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Un cuento para Macarena

Relato enviado por : Porky el 23/11/2004. Lecturas: 8177

etiquetas relato Un cuento para Macarena .
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Resumen
Cuento improvisado verídico festivo (era el cumple de uno de los contertulios) divertido.


Relato
Folla con su vecino. jovencita folla con su vecino
-Cuéntame un cuento.-


-Uff... Ya sabes que yo sólo hago invento cuentos eróticos. Y con la castaña que llevo encima, probablemente ahora mismo me saldría uno de lo más bizarro.-


-¿Sabes? Arturo escribe relatos guarros para una web.-


-Sí, para Todorrelatos punto com, ¡wooooo, bestial!-


-Que cabrones... ¡No vayáis por ahí pregonando mis aficiones secretas, coño!-


-Y le escriben algunos lectores.-


-¿Y lectoras?-


-Lectoras menos de las que quisiera. Aunque hay alguna que..-


-Jo, pues ahora sí que tienes que contarme un cuento de los tuyos.-


-Eso, y que tenga a Macarena por protagonista.-


-Mmmm.... mejor no, ¡jajajaja!-


-Te chinchas. Ahora voy a contar una historia sobre ti.-


-Pues más te vale que me guste.-




Macarena estaba sola en casa, después de clase. Estaba viendo la Aldea del Arce.




-¿Quién? ¿Yo?-


-Ssssssshhh, déjale que continúe.-




De pronto... ¡llaman al teléfono!




-¡Tatatachán!-


-Uuuuuh, ¿quién será?-


-El profesor de química, ¡yujuuuuuu!-


-No doy química.-


-Pues el de lengua, que es más morbo.-


-Y eso que no eres de letras puras, que si no, sería el de griego y ¡ay de tus almorranas si las hubieredes!-


-No era ningún profesor...-




-¿Sí? ¿Dígame?-


Hubo un jadeo de excitación al otro lado de la línea y macarena se sobresaltó.


-¿Quién es?-


-¿Macarena?- dijo una voz algo repipi, pero masculina.




-Vaya hombre, se jodió el temita lésbico, con lo que me pone.-


-¡Sssshhh! Que empieza a ponerse interesante.-




-¿Sí? ¿Quién eres?-


-No te lo puedo decir.-




-Bueeenoooo....¡Le cuelgo!-


-Como quieras.-




Macarena colgó el teléfono pensando que sería algún amigo bromista del instituto. Pero segundos después, volvió a sonar el teléfono. Y lo volvió a coger, claro.


-¿Tú no has visto Scream? Nunca hay que coger el teléfono cuando estás sola en casa.-




-¿Sí?-


-Macarena, no me cuelgues por favor, que necesito hablar contigo.-


-Pero ¿quién eres?-


-Ay... De verdad, que no te lo puedo decir todavía.-


-Ah, ¿y por qué?-


-Porque me gustas y tengo miedo a que me rechaces.-




-Furgo, tío, esto es una pastelada insufrible.-


-Lo sé, mataría a un diabético, pero es aún más tragicómico si sabes que está basado en hechos reales.-


-¡No jodas!-


-Como os digo.-


-¡Muajajajaja! Estás acabado, compañero.-


-Ey, dejad que siga, que me empezaba a gustar la historia.-


-Que viciosilla.-


-Bueno, la situación, nada más, porque el personaje ese de los jadeos y super tolai me recuerda demasiado a un baboso de mis clase que está obsesionado conmigo.-


-¿Cómo se llama?-


-Basilio.-


-Que nombre más feo, por dios...-


-La has cagao, Macarena.-


-¿Por?-




Había algo familiar en la voz del chico del teléfono. Macarena decidió intentar sonsacarle más información y enterarse de quién era.


-Bueno, señor misterioso, y ¿qué quieres decirme?-


-Quiero que sepas que estoy loco por ti, y que en el instituto no puedo concentrarme en clase porque estás tú.-


-Ah, vaya, lo siento.-


-No, no. Repetiría todos los cursos si eso significa que he podido ir a la misma clase que tú.-


-Ajam. Oye, me parece muy bien, muy bonito, pero creo que me empiezo a asustar.-


-¿Por qué?-


-Bueno, no sé tú, pero yo no estoy acostumbrada a que me llamen tipos misteriosos que me hacen la corte y no me dicen quién son.-


-Bueno, yo...-


-¡Adios!-


Y Macarena colgó.




-Uyyy.... Mira que cortarlo ahí. Ya estaba...¡muac! A puntito de caramelo.-


-Fijo que el Basilio se la estaba pelando mientras la llamaba.-


-Eso, ¿por qué no describes como se la machacaba el acosador ese?-


-No es ni mi estilo ni me gusta describir el onanismo masculino... salvo cuando resulta peripatético.-


-¿Y ya se acaba ahí la historia?-


-No, creo que voy a meter directamente al Basilio en tu habitación.-


-¡Ay no! Es un tío asqueroso. ¡Que grima!-


-Mmmm... Eso lo hará aún más divertido. Jeje.-




Macarena dejó el teléfono y oyó un ruido. Cuando quiso darse cuenta, un pañuelo untado en cloroformo la dejó inconsciente. Y se hizo la oscuridad.




-¿Qué pasará? Descúbrelo en la siguiente entrega de "Perversiones de Toni Canelloni".-


-Ey, que este relato no es de esa saga, compañero.-


-Lástima, porque pegaría mazo que el pervertido fuera el puto Canelloni.-


-Pozi.-


-Bueno, antes de seguir quiero que conste que hago esto sólo porque Macarena me lo ha pedido.-


-Y porque te ha prometido dejarte sus medias de rejilla.-


-O sus botas.-


-¡Que noooooo!-


-Que agarrada eres... Total, por unas medias.-


-Seguro que huelen a pies.-


-Más morbo.-


-¿Continúas?-


-Ahora vienen las escenas de dominación sumisión, como si lo viera.-


-¡Bondage!-


-Y luego tentáculos.-




Macarena despertó. Estaba atada a la cama, a oscuras, pero el fresco le indicaba un hecho aterrador: estaba desnuda.


Gritó, pidiendo auxilio. Enseguida, una sombra que estaba junto a ella se subió encima y le tapó la boca con la mano.


-¡No chilles, por favor!-


-Mmmpfff.-


Macarena enseguida reconoció la voz de Basilio, la asimiló a la de la línea telefónica y sintió escalofríos y hasta nauseas.


Basilio le quitó la mano de la boca.


-¿Qué quieres?-


-A ti.-




-Oooooohhhhh.-


-¡Te voy a follar mirándote a los ojos!-


-¡Jajajaja!-


-Que gran frase.-


-Lo único que se salva del comic, porque el resto da pena, dolor y cagalera.-


-Bueno, Macarena, ¿qué te parece?-


-Repugnante. Sigue.-


-Jeje. Me refiero a cómo quieres que continúe.-


-Sorpréndeme.-


-Vamos a meter sexo ya explícito, que va siendo hora.-




Macarena volvió a gritar y Basilio, nervioso en grado sumo, la amordazó con cinta americana. Las vueltas de cinta se adherían implacables al pelo y la piel de la chica, la cual empezó a derramar lágrimas.




-Ahí, ya echaba yo de menos el lirismo en este relato.-


-Hombre, es que no es lo mismo escribirlo que improvisarlo, y aún así creo que no me está quedando mal del todo.-




Cuando terminó, Basilio se sentó al lado de su víctima. La excitación que lo dominaba era evidente. Temblaba. Macarena lo miraba a los ojos en la oscuridad y veía un brillo nada tranquilizador.


-Te quiero, Macarena.-


Y despacio la besó en la mejilla.


Pero no se conformó con eso.


Alzó su mano ¿delgada?




-Sí.-




Y la posó sobre el pecho. El izquierdo. Ella volvió el rostro, intentando sumirse en un mundo en el que las sensaciones no existieran. En cambio Basilio empezó a sobar con lujuria, con curiosidad lujuriosa, las tetas de su amor platónico de siempre, hasta que reunió el valor o no pudo resistir más la tentación de chuparle los pezones.




-¡Lechecita!-


-¡Ay que naúseas!-


-Eh, si vomitas lo tengo que incluir en el relato y va a ser peor.-


-Sigue entonces, pero esto empieza a resultarme muy desagradable.-


-Bueno, quizás podría resultarlo menos si me das.... ya sabes.-


-¡Ja! Anda, sigue, por favor.-




Basilio se aplicaba con delectación sobre los senos de su musa. ¡Y de repente!




-¡Qué, qué, por tu madre, que no aguanto más el clímax!-


-Creo que me voy a correr a la de ya. ¡Traed un cuenco!-


-Que guarros que sois, dejadle seguir. ¿Qué pasó?-




Llamaron a la puerta. ¿Quién podría ser? Quizás la única posibilidad de salvación para nuestra heroína erótica.




-Bueno, Macarena, ¿qué quieres que pase?-


-Me da igual. Pero ese tío que no me toque.-


-Pues dime cómo podrías hacer para escapar de esa situación.-


-Pues podrías coger y...-


-¡Eh, que lo tiene que decir ella!-


-Jo, no seas así, lo que sea, pero que no me siga tocando el Basilio.-


-Diez-


-...-


-Nueve-


-Ocho-


-Siete-


-Seis-


-¡Di algo, lo que sea!-


-No se me ocurre nada. Es que..-


-Cuatro-


-Tres-


-Dos-


-Uno-


-Tiempo, querida-




Macarena rezó, no se le ocurrió otra cosa, para que la misteriosa llamada pudiera escuchar...ejem....sus gemidos ahogados, o que un azar improbable hiciera que, por ejemplo, la visita insistiera en penetrar a la alcoba, la viese y la rescatase.


En una milésima de segundo sintió pudor, al seguir en su imaginación, la ilación lógica de que, entrara quien entrara, se la iba a encontrar desnuda en lo que cualquiera podría identificar como un morboso cuadro de sadomaso.


Pero aún así, suspiró, o lo intentó, de alivio, al oír que volvían más de un par de pasos a la habitación. ¡Sin duda una patrulla de rescate!




-... (expectación)-




¡No! Se le heló la sangre en las venas al ver que Basilio regresaba junto a ella acompañado de catorce individuos, todos ellos varones repelentes, viciosos, babeando por tocar el cuerpo de su musa. ¡La Horda de abyectos adoradores de Macarena, todos los feos, repugnantes, e incluso oligofrénicos mancebos pelones que en la vida de nuestra heroína habían aspirado a poseerla!




-¡Qué asco!-


-Empieza la diversión. ¡Muajajajaja!-




Todos se abalanzaban, como los zombis del Resident Evil, derechos sobre ella, y ya la apuntaban, cual un pelotón de fusileros con las bayonetas caladas, cuando Basilio se interpuso entre ellos.


-¡No! Ninguno es digno de mancillar con su carne a nuestra diosa.-


-¡Cierto, cierto!- corearon todos


-Pero necesitamos... a ella, la necesitamos a ella. Y ya la tenemos. Y ahora podremos homenajearla.-


Y ante los horrorizados ojos de Macarena, los quince espantajos y alfeñiques sacaron sus pollas, se masturbaron con frenesí, los frenillos amenazaban con partirse como cuerdas de violín demasiado tensas, hasta que, uno tras otro, eyacularon sobre el cutis de la ya desmayada muchacha.




-Que nauseas, ¡madre!-


-Es asqueroso, Furgo.-


-Mmmmmmm.... delicioso. ¡Dos tazas de semen!-




Hubo unos minutos de relativo silencio en el salón, y los colchones crujieron al cambiar alguno de los convidados de postura. Pero cierta tensión atmosférica presagiaba que aún no había llegado el fin del relato.




Cuando Macarena despertó no recordaba nada. Se encontró en una camilla de hospital, y no sabía por qué, aunque sentía que algo realmente siniestro planeaba sobre su memoria. ¿Pero qué, qué? Y mientras buscaba el principio del hilo de sus sesos para devanarlo, lo vio. Un rostro viril, masculino, hermoso y afable que la llenó de tranquilidad y una pizca de coquetería. Hizo una caída de ojos y preguntó:


-¿Dónde estoy? ¿Qué me ha pasado?-


-Te han eyaculado quince hombres encima, Macarena.-




-¡Jajajaja!-


-Qué bruto.-




-¡No ha sido una pesadilla!-


-Me temo que no, pequeña. Pero no te preocupes. Soy Alfredo, especialista en traumas psicológicos. Con mi ayuda y mi amor saldrás adelante de este episodio tan espantoso.-

Con delicadeza, Alfredo el psiquiatra acarició la mano de su paciente. Y entre ellos, hubo química.




-A ver si con éste sí.-




-Mira, acércate a la ventana y te llevarás una alegría.-


Macarena así lo hizo, y pudo ver en el patio del hospital una fila de quince hombres listos para ser ejecutados en su presencia a una señal del psiquiatra.




-Uuuuuhhh... qué gore.-




-¡No! Su muerte no conseguirá que me olvide de que me ha resbalado semen de quince tíos diferentes por el cuerpo.-


-Admiro tu entereza, pero...-


-Además, esos quince que hay ahí abajo no son los que se me corrieron encima.-


-Ya, ya lo sabía. Lo que quería es animarte un poco. Te veo tan tierna y vulnerable.-


-Oh... Yo...-


-Mi amor te hará volar y bla, bla bla, igual que cuando te eche un buen polvo.-




-¡Qué romántico, oshe!-




-Bueno, empezaremos tu terapia enseguida, pero antes voy a dar la señal para que ejecuten a esos quince inocentes.-


-Oh, Alfredo, oh. Jaja, birubiru, prrrrrrtttt.-




Onomatopeyas varias confundieron su eco con el de las risas en la parcela. Ahora sí que el cuento había acabado.


FIN


p.d: ¡pero me quedé sin medias de rejilla ni botas! ¡No hay derecho! Os juro que ya estaba obsesionado con aspirar el exquisito aroma de aquellas prendas, saciando ya no mi fetichismo sino una angustia vital (creada por mi mismo para la ocasión, claro está) primitiva. Encima de que los autores de literatura erótica tienen mala reputación, doy fé de que estamos muy mal pagados por los favores sexuales solicitados a las protagonistas de nuestras historias. Y bla, bla, bla, (bis)


Dedicado a Macarena, ¡es nuestra nena!
 

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:25) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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