trio por equivocación

Esto que les voy a contar sucedió hace un par de meses atrás.

Hace poco más de un año me veo con un pendeja de 18 años. La cuál no sólo es preciosa si no una sátira, degenerada, y morbosa mujer sedienta de sexo. Por supuesto no me negaría jamás a satisfacer sus deseos.

Un día hablando con la pendeja de nombre piuken que significa corazón en mapuche, concordamos en juntarnos en mi oficina a la hora de la salida del personal.

Cuando llegó solo quedaba en el recinto mi secretaria, reacia, malhumorada y un tanto histérica. Así que hice pasar a piuken rápido a mi oficina sin que ella se diese cuenta.

Siendo la primera vez que venia le ofrecí algo de tomar para entrar en climax, y algunos bocadillos con nueces y almendras.

Piuken vestía un provocativo vestido suave al tacto, y olía a flores en primavera. Eso me puso como loco, y quise acelerar las cosas.

No pasó media hora del cortejo que la secretaria irrumpió con una noticia poco importante y nos descubrió. Por suerte aún no haciendo nada. Pero cortando toda intención que hubiese podido sucederse. Pidió disculpas y salio de mí despacho.

Piuken sintiéndose incómoda, decidió retirarse, y a cambio de irse me dejó su bombachita. Cuando la divise entrando al ascensor, me abalancé por sobre la bombachita, llena de flujos exquisitos, y de biaromas. No pude soportarlo y me hice una paja desenfrenada sobre aquella delicia. Terminé dejando toda mi leche en la parte de la concha.

Pasó un tiempo hasta que volvimos a hablar y volví a invitarla a mi lugar de trabajo. Pero esta vez a la hora de la siesta en la que todo el mundo sale a almorzar.

Tocó a mi puerta de vidrios polarizados, muy oscuros para que no se vea nada desde afuera, y abrí con sorprendimiento. Traía unos shorts muy cortitos con un cierre que iba desde la concha hasta el culo sin escalas y una remera sueltita de textura liviana.

La abracé y sentí algo raro en su corpiño. Comencé a palparlo, tenia unos abrojos, pensé que rico son de esos que usan las madres para dar de mamar. E inicié una manoseada contra la puerta de esas tetas y ese culo maravilloso que siempre en algo me sorprendían. La bese como nunca, y de vez en cuando le apoyaba la pija en el pantalón. De la puerta la llevé al escritorio corriendo desesperadamente todo lo que había sobre él, y pasé mi lengua por sus pezones re duros y por su ombligo que me susurraba que le dejara saliva.

En un segundo de distracción me di cuenta que la puerta había quedado entreabierta, y la vi mirándonos con cara de puro deseo. Mi secretaria estaba tocándose por debajo del pantalón y miraba como estaba por chuparle la concha a piuken.

La sorprendí invitándola a pasar. Vaciló un momento pero con gesto decidido entró.

Piuken me miró y la miró con descaro, aunque se habitúo de inmediato a su presencia.

Besé con mucho fuego a la puta curiosa de mi secretaria, mordiendo con ímpetu sus labios. Sentía que le gustaba lo fuerte, entonces le di chirlos en las nalgas, que resultaron blanditas y muy sonoras. Piuken registrando la situación bajó del escritorio y poniendo en cuatro a la secretaria se acostó por debajo de ella. Mientras yo le pegaba arrodillado en el culo, piuken le chupaba las tetas hasta llegar a su concha toda chorreada de flujos. Estuvimos unos 15 minutos así.

Luego nos paramos los tres y entre ellas emprendieron un espectáculo lésbico que me llenó de testosterona la punta de la pija y no hice mas que obligarlas a que me comieran todo el tronco. Y les acabé en la lengua a las dos. Ellas recibiendo la lechita se la pasaron de lengua a lengua con besos deliciosos.

La secretaria agarró a piuken y la subió nuevamente al escritorio boca arriba y abriéndose los labios de la concha apoyó todo su clítoris en el de piuken y frotó con violencia hasta estallar ambas en un orgasmo que me hizo poner al palo otra vez.

Saqué del maletín un consolador que iba a poner en el orto de mi piuken, pero lo usé para coger a mi secretaria, y con la mía a la pendeja.

Puse en 4 a las dos y mientras cogía a la pendeja por el culo, a la secretaria le daba con el consolador por el mismo orificio. Las hijas de puta no dejaban de gemir tanto de dolor como de placer, así que intercambie las pijas de lugar y les seguí dando.

Cambiamos de posición y puse a la secretaria debajo de mi, y a piuken por encima de ella, entonces mientras penetraba a la puta con la piernas bien abiertas la pendeja le chupaba el clítoris por encima. La puta no aguantó más y me pidió que se la chupara que iba a acabar. Y terminó todo en mi boca, no pude soportar el gustazo que me estaba dando que me trague todo y luego se la chupe a piuken con el mismo énfasis y también terminó en mi boca. La lechita de piuken tenía gusto a lujuria, el de la secretaria dulzón.

Ellas me pajearon y me mamaron hasta que les acabé en las tetas y después con mi lengua las limpie.

Nos vestimos luego de tan escandaloso show y fuimos a tomar un café.

Desde ese día somos inseparables compañeros sexuales.