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Un viaje de negocios I. (Interfacio)

Relato enviado por : NuriayPascual el 12/03/2009. Lecturas: 4069

etiquetas relato Un viaje de negocios I. (Interfacio) .
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Resumen
Nuestras primeras andanzas en Rumanía pero ahora desde el punto de vista de Pascual.


Relato
El viaje había comenzado bien, clientes, un vuelo tranquilo, un hotel y una suite que superaban con mucho mis expectativas, y un buen polvo en el jacuzzi con Nuria, que al fin había encontrado un hueco para acompañarme y escaparnos del agobio de no podernos ver regularmente al estar viviendo en casa de su hermana y de mis padres respectivamente.
Bajamos a cenar antes de retirarnos a dormir ya que el día siguiente sería día de trabajo. Nuria estaba caliente; como siempre que pasábamos unos días sin vernos su cuerpo pedía guerra y se convertía en una especie de maquina de follar. No contenta con el polvazo en el jacuzzi, se presentó en el pasillo, donde la esperaba para bajar, enfundada en un ceñido vestido negro, luciendo las botas negras de tacón que le había regalado y unas medias de las que casi se adivinaba el encaje de la blonda debido a lo limitado de la falda, encaje imposible de adivinar en su sujetador pues el escote hasta el centro del diafragma hacía evidente que no lo había.
- Preciosa- su única respuesta fue una sonrisa hasta que estuvimos dentro del ascensor.
- No llevo bragas cariño.

Lo comprobé pasando mi mano bajo su vestido y acariciando con mis dedos su coñito chorreante y perfectamente depilado.
Nos colocaron cerca de la chimenea del comedor en una romántica mesita decorada con velas rojas, en un ambiente de intimidad reforzado por la única presencia de una par de mesas alejadas y embebidas en sus conversaciones. Después de la cena llegaron las copas y Nuria me hizo ver que no había bajado sin bragas para nada, aprovechó el largo mantel para pasarme el tacón y la suela de su bota sobre el creciente paquete con una mirada de zorra borracha que sus pezones reforzaban bajo el fino tejido del vestido. Cuando notó que mi polla reaccionaba decidió pasar descaradamente su silla a mi lado para poder colocar su mano sobre mi bragueta. El camarero se estaba dando cuenta de todo y nos miraba descaradamente; así que supongo que algún instinto maternal debió despertarse en Nuria respecto al jovencito veinteañero imberbe y de erizado pelo rubio, porque su manicura francesa comenzó a hacer aspavientos sobre mi bragueta y a acariciar su pezones sobre la ropa desplazando el escote peligrosamente y ofreciendo un espectáculo gratuito al niñato rumano.
- Te está mirando el escote- reproché sin mucha convicción.
- El escote y la mano, que sabe que estoy tocándote la polla.
Apuramos las bebidas y regresamos al ascensor, donde no pude contenerme, estaba como una moto, la cogí contra el espejo (aquello la excitaba particularmente), saqué sus pechos que se aplastaron contra la fría superficie, subí su falda, magreé su culo, metí mis dedos por sus chorreantes agujeros y la hice gemir.
Un leve timbrazo nos devolvió a la realidad recordándonos que habíamos llegado al 4º, así que Nuria tubo que recomponerse el vestido como pudo, aunque la soledad del pasillo fue cómplice de nuestro magreo hasta la habitación.

Mi novia no se hizo esperar, me empujó sobre la cama, bajó mi cremallera y engulló mi polla que saltó dura como con un resorte de entre mis piernas. Lamió como solo ella sabe hacerlo, me puso al borde del orgasmo e introdujo el vergajo entre el calido abrazo de sus tetas: me tenía a su merced. Interrumpió unos segundos la cubana para acercarse al necesser y tomar un pollón de18 cm de silicona con vibrador incluido; yo ya conocía a su amigo morado, así que me limite a cerrar los ojos y gozar cuando me levantó el culo con una almohada y comenzó a ensalibármelo junto a mis huevos, alternando el trabajo de su legua con la acción de sus pezones sobre mi superexcitado capullo. En el momento en que me consideró excitado me penetró sin compasión introduciéndome los 18 cm al tiempo que lamía con ansia mi polla y miraba profundamente a mis ojos que casi no alcanzaban a parpadear.
- Zorra tramposa, así no vale no me has dejado ni tocarte...- es todo lo que alcancé a decir antes de correrme dentro de su boca y que se lo tragase con mirada golosa.
Nuria no se dignó dirigirme la palabra y maleta en ristre pasó al lujoso baño compartido que tan buenos recuerdos me traía de pocas horas atrás.
Me desnudé y conecté la Tv mientras esperaba la resolución de aquella salida teatral, al tiempo que observaba el pedazo de rabo que acaba de alojar en mi ano al tiempo que de fondo veía bailar a unas espectaculares chicas entorno a un potente BMW al ritmo pegadizo de la canción del videoclip.
Un ligero bip telefónico me saco del trance y escuché la voz del director:
- Dm. Pascual, el hotel tiene a bien obsequiarle con un regalo, para que pueda comprobar personalmente la calidad de nuestros servicios. Espero que no haya ningún problema con la señorita que le acompaña.
- No...creo- fue lo único que atiné a responder.
- Bien, perfecto, entonces queda toda la noche a su entera disposición en su suite gemela. Buenas noches.
- Bien...Gracias, buenas noches- balbuceé en mi entrecortado rumano sin saber muy bien de que se trataba todo aquello.
La puerta del baño se volvió a abrir y Nuria apareció con un minúsculo corpiño de látex que la estilizaba hasta la perfección y del cual parecían querer escapar sus dos enormes globos, acompañándolo de unos guantes por encima del codo a juego, manteniendo sus medias y sustituyendo sus sensuales botas de 8 cm de tacón, por unos zapatos que no conocía, de charol negro cogidos con una hebilla plateada al tobillo y mas de 13 cm de reluciente tacón; tenia un aspecto de autentica puta dominátrix, con el que apartó de mi mente cualquier otro pensamiento, por lo que decidí omitir la conversación telefónica.
Yo estaba estupefacto, pero más aun lo estuve cuando al llegar a mi lado con paso sensual me mostró unas esposas forradas en cuero y una fusta que lucía como empuñadora un enorme consolador negro. No me resistí cuando me puso en el suelo y me esposó de rodillas a una de las columnas del dosel que adornaba nuestra cama. Nuria estaba en su salsa, me veía reflejado en los dos grandes espejos de la habitación y no había nada que la (que nos) excitara más. Pasó su pierna sobre mi cabeza y bien abierta se apoyó contra la columna incitándome a lamer aquella delicia chorreante. Con un golpe decidido de la fusta me dejó claro que ya estaba tardando demasiado en comenzar a lamer; ligeros latigazos y caricias en mi culo acompasaron los lametones posteriores.
Mi polla ya estaba más que lista, pero mi embelesado chupeteo se vio interrumpido:
- ¿No es esto lo que te gusta?¿no decías que no servía para dominar?- me pregunto mirándome a los ojos con la cara desencajada, tras apartar con un fuerte estirón de pelo mis labios de los suyos.
- Nunca podía pensar que fueses capaz de hacer algo así. Con lo modosita que parecías- contesté mintiendo en parte, pues siempre había tenido al esperanza de que mi novia era bastante zorra como para eso y más.
Volvió a empujar mi cara entre sus piernas y yo comencé a lamer y chupar con más pasión espoleado por los ligeros picotazos de la fusta en mi culo, hasta que se deshizo en un húmedo orgasmo que me llenó la boca y corrió por mi barbilla y mi cuello.
Acto seguido se colocó tras de mí y me obligó a levantarme, comenzando una rítmica caricia entre mis nalgas con la empuñadura de su fusta. Di gracias a Dios cuando tomó un frasco de vaselina, en el que yo no había reparado, de encima de la mesita, pues aquel aparato era ostensiblemente mayor que el juguete anterior. Noté la punta lubricada con vaselina en la entrada de mi culo, al tiempo que el frío látex del guante comenzaba a pajear mi polla enhiesta ; no pude contener los gemidos, y aun más cuando el consolador comenzó a abrirse paso en mi interior:
- Me gusta...siii...dame más...quiero estar siempre así...¡joder! eres la puta más grande del mundo-no era dueño ni de mis actos ni de mis palabras.
- Pórtate bien...putita- su tono me excito al borde de la corrida, los pezones y los huevos me dolían- túmbate en la cama y todo seguirá bien.

Nuria soltó las esposas, pero fuera de mí me giré la tomé violentamente de la muñeca, la tiré al suelo entre sus protestas entrecortadas, y a pesar de su resistencia, la esposé a la columna. Hice que se incorporara y acaricié sus tetas, pellizqué sus pezones al tiempo que los lamía, mientras con la otra mano clavé sin compasión el enorme dildo en su coño. El metesaca y mi lengua en sus pezones le hacían gemir sin reparos; la giré y sin dejar de penetrarla con el consolador puse su culo en pompa y le metí mi polla sin previó aviso. Le arranqué un grito de dolor y volví a sacar la polla sin dejar de follarla con la fusta, me preparé para una segunda embestida pero ahora embadurné debidamente mi polla con vaselina. La penetración fue más fácil y acompase la follada en culo y coño con mi polla y el consolador, hasta que me corrí dentro de sus tripas sintiendo como el consolador le provocaba las convulsiones de un orgasmo.
Nos duchamos y nos acostamos sin que el reloj hubiese marcado las 12; contra lo que suele ser habitual, Nuria no tardo mucho en dormirse y yo no pude conciliar el sueño, de mi cabeza no salía la conversación con el director. No quise moverme por temor a despertar a Nuria de su sueño, habitualmente ligero, por lo que pasada la 1 el cansancio me venció; sin embargo los nervios y al curiosidad fueron más fuertes y aun no eran las 3 cuando volví a despertar. Comprobé que mi novia dormía y me levanté, desnudo como estaba, para dirigirme hacia el baño. Una vez en la lujosa estancia encendí la luz, miré en el espejo preocupado la capa de grasa que comenzaba a aparecer en mi abdomen (¿de que servía preocuparse uno tanto de ir siempre perfectamente depilado si después una dieta descuidada y poca disciplina en el gimnasio no dejaban abdominales que mostrar?) y me dirigí hacia la puerta que comunicaba con la habitación contigua. El curioso diseño de esas habitaciones tan lujosas con un baño compartido tenía su explicación, estaba concebida como una suite, donde la parte que nosotros ocupábamos presentaba el dormitorio principal y una especie de salón, mientras que aquella puerta daba a una especie de habitación auxiliar que disponía de dos camas de “cuerpo y medio” frente a nuestro adoselado campo de juegos de 2x2. El funcionamiento de las puertas era muy ingenioso, el picaporte activaba un sistema de teleportero de tal manera que cuando uno de los ocupantes cerraba el baño por dentro en una de las puertas ambas quedaban bloqueadas al acceso desde fuera, y cuando lo abría se abrían, con la particularidad de que desde los dormitorios las puertas se podían dejar bloqueadas de forma individual independientemente de la posición del pestillo interior. Comprobé que la puerta de la habitación continua estaba desbloqueada y se oía algo de música en el interior, dudé si abrir, estaba desnudo y la excitación estaba poniendo morcillona mi polla. Finalmente tomé decisión y empujé al puerta, la música se hizo más fuerte y vi una habitación a oscuras con el ligero resplandor de un TV en algún ángulo que yo no veía. Antes de que mis ojos se acostumbraran a aquella luz yo ya estaba expuesto desnudo en el marco de la puerta con los intensos fluorescentes del baño como fon:
- ¡Por fin...señor! una voz chillona de mujer salió del fondo de la habitación hablando en Rumano.
- ¡Vamos!- contestó otra muy cerca.
- Chissss...-fue lo único que llegué a decir, mientras oía un ajetreado traqueteo de tacones al tiempo que mis ojos vislumbraban en la penumbra dos figuras femeninas una de las cuales arrojaba sobre la cama , de la que se levantaba, el mando a distancia tras apagar la TV mientras la otra se diriía hacia mi con decisión.

En la puerta del baño me encontré de repente arropado por una morena de largo pelo ondulado y ojos verdes de los que era imposible desviar la mirada, vestida en su 1.70 largo con un minúsculo conjunto de licra rojo ajustadísimo, con un escote más que generoso reforzado evidentemente con un wonder y con una microfalda que dejaba ver descuidada la blonda de unas medias negras con una sugerente costura en al parte de atrás que llegaba hasta unos zapatos negros similares a los que poco antes me había presentado mi novia, solo que con un par de centímetros menos de tacón, eso si extremadamente fino y de un metálico plateado. Al lado de la despanpanante morena (he de decir que una de las criaturas mas hermosas que he conocido), se presentó una mecheada castaña con un corte de pelo más atrevido, algo más alta y entrada en carnes, pero con las dos tetas más grandes que he tenido el placer de ver, que se mostraban libres de sostén a través del cruzado del escote de un vaporoso vestido negro que complementaba con unas botas negras de látex hasta la rodilla bien provistas de plataforma y tacón (casi alcanzaba mi 1.88) y unas medias, negras también.
- Hola señor soy Mihaela- la morena me apoyó su mano de uñitas rojas perfectamente arregladas en el pecho e hizo ademán de besarme en al mejilla, a lo que yo cortés correspondí.
- Yo soy Nicoletta- repetí la operación con la castaña que imitó a su amiga acariciando mi pecho con su mano de uñas cortas meticulosamente esmaltadas en blanco.
Hice rápidos cálculos mentales mientras mi polla se endurecía , al aroma de su perfume, el calor de sus cuerpos y las caricias que Nicoletta me propiciaba haciendo círculos con un dedo en mi pezón y el otro sobre mi glúteo: aquellas adorables chiquitas que no debían de contar con más de 19 años la castaña y 25 la morena, se habían tomado la molestia de aprender algo de castellano por mí y debían llevar aburridas en esa habitación desde cerca de las 11 que debió ser cuando me telefoneó el director.
En esas cavilaciones andaba yo cuando note una mano que acariciaba mi polla a la vez que unos dedos exploraban entre mis glúteos:
- ¿Te gusto?- el acento de Mihaela era embriagador.
Besé a la preciosa morena en la boca mientras me dejaba arrastrar hacia el interior del baño. Me sentía en el interior de un sandwich, acariciado por todo mi cuerpo con Nicoletta en mi espalda y Mihaela frente a mí. Pasé mis manos bajo la falda de la morena hasta subirla lo suficiente como para ver la blonda de sus medias y el diminuto tanga negro que lucía. Mientras notaba las manos de Nicoletta acariciando mi pecho y sus enormes pezones acariciando mi espalda. Mi boca no podía separarse de la caliente lengua de Mihaela mientras mis manos exploraban su culo desnudo, su cintura y su escote rebosante. En mi espalda noté como el vestido de Nicoletta caía hasta el suelo y sus pechos calientes se endurecían al contacto con mi piel, como sus manos buscaban mi polla, mis huevos, y me masturbaban. Las empujé al centro del baño, junto al jacuzzi y me giré hacia Nicoletta, desnuda con sus enormes tetas colgando casi hasta la cintura, su incipiente michelín, un diminuto tanga, unas sexis medias de blonda bordada y sus botas de látex. Besé en la boca a la zorrita de labios carnosos y ojos color miel y ella me correspondió arrastrando con fuerza sus uñas por mi perineo y mis huevos. Mi polla estaba a punto de caramelo, pero ambas se apartaron de mí. Mihaela se apoyó en el lavabo, redujo su traje a un ajustado cinturón y se desprendió del sostén y el tanga. Nicoletta se libró de su tanga y se agachó para llevar su boca hasta el coño de Mihaela que presentaba la justa proporción entre pelo y carne afeitada. Ante la visión de la cara de placer de Mihaelay el enorme y bamboleante culo de Nicoletta no pude evitarlo, y me dirigí con decisión hasta su ano. Mi polla tiesa no tubo problema para encular a aquella zorra de culo sobradamente dilatado, mientras los gemidos de placer de Mihaela multiplicaban mi excitación. La preciosa morena se deshizo en un sonoro orgasmo mientras yo culeaba a su amiga. Se separó del lavabo, se dirigió hacia mi y me llevó, interrumpiendo mi orgásmica enculada, hasta el pollo que rodeaba el jacuzzi. Nicoletta me sentó y sin más miramientos se puso a ahorcajadas a cabalgar mi polla, mientras su amiga me acababa de tumbar para sentarse en mi cara y disfrutar de mi lengua. Cara a cara ambas zorras comenzaron a acariciarse mutuamente las tetas mientras recibían respectivamente los envites de mi lengua y mi polla en sus coños al tiempo que gemían y se susurraban todo tipo de obscenidades en rumano. Me encontraba al borde de la corrida cuando ambas, entre caricias, decidieron apartarse de mi y colocarse, serviciales, a mi lado de rodillas. No me hice de rogar y puse mi polla en sus bocas; ambas chuparon con profesionalidad, hasta que un chorro de leche inundó sus bocas, sus caras y sus tetas. Mihaela limpió mi nabo con paciencia mientras Nicoletta limpiaba con la lengua mi leche de sus tetas. Respiré y volví a al realidad al oír un leve crujido al otro lado de la puerta; me sobresalté y sin despedirme me dirigí al dormitorio mientras mis “regalos” se quedaba lamiéndose mutuamente en mitad del baño.
Al llegar a mi cama adoselada, Nuria dormía placidamente.


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Comentarios enviados para este relato
coronelwinston (5 de May de 2009 a las 20:04) dice: Además me gusta la forma de contarlo con esos flasbag de idas y venidas. Voy a por el tercero. Un abrazo.

katebrown (18 de October de 2022 a las 22:02) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:37) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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