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Rocio, tres contra una

Relato enviado por : plantito7 el 07/02/2005. Lecturas: 16246

etiquetas relato Rocio, tres contra una .
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Resumen
Rocìo era una ama de casa comun y corriente, hasta que quiso saber lo que era ser y sentirse como una puta... y lo logrò...


Relato
Rocio, tres contra una
ROCIO

(TRES CONTRA UNA)

La vida había sido buena con Rocìo, quizás no todo lo buena que ella hubiera querido, pero analizándola un poco a fondo, definitivamente no había sido mala.

Tenia una buena familia, un buen esposo que la quería, muchos amigos que la estimaban, una profesión interesante, un trabajo agradable que le gustaba desempeñar, y aunque no era rica, si tenia todo lo necesario para vivir bien de manera desahogada.

Pero con todo y eso, ella no era completamente feliz, no era feliz al cien por ciento. Quizás tenia todo lo que se podía desear, pero sin embargo ella pensaba y sentía que le faltaba algo. Posiblemente no alcanzaba a comprender que era lo que le faltaba, o talvez lo comprendía demasiado bien pero tenia miedo de aceptarlo, por lo menos de aceptarlo abiertamente.

A sus 38 años de edad, Rocìo era una mujer joven y llena de vida, además de que tenia un cuerpo en la plenitud de su madurez y perfectamente bien delineado en todas sus formas y curvas. Su piel era blanca y suave, su cabello castaño le caía hasta media espalda, sus ojos eran vivaces y hermosos, su cara picara y bonita, sus nalgas eran redondas y paraditas, su cintura era breve, sus piernas largas y bien formadas, sus muslos carnosos y suaves, y sus pechos podrían ser la delicia de cualquier hombre. Cuando iba por la calle los hombres la chuleaban, y cuando se subía al metro o a algún microbús, generalmente era manoseada descaradamente por algún tipo aventado, y a ella le gustaba eso, le gustaba despertar el deseo sexual animal y el morbo lujurioso entre los hombres, sentirse y saberse deseada por los machos.

En general era una mujer muy hermosa, y en su fuero interno sentía que ese hermoso cuerpo estaba siendo desperdiciado, que ese hermoso cuerpo debería ser gozado sexualmente por muchos hombres, y ese era su deseo escondido, gozar con su cuerpo de todos los placeres que le exigía su intima y ardiente sensualidad, quería sentirse una puta. Y no era que no gozara el sexo con su esposo, si lo gozaba, pero siempre de una manera convencional y tranquila, esto al principio, en sus primeros años de matrimonio había sido suficiente para ella, pero ahora ya no lo era, ella quería que le metieran la verga de forma mas salvaje, que le ultrajaran la cola, que la pusieran en todas las posiciones imaginables, que la obligaran a comportarse como una perra caliente, como una puta callejera, como una mujerzuela de barrio, y esto no lo tenia con su esposo, ya que a su esposo no le gustaba que le mamaran la verga y ella no solamente quería hacerlo, sino que quería mamar dos vergas a la vez y llenarse toda la boca con camotes fuertes y bien parados. A su esposo no le gustaba darle por el culo y ella deseaba tener una verga grande latiendo dentro de su culito y metida hasta los intestinos.

Quería ser cogida por un hombre, por dos, por muchos, y ser penetrada por todos los hoyos de su cuerpo. Quería que un cabron le metiera la verga por la panocha y otro al mismo tiempo se la metiera por el culo, mientras ella le mamaba la verga a un tercero, quería sentirse violada y humillada como cualquier pinché puta, quería experimentar un orgasmo tras otro y sentir el erótico y morboso placer que sabia o por lo menos intuía que podía sentir al ser tratada como una cualquiera, como una prostituta de barrio.

Y así estaba Rocìo, con sus 38 años, su vida bien llevada, su cuerpo esplendorosamente erótico y lujurioso, y sus sueños de emputecerse para gozar al máximo del placer sexual, un sueño que al principio era solamente eso, un sueño, pero que con el paso del tiempo ella sentía que cada vez estaba mas cercano, pues aunque había empezada solo como una idea loca y lejana, muy difícil de alcanzar, con el tiempo había ido tomando forma y volviéndose una idea ya no tan loca ni tan lejana, los cuerpos de hombres abstractos iban tomando forma, las vergas imaginarias iban tomando forma, las morbosas escenas de orgías en donde ella era la principal atracción iban tomando forma, y toda la idea en general comenzaba a tener visos de realidad, solo tenia que pensarlo bien, planearlo bien, y esperar el momento de valentía y coraje en que se decidiera a llevar a cabo su mas anhelada fantasía sexual y erótica.



Y como no hay plazo que no se cumpla y todo en esta vida tiene que llegar, también a Rocìo le llego el gran día. Después de pensarlo y planearlo por un buen tiempo, al fin tomo la decisión que quería, pues su cuerpo aun era bastante joven y cada vez con más urgencia le pedía placer, le pedía satisfacción sexual plena. La decisión la tomo desde una semana antes en que su familia le aviso que iban a salir el siguiente fin de semana y ella tendría que quedarse sola en casa porque supuestamente ella tenía algunos compromisos de trabajo para ese fin de semana.

Y se paso toda la semana pensando en lo que haría, como se vestiría y adonde iría, y decidió que el viernes por la noche se vestiría como puta callejera y se iría al centro de la ciudad a buscar clientes y que aceptaría al primero que le propusiera irse a acostar con el. Y siguió pensando en eso, preparando y preparándose para el gran día, ya había tomado la decisión y nada haría que ella se arrepintiera, definitivamente llevaría sus planes adelante, su lujurioso cuerpo se lo pedía, su calenturienta mente se lo pedía, su panocha hambrienta de verga se lo pedía, su culo virgen se lo pedía, sus chichotas deseosas de ser manoseadas se lo pedían, en fin, que ella ya no podía taparse los oídos a lo que ya era muy evidente.

Y llego el viernes. La familia ya se había ido y Rocio se encontraba sola en casa. Se maquillo de la manera mas vulgar que pudo, y se vistió como ella se imaginaba que seria una puta callejera, se puso una falda ultracorta con la que prácticamente enseñaba buena parte de sus nalguitas, un pequeño calzón que casi parecía una tanga, una medias negras de malla, una blusa semitransparente lo más escotada que pudo, y unos zapatos de tacón alto.

Como a las siete de la noche se paro en la puerta de su casa y pensó, si salía ya no habría regreso, era el momento de tomar la decisión definitiva, y salio.

Se fue por el rumbo del centro de la ciudad atrás del palacio nacional porque alguien le había dicho que ese era un rumbo donde había muchas putas callejeras, aunque en realidad ella no pudo ver ninguna. Ella caminaba con algo de miedo y de nervios moviendo sensual y rítmicamente sus nalgas y todos los hombres volteaban a verla a su paso, pero ninguno se animaba a hablarle. Se paro por unos momentos en una esquina, y en eso se le acerco un tipo alto y moreno quien desenfadadamente le paso una mano por la cintura y ella sintió un escalofrió al sentirla e instintivamente trato de separarse pero el tipo la atrajo con mas fuerza y le dijo.

Que tal mamacita, ¿cuanto me cobras por un acoston?

Ella había pensado en todo, menos en lo que supuestamente tenia que cobrar pues se suponía que era una puta, y por un momento se quedo muda sin saber que decir, pero se repuso rápidamente y le contesto:

Te cobro cien pesos.

El tipo hizo una mueca como de disgusto aunque la realidad era que esa respuesta y el titubeo de ella lo único que hicieron fue confirmarle lo que el sospecho desde el momento en que la vio, que esa no era una puta común y corriente, que posiblemente era una puta fina buscando una aventura en un barrio bajo o una ama de casa buscando que alguien se la cogiera, pues cien pesos era apenas la cuarta parte de lo que normalmente cobraba una puta del rumbo, y a pesar del rebuscado maquillaje, el pudo notar que la cara y la piel de esta putita no estaba ajada y resentida como la de las putas baratas que había por el rumbo.

Esta bien –dijo el- te voy a dar los cien pesos, pero como no me alcanza para pagar el cuarto, vamos a tener que ir a mi casa, esta a solo dos calles de aquí, ¿vamos?

Si, vamos –contesto Rocìo titubeante y no muy convencida de lo que estaba haciendo, pues una cosa es imaginárselo y fantasear con el hecho y el deseo de ser una puta y otra muy distinta es hacerlo en realidad, y en esos momentos ella ya estaba en el camino perfecto para convertirse en una verdadera puta, y este solo pensamiento hizo que su panochota comenzara a humedecerse.

Echo a caminar al lado del tipo quien no la soltó de la cintura para nada, y después de un par de calles entraron a una de esas vecindades que abundan en el centro y que por dentro son un mundo de viviendas con varios patios unidos entre si por unos pasillos estrechos, oscuros y malolientes. Cuando el tipo le dijo que irían a su casa, ella pensó que quizás a algún departamento, pero no se imagino que iba a entrar en una especie de submundo compuesto por vagabundos, rateros, prostitutas, alcohólicos sin remedio, y toda esa clase de gente que no tiene cabida en el mundo normal.

Rocio sintió miedo cuando entraron a la vecindad, si tenia muchas viviendas pero aparentemente la gran mayoría estaban desocupadas o sus ocupantes no se encontraban pues no se veía luz casi por ninguna parte, la noche ya había caído por completo y la oscuridad era casi total, pero el tipo parecía conocer muy bien aquellos laberintos pues avanzaba firmemente y sin soltar la cintura de ella, hasta que después de unos momentos que a Rocìo le parecieron eternos, llegaron a la puerta de la vivienda del tipo, y mientras el abría sin soltarla como si tuviera miedo de que se le fuera a echar a correr huyendo de el, ella pensó en que tampoco había planeado como comportarse en cuanto estuvieran a solas, ¿tendría que empezar ella a caldearlo, tendría que desnudarlo o desnudarse ella primero? No lo sabia y no quería aparentar inexperiencia, por lo que decidió dejar que el le diera alguna pauta sobre lo que esperaba de ella.

Entraron a lo que era el primer cuarto de los dos en que se componía el total de la vivienda, este cuarto era como de cinco por cuatro metros y estaba lleno de cachivaches y basura por todos lados, un único foco al centro que el encendió, y en una orilla del cuarto había dos sillones bastante viejos y desvencijados como único mobiliario de ese lugar, el otro cuarto no lo alcanzaba a ver ella porque estaba dividido por una cortina de tela que parecía tener años sin lavarse.

En cuanto entraron, el tipo le rodeo la cintura con las dos manos y le pregunto:

¿Como te llamas putita?

Me llamo Rocìo –contesto ella echándole los brazos al cuello.

Esta bien, a mi me dicen el chango pero tu me puedes decir changuito, ¿de acuerdo?

Si –contesto rocio sintiendo como las manos de el bajaban de la cintura a sus nalgas metiéndose por debajo de la corta falda y sobandole las nalgas a través del calzón.

Espero que te portes bien y seas muy complaciente conmigo.

Si changuito, seré complaciente contigo.

Y también deberás complacer a mis amigos que no tardaran en llegar.

¿Amigos, que amigos? Tú no me dijiste que fueran a estar aquí ningunos amigos y el trato fue que me acostaría solo contigo.

El chango sin responder la soltó de las nalgas y lentamente se separo un poco de ella como si estuviera pensando lo que habría de decir, cuando de pronto y violentamente le soltó a Rocìo una fuerte bofetada en la mejilla que la hizo trastabillar hacia atrás hasta casi caerse. El golpe fue muy duro e inesperado y Rocìo no supo que hacer. El tipo fue hacia ella y la jalo fuertemente de los cabellos, gritándole:

Pues quien te crees que eres puta pendeja, tu estas aquí para complacerme a mí y a quien yo te ordene porque para eso te voy a pagar, eres mi puta y voy a hacer contigo lo que yo quiera, ¿esta claro?

Si –contesto Rocìo contesto simplemente por instinto, con temor y casi a punto de llorar pues no podía hacer ninguna otra cosa.

Pideme perdón pinché mujerzuela barata.

Perdóname changuito.

Esta bien –dijo el chango- por esta vez te perdono, pero si no te comportas como una verdadera puta y nos das placer a mi y a mis amigos como nosotros queramos, te va a ir muy mal, pues te daré una buena madriza y además te marcare esa hermosa cara que tienes con una navaja, ¿entendiste?

Si –contesto ella con miedo pero a la vez sintiendo un cosquilleo que le subía por las piernas y le llegaba hasta la panocha, que ya no solo se encontraba húmeda sino totalmente mojada por las perspectivas de lo que le iba a pasar. aparentemente no solamente se la iban a coger, sino que la iban a forzar entre varios lo que significaba casi casi una violación y esto hacia que su temperatura subiera.

¿Si que? –pregunto el, que seguía jalándola con fuerza por los cabellos.

Si voy a ser una verdadera puta para complacerte a ti y a tus amigos –contesto ella otra vez más por instinto de conservación que por verdadero convencimiento.

De acuerdo pinché perra asquerosa –dijo el soltándola por fin del cabello- y ahora encuérate que quiero ver que es lo que me voy a comer.

Rocìo comenzó a quitarse la ropa mientras el sacaba una botella de ron barato y servia dos vasos. Comenzó quitándose la blusa y el pequeño sujetador que llevaba y siguió con la falda y la breve pantaleta y al último se quito las medias quedando totalmente encuerada ante los ojos del chango, quien exclamo:

Caray pinché perra callejera, no pensé que estuvieras tan buenota, estas mejor de lo que parecía a simple vista, tomate una copa –dijo el tipo alargándole uno de los sucios vasos en los que había servido el licor.

Gracias pero yo no tomo –contesto Rocìo.

Eso a mi me vale madres, ahora vas a tomar porque a mi se me da mi puta gana.

Esta bien –dijo ella tratando de que el no se molestara y aceptando el vaso que le ofrecía.

Salud –dijo el chango tomándose todo su vaso de un jalón.

Salud –contesto ella tratando de hacer lo mismo pero lo único que logro fue atragantarse y toser pues el ron era demasiado fuerte y corriente, de manera que solo se tomo la mitad.

Ah que puta pendeja eres para tomar, pero no te preocupes ya iras aprendiendo, ahora ven aquí y déjame disfrutar de tu cuerpo de putota.

El chango llevo a Rocìo hasta el viejo sillón y la sentó en sus piernas procediendo a manosearla por todos lados y a chuparle y morderle las chiches haciendo que ella correspondiera a las caricias y tomara su cabeza con las manos acercándola mas a sus hermosos pechos. El chango la aparto un poco de el para poder sacarse la verga y ella se quedo sorprendida del tamaño de ese pitote, era la verga mas grande que Rocìo hubiera visto en su vida, de inmediato la agarro con su delicada manita y comenzó a sobarsela mientras el seguía manoseándola por todos lados. De pronto el chango la levanto y se desnudo por completo volviendo a sentarse en el viejo sillón y diciéndole a Rocìo:

Chupame la verga pinché ramera barata.

Obedientemente Rocìo se hinco entre las piernas del chango y tomo la vergota con sus manos procediendo a meterse la cabeza del pito en la boca, pues aparentemente no le cabía más que eso.


Chupamela bien puta pendeja, ¿es que nunca habías chupado una verga?

Nunca había chupado una verga tan grande –contesto Rocìo sacándose el pito por un momento para volvérselo a meter en la boca de inmediato.

No me extraña, se ve que eres una puta sin experiencia, de cualquier forma metete lo mas que puedas en la boca, hasta que te llegue a la garganta, luego la sacas y te la vuelves a meter, y así hasta que yo te diga.

Y así lo hizo Rocìo. Pensando en el problema aparente en que se había metido. Estaba en un cuartucho sucio de una vecindad horrible y aparentemente abandonada, con un tipo mal encarado al que nunca había visto en su vida, encuerada y chupandole la enorme verga que tenia este cabron, y en espera de unos amigos que ella no sabia ni cuantos eran ni como serian, pero no se atrevía a preguntar.

En eso el chango la levanto y la sentó de frente sobre su verga, la cual apenas pudo entrar en la estrecha panochita de Rocìo, ella sintió que la partían en dos y trato de acomodarse lo mejor que pudo para no lastimarse.

Muevete pinché perra callejera, mueve rico ese enorme culote que tienes–le dijo el chango.

Si changuito, pero meteme toda tu vergota, parteme mi panochita en dos, cogeme hasta que me desmaye.

Ella comenzó a moverse como podía, y comenzó a gozar y a estremecerse con la vergota que tenia metida, se la sacaba casi toda y se volvía a sentar en ella hasta desaparecerla, y tuvo su primer orgasmo, se abrazo al tipo y lo beso en la boca metiéndole su lengua hasta el fondo y disfrutando de su prolongado orgasmo. El chango no tardo mucho en venirse también inundando su coñito con abundante leche.

Ella quedo un tanto desmadejada y se levanto lentamente del pito tratando de cerrar las piernas para no escurrirse demasiado, y el chango le ordeno.

Hincate aquí puta cabrona para que me limpies la verga con la lengua, hazlo despacio y con gusto como si estuvieras enamorada de mi verga, la quiero bien limpiecita.

Si changuito, te limpiare tu enorme y linda vergota con mi lengua –contesto ella procediendo a limpiar la verga con todo cuidado y esmero.

Cuando Rocìo termino su labor de limpieza, se levanto y le pregunto al chango donde estaba el baño para poder asearse.

Aquí no hay baño –contesto el chango dándole unas simples servilletas- límpiate en cualquier rincón como puedas.

Ella un tanto apenada comenzó a limpiarse a la vista del tipo, se puso en cuclillas para dejar que saliera el mayor líquido posible de su panochita, y cuando termino busco su ropa para taparse algo.

Que es lo que vas a hacer –pregunto el chango.

Voy a taparme.

Ni madres, quiero que te quedes encuerada porque no voy a perderme el espectáculo de ver tus chichotas y tus enormes y bien paraditas nalgas, sirve otros dos vaso y toma.

Rocìo obedeció y se quedo encuerada y sirvió mas licor y tomo con el tipo. Después de un par de copas más, ella ya se sentía más relajada y medio mareada, estaba sentada junto al chango agarrandole la verga mientras el le manoseaba todo su cuerpo, ella estaba a gusto con ese manoseo pues le gustaba que le agarraran y manosearan con ardor todo su cuerpo, en eso el chango le dijo:

Parate frente a mi y empínate mostrándome las nalgas.

Ella obedeció sin objetar nada, se paro frente al tipo y se empino mostrándole todas sus esplendorosas nalgas y su hermosísimo culito. El le dio varias nalgadas a la vez que se las sobaba y le repetía lo buenas y preciosas que estaban sus nalgotas, luego aproximo su cara y abriéndole las nalgas con las dos manos le dio un prolongado beso en el culo haciendo que ella se estremeciera y se empinara más. El siguió lamiéndole el culo y hasta le metió la punta de la lengua por el pequeño y fruncido orificio trasero de ella, ella sentía que las piernas le temblaban y gozaba de lo lindo con la lamida de su culo. Entonces el se separo y le dijo:

Siéntate con las nalgas hacia mi, te voy a meter la verga por tu culito.

No por favor –protesto Rocìo- nunca nadie me la ha metido en el culo.

¿Eres virgen del culo? –pregunto el chango extrañado.


Si.

Pues entonces con mayor razón te la voy a meter.

Rocìo quiso protestar pero ya no lo hizo, pensó que lo mejor era aceptar lo que venia ya que después de todo, esa era una de sus fantasías, que alguien le rompiera su virgen anito, quería saber que se siente tener una palpitante verga ensartada en el culo. El chango se ensalivo el pito y le ensalivo el culo a Rocìo, luego la fue sentando poco a poco en su verga mientras ella se abría las nalgas con las manos tratando de facilitar un poco la penetración.

Definitivamente que si hubo dolor en el culo de Rocìo porque ninguna otra verga había entrado antes en ese hoyito, pero fue mas el placer y la satisfacción de ver realizada su fantasía y sentirse empalada por el ano, de manera que poco a poco ella se fue acostumbrando al intruso en su cola y se acomodo para comenzar el mete y saca lentamente sentándose sobre el chango, mientras este la abrazaba con las dos manos y le manoseaba con fuerza las chiches.

Así changuito –decía ella- así meteme tu vergota, rompeme el culo con todas tus fuerzas, cogete a esta puta caliente que es para ti, asi cariño, ábreme mi culito para que se acostumbre a tu vergota y después puedas metérmela siempre que estés caliente.

¿De quien es tu culo, putita? –le pregunto el chango.

Es todo tuyo cariño, es para que tu metas tu verga cuando quieras, es para que me empines cada que se te de tu puta gana, es para que tu lo goces como tu quieras, es para que tu vergota se venga y descargue toda su lechita en mi culito.

Rocìo se sentía transportada a otro mundo y entrecerró los ojos mientras le seguía diciendo al chango que ella era su puta y que su culo era solo para el, y para tratar de disfrutar al máximo el momento de su desvirgue anal.

Y en eso estaban cuando ella escucho unos ruidos que provenían de la puerta e instintivamente trato de pararse pero el chango la retuvo con fuerza diciéndole:

No te preocupes putita, son solo mis cuates que están llegando.

Ella miro hacia la puerta y vio que entraban dos tipos igual de malencarados que el chango, Rocìo no tenia ni con que cubrir su desnudez, además de que seguia empalada por el culo con la verga del chango. Los dos amigos se les quedaron viendo sin mucha sorpresa como si ya estuvieran acostumbrados a estos espectáculos, y saludaron al chango procediendo muy sonrientes a sentarse en el sillón a los lados de ellos y entonces el chango hizo las presentaciones:

Muchachos les presento a mi puta callejera.

Ellos le extendieron la mano y ella se las recibió y cuando estaba a punto de decir su nombre, se arrepintió viniéndole a la mente un caliente pensamiento y prefirió sentirse más puta y más caliente diciéndoles:

Mucho gusto, soy la puta callejera del chango.

Uno de los tipos se presento como el chato, era blanco, alto y como de treinta años, el otro se presento como el tortas, este era moreno, muy moreno, chaparro y como de 55 años de edad.

El cuadro le parecía increíble a Rocìo y no se lo había imaginado en ninguna de sus fantasías, ella estaba encuerada y sentada sobre la verga del chango quien se la metía por el culo, y sus dos amigos viendo el espectáculo de todas las hermosas formas de su cuerpo y chupandose los labios anticipadamente por el placer que ellos sabían que se avecinaba.

Pero así no se saluda puta pendeja –dijo el chango dándole un golpe con la mano abierta en un muslo e interrumpiendo los pensamientos de Rocìo- debes de saludarlos dándoles un beso en la verga a cada uno, para que vean que eres una puta bien educada y para que vean que de verdad estas muy contenta de conocerlos, a ver muchachos parense para que mi putita los salude como debe de ser, ¿estas de acuerdo puta asquerosa?.

Si changuito –contesto Rocìo a quien la calentura y el alcohol ingerido le daban el valor necesario para aceptar lo que le ordenaban, además de que el solo pensar en dos vergas mas que se iba a comer esa noche aparte de la del chango que tenia metida en el culo, hacia que su lujuriosa imaginación se desbordara mas allá de lo normal.

Los dos tipos se pararon frente a Rocìo, se bajaron la bragueta y se sacaron las vergas, las cuales ya estaban medio paradas por el espectáculo que ella les estaba dando, y Rocìo pudo ver que las dos eran más pequeñas que la del chango, pero en esos momentos eso le valió madre a ella, una verga es una verga –pensó- y no hay que desperdiciar nada. Ellos se acercaron más y ella tomo una verga en cada mano y se las acerco a la cara, y deposito sus labios entreabiertos, húmedos y calientes, primero en una y luego en la otra verga. Las dos olían a mugre y a miados, pero ella se aguanto el asco y las volvió a besar de nuevo repetidas veces.

Ahora sirvan de tomar para todos –dijo el chango- y luego encuérense y súmense al agasajo, que esta mujerzuela barata nos tiene que dar batería a los tres.

Los dos tipos sirvieron bebidas, luego se encueraron y se sentaron de nuevo junto a Rocìo quien seguia con la verga del chango enterrada en su culo a la vez que agarraba las otras dos vergas, una con cada mano. Todos brindaron y se tomaron otras dos copas mientras platicaban y Rocìo era manoseada en todo su cuerpo por los tres tipos, en eso el chato se paro y acerco su verga a la cara de ella quien de inmediato la tomo con la boca y la empezó a mamar.

El alcohol había terminado por desinhibir a Rocìo y ya estaba dispuesta a hacer lo que fuera, pues pensó que si ya estaba en ese lugar, lo mejor que podía hacer era darle rienda suelta a sus instintos y gozar con lo que el destino le había puesto a la mano, que eran tres tipos mugrosos y ansiosos de coger con ella.

El chango les propuso clavarse a la puta de Rocìo por todos sus orificios y los otros dos tipos aceptaron con gusto. El chango se desensarto a Rocìo de cómo la tenia clavada por el culo, se levanto y le dijo al tortas que se sentara en el sillón e hizo que Rocìo se sentara frente a el clavándose la verga del tipo en su panochita, luego el chango se acomodo por detrás y le volvió a clavar su pitote por el culito, y finalmente el chato se subió al sillón y le metió su verga por la boca.

Y en esa forma, Rocìo quedo ensartada por todos lados y comenzó a nadar en un mar de placer sexual experimentando un orgasmo tras otro. Sentia su panocha y su culito totalmente llenos de verga, le dolía, pero disfrutaba sintiendo como los dos pitos se tocaban a traves de una suave membrana dentro de su cuerpo. Movía su cuerpo ondulantemente y de arriba hacia abajo para tratar de que le entraran mas a fondo las vergas metidas en su culo y su panocha, y por otro lado se afanaba por chupar y lamer la verga que tenia en la boca, acariciándole suavemente los huevos al tipo y extendiendo los dedos hasta su culo para manoseárselo morbosamente. Y por momentos sacándose la verga de la boca para animar a los tipos diciéndoles:

- Cojanme bien cabrones, gocen de todos mis orificios y hagan gozar a su puta barata, llénenme de mocos por todos lados.

Y así estuvieron por más de media hora, tiempo en el que Rocìo estuvo casi a punto de desmayarse por el esfuerzo y por el placer que le provocaban en su cuerpo las tres vergas que tenía metidas en sus hoyitos. El primero en venirse fue el chango descargando una gran cantidad de mocos en su culo, luego se vino el tortas haciendo estremecer y calentando y regando con su leche la panochita de ella, y al final se vino el chato dentro de su boca haciéndola que casi se ahogara con la cantidad de mocos que tuvo que tragar a fuerza para no atragantarse.

Los tipos la separaron de sus vergas y se sentaron los tres en el sillón ordenándole que se las limpiara a todos con la lengua, ella se hinco obedientemente ante cada uno de ellos y les limpio las vergas.

Luego volvieron a servir más licor y siguieron tomando. Rocìo se hinco entre las piernas del chango y se metió su vergota en la boca procediendo a chuparsela lentamente mientras que con las manos agarraba cada una de las dos vergas restantes para masturbarlas tranquilamente buscando que volviera a pararse, ella no sabía si eso seria todo y ya se tenía que ir o si debía quedarse con ellos toda la noche, pero la voz del chango la saco de dudas diciendo.

Puta cabrona, te vamos a poner algo de música para que nos bailes encuerada y podamos calentarnos para cogerte de nuevo, ¿estas de acuerdo mujerzuela?

Si changuito –contesto ella sacándose por un momento la verga de la boca- voy a bailar encuerada para ustedes para que se calienten y se les pare la verga de nuevo.

Así me gusta –dijo el chango- eres una pinché perra caliente y te vamos a coger toda la noche como se nos de nuestra chingada gana, ¿esta bien?

Si, como tú digas.

¿Si que? Contesta bien cabrona puta pendeja –dijo el chango jalándola por los cabellos y sacándole su pitote de la boca.

Si soy una pinché perra caliente y quiero que me cojan los tres toda la noche como se les de su chingada gana.

Eso esta mejor, debes de reconocer que eres nuestra puta y que todos tus hoyos son para complacer a nuestras vergas.

Si soy la puta de los tres –contesto Rocìo- y todos mis hoyitos son para complacer a sus vergotas en la forma que ustedes quieran y por todo el tiempo que quieran, solamente tienen que ordenármelo y yo obedeceré sus órdenes para complacerlos.

Los tres tipos quedaron complacidos con las palabras de Rocìo y siguieron tomando licor los cuatro por igual. Para ese momento ella ya se sentía bastante mareada por el alcohol ingerido pero no podía negarse a tomar por temor a que se enojaran, los tipos le estaban dando la mejor noche de sexo y de depravación de su vida y ella quería que esto continuara por todo el tiempo posible.

Pusieron una música lenta en una pequeña y vieja grabadora, y rocío comenzó a bailar para darles un buen espectáculo con su desnudez y las atractivas formas de todo su cuerpo. Se movía al compás de la música meneando las nalgas morbosamente y acercándoselas lo más que podía para que ellos la manosearan a gusto y empinándose después sin dejar de mover las nalgas para que los tipos pudieran admirar bien su hermoso culito. Y así estuvo por un rato hasta que ellos ya estaban bastante calientes y entonces la jalaron y la acostaron sobre las piernas de los tres y la manosearon por todos lados metiéndole los dedos en la panocha y en el culo.

Rocìo solamente cerró los ojos y se dejo llevar por las placenteras sensaciones que los tres tipos le provocaban con sus manoseos. La voltearon boca abajo para poder picarle el culo con mas facilidad quedando la cara de ella sobre la verga del chato, la cual de inmediato se metió en la boca sin que nadie se lo pidiera y la comenzó a mamar con ardor, y el chato le pregunto:

¿Te gusta mi verga puta asquerosa?

Si, me gusta mucho tu verga –contesto Rocìo.

¿Te gusta chuparmela como la mujerzuela caliente que eres?

Si, me gusta chupar tu rica, parada y sabrosa vergota como la peor de las mujerzuelas.

Entonces la levantaron y se la volvieron a coger por todos sus orificios simultáneamente, turnándose para ir cambiando de lugar y poder probar los tres su culito, su panocha y su boquita y terminaron viniéndose los tres volviendo a inundarle todos sus huecos de mocos y llevándola a un mundo de sensaciones desconocidas, ella nunca pensó que se pudiera llegar a experimentar tanto placer sexual conjuntamente, sus deseos de ser y sentirse como una puta estaban siendo debida y cumplidamente complacidos, en realidad se sentía en esos momentos como la puta mas puta del mundo, pero no sabia que aun no se acababa la fiesta y que todavía le faltaban cosas por vivir con esos tres tipos calientes y degenerados.

Luego los tipos levantaron a Rocìo y la tuvieron que sentar en el suelo pues prácticamente no se podía mantener de pie, la dejaron que descansara un rato y luego al chango se le ocurrió que para volverse a calentar era necesario que ella les diera un espectáculo mas morboso todavía, de manera que trajeron dos botella de cerveza y acostando a Rocìo en el suelo, le abrieron las piernas y le metieron una botella en la panocha empezando por el cuello hasta mas de la mitad de la botella. Rocìo trato de protestar intentando decir algo, pero el chango la callo de una cachetada diciéndole:

Cállate pinché puta caliente.

Ella se callo, pero después vino lo peor, la hincaron en el suelo y abriéndole las nalgas lo más que pudieron, le metieron la otra botella en el culo, ella grito de dolor cuando sintió la invasión de su culito pero la volvieron a callar con una patada en las chiches y ella tuvo que soportar que le distendieran el culo hasta meterle también la mitad de la botella, entonces el chango le ordeno:

Ahora pinché mujerzuela vas a caminar como perra en cuatro patas de aquí hasta la puerta y de regreso hasta que te ordenemos que pares ¿entendiste?

Si –contesto ella débilmente.

¿Si que? –grito el chango dándole otra patada no muy fuerte en las chiches- no te ordene que contestaras bien, ¿que puta parte de este no entiendes cabrona perra?.

Si voy a caminar como perra hasta que alguno de ustedes me ordene que me detenga –contesto Rocìo.

Y comenzó a caminar, lentamente y a cuatro patas iba hacia la puerta que estaba como a cuatro metros y regresaba hasta ellos para volver a empezar de nuevo, se sentía cansada y mareada, así que tuvo que hacer un gran esfuerzo para cumplir con la orden que le habían dado.

Los tres tipos se reían a carcajadas mientras veían a Rocìo gatear por toda la habitación con dos botellas de cerveza metidas en su panochita y en su culo, el espectáculo los divertía y los calentaba, la manoseaban con gusto cada vez que se acercaba a ellos y se agarraban la verga para parársela pues estaban decididos a volvérsela a coger entre todos, y mientras seguían bebiendo y platicando.

Un buen rato después y cuando Rocìo estaba a punto de desfallecer de cansancio, los tipos la detuvieron y le sacaron las botellas que tenia enterradas y se la empezaron a coger en todas los formas imaginables y por todos sus orificios, se la cogieron parada, acostada, boca arriba, boca abajo, sentada, empinada y hasta parada de manos alzándole los pies como si fuera una carretilla, le metieron dos vergas juntas en la boca y también juntas en su panocha y hasta intentaron meterle las dos vergas juntas en el culo pero les fue imposible por lo apretado que estaba, pero si hicieron sufrir a Rocìo quien lloraba y gritaba sintiendo que le partían en dos su pobre culito.

Y después mientras se la cogian entre los tres, la insultaban y la obligaban a decir lo que ellos querían oír teniendo que sacarse de la boca por momentos la verga que tenia metida en ese turno.

Eres una pinché perra caliente ¿verdad? -decía uno de ellos.

Si, soy una pinché perra caliente –contestaba Rocìo.

Eres una mujerzuela barata y pendeja –decía otro de ellos.

Si, si soy la mujerzuela mas barata y mas pendeja del mundo–volvía a contestar Rocìo.

Y te vamos a poder meter la verga siempre que se nos antoje pues eres nuestra puta.

Y Rocìo volvía a contestar lo mismo. Y así estuvieron por otro rato.

Y para terminar los tres amigos decidieron que los tres se vendrían en la boca de ella para que se tragara los mocos de todos, y así lo hicieron, primero fue el que la tenia ensartada por el culito, se la saco y se la acerco a la boca haciendo a un lado al que en ese momento esta gozando de la mamada de Rocìo.

Ahí te va la verga puta, y trágate todos mis mocos, no quiero que desperdicies ni una sola gota pues si lo haces te rompo la madre.

Y ella se trago todos los mocos sin que se le saliera ni una gota de la boca. Y luego hizo lo mismo el que estaba gozando de su boquita, y por ultimo se vino en su boca el que la tenia ensartada por la panocha, y Rocìo trago más que todos los mocos que se había tragado antes en su vida, y al terminar simplemente se tiro en el piso tratando de descansar un rato, pero ya comenzaba a amanecer y el chango decidió que ella ya se tenia que ir, le dio un pequeño puntapié en el estomago y le dijo:

Ya levántate puta asquerosa que aquí no es hotel, vistete y largate a chingar a tu madre.

Ella se levanto con muchos trabajos y se dirigió a donde estaba su ropa, se vistió y cuando busco su bolso vio que el chango lo estaba esculcando y lo miro como preguntándole que hacia o que buscaba.

No te espantes puta, no te voy a robar, nosotros no le robamos a las putas que nos cogemos –dijo el chango acercándose a ella y agarrandole las nalgas- solo estaba buscando alguna credencial con tu dirección porque yo me tengo que volver a comer estas preciosas nalguitas.

Y le regreso su bolsa quedándose con una credencial, y sin que ella se diera cuenta, tomo también una de sus tarjetas de visita en donde venían los datos de su trabajo y sus teléfonos, y después le dijo:

No solamente no te robamos, sino que te voy a pagar en lo que quedamos pues no quiero que trabajes gratis.

Y le alargo un billete de cien pesos que Rocìo tomo tímidamente convirtiéndose así en una verdadera puta, pues no solamente había dejado que se la cogieran tres cabrones sino que había cobrado por eso. Guardo el billete en su bolsa y se fue, llegando con muchos trabajos a la calle y deteniendo el primer taxi que encontró.

Llego a su casa y lo primero que hizo fue bañarse para tratar de quitarse todos lo humores que le habían dejado en su cuerpo el sudor y el semen recibido la noche anterior, y luego se acostó a dormir, soñó con putas, con pitos, con vergotas, con culos, con panochas, con enormes venidas, y tuvo un sueño en general agitado y confuso.

Y cuando despertó, se puso a pensar detenidamente en todo lo pasado la noche anterior, no sabia si le había gustado ser puta, no sabia si le había gustado que se la cogieran tres cabrones, no sabia si repetiría la experiencia, pero lo que si sabia era que esa había sido la mejor noche de su vida y que había experimentado placeres totalmente desconocidos y que ni en sueños los había experimentado.

Y al final solamente se quedo pensando, pensando.



Fin



P.D. ESTE RELATO ESTA DEDICADO A MI PUTITA ROCIO, LA PERRA CALLEJERA MAS PUTA DEL MUNDO, Y EL MEJOR CULO QUE HE CONOCIDO, MANDANDOLE DESDE AQUÍ MUCHOS Y MUY CALIENTES Y APRETADOS BESOS DE LENGUITA EN SU CULITO.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:12) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

CIROJVR (1 de April de 2010 a las 07:58) dice: Quiero saber si volviste a ver al chango


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