Relato enviado por:
narrador el 27/10/2015.
Lecturas:5922 Etiquetas: putas
Relato completo
Cuando decidí abrir un salón de belleza, dirigido única y exclusivamente para hombres, escuché a todas mis amistades decirme que eso iba a ir dirigido al fracaso. Ya que el hombre común, no busca que lo vean entrando a un salón de belleza, atendido por una mujer.
Lo que supuestamente es quien le corte el cabello, no quien le haga manicura, le tape las canas, y le de un tratamiento para la piel reseca. Aunque yo como toda buena empresaria, soy terca. Y a pesar de las muchas cosas que me dijeron, del porque mi negocio no iba a funcionar, decidí abrir.
Lo cierto es que la mayoría de mi clientela eran gays, transgenro, y uno que otro bisexual. Pero no era lo que yo quería atender, no es por nada, son magníficos clientes, pero en proporción son muy pocos, la mayoría de esos chicos, entran directamente a los salones de belleza de las chicas.
Y aunque mi negocio medio subsistía por lo menos para pagar la renta, mis expectativas eran otras. Así que hablé con uno de mis profesores de comercio y mercadeo, y le plantee mi problema. Su respuesta fue, ofrece algo que otros salones, o barberías no puedan ofrecer. Yo me rompía la cabeza pensando en que ofrecer, dentro de mis servicios. Cuando por cosas de la vida, entró una putita, huyendo de la policía. Como vi tan asustada a la pobre, le dije que se pusiera uno de mis batas, que si me preguntaban diría que era una de mis empleadas.
En efecto entró un policía a mi salón de belleza, para hombres. Y cuando salía me preguntó que era lo que hacíamos. Medio se lo explique, y se marchó, sin decir más. La putita, que temblaba de miedo, una vez que se marchó el oficial, me agradeció en el alma, y me prometió que me iba a traer clientela.
Yo no le hice mucho caso, hasta que sus clientes comenzaron a llegar, pero no tan solo buscaban quien les recortara el cabello, o se lo lavara, sino que deseaban que por lo menos, le dieran una buena mamada. Bueno sin querer comencé a ofrecer lo que otros salones no ofrecían, ya que la putita, se convirtió en mi socia, y en ocasiones hasta yo misma le doy el servicio extra a nuestros clientes. Así que ya saben si buscan quien les recorte, les de un facial, o les mame la verga, mi socia y yo estamos a la disposición…
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