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Sorpresa de cumpleaños.

Relato enviado por : Anonymous el 18/08/2010. Lecturas: 11291

etiquetas relato Sorpresa de cumpleaños.   Intercambios .
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Resumen
Una mujer descubre quien es en realidad la noche de su cumpleaños.


Relato
20:00
Es mi cumpleaños numero 37, salgo de la ducha y me miro en el espejo de cuerpo entero, me gusto, mis senos siguen en su lugar, mi sexo velludo contrasta de manera muy sensual con mi piel apiñonada, me siento atractiva. Sobre mi cama están las prendas que usaré, mi falda negra a media rodilla, con una abertura lateral hasta medio muslo, mi blusa calada de color beige y mi brasiere y mi tanga del mismo color.

21:30
Mi marido Armando y yo entramos a un restaurante italiano de la colonia Condesa, es pequeño y está lleno, nuestra mesa está en una esquinita del fondo, todo parece muy romántico pero Gabriel está muy callado. Sé que me quiere y yo lo adoro, me ha regalado un teléfono Blackberry y unos boletos a Huatulco, para que lleve a mis papás porque ese lugar les encanta. Yo no digo nada de la sorpresa sexual que él me aseguró que me daría pero desde luego, la espero con ansias, luego Armando me da un beso, diciéndome "felicidades, Irma, te quiero".

21:45
Llegan Juan Luis y Carola, se sientan a nuestra mesa, son amigos de hace tiempo aunque no muy cercanos, nunca habíamos cenado juntos. Me apena que Armando los hubiera invitado, habría preferido pasar la noche de mi cumpleaños con él nada más, además quizás olvidó su sorpresa erótica.

23:00
Sin embargo, la cena se desenvuelve de manera agradable, Juan Luis es un buen conversador y Carola, su mujer, contagia alegría, ambos son muy atractivos, él parece un galán de los 70´s con el cabello amarrado en colita de caballo mientras ella parece una Barbie. Él va vestido formal, ella con una blusa pegada a sus grandes pechos y una falda de esas de moda, con mucho vuelo. Hemos cenado ligero, sólo ensaladas pero eso sí, mucho vino.

23:30
Pedimos postres y una última botella de vino italiano, ahora me siento muy relajada y con una voz pausada, Juan Luis me dice "Armando nos pidió que le ayudáramos a festejar tu cumpleaños, Irma y nosotros estamos encantados de hacerlo, habíamos hablado de una sorpresa pero entre los tres acordamos que no sería una, sino muchas...". De inmediato me pongo roja, roja y le lanzo una mirada de enojo a Armando pero interviene Carola, diciéndome "será divertido, amiga, sólo déjate llevar", riéndose de manera abierta y franca, con malicia y mucha alegría.

23:47
Ahora conversábamos de nada, del clima, del tránsito y cosas así, yo me siento nerviosa y todavía molesta con Armando, que sigue callado, luego Juan Luis me mira fijamente, para decirme con voz acariciadora "arriba de este restaurante, hay un departamento que se alquila, Irma, lo hemos rentado esta noche para ahí festejar los cuatro tu cumpleaños, aunque hemos invitado a algunas personas más, seré algo muy sensual, muy cachondo y lleno de mil sorpresas". Me quedo callada mientras un mesero me mira los pechos.

12:00
Juan Luis me dice "la primera sorpresa la encontrarás abajo de la mesa", pidiéndome "quisieras pasarme la servilleta que se me cayó", enseguida me agacho bajo la mesa y Carola me pide "levanta el mantel, amigui", así lo hago y en efecto, ahí está la primera sorpresa. Me doy cuenta que Carola tiene las piernas bien abiertas y con una mano, se acaricia el sexo sobre su diminuta tanga de color rojo, del mismo color me vuelvo a poner yo y vuelvo a acomodarme en mi silla. No sé que hacer con mis manos, con mis ideas, con mi mente y miro a Armando, como pidiéndole una explicación inmediata de lo que está ocurriendo y mi marido nada más baja la vista, no encuentro respuesta en nadie. En cambio, siento que la mano de Juan Luis se estira y toma la mía, me la acaricia un momento con mucha suavidad, como queriendo tranquilizarme, luego Carola me sirve una nueva copa.

Yo retiro mi mano de la de Juan Luis y tomo varios tragos de vino pero de nuevo, la mano de él se posa sobre la mía y me siento un poco mareada; por su parte, Carola sigue con su mano izquierda bajo la mesa y sin duda, continúa haciendo allá abajo lo que he visto hace unos momentos, incluso sonríe y su cara de placer es evidente, gime un poquito y me mira. Yo la observo y por un momento, cierro los ojos pero lo que veo en mi mente es su mano acariciándose, veo lo que miré cuando me agaché bajo la mesa, es una imagen muy excitante.

12:10
No sé qué hacer y Armando no me ayuda, no sé cómo salir de ahí, cómo poder escapar al embrujo de la cara de placer de Carola y a la mano de su marido, que ha vuelto a acariciar la mía, no sé cómo escapar a mis pensamientos, en especial cuando Carola empieza a gemir un poco más, sí, a gemir ahí, en un restaurante pequeño y atestado, a gemir mientras se masturba bajo la mesa y nadie, salvo nosotros tres, nos damos cuenta...

Ha tenido un orgasmo ahí, en un restaurante, ahora tiene una linda cara de satisfacción y me asegura "de estos orgasmos, pienso tener unos diez esta noche y espero que tú me acompañes al menos con la mitad" y suelta una carcajada que contagia a nuestros maridos, aunque yo permanezco seria, ida.

12:35
Armando paga la cuenta, nos levantamos y me dirijo a la salida pero a unos pasos, un brazo me detiene, es Juan Luis, diciéndome "es por acá, Irma" y me toma del brazo pero replicó "yo no iré, me voy a mi casa" y me reiteró "sólo acompáñanos un rato, Irma, te lo ruego, Carola y yo lo hemos preparado todo durante semanas y no sabes cuánto nos ha calentado la aventura, si no te gusta, pues te vas al rato pero ahora acompáñanos, no nos dejes así, no harás nada que no quieras pero tan solo mira y escucha".

Su voz aterciopelada y convincente y el vino ingerido acaban por convencerme, lo sigo para salir por una estrecha puerta trasera de restaurante, atrás de mí caminan Armando y Carola, hay un patio y luego una estrecha escalera por la que subimos. Huele a incienso, Juan Luis abre una puerta y entramos, Carola cierra, enseguida se enciende una luz rojiza y nos sentamos en una especie de gran sofá, muy cómodo, muy suave y algo sumido. Frente a nosotros, tirado en el piso, hay un gran colchón con muchos cojines, entonces empieza a sonar bajito una música de jazz.

12:50
Llegó el mesero que miraba mis pechos en el restaurante, un hombre calvo, chaparro pero muy fuerte, de espalda súper ancha e italiano, enseguida nos sirve copas de vino, luego se sienta en una silla frente a nosotros, se quita la filipina lentamente, luego comienza a desabotonarse la camisa hasta que se la quita, es súper velludo. Carola y Juan Luis se abrazan y se besan sin dejar del ver al italiano y Armando intenta hacer lo mismo conmigo pero lo rechazo; ahora, el hombre se quita el pantalón y se queda en bóxer, me ve con una mirada dura.

Al poco tiempo, aparecen dos mujeres, una italiana que también atendía en el restaurante, gordita, blanca y una chica muy morena, nada guapa; la primera viene vestida como mesera y la segunda como cocinera. Sin dejar de mirarme, el italiano me dice en mal español "mi verga molto rica, estoy aquí para ti", enseguida las chicas colocan cojines en el suelo y se hincan a los lados de él, comenzando a acariciarle el pene sobre el calzón. El italiano es rudo y de expresión grosera, aunque no me gusta su mirada.

Al fin, las mujeres le sacan su pene y en ese momento, Juan Luis dice "segunda sorpresa"; en efecto, es una gran sorpresa, no sólo porque se trata de un pene muy grande sino porque algo tiene muy..., no sé cómo explicarlo..., muy salvaje. Luego, el italiano empieza a gruñir cuando las mujeres lo masturban con evidente placer, después pasan a chupárselo, sí, a hacer sexo oral ahí, a unos pasos de nosotros, es evidente que ni ellas ni él están actuando, esos tres están disfrutando y yo estoy como hipnotizada viendo aquel pene que entra y sale de la boca de ambas chicas.

No puedo resistirme a seguir mirándolo y ahora, a permitir que Armando me de besitos en el cuello mientras nuestros amigos comienzan a desvestirse; de reojo, veo los pechos libres de Carola, blancos, firmes, con pezones grandes y parados, de color oscuro.

1:13
Parece que el italiano está a punto de estallar pero en ese momento, retira con suavidad las cabezas de las chicas, que se incorporan y se van a acostar en el colchón, entonces él me dice "hoy noche mi verga para ti", luego mueve su silla hacia un lado y comienza una lenta masturbación. Al mismo tiempo, las chicas, así acostadas, se desvisten, están recargadas sobre cojines, ahora nos miran ya desnudas y muy pegadas, tienen sus sexos rasurados.

1:18
Juan Luis está en calzoncillo y Carola en tanga, mi marido conserva solo la camisa y el calzón. De pronto, Juan Luis cambia de lugar con Armando, de tal manera que él queda a mi lado, después está Carola y en la orilla queda mi esposo; ahora es Armando el que empieza a besarme el cuello pero lo rechazo mientras el italiano sigue masturbándose y mirándome, con esa mirada grosera que parece decir “aquí te estoy esperando” y las chicas murmuran entre ellas.

1:25
De una de las puertas laterales, sale una pareja, llegan abrazados, es un negro joven vestido de jugador de béisbol y ella, una mujer más grande, cercana a los 40, fuerte, vestida como tenista, es de verdad muy musculosa, se parece mucho a una de esas campeonas de tenis. La mujer y el joven se colocan muy cerca de nosotros, en realidad podría tocarlos si estiro el brazo y comienzan a besarse, al principio suavemente, después con las lenguas a fondo. Ambos son muy atractivos, él muy guapo y ella muy cachonda, es una mujer que da miedo pero algo tiene también que llama al sexo. Para entonces, el italiano se ha acostado entre las dos chicas, que vuelven a acariciarle suavemente su herramienta.

1:55
La negra voltea al muchacho hacia nosotros y ella se coloca atrás, desde esa posición le va quitando la camisa de uniforme y así acaba por aparecer el dorso del beisbolista, es de verdad un pecho de ébano negro, casi azul. Después de acariciarle ese pecho desde atrás, baja una de sus manos y la coloca en los testículos del muchacho, que abre las piernas, parece que me está dando a desear lo que sacará en un rato y mientras ella pasa de los testículos al pene, Juan Luis empieza a desabotonarme la blusa y yo lo dejo.

2:00
Sé que estoy mojada, sé que quiero que la tenista negra siga desvistiendo al joven, sé que me estoy alejando de este mundo para entrar a uno nuevo donde sólo el sexo importa. Entonces, ella le baja el pantalón al muchacho y su pene aparece en su máxima expresión, es delgado y largo, menos grueso que el del mesero italiano, que por cierto, sigue clavándome la mirada, ahora en mis pechos que ya desnudos, son acariciados por Juan Luis.

2:10
Después de masturbar frente a mí al jugador desde atrás, la mujer cambia de lugar, ahora él se pone al lado y es ella la que estira el brazo y toma mi mano, no lo hace con suavidad, sino con algo de rudeza. Ya imaginarán a donde la lleva pero yo ya no me opongo a nada, además Juan Luis me ha metido su mano entre los muslos y toca ya mi sexo, entonces comienzo a masturbar al muchacho, jamás había acariciado a un negro. Al mismo tiempo, Armando y Carola se besan y se acarician gimiendo y yo estoy feliz de sentir un placer tan nuevo, un placer muy intenso pero al mismo tiempo, lento, cadencioso, como mi propio ritmo al estar jalado ese pene tan firme, tan delicioso.

2:25
Podría seguir así toda la eternidad, sintiendo la lenta caricia de Juan Luis en mi sexo, masturbando ese pene tan sabroso y sintiendo la mirada violadora del italiano, que se deja hacer por las chicas, así podría seguir para siempre pero reconozco que mi urgencia por tener algo más que los dedos de Juan Luis empieza a excitarme todavía más. Por mientras, me dejo llevar por la mano de la tenista, que me jala con suavidad de la nuca para quedar en posición de chupar el pene del negro y sí, sí, sí, lo chupo encantada, perdida; al mismo tiempo, la mujer se quita su uniforme de tenista y sin dejar de chupar, de mimar y de besar la herramienta del muchacho, veo el cuerpo de la mujer desnuda y hasta hago una pausa en mi placer oral para admirar ese cuerpo que tiene mucho de masculino porque es sumamente musculoso, es de atleta, con senos muy pequeños y tan negro como el del beisbolista, a cuyo pene regreso, como atraída por un poderoso imán.

2:40
La mujer me separa del beisbolista como cuidando que el joven no se venga todavía y a mi lado, Juan Luis ahora le chupa los senos a su mujer, que se ha subido a cabalgar sobre Armando. Luego, la tenista me recuesta y me abre las piernas, supongo que el muchacho me penetrará, aunque yo, no sé por qué, preferiría que lo hiciera el italiano. Lo que a estas alturas quiero es que ya cualquiera de los dos me la meta porque estoy que lloro de placer y de ganas de un pene adentro de mí pero el negro no se acerca a mí y en cambio, oigo la voz de Juan Luis que dice "nueva sorpresa".

Veo que él se ha puesto en cuatro y no salgo de mi asombro cuando veo que el muchacho comienza a acariciarle las nalgas, luego el negro se coloca un condón y Juan Luis le mueve el trasero.

2:45
A mi lado se ha acostado la negra mientras el beisbolista empieza a penetrar con cuidado a Juan Luis y yo, a volverme loca de perversión y de lujuria, me está excitando a grados incomprensibles ver como un hombre se la mete a otro, a unos centímetros de mí; mientras tanto, la tenista me acerca sus senos tan pequeñitos y yo, sí, yo me prendo a su pezón y comienzo a chupárselo. Nunca había acariciado a una mujer, nunca había sentido la mano de una mujer entre mis piernas, nunca había metido mi propia mano en el sexo de una mujer como lo hago ahora, sin dejar de mirar como a mi lado, un hombre gime de placer sintiendo el pene que minutos antes yo había disfrutado tanto con la boca. Ella esta mojadísima, disfruto tanto masturbando a una mujer que siendo masturbada por ella.

3:06
Mi marido se ha separado de Carola, que se ha acomodado de tal manera que su marido le hace sexo oral mientras el beisbolista lo penetra; como puede, Armando se acerca a mí mientras yo beso a la negra, mi marido quiere penetrarme pero yo no lo permito, sé lo que necesito en este momento, enseguida me incorporo, me voy hacia el colchón y miro al italiano. Una de las chicas, la morena, le pone un condón y yo me acomodo para hincarme, con las piernas bien abiertas y él comienza a meterme aquel instrumento, que de inmediato llena todas mis paredes, que nada más al entrar me provoca una sensación de placer inmenso.

Comienzo a moverme, a trotar, a cabalgar montada en esa delicia, luego tomo la mano de la chica más gordita y la llevo a mi clítoris, agarro la carita de la morena y la pongo a chuparme mis pechos; en ese instante, tengo mi primer orgasmo casi a gritos y no pasa mucho tiempo cuando el italiano empieza a embestirme, ahora con mucha fuerza y muy rápido. Al sentir que él se viene, yo lo hago por segunda vez mientras las chicas se han reacomodado, ahora están haciendo un “69” que pronto las lleva al clímax.

3:20
Ahora los negros, mi marido, Carola y Juan Luis se han unido al colchón, este último me dice "última sorpresa por esta noche, Irma", enseguida se recuesta sobre el vientre de una mujer y jala a Armando, quien lo entiende de inmediato y comienza a comerse el pene de su amigo, añadiendo "lo que más me gusta es venirme en la boca de tu esposo, Irmita". Ver a mi esposo haciéndole sexo oral a Juan Luis me provoca un nuevo arrebato de lujuria, que calmo con mis propios dedos hasta que Juan Luis se viene en la boca de mi marido y segundos después, yo vuelvo a tener otro orgasmo.

3.45
Nos vestimos todos, nosotros cuatro somos los primeros en abandonar el lugar y cada pareja sube a su coche.

4:05
Armando y yo hacemos el trayecto en el auto en silencio y cuando estamos ya dentro de la casa, en la cochera, él me pregunta "¿te gustaron las sorpresas de cumpleaños?"; por toda respuesta, ahí mismo, dentro del coche, le bajo el cierre y comienzo a hacerle sexo oral. Aunque tarda en parársele, acaba por responder y luego de un rato, termina por venirse en mi boca.

4:30
Ya acostados en la cama, sé que algo ha pasado, algo definitivo, he dejado de querer a Armando, una noche basta para dejar de querer a alguien y estoy segura que a él le ha pasado lo mismo. ¿Alguien me puede explicar por qué, si ambos disfrutamos como locos, si ambos lo volveríamos hacer una y otra vez, si ambos quedamos más que satisfechos, así sin más, el sexo rompió el amor?.

Irma




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Comentarios enviados para este relato
jhoaquin67 (20 de August de 2010 a las 02:00) dice: no, creo q la lujuria fue la causante de todo. se perdio el amor de tu vida, pero ganastes un amigo complice. disfrutalo ahora en adelante. yo tuve algo parecido.

jhoaquin67 (20 de August de 2010 a las 01:59) dice: no, creo q la lujuria fue la causante de todo. se perdio el amor de tu vida, pero ganastes un amigo complice. disfrutalo ahora en adelante. yo tuve algo parecido.

katebrown (18 de October de 2022 a las 21:08) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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