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Un viaje de negocios III (la mirada del otro)

Relato enviado por : NuriayPascual el 15/03/2009. Lecturas: 3073

etiquetas relato Un viaje de negocios III (la mirada del otro) .
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Resumen
En esta ocasión volvemos a observar los hechos desde el punto d evista de Pascual tras conocerlos por boca de Nuria


Relato
El despertador sonó temprano y comencé el día como a mí me gusta, comiéndome el coño de Nuria hasta hacerla correrse, y mi amada novia no me decepcionó regalándome una nueva mamada. El postre lo puso con el vibrador de la noche anterior, al que tanto nos habíamos aficionado, que bien ensalibado folló mi culo a placer hasta que exploté en su boca y su cara:
- Buen desayuno. Me encanta empezar así las mañanas.
- Te vi anoche en el baño. Era para demostrarte que soy la mejor- contestó algo inexpresiva mientras se zafaba de mis piernas y se dirigía al baño.
No supe que decir mientras la observaba entrando en el baño. Me limpié y dudé nervioso en la cama sobre que debía hacer o decir , lo de la noche anterior había sido una guarrada, no debía haberlo hecho, y ahora ¿que pensaba ella?. Al final y tras un cuarto de hora de titubeos decidí entrar en el baño y enfrentarme a aquella incómoda situación.
Entré desnudo, con un aparente, más que real, exceso de seguridad en mi mismo. Estaba allí descuidada, apoyada en el lavabo como esperándome, con el albornoz intencionadamente abierto para que pudiese ver uno de sus pechos:
- Nunca he dudado que fueras la mejor a la hora de follar conmigo- dije mientras me colocaba tras de ella- Es solo que sabes que me gusta hacer ciertas cosas que a ti no parecen gustarte mucho
No obtuve respuesta, así que la abracé y la giré de tal forma que veíamos nuestro reflejo en el espejo, la miraba profundamente a los ojos a través de su reflejo. Pase mis manos por su estómago, abrí el albornoz y pellizque sus pezones, su respiración me hablaba de excitación, no de enfado, así que comencé a besar su cuello, hasta que con determinación se zafó y pasó a tomar el control cambiando las posiciones y rodeándome con sus brazos para sobar mi polla, dura más que de sobra.
- Hazte una paja para mí- es todo lo que dijo.

Ensimismada se sentó en el wc, mientras yo comenzaba a pajearme acariciando mis huevos con la otra mano. Me miraba, gemía y se acariciaba descaradamente las tetas y las ingles, así que decidí pasar a la acción tomando un frasco de leche corporal y derramando un buen chorro sobre sus tetas, para pasar inmediatamente a extendérsela masajeando adecuadamente sus enormes y erectos pezones. Con sus tetas bien lubricadas decidí que lo idóneo era una de esas buenas cubanas que tan magistralmente realiza. Yo follaba sus tetas y veía reflejado en el espejo como mordisqueaba la punta de mi polla con cada una de las embestidas; recobré la seguridad en mi mismo. La obligué a incorporarse y ponerse contra el lavabo, le quité el albornoz e hice que subiese al mueble su pierna derecha obligándola a un complicado equilibrio sobre las sandalias de baño que yo le había regalado con unos “cómodos” 7 cm de cuña. La clavé sin compasión hasta el fondo de su coño y comencé a susurrar a su oído.
- Tú eres mi puta y solo eso debe contar para ti.
- Siiii
- ¿Si que?- mis palabras seguían el ritmo de mis embestidas.
- Soy tu puta...
- ¿Y?
- Es lo único que debe contar para mí.
Sentirse utilizada la ponía cachonda, porqué se deshizo en un espectacular orgasmo y me arrastró con ella en una copiosa corrida.
Se la saqué la besé y me dirigí al jacuzzi...
- ¡Pascual!, no te dejes las cosas a medias y limpia esto- me dijo señalando su coño.
No pude reprimir una carcajada, pero obediente me arrodille y comencé a lamer, primero mi propio semen que bajaba por su muslo y después el que se había quedado alojado entre sus labios, para pasar una vez limpia la zona, a chupar y mordisquear con velocidad su clítoris hasta volver a llevarla al orgasmo.
- ¿Está ahora satisfecha la señora?
- Mucho, pero a partir de ahora recuerda que las cosas terminan cuando yo diga.
El resto del día lo pasamos con Michel y Daniela visitando cotos y hoteles, con la inevitable escapada a un baño para echar un polvo rápido.
Regresamos al hotel, nos despedimos de mi socio y su mujer y cundo subimos a al habitación , la chica de recepción me dijo:
- El director me ha dicho que le indique que su regalo está en su sitio.
- Ah...gracias- me quede algo bloqueado- súbanos una ensalada y dos filetes a la habitación.
- ¿Que quería?- preguntó Nuria que no entendía el rumano en absoluto.
- La cena...- mentí yo en un ejercicio arriesgado.
Cenamos en la habitación y agotados por los viajes y el sexo nos quedamos durmiendo en el sofá junto a la chimenea mientras veíamos la tv.
Debían ser las 12 pasadas cuando desperté, vestido con unos boxer y una cómoda camiseta me levanté y observé a Nuria que dormía profundamente, totalmente desnuda bajo la holgada camiseta de manga corta que me había tomado prestada.
Me dirigí al baño y comprobé que la puerta de la habitación contigua volvía a estar abierta y se oía el sonido de la Tv. Sabiendo, como sabía, lo que me esperaba, entre pidiendo silencio en rumano en voz muy baja. Las dos chicas de la noche anterior se incorporaron de las camas y, taconeando, se dirigieron a la puerta; su guardarropa no dejaba lugar a dudas sobre su oficio. Mihaela, la preciosa morena de ojos verdes, vestía unos ajustados pantalones de encaje blanco que dejaban ver más que de sobra que había optado por no usar bragas, conjuntados con unos vertiginosos zapatos sandalia del mismo color, poco recomendables para usar, como ella hacía, sin medias en ese clima, con al menos 14 cm de tacón y 4 de plataforma y un minúsculo top blanco bajo el que se adivinaba el contorno de un wonder. Nicoletta, la espectacular tetona había optado por repetir las botas de la noche anterior pero combinadas con unos pantalones negros de montar en los que iba, quizá, excesivamente embutida y una vaporosa camisa que dejaba transparentar el sostén de encaje negro que a duras penas contenía aquellos...¿120?. Hice señas a las chicas para que me siguieran, sabía que mi apuesta era arriesgada, pero Nuria se había mostrado tan erotizada a lo largo del día y nuestra “reconciliación” había sido tan suave que mis hormonas no podían dejar de pedirme que lo hiciese; solo imaginarlo me ponía a cien y me hacía perder un poco el rumbo.
Las dos chicas me siguieron, bastante sigilosamente teniendo en cuenta sus tacones, hasta el sofá donde mi novia dormía placidamente. Me senté junto a Nuría con mi polla a pleno rendimiento por la excitación que me provocaba la situación. Hice señas a Nicoletta para que aplicase su boquita en el coño de Nuria, que en esa postura ofrecía una buena perspectiva, y a Mihaela para que hiciese lo propio con mi polla. La morena se arrodilló y comenzó a chupar arrancándome suspiros, mientras su tetuda amiga se agachaba frente a la entrepierna de Nuria apoyada en el sofá y con el culo en pompa y comenzaba a pasar suavemente su legua por sus depilados labios vaginales, arrancándole un escalofrío. Nicoletta comenzó a hacer vibrar el clítoris de Nuria con la velocidad de la punta de su lengua y mi novia comenzó a retorcerse de placer entre gemiditos con los ojos cerrados. Entonces Nuria emitió un amplio gemido y ¡abrió los ojos!, no reaccionó, solo giró la cabeza y me miró mientras las dos putas seguían a lo suyo.
- Te juro que yo no las he llamado. Es un servicio gratuito del hotel. ¿por qué no les dejamos que cumplan con su cometido?
Nuria no contestó solo cerró los ojos comenzó a mover más deprisa las caderas al ritmo del frenético mete y saca de la lengua de la puta y se corrió con un gemido inútilmente ahogado. Mihaela al observar los éxitos de su amiga se levantó sonriente abandonado su tarea.
- A la puta española le gustan los coños- dijo a su amiga sin dejar de sonreír.
- Si ayúdame con ella- Nicoletta dejó un instante de lamer.
Mihaela complaciente se puso al otro lado del sofá y se aplico en la teta de Nuria una vez la hubo ayudado a despojarse de la camiseta; ella, como abstraída se dejaba hacer.
Me levanté y me puse detrás de la tetuda, pasé mi mano por la cintura desabroché el cinturón bajé el pantalón, sin que se inmutase, hasta las rodillas, aparté el diminuto tanga, comprobé lo húmedo de su coño y la ensarté. La zorra lamía a mi novia al ritmo de mis embestidas; mientras Mihaela descubrió el consolador sobre la mesita (allí llevaba todo el día, ya me imagino la cara de la chica de la limpieza). La morena fue hasta la cama y regresó con la herramienta, apartó a su amiga y sin más contemplaciones ensartó a Nuria que casi a punto del orgasmo berreó de placer. Yo seguía follándome a la otra zorra que tampoco escatimaba gemidos, mientras con unos cuantos metisacas bien acompasados la morena arrancaba a Nuria un nuevo orgasmo. Logrado su objetibo, la morena volió a tomar la iniciativa , me desensartó de mi placentero acople y me hizo sentarme en el sofá. Nicoletta se arrodilló ante mi y demostró tan buenas maneras lamiendo pollas como comiendo coños, mientras Nuria, como en trance, nos miraba de reojo. Alargaba sus intensos lametones hasta mis huevos y mi culo, a lo que yo colaboraba empinándolo para exponérselos. Mihaela la dirigía, mientras pasaba su mano por los desnudos molletes de su culo y delicadamente desabrochaba su camisa para acariciar las exuberantes tetas que rebosaban del sostén. La zorra de los enormes pechos lanzó un par de buenos salivajos a mi culo y Mihaela aceptó la invitación para penetrarme con el consolador. Nicoletta aprovechó y cambió la posición, se sacó un pecho, se puso junto al sofá y como si de un bebé se tratase comenzó a amamantarme mientras su amiga le daba caña a mi culo y aprovechaba la otra mano para bajar sus pantalones hasta donde la caña de las botas permitía y acariciar el chorreante coño de la fulana bajo el minúsculo tanga negro.
Nuria comenzó entonces a acariciarse las tetas y a masturbarse, se levantó se puso abierta de piernas sobre el sofá y colocó su coño en mi boca para que lo disfrutase, al tiempo que Nicoletta se sentaba sobre mi ensartándose mi polla y Mihaela decidía dejar descansar mi culo para ensartar el de mi novia. Nuria se corrió en mi cara y yo estaba a punto de hacer lo propio en el coño de Nicoletta, pero esta debió percibirlo en el rito de las envestidas porque se sacó mi polla y se arrodilló junto a mi al tiempo que Mihaela sacaba el consolador del culo de mi novia y hacía lo propio. Ambas comenzaron a chupar y no debieron esperar mucho, pues Nuria no se había bajado del sofá cuando entre carcajadas recibieron toda mi leche en sus caras.
Nuria no esperó mucho más y se fue a la ducha sin decir nada, las chicas recompusieron su ropa, se limpiaron con una toallita húmeda las caras (tras darse un buen par de lametones) y aceptaron 100 euros de propina.
- ¿Mañana volvemos señor?
- Ya se lo diré yo al director- contesté en mi torpe rumano para compensar su esfuerzo de hablar español.
- Ok- Mihaela me besó dulcemente en la boca y las dos chicas salieron de la habitación.
Me tumbé en el sofá dispuesto a esperar a Nuria, pero el cansancio me venció deprisa.

Para comentarios en pynrelatos@hotmail.com

Nuria y Pascual

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Comentarios enviados para este relato
coronelwinston (5 de May de 2009 a las 20:16) dice: Mañana más. Eso digo yo. Mañana continúo con la lectura.Por cierto, muy buena la coordinación de los detalles de un capítulo a otro. Un abrazo.

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:36) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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