Relato enviado por:
señoreduardo el 17/11/2017.
Lecturas:4497 Etiquetas: Gay
Relato completo
A medida que mi cuerpo iba quedando al descubierto el señor Abelardo estallaba en exclamaciones admiradas y por fin, cuando estuve desnudo, dijo con voz algo ronca, seguramente por la calentura… -Qué cuerpo… ¡Qué cuerpo increíble tenés, Jorgito!... Esa cinturita, esas caderas… ¡esas piernas!... -Ay, gracias, señor… -dije ruborizándome…-Date vuelta…
-Sí, señor…
Giré y ya de espaldas lo oí exclamar:
-¡Qué culo! ¡Qué culito tan lindo!...
-Ay, señor Abelardo…
-¿Me vas a dar ese culito?
-Sí… S… Sí, señor Abelardo… Siempre tuve ganas, pero… pero nunca me animé… Me da miedo, ¿sabe?... pero… pero con usted quiero…
-Date vuelta… Vení…
Cuando me puse de frente vi que se había quitado la bata y que, como yo había imaginado, no llevaba nada debajo… ¡Su verga lucía maravillosamente erecta!… Mis piernas temblaban de miedo y emoción a la vez…
Me tomó de la mano, me atrajo hacia él y se puso a besuquearme en la boca, en el cuello, en los hombros mientras sus manos aferraban mis nalgas y yo ardía de ganas de la cabeza a los pies
-¿Vas a ser mi putita? –me murmuró al oído…
-S… sí… Su putita, su… lo que usted quiera voy a ser…
-¿Es tu primera vez, Jorgito?...
-Sí, señor Abelardo… Por eso tengo miedo… Pero también muchas ganas…
-Sos muy putita…
-Sí…
-Y conmigo vas a ser cada vez más putita…
-Sí, señor Abelardo, eso quiero… Ser… ser cada vez más putita para usted… ¿Le… le puedo hacer una pregunta, señor?
-Claro…
-¿Usted… Usted ya estuvo alguna vez con un chico?...
-No… Vos sos mi primer nene… Pero basta de charla, Jorgito… Te tengo muchas ganas… Lo primero que vas a hacer es tomar un biberón…
-Ay, sí…
-Y vas a tragar hasta la última gota de leche de ese biberón…
-Qué lindo biberón tiene, señor… -dije atrevido mirando su verga, que seguía apeteciblemente erecta…
-Bueno, arrodíllate y abrí bien grande la boquita…
Obedecí y un segundo después tenía en la boca esa pija bien dura y de un delicioso sabor… ¡Ay, mi primera mamada!... Chupé y chupé fascinado y lamí también desde los huevos hasta el glande una y otra vez y me calentaba muchísimo oír como él gemía y me alentaba:
-Así… Sí, putita, así… ¡Así!...
No sé cuánto tiempo estuve chupando y lamiendo… Quería que eso no terminara nunca pero a la vez ansiaba que me echara su leche y tragarla toda… Me sentía ya totalmente lanzado como putito, o mejor como putita… Me calienta mucho sentirme una putita y el señor Abelardo me hace sentir así…
Esa primera vez me inundó la boca de leche, fue tal la cantidad que me costó tragarla toda, pero lo hice y mientras la estaba tragando sentí muchas ganas de probar esa verga por el culito…
Él se tendió a descansar un rato, pero antes me prometió:
-En cuanto recupere fuerzas te la doy por el culo, así que preparate, Jorgelina…
-¿Jorgelina?...
-Sí, ya no más Jorgito, a partir de ahora sos Jorgelina… ¿O acaso no sos una nena muy puta?...
Es duro aceptarlo pero es verdad…
-Sí, señor Abelardo…
-Bueno, muy bien, entonces decilo…
Sentí que me dominaba totalmente y sé que haría lo que él quisiera…
-Soy una nena muy puta… -dije…
-¿Y cómo te llamás?...
-Jo… Jorgelina…
Me di cuenta que él estaba revelando y tal vez rebelándose a si mismo un gran morbo que probablemente hasta ese momento había mantenido oculto, reprimido… El señor Abelardo estaba mostrando su lado perverso y yo el mío, porque su perversión me ponía a mil…
-Muy bien, nena puta… ¿Entonces ya no más Jorgito?...
-No… Ya… ya no más…
-¿A partir de ahora Jorgelina?...
-S… Sí, señor Abelardo…
Él aplaudió entusiasmado y poco después me estaba tomando por el culo… Yo en cuatro patas sobre la cama y él arrodillado entre mis muslos… Se había mojado la verga con abundante saliva y me la metió con algún esfuerzo, por lo estrecho de mi senderito… ¡Ay, qué dolor mientras me estaba entrando!... Sí, tanto que estuve a punto de gritar, pero después, cuando estuvo toda adentro el placer fue indescriptible… Cada ir y venir de esa pija en mi culito era maravilloso… Él aferraba mis caderas con sus manos y yo sentía el repiquetear de sus huevos en mis nalgas… Y por fin la explosión, con varios chorros de semen que mi culo sediento recibió agradecido…
Le pertenezco totalmente, me domina, me impone sus reglas, me lleva adónde quiere y si alguna vez protesto o amago con resistirme me amenaza con abandonarme y eso me pone al borde del llanto…
-No, por favor eso no…
-Bueno, entonces pórtate bien y sé una nena buenita…
-Sí, señor Abelardo, está bien… -terminé aceptando…
Hoy me sorprendió con una exigencia:
-Estoy cansado de ocuparme de la casa… A partir de ahora vos te vas a ocupar de la limpieza y de las compras… Vas a ser mi mucama…
-¡¡¡¡¿Qué?!!!
-¡No me levantes la voz, puta insolente!...
-Pero es que…
-Andate, no te quiero ver más…
-¡No, señor! ¡Por favor, eso no! –supliqué…
-Entonces dejate de pavadas y obedéceme, nena puta!...
-E… Está bien, señor… -admití resignado… El muy perverso me había reducido a la servidumbre, pero cualquier cosa era preferible a quedarme sin su verga…
(continuará)