Sexo anal ( CON fotos)

Estaba sentada en un taburete en la barra de un club, algunas noches solía frecuentarlo debido a que no era difícil conocer a hombres que estaban de paso por la ciudad, generalmente estos buscaban compañía femenina para satisfacer su necesidad y fantasías.
El barman se acercó donde yo estaba y a medía voz me comunicó que, sentado en una de las mesas del salón, un caballero le acababa de preguntar si yo estaba disponible y si quería conocerlo. De inmediato respondí que no tenía ningún plan y que aceptaba conocer a ese desconocido.
Era hombre de pocas palabras, tras las presentaciones me preguntó si yo era una escort y me propuso de acompañarlo a un hotel. Cerca del club había un meublé al que ya había estado en alguna ocasión anterior.
Ya en la habitación quiso saber cuanto yo pedía por hacer un anal, añadió que sentía debilidad por un culo femenino y que su mayor fantasía era penetrar un estrecho ano. Acepté su proposición al tiempo que interiormente esperaba que su polla no fuese demasiado grande.
Nos desnudamos sin dirigirnos palabra, se sentó en el borde de la cama, yo me arrodillé entre sus piernas e inicie una mamada, en parte quería animarle la polla y en parte comprobar que el tamaño no resultase excesivo.
Me tumbó boca abajo encima de la cama, acaricio mis nalgas, noté como el glande de su polla presionaba la entrada de mi ano, acto seguido empezó a presionar. Yo notaba como su polla entraba dentro de mi, dí las gracias por no ser ni gorda ni larga. Una vez me la hubo metido inicio un rítmico vaivén, un inacabable meteysaca. Dedicó exclusivamente el tiempo que pasamos juntos a follarme el culo. Unos espesos gruñidos me indicaron que él estaba a punto de correrse, su semen me lo confirmo breves instantes después.
Como al inicio, el final fue similar, no nos dirigimos la palabra mientras nos vestiamos y apenas se despidió de mi.