y hora señalados llegamos todos puntuales como nunca, incluso la Coti, lo que me sorprendió porque no sabía que se iba a interesar tanto en el tema. Y bueno, la función comenzó. Cuatro quinceañeros nuevamente íbamos a tener una visión de aquel misterioso mundo de las relaciones sexuales.

La película era lo típico, un par de diálogos, una cacha, cambio de escena, otro diálogo breve, otro tipo de cacha, etcétera. Yo desde el principio había tenido una erección y estaba más preocupado de disimularla que de disfrutar del filme. Cheno y Coti estaban en el sofá, Paola se había acomodado en el suelo delante de ellos y yo estaba usando el sillón del padre de la dueña de casa. De vez en cuando le echaba una miradita a Coti y a Paola para tratar de descubrir algún rasgo de excitación en ellas, pero nada. Cheno tampoco se veía muy atribulado y nada parecía sobresalir de su pantalón. Eso aumentaba mi vergüenza ¿soy el único que se calienta con estas cosas?

Fue Coti quien "rompió el hielo" (uso las comillas porque la verdad es que la situación era caliente):

-¿Y ustedes lo tienen así de grande? –dijo, señalando a la pantalla donde un bien provisto galán hacía chillar a una chica de aspecto oriental.

-La verdad, no –respondí yo. Cheno me miró algo molesto; quizá pensaba en fanfarronear con las chiquillas.

-¿Pero tienen una erección ahora? –preguntó Paola.

-Yo no –dijo Cheno, quizá haciéndose el choro.

Coti y Paola me miraron.

-Yo un poco –mentí pues lo tenía como canilla de caballo.

Aprovechando la confianza y recordando una escena anterior, les pregunté a las chicas:

-¿Y ustedes, se masturban?

-Yo no -me dijo Paola, muy seria. Coti se puso roja y también negó, pero su cara nos decía otra cosa. Guardamos un silencio piadoso.

-Ustedes dos apuesto a que sí –dijo Paola. Ahora fue nuestro turno de ponernos colorados.

-Es muy raro que un hombre a nuestra edad no lo haga –Cheno optó por la respuesta indirecta.

-¿Y ahora se quieren masturbar? –preguntó Paola y por su tono de voz no sabía si era una invitación o simple curiosidad.

Cheno y yo balbuceamos. Paola sonrió.

-Bueno, pero no me manchen los muebles ni la alfombra.

Nuevamente Cheno y yo quedamos de una pieza. Yo me sobaba el paquete por encima del pantalón y Cheno fue más allá y sacó su pico y comenzó a pajearse. Coti, que estaba a su lado, se alejó un poco pero miraba con curiosidad. Se mordía el labio inferior y estaba cruzada de piernas pero su mano se alojaba entre sus muslos. Sí estaba caliente. Paola se volteó a mirar el espectáculo olvidándose de la película. En realidad todos nos habíamos olvidado de ella. Yo también saqué mi pico y comencé a acariciarlo; no quería acabar tan pronto. Cheno finalmente se arrodilló y acabó en el suelo, lejos de la alfombra. Paola y Coti miraban la pocita de semen que se había formado.

-Te toca a ti –medijo Paola.

-Necesito más inspiración –la calentura me había puesto canchero.

Paola se puso de pie frente a mí. Llevaba jeans ajustados y una polerita blanca. Tenía unas caderas maravillosas y un culo de padre y señor mío. Las tetas eran pequeñas pero de todas maneras eran dos naranjitas deliciosas. Se dio vuelta mostrándome su poto; ella sabía que me gustaba.

-¿No te basta esto? –dijo mirándome sobre el hombro.

Yo me estaba machacando a mil pero un gemido nos distrajo a todos; Coti también se estaba masturbando pero por encima del pantalón. Cheno la miraba embobado y en ese instante yo acabé. Mis chorros de moco volaron hasta donde estaba Paola, manchándole el jean. Ella pasó el dedo por la mancha.

-Nunca había tocado semen. Está tibiecito.

Coti seguía en su mundo hasta que de repente se detuvo. Había tenido su orgasmo y, quizá por la costumbre, lo había tenido en silencio.

-¿No te vas a masturbar tú? –Cheno le preguntó a Paola.

-¿Es obligación acaso?

-Pero ¿no estás caliente?

-Yo sabré cuando estoy caliente.

-Yo me había calentado mucho –intervino Coti -, pero ahora quedé súper bien.

Coti nos sonreía casi con inocencia.

-Mira, se me está parando de nuevo –dijo Cheno.

En efecto su pico se recuperaba. Cheno se acercó a Coti y quiso que lo masturbara, pero ella lo rechazó amablemente. En compensación se desabrochó su blusita y nos mostró sus lindas tetas dentro de un precioso sostén verde oscuro. Paola, quizá en un afán de competir, se sacó su polera y vimos su tierno sostén blanco. Sus pezones duros sobresalían notoriamente. Ahora yo estaba volviendo a excitarme. Paola lo notó y se acercó a mí.

-No me toques –me advirtió.

Se bajó el cierre de su pantalón y me regaló una linda visión de su ombliguito, su guatita, el nacimiento de su vello púbico y sus calzones, blancos como su sostén. Me comencé a masturbar mirando su cuerpo pero la verdad es que lo que más me calentaba era mirarla a los ojos. Ella me sostenía la mirada y se notaba que estaba re caliente. Por su lado, Coti se amasaba sus tetas para estimular a Cheno, que de nuevo acabó rápidamente.

Era mi turno. Me había girado levemente para admirar a Paola y cuando sentí venir el orgasmo, noté que estaba apuntando a la alfombra. En una fracción de segundo me puse de pie para evitar mancharla pero topé a Paola. El roce de la punta de mi pico con su guatita fue más delicioso que todos los polvos que no había tenido. Fue una fracción de segundo. Quedamos frente a frente y me chorrée entero en su guata y manché sus calzones y su jeans de nuevo. Ella sólo sonreía picarona.

Paola nos avisó que sus padres llegarían pronto y que había que ordenar y –sobre todo- limpiar. Nos arreglamos y nos fuimos prometiendo repetir la experiencia más adelante.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 22:19) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:55) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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