Sexo con la diosa Paola 3

El anterior relato lo terminé cuando Paola me pescó haciéndole el amor a su amiga Claudia enojándose por ello y entrándose al cuarto donde ella le había dejado durmiendo.
Yo me fui por su detrás; realmente estaba furiosa.
-“Cómo pudo esta…. Loca de mier…. Sabía que quería contigo. No debí dejarlos solos. Es hora de irnos”.-Dijo Paola irritada.
-“Muñeca, no se por qué te enojas tanto. Nosotros tenemos una relación libre, sin compromisos. No le veo el motivo a tu enojo porque hice mía a Claudia”.-Le dije.
-“Uuuuuuuuy, no se. Tienes razón, pero me da rabia el hecho de compartirte. Tienes una relación libre conmigo. ¡Libre!, pero relación”.-Replicó.
-“Muñeca, precisamente al ser libre, nos da derecho a ambos a hacer lo que nos plazca sin temor a lastimar al otro”.-Le respondí astutamente.
-“Lo se. Pero a ver dime, ¿te gustaría que me meta con algún amigo tuyo y me haga tirar de buenas a primeras?”.-Me preguntó.
-“Honestamente, no mi vida. Pero si pasara no tendría el derecho de reclamarte”.-Le dije.
Paola agarró sus cosas y estaba disponiéndose a salir del lugar. Yo, como lo había mencionado, tenía la firme intención de hacer el amor con ella, pues ese era mi objetivo principal ese día; así que la detuve y le dije:
-“Bueno amor, antes de irnos, quiero preguntarte algo y necesito tu honestidad”.
-“A ver, qué, se breve”.-Me respondió.
-“¿Qué sentiste al verme hacerlo con Claudia?, aparte de la rabia”.
-“¿Te soy muy honesta?”.-Preguntó.
-“Por favor”.-Le respondí.
-“Al principio, me dio rabia y quise ir a detenerlos, pero al ver tu erección firme, quise ver la cara de Claudia al sentirla adentro, y pues como lo supuse, la disfrutó como la disfruté yo, en el baño de la U”.-Dijo sincerándose.
-“Y dime, ¿no se te quedó el antojo hasta ahorita?. ¿Vas a decir que el enojo te hizo pasar las ganas?”. –Le pregunté, con astucia de nuevo.
-“Aish, no se. Esa Claudia me hizo renegar, le dije que no se avance contigo…”.
Antes de que acabe de decirlo, me le fui encima y le empecé a besar los labios. Me daba igual que se enoje, había resuelto irme al “todo por el todo”, pues esa hembrota me encendía demasiado, más viéndola sentada en la cama. Paola, me separó y me dijo:
-“¿Qué haces?”.
-“Nada, simplemente beso a la mujer que me encanta”.-Le respondí.
Paola desde ese momento me correspondió y el beso se hizo más intenso. Se acostó en la cama, me le puse encima y sentía que mi poderosa vara volvía a despertar.
-“No se si será correcto, mejor vámonos, puede venir Claudia”.-Me dijo Paola separándose de mis labios.
-“No creo que venga, está asustada por tu enojo”.-Le dije con la esperanza de poder consumar mis deseos de poseerla.
-“Quiero que me prometas que no volverás a hacerlo con ella”.-Me dijo sorprendentemente Paola.
Yo, en tono de sorpresa le respondí.
-“¿En qué quedamos entonces?. Creo que esa es una propuesta para quien está firmemente con una persona”.
--“Ok, ok, olvídalo. Si quieres tírate a toda la facultad, pero conmigo no habrá relación ni libre ni de ninguna clase”.-Arremetió ella.
-“Paola, pero de eso se trata una relación libre. No le das razones de nada a tu pareja”.-Contesté.
-“Tómalo como quieras, pero no voy a tener nada con un promiscuo. Si te dije relación libre, quería decir que lo único que nos diferencia de una pareja de enamorados, es que no nos damos señales de cariño en frente de todos, aparte que nadie más debe saberlo”.-Me dijo ella.
-“Auch, e ahí un detalle. Lo sabe Claudia, y ahora que te enojaste con ella, se lo va decir a medio mundo”.-Le contesté.
-“No lo va hacer, menos ahora que le tomé una foto cabalgándote la pija”.-Dijo con frialdad.
La verdad, me quedé helado. Paola no solo nos había visto tirando con Claudia, sino que nos tomó una foto que usaría para chantajear.
-“A ver muñeca, muéstramela, por fa”.-Le pedí.
-“Lo haré en su momento, solo te puedo decir que se le ve todo a ella y a ti no se te ve el rostro”.-Contestó.
Me alivió un poco la noticia de que no se me veía a mí en la supuesta foto, pero no me podía imaginar qué pasaría con Claudia. Finalmente hice los “cálculos” necesarios y le dije:
-“Tú ganas amor, no me acostaré con nadie más si no es contigo. Ahora creo que podríamos empezar”. Y le toqué los senos.
-“Está bien. Te demostraré que soy más mujer que Claudia. Asegura bien la puerta”.
Me levanté de una y fui a cerrar la puerta. Me di la vuelta y era el momento de cumplir mi deseo más grande de la noche, hacerlo con la “poderosa” Paola.
Me Excitó ver la mirada de deseo de Paola, se notaba que ardía por dentro. Me le fui encima y la empecé a besar. Instintivamente ella separó las piernas, claro aún con ropa, y yo me acomodé en medio de ellas. De una deslicé mis manos dentro de su ropa hasta alcanzar sus senos cubiertos por el brassier.
-“Levántate, me voy a dar la vuelta para que me acaricies mejor”.-Dijo ella.
Me hice hacia atrás, Paola se quitó lo que llevaba encima y quedó en brassier. Luego se puso arrodillada en la cama, de espaldas a mí; se hizo a un lado el cabello y me invitó a besarle el cuello y a tomarla de las tetas. Así lo hice, le empecé a besar el cuello y de igual forma que la primera vez, deslicé mis brazos por debajo de los suyos y con mis manos llegué a sus senos. Primero se los acaricié por encima del brassier, luego, sin desabrocharlo se lo suspendí hasta que quedaron libres sus poderosas tetas. Ahí se las acaricié.
-“Desabróchalo, se me va estirar”.-Dijo Paola, invitándome a dejar totalmente descubiertas sus lindas mamas.
Le desabroché el sostén y quedaron libres sus lindas tetas, las que por suerte eran aún firmes y nada caídas. Ahí se las empecé a acariciar y a masajear, mientras le besaba el cuello, y la parte de atrás de sus oídos. Es de suponer que mi pene se erectó al 1000 por 1000 y se lo presioné en su lindo culo. Paola de a poco se excitaba más y más. De pronto con una mano le desabroché el pantalón, se lo deslicé hasta que se vio su tanguita. Metí mi mano por debajo y le toqué su erecto clítoris. Al sentir mis dedos, ella lanzó un gemido y puso una de sus manos sobre la mía, como para que no me detenga en las caricias. De a poco sentí como se humedecía la entrada de su vagina. En una de esas se las arregló para bajarme la cremallera, desabrochar mi cinturón y tener mi parada pija en sus manos. Era genial, yo le agarraba las tetas con una mano, el clítoris y la concha con la otra, y ella me masajeaba la pija con una mano.
De pronto Paola se dio la vuelta, me miró a los ojos, se agachó y metió mi pene en su boca. Ahí me empezó a chupar de una forma riquísima. Me lo lamía, luego me lo chupaba, o sacaba y metía de sus labios; era la gloria. Sin embargo no me podía conformar con tener mis manos en su nuca.
-“Mi amor, haremos el 69 muero por tener tu rica conchita en mi boca”.-Le propuse.
Paola me la dejó de chupar, me acosté en la cama de espaldas y ella se puso encima, con su concha en mi cara y su boca en mi pene. Ahí empezamos una sesión de felación y cunnilingus alucinante. Yo lamía su clítoris y con mis labios frotaba los labios de su conchita. Paola estaba loca, gemía y gemía de placer, mientras me chupaba la pija y me masturbaba.
De pronto sentí que ya iba a eyacular en su boca y le dije:
-“Basta muñeca, si deslecho ahora, no tendré toda mi potencia para penetrarte rico”.
La verdad era, pues el polvo que tuve con Claudia, me hizo vaciar buena parte de mi “reserva” de semen y lo que menos quería era sentir un orgasmo “leve” con Paola.
En eso Paola se dio la vuelta, tomó mi pene erecto y se lo metió en la vagina, subiéndose sobre mí.
Mmmmmmmmm, que rico se sintió, volver a sentir la caliente concha de Paola. Cuando se lo metió todo, empezó a moverse de arriba abajo. Cerró los ojos y puso una expresión de placer que a cualquiera enloquecería. Movía su pelvis de arriba abajo y de adelante a atrás. Era lo máximo.
-“Mi amor, me avisas si vas a eyacular, pues ahora estoy muy cerca de los días peligrosos. Cuidado me embaraces”.-Me dijo con tono agitado mientras “cabalgaba” mi pene.
Que mala suerte pensé en mis adentros. Yo anhelaba volver a llenarle la vagina de semen. Pero fuera del éxtasis, debíamos ser responsables. Embarazar a Paola sería algo muy negativo.
De pronto sentí los anuncios del orgasmo.
-“Amor, detente, ya estoy por terminar”.-Le dije.
Paola se detuvo, miró a un costado y qué creen…
Claudia se había metido al cuarto sin hacer ruido. Obviamente tenía llave, pues era su cuarto.
-“¡Qué haces aquí!, ¿no ves que estamos tirando rico?. Creo que a ti ya te dio tu parte”.-Le dijo Paola, prácticamente a gritos.
-“No he venido a pelear. Pero debes saber que tengo una filmación comprometedora que pienso mostrar a toda la facultad si no me dejas volver a hacerlo ahorita con él”.-Dijo Claudia sorprendentemente y señalándome a mí al último de la frase.
-“Maldita. Siempre haz sido envidiosa. Siempre te fijaste en mis chicos, ni ahora me salvé de ti”.-Respondió Paola.
En fin, estaba Paola desnuda sobre mí. Con mi erección aún dentro de su vagina, discutiendo con Claudia, que cuando la vi bien, llevaba un camisón de dormir semitransparente de terciopelo. Sin embargo se notaba que Claudia había tomado un poco más de licor, pues no estaba totalmente consciente.
Paola se quiso levantar, pero Claudia le dijo:
-“Amiga, no te salgas, hemos compartido muchas cosas, ¿por qué no compartir ahora un hombre?”.
-“No pienso volver a ver cómo te haces introducir el pene con mi hombre. Eres una perra de m….”.-Dijo Paola.
-“Ey, no me insultes. Si quieres que te siga tirando a ti, me conformo con que me toque el “clito” y me lo lama”.-Dijo Claudia.
De pronto, Claudia se quitó el camisón y quedó desnuda totalmente, se subió en la cama ante la mirada atónita de Paola y acomodó su concha en mi boca.
La verdad, me sentía “violado”, pues entre ellas decidieron utilizarme sin consultarme nada. Pero bueno, no representaba gran sacrificio, las dos estaban deliciosas y estaban frente a frente. Una con mi pija ensartada y la otra esperando que le haga sexo oral con su vagina en mi boca.
De pronto tomé la iniciativa y empecé con Claudia, me comencé a lamer los labios vaginales, su vulva, su clítoris y la estaba llevando al éxtasis.
Paola tardó en reaccionar, pero al ver el gozo de su amiga, empezó de nuevo a moverse en mi erección. Fue alucinante escuchar los gemidos de ambas. Estaban frente a frente, degustando del mismo hombre y de a poco perdieron la vergüenza y solo se dejaban llevar por el placer.
Paola tuvo otro orgasmo potente con mi pija erecta en su vagina y Claudia llevaba como tres con mi buen trabajo de lengua.
-“No olvides advertirme si eyaculas, cuidado no me digas”.-Me dijo Paola.
Cuando empecé a sentir de nuevo que iba a estallar en la vagina de Paola, le dije:
-“Detente o te lleno de leche”.
Paola se levantó y Claudia se hizo a un lado. La verdad si seguía unos segundos más. Explotaba dentro de ella.
-“Pao, por favor amiga. Deja que me penetre a mí también. Se pondrá condón, sólo contigo lo hará libremente”.-Dijo en tono de súplica Claudia.
Pues como les dije, alisté dos condones para esa noche y Claudia los había visto cuando me puso el que usé para tirar con ella.
Parece que Paola estaba extasiada para aceptar:
-“Está bien, pero yo le pongo el condón y le apunto el pene a tu vagina”.
Por increíble que parezca, Paola sacó el condón del sobre, me lo puso de forro en la pija. Claudia se acostó de espaldas con las rodillas dobladas, yo me acerqué entre sus piernas y Paola, creo que se excitó con el asunto, pero con su mano puso mi pija en la entrada de la vagina de su amiga.
-“Ahora si, hazla tuya, que te sienta”.-Dijo Paola.
De una hundí mi pene erecto en la vagina de Claudia y mmmmmm, estaba que quemaba. Le arremetí con fuerza y vigor mientras con una mano empecé a masturbar a Paola. Si, empecé a meter mis dedos en su concha y a frotarle el clítoris y a masajearle las tetas. Al parecer eso excitaba más a Claudia, que empezó a tener unos sobre otro sus orgasmos.
-“No eyacules en el condón. Dame tu leche por favor”. Me dijo Paola.
De pronto, lo inevitable, sentí llegar mi orgasmo, luego de hacer gemir a Claudia y enloquecerla de placer. Saque mi pene de su vagina, me saqué el condón y el primer chorro le di a las tetas de Paola, el segundo se fue a su mentón y cuello, el tercer y cuarto lo dirigí a Claudia, que los recibió en las tetas y cara. Fue tan intenso que sentí que mi pija se volvió una bomba y mi corazón parecía estallar.
Ahí caí a la cama, sentía que no tenía fuerzas para nada y de reojo miré como ambas se untaban por todo el cuerpo con mi semen.
Claudia se levantó y dijo que iría a la ducha y que luego nos la prestaba.
Paola se acostó conmigo y la tuve en la cama abrazadita y tapada. Ahí me dijo:
-“Necesito provocarte un orgasmo yo. Los dos que tuviste fueron penetrando a Claudia y eso no me gusta”.
Nos dormimos como 45 minutos, luego Claudia vino y nos dijo que podíamos usar su ducha.
Ahí nos fuimos los dos, nos empezamos a duchar y felizmente mi pene volvió a endurarse. Ahí penetré a Paola, primero frente a frente, un poco complicado pero rico al fin. Luego la puse de perrito, en la pose que le gusta y que le hice el amor por primera vez.
Le di muy duro mientras le cogí los senos por detrás, tuve un súper orgasmo de nuevo. Lo malo es que eyaculé parte del primer chorro dentro de su vagina, lo que por suerte no la embarazó y aunque lo demás se fue por el canal, sentí de nuevo el placer de hacer sexo con la diosa Paola.
Luego de esa noche, entre Paola y Claudia hicieron un pacto de amigas, de no revelar nada a nadie. Y aunque ambas aseguraron que ya no tendrían nada conmigo, créanme que por su lado cada una me busca alguna vez para entregarnos al deleite del sexo.