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Terribles cuernos

Relato enviado por : martita el 18/06/2004. Lecturas: 9405

etiquetas relato Terribles cuernos .
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Resumen
Mi esposa Florencia me engaño a los tres meses de casarnos, pero pagó muy caro con su vagina.


Relato
Mi nombre es GUGA, soy de Buenos Aires y quiero contarles lo que sucedió con mi esposa a solo tres meses de casarnos. Ella se llama Florencia y es una chica de barrio. Ella tiene 27 años es morocha, muy bajita, solamente mide 1.50 metros de altura. Tiene una hermosa colita, chiquita, y una conchita muy peluda, porque a mi me gusta que la use así, con la forma de un triángulo muy peludo y negro. Cuando nos conocimos ella era virgen y solo habia tenido algunos roces con chicos en la secundaria y con otro hombre que cuando ella tenia 17 años el tenia 34 y que conoció en un boliche bailable. Ese tipo por supuesto la quizo coger pero ella me contó que una vez estuvieron cerca de hacerlo, pero el tipo no se la podía meter porque ella decia que le dolia mucho la concha. El tipo tenia un verga de 17 centimetros, (aclaro que la mia mide 14 x 3 y me costo bastante dervirgarla) lo que ocurre es que ella tiene su conchita muy peludita y demasiado estrecha.

En fin, unos dias después el tipo la llamo de nuevo para cogerla pero ella no quiso. Terminaron.

Cuando cumplio los 21 años nos conocimos y nos pusimos de novios.

Nos casamos hace 8 meses y nuestro matrimonio esta ahora en la cuerda floja por su culpa, ahora les cuento.

A los tres meses de casarnos nos hicimos socios de un club, a ambos nos gusta el deporte. En el club de nuestra ciudad hay un equipo de basketball muy competitivo y a nosotros nos gusta ir los sabados por la tarde a ver los partidos. En el equipo hay un jugador nuevo, que mide 2.10 metros de altura y vino de la Provincia de Corrientes a triunfar en la Capital.

En uno de esos partidos que nuestro equipo ganó se hizo un festejo con los jugadores y fuimos invitados porque yo soy de la comision de basket. Allí Florencia fue vestida con unas calzas deportivas que marcaban mucho su colita y su carnosa y peluda concha. Ppor supuesto estaba el jugador aquel llamado Horacio Flores, el de 2.15 metros de altura y me pareció ver que le clavaba los ojos en la cola a mi esposa Flor. Me reí, un bestia de 2.15 mirando a un mujer de apenas 1.50, me causó gracia. Pero más tarde mientras regresaba de los vestuarios porque había ido al baño veo que ambos se miraban, ella estaba tomando una gaseosa y el le hacía caras, ella se hacía la distraída pero también lo miraba y cuando yo llegué se sobresaltó y me dio un beso en la mejilla para salir del paso. Le pregunté que le pasaba y me dijo que nada, que todo iba bien. Me hice el tonto y me alejé un poco más para ver que pasaba, me fui a charla con un matrimonio mayor de amigos y de mientras observaba qué hacían esos dos.

El aprovecho y se acercó a hablar con ella y se presentaron, él tuvo que agacharse demasiado para besarla en la mejilla. Yo trataba de escuchar los que decián porque estaba a unos 10 metros de ellos: Ella lo felicitó por las veces que había encestado en el aro: ‘fue el goleador de la tarde lo felicito Horacio’ ... : La verdad que tuve una muy buena tarde para envocarla... dijo él con sorna. Ella solo sonreía . Cómo te llamás le dijo él: Flor, y mi marido se llama Guga y es de la... –si,si,si, lo conozco es un buen muchacho. – si nos casamos hace tres meses y estamos muy bien (dijo ella).

Cuando empece a acercarme él se alejó de su lado, no tenía ganas de saludarme y me di cuenta allí que sus intenciones eran otras. No dije nada y nos fuimos a casa.

A la noche, mientras cenábamos ella me dijo que teníamos un equipazo en el club y que ibamos a salir campeones: Estoy entusiasmada con el equipo... dijo Lo raro que ella nunca se había fijado demasiado en ese deporte y ahora de repente le encantaba... Mi cabeza daba vueltas pero quise ver hasta donde llegaba todo esto.

El fin de semana siguiente fuimos al club y el equipo volvió a ganar , yo me fui para el quincho donde había un asado y ella dijo que se quedaba un rato y que después venía. Me quede escondido detrás de las tribunas y ví que {el se acerco y todo transpirado se agachó nuevamente para saludarla con entusiasmo. Escuché que él le dijo: Venite en un rato al gimnasio así te doy una pelota firmada por los jugadores. Buenísimo dijo ella: ‘a Guga le va a encantar, y le doy la sorpresa a que hora ‘ preguntó_ - en media hora a las 7.30- dale nos vemos.

Vino al quincho donde yo me apuré a llegar y me puse a hacer el fuego.: Hola mi amor me dijo con su vocecita de nena- me voy a dar una caminata por el club antes de que esté el asado. Querés venir ‘ me preguntó sabiendo que estaba ocupado con los chorizos y el carbón- No andá vos le dije te espero a las 21 para comer... Se fue.

Yo dejé a un amigo con la comida y la seguí. Efectivamente fue a caminar, pero a los 10 minutos se dirigió al los gimnasios. Y el grandote estaba esperandola en la puerta de la sala de la salita de utilería donde guardan las pelotas y todo lo demás.

-Hola, viniste-dijo él

-Claro, no me iba a perder lo que me prometiste.

-Me vas a matar, pero no pude firmar la pelota con los muchachos.

-Uy, qué lastima dijo ella, bueno, será otro día, no te hagas problemas..

-En realidad yo te cité aquí porque quiero hablarte.

-Dde qué querés hablar.

-Es que me gustás mucho y te lo quería decir, desde que hablamos la otra vez me quedé obsesionado con vos y bueno... eso

Ella se quedó cortada y no sabía que decir, así son las mujeres saben que están calentando a los machos pero se hacen las estúpidas.

-Pero si sabés que estoy casada y que encima conocés a mi marido...

-Dejame besarte una sola vez y te prometo que te vas.

-Estás loco guga me mataría, además ni siquiera hacemos buena pareja, sos el doble que yo...

-El no tiene porqué enterarse de un besito chiquito y ademáslo de la altura no importa para mí, me gustas.

Ella estaba con las mismas calzas negras y una remerita con el logo del club y zapatillas con lo cual verlos uno al lado del otro daba miedo, a duras penas ella le llagaba al pecho. El no era para nada buen mozo, era morocho con grande bigotes negros y una nariz muy fea, además tenía un cuerpo enorme y robusto, todas cosas que a Florencia nunca le gustaron...

-No quiero ningún beso, no me gusta engañar a mi marido, s{olo nos damos un abrazo de amigos y me voy, OK

-El le dijo que estaba bien y que para él era muy importante.

Se agacho muho para asirla de la cintura, sus manos la abarcaban toda (ella pesa 45 kilos y él más o menos 145) ella se puso en puntas de pie. Se abrazaron y el no la soltaba , le comenz{o a acariciar la espalda y su mano la cubría toda y de repente le comenzó a besar el cuello y a decirle cosas en el oído: - Que olorcito a rico tenés, cómo me gustás Florcita. – Pero, Horacio, te dije que era un abrazo de amigos, y vos de buena fe me dijiste que estaba bien, ya te dije que estoy casada y que además no me gustás como hombre, sos más bien un mastodonte. Ella le dijo mientras trataba de safarse sin mover ni un milímetros los brazos del hombre que la tenía aprisionada. A mi me comenzó a palpitar el corazón y quería ver que pasaba, después de todo ella se la había buscado.

-Dejame Flor – el levantó la voz- y le empezó a pasar el dedo por su concha encima de la calza – No, dejame Horacio, ella parecía llorar por lo bajo mientras decía esto : -No quiero que me toques, dejame. –

Pero el siguió y ella no podía defenderse, le bajó las calzas y la bombaha de un saque y a la vista quedó su conchita pequeña pero muy peluda, a {el se le iluminaron los ojos, la acostó en un banco, se alejó de ella y luego se acercó para abrile sus piernitas con sus manos en los tobillos y le comenzó a comer su peludita sin contemplaciones. Su lengua tapaba todo su tajo carnudo y sus pelos de mojaban con su saliva densa. Ella decía que no quería pero de a ratos jadeaba. Lo peor estaba por venir.

Le comió la concha como 15 minutos hasta que estuvo bien mojada y luego le dice bueno, ya está ahora te doy el premio. – Me vas a dar la pelota firmada-pregunto la muy pelotuda – No, te voy a dar otra cosa... dijo él y se bajó su pantalón de gimnasia de golpe, no tenía calzoncillos y los que apereció fue impresionante. Una verga negruzca que, morcillona, ya era ancha y larga como la parte baja de la pierna de Flor, dos huevos grandes como naranjas que se veían llenos de leche. – Basta dijo Flor, hasta acá llegué soy una inconciente, me voy al quincho con Guga. El la agarró del brazo con su manaza y le dijo que hasta que no le diera una chupadita no se iba a ningún lago y amenazó con decirle a mi marido que había mentido para estar con el.

-No quiero, además mirá lo que es tu verga .

‘esperá que se pare dijo el.

Ella no se la podía meter en la boca y no hizo falta que se siente para quedar a la altura de esa verga, solo se inclinó un poco estando parada y ya la tenía a su alcance, era como ver a una bestia con una mariposa a su merced. La verga se puso como un fierro y llego a medir 33 centimetros por 12 de grosos, era tan gruesa como los brazos de Flor, que estaba espantada. Le pasó un poco la lengua y de nuevo se quiso ir, pero el se lo impídio, la dio vuelta y la puso en 4 patas en un banco de madera y con una mano la sostenía de la nuca, ella estaba inmovilizada. El se inco en cuclillas y apuntó esa desproporcionada verga hacia la conchita muy peluda de Flor que decia: - Si me metés eso me vas a matar, por favor, quiero ir al quinho.

El no esuchó y empujó, no entró por más chupada de concha que él le había dado ella pagó un grito como si le querían abrir la concha con un tronco de árbol. A la segunda empujada le alojo la terrible cabeza del tamaño de una manzana y ella pegó un aullido de dolor que retumbó en todo el gimnasio, le caían las lágrimas y gritaba desesperada de que la estaba lastimando mucho, que le dolía la conchita . Cada vez que el empujaba con fuerza le metía todos sus pelitos de la concha para adentro y la vagina se estiraba para poder recibir. Llego un punto que no le podía meter más, ya estaba incrustado en su matríz y le taladraba la concha sin piedad.

Ella lloraba y se sentía desgarrada por dentro, un hilo de sangre comenzó a chorrear por sus piernas , ya la había roto toda, se la incaba despacio y empujaba hasta donde podía con fuerza y ella había caras de dolor insoportable cada vez que él la embestía se quería escapar pero el la tenía fuerte mientras la taladraba y le decía.

-Sufrí puta de mierda, te voy a reventar la concha por calienta pijas, me volviste loco haciendote la inocente y conmigo eso no va.

-Ella no pudo responder, ya estaba casi desmallada del dolor,

En un momento comenzó a clavarla más y más fuerte hasta que se la incó tan profundamente que se quedó allí trabadoy le descargó no menos de ¼ litro de lecha caliente en sus entrañas. Cuando sacó su verga de la conchita de Florcita le dejó un agujero impresionante y rojo, desde donde caía todo ese semen que sobraba para una conchita ta chiquita.

Ella no podía ni caminar y se fue hacia los vestuarios a ducharse. En el asado no habló con nadie y yo esperé a llegar a casa para decirle qué le pasaba.

Ella se había puesto un paño en la concha y estuvo como una hora poniendose cremitas vaginales para la inflamacion.

No se qué pasó pero se me adelantó la mestruacion. Me dijo-

A los dos días le dije que había visto todo y se puso a llorar, le dije que se joda por mentirme y calentar a los hombres, mucho más si son tan grandes como Horacio.

Nuestra pareja no está bien después de eso.

M egustaría que otros hombres engañados por sus mujeres con machos muy pijudos que la destrozaron me cuenten algo de su historia.


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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:05) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

corneador severo (13 de February de 2011 a las 22:38) dice: Relato mediocre, falto de morbo , pero que confirma mi idea sobre las casadas, putas calientapijas por exelencia


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