-¿Crees que alguien nos descubra?
Él simplemente sonrió y dijo:
-No pienses en nada, sólo déjate llevar...Hola, mi nombre es Samantha Betancourt, soy nueva aquí, así que me gustaría compartirles mi primer relato.
Nuestra maestra de química no pudo llegar a darnos clase, la mayoria de mis compañeros jugaba en el patio de la escuela, mi novio y yo siempre aprovechabamos los ratos a solas para besarnos y de vez en cuando hasta agasajarnos dentro del laboratorio.
Ese día, estaban unas cuantas chicas, así que decidimos salir a buscar un lugar en el que pudieramos hacer cualquier cosa que desearamos, a fin de cuentas, tendríamos 1 hora libre.
Revisamos varios salones, pero nos percatamos que no cerraban bien las puertas y el prefecto pasaba cada cierto tiempo a verificar los salones, si bien nos gustaba sentir como corria esa adrenalina al ser descubiertos, no queríamos tampoco llegar a un límite en que unos minutos de placer arruinarán el tiempo que habiamos invertido en la escuela. Así que, tras buscar en dos salones más, nos percatamos que la puerta de la bibloteca no tenía el candado puesto, lo único que se me ocurrió hacer fue jalarlo por la camisa y meterlo al salón, sin que nadie se diera cuenta.
Ya estando dentro, comenzamos a besarnos intensamente, pronto comencé a sentir su pene erecto y caliente, lo cuál me excito aún más, sin pensarlo comenzo a tocar mis tetas y a repegarse aún más contra mi.
Así pues comenzó a bajar sus manos y me tomó por la cintura, bajando lentamente hasta mi vagina, hizo a un lado mi calzoncillo y pude sentir sus enormes dedos deslizarse por mi clítoris, no pude evitar soltar un pequeño gemido, conforme fue aumentando de intensidad senti un líquido que fluía por mi vagina.
Como algunos alumnos comenzaban a salir de clase nos recorrimos hasta al final de la biblioteca y fue justo ahí donde desabroche su pantalón, acaricie su pene y al sentirlo tan firme y grueso, no pude bajar sus canzoncillos y fue entonces cuando vi un suculento y enorme pene, veías como se marcaban las venas y cada vez parecía alargarse un poco más, fue entonces cuando lo metí en mi boca, presionandolo contra mis labios y al mismo tiempo moviendo sensualmente mi lengua alrededor de su glande, el sujetaba mi cabello y eso me excitaba muchísimo, por lo que cada vez succionaba con más fuerza, era simplemente invetiable.
El sólo me pedia que no parará, pero siendo sincera mis calzoncitos ya estaban demasiado mojados y que decir de mis labios.
Me tomó de la cintura y me giro, lentamente subió mi falda e hizo a un lado mis canzoncillos, estaban tan húmeda que su pene entro con facilidad.
Fue en ese momento cuando le pregunté:
-¿Crees que alguien nos descubra?
Él simplemente sonrió y dijo:
-No pienses en nada, y sólo déjate llevar...
No lo pensé más y me agache, él detrás de mi fornicandome y yo disfrutando sin más, mientras sentía su verga entrar y salir, no gemir fue inevitable, pues alcance el orgasmo casi al instante.
Sólo pude sentir un líquido espeso y caliente dentro mí, los dos nos miramos fijamente, sonreímos y simplemente acomodamos nuestras ropas, para después volver a clases con el pretexto de haber buscado un par de libros sobre sexualidad, los cuales ya estaban más que estudiados. ;)