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Un viaje increíble. Parte 3

Relato enviado por : Vicioso el 15/05/2004. Lecturas: 3736

etiquetas relato Un viaje increíble. Parte 3 .
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Resumen
Al despertar, me ví sola en la enorme cama. Llegué a dudar si no habría sido un sueño, pero al oler las sábanas percibí los efluvios de nuestros sexos, el de JOPI y el mío.


Relato
Un viaje increíble


Parte Tercera - Ahmed


Al despertar, me ví sola en la enorme cama. Llegué a dudar si no habría sido un sueño, pero al oler las sábanas percibí los efluvios de nuestros sexos, el de JOPI y el mío.


Me levanté y miré por aquella inmensa suitte. No había rastro de JOPI, por lo que entré al aseo y llenando la bañera, puse sales y esencias. Después me metí en el agua, sin saber la hora del día que sería.


En la bañera me quedé cerca de media hora, sintiéndome de maravilla. Hasta que me decidí a salir de la misma y secarme.


Después me lavé los dientes y con un enjuagador especial, según una nota de JOPI me refresqué la boca, dejándome un aliento maravilloso.


Salí del aseo, tras tirar el agua de la bañera y adecentarlo un poco, pero sin llegar a sudar. Y sin más, aunque un poco nerviosa me dirigí hacia la puerta indicada por JOPI.


La abrí y una luz se encendió en la entrada y en medio tramo de escalera. Miré mas hacia el fondo, pero todo estaba oscurecido. Sin embargo cuando alcanzaba una parte de la escalera nuevas luces se encendieron y la de la entrada se apagaba.


Así supe, que se irían iluminando las luces que necesitaría para llegar hasta Ahmed.


En un momento de mi descenso, me sentí rara y me senté en los escalones. Me sentí muy desnuda, no atemorizada, pero si muy desnuda y expuesta. Contemplé mis tetas, un poco señaladas con algunos trazos colorados. Mi vientre plano, surcado de unas cuantas rayas más. Y sobre todo mis muslos. Estos presentaban mas marcas aún.


Me sentí con vergüenza de presentarme así de desnuda ante alguien que nos había cedido su suitte. Quizás no debiera de pensar estas cosas, pero entonces las pensaba. Sabía que no podía ir hacia atrás, pero aún así me costaba seguir.


Al final me levanté y sacando fuerzas de dentro de mí, seguí descendiendo por los tramos de la escalera aquella.


De pronto me encontré que ya no había mas tramos de escalera, pero no veía la forma de encontrar un pasillo o una puerta, así que di pasos a un lado y otro, hasta que al iluminarse el tramo, descubrí un estrecho pasillo.


Avancé por el mismo con algo de temor en mi cuerpo. Y a medida que caminaba el pasillo se iba retorciendo a derecha e izquierda.


Después de un giro hacia la izquierda se iluminó una sala de tormento y me sentí ya muy asustada. Pensé que ese no era el camino que me llevaría ante Ahmed.


Intenté retroceder, pero ninguna luz se encendía ante mis pasos. Sólo quedaba la luz de aquella sala repleta de aparatos de tormento.


No sabía que hacer. Me dí media vuelta y encaré de nuevo aquella sala especial. Y prestando mucha atención por si escuchaba alguna voz, me mantuve un poco en el pasillo.


Al no escuchar sonido alguno, me decidí a avanzar hacia el centro de la sala.


Pasé por cepos, pilastras, cruces, dos potros de tormento, una rueda repleta de púas y un poco más allá un nuevo pasillo. Al llegar al mismo se iluminó de nuevo, dejando a oscuras toda la sala.


Mi corazón galopaba dentro de mi cuerpo. Jadeaba sin cesar y mi cuerpo transpiraba en sudor. Un sudor frío.


Avancé por aquel pasillo, que solo encendía una minúscula luz en el lugar que pisaba.


Me sentía aterrada, pero sin saber que hacer. Decidí seguir caminando y que fuera lo que mi destino me hubiese marcado.


No sabía en donde estaba, ni siquiera si encontraría esa sala iluminada, cuando sentí que se me helaba la sangre al notar un contacto sobre mi hombro desnudo.


Me quedé paralizada y volví mi rostro con síntomas de auténtico terror. Cuando lo que me tocaba el hombro fue visible para mí, se me detuvo el corazón. Pero rápidamente arrancó de nuevo, cuando descubrí que la mano correspondía al Señor Ahmed.


Parece que estás un poco agitada Raquel. No temas nada. Debiste quedarte en esa sala repleta de aparatos. Nunca vuelvas a tomar este camino, salvo que yo te lo indique.


Asentí, respirando entrecortadamente y aún con síntomas de miedo metido en mi cuerpo.


Volvamos a la sala que acabas de dejar, ahí te sentirás mucho mejor, ya lo verás.


Volví a asentir y dejé que él me guiase con su mano sobre mi hombro derecho. Y un paso mas adelante, la luz de la enorme sala de tormentos se hizo de nuevo ante mí. Entramos los dos en la sala y Ahmed dejando su mano sobre mi hombro, colocó su brazo derecho desde mi hombro izquierdo y por el cuello hasta mi hombro derecho.


El miedo mío ya se había disipado. Ahora sólo quedaba esa especie de vergüenza de estar desnuda ante un desconocido.


Muy bien, Raquel. Por lo que JOPI y Breo me han comentado de ti, te gusta sentir este mundo de fantasía.....Me equivoco, Raquel?.


Con mucha vergüenza y aún algo de temor, le miré y denegué con mi cabeza.


Me gustan las chicas prudentes y poco habladoras. Aunque deseo que me hables algo más.


Sí, perdone Señor.....Ahmed, no deseé ser maleducada, Señor.


Así está mucho mejor. Y no has sido maleducada, Raquel.....sólo deseé constatar algo que deseo.


Sí, si Señor Ahmed.


Bueno, ya corregiré esos fallos en tus respuestas. Veamos esta sala y comentemos lo que vayamos encontrando, te parece?.


Sí, me parece bien Señor Ahmed.


Bien. Tienes miedo de estar a solas conmigo en esta sala?.


No, Señor Ahmed.


Te gustó o te disgustó estar crucificada durante horas ayer por la tarde?.


Me sentía bien Señor Ahmed, aunque notaba acalambrados mis brazos Señor.


Muy bien, parece que sabes dialogar. Dialoguemos entonces Raquel. Como verás hay multitud de aparatos. Deberías de reconocerlos todos y cada uno, ya que lo mandé construir según las indicaciones que me daban Breo inicialmente y mas adelante JOPI, en base a lo que tu imaginabas en tus fantasías.


Sí, es verdad Señor Ahmed, pero conoce Ud a mi Amo Breo, Señor Ahmed?.


Bastante bien, preciosa criatura. Revisemos cada aparato y después hablaremos mas de ti, te parece Raquel?.


Lo que a Ud mas le agrade, Señor Ahmed.


Entonces, analicemos cada uno de los aparatos de esta sala. Si vieras algún defecto o que faltara o sobrara algo, lo dices con total naturalidad, entendido?.


Muy bien Señor Ahmed, así lo haré.


Tanto Ahmed como yo, nos dirigimos a lo que parecía ser el comienzo de la sala. Y llegamos hasta donde estaban un par de pilastras. Una era de una altura de un metro y la otra de metro y medio. Y dije :


Señor Ahmed, observo 2 pilastras. En mis fantasías solo me constaba la de un metro de altura.


Raquel, también la otra. Recuerda que tu cuello era enclavado en la argolla central, mientras tus muñecas quedaban a ambos lados de la misma.


Es verdad....jo.....es que he ideado tantas cosas, que a veces hasta me olvido.


Es natural preciosa. Sigamos.


Descubrí las columnas y así se lo dije, en donde una esclava era atada y después azotada. Un poco mas allá estaba el cepo o stocker. Le expliqué un poco algunas de mis fantasías, ante su sonrisa suave.


Al lado el primer potro de tormento. Una mesa plana con argollas en cada extremo. Y en la cabecera un torno para tensionar el cuerpo de la esclava por arrastre dentado.


Había un potro distinto, aunque similar. Lo había visto en las fotos que mi Amo me había pasado sobre Zell. Y así se lo dije al Señor Ahmed.


En cuanto a la rueda, sabía que había muchas variantes, pero aquella rueda dentada, era de suplicio.


Había mas aparatos, que también le comenté. Y volvimos hasta la pilastra, después de haber circulado por unos cuantos en aquella sala. Se plantó delante de mí con sus manos en mis hombros y mostrándole mi total desnudez, me dijo :


Raquel, deseo que seas muy sincera conmigo.


Sí Señor Ahmed, lo seré. Se lo prometo.


Muy bien. Te gustaría vivir tus fantasías en esta mansión, verdad?.


Pues sí, Señor Ahmed. La verdad es que si me gustaría, pero no tengo días. Sólo tenía pensado pasarlos con JOPI y además de tener que volver a mi país, debo atender a mi Amo Breo en una conferencia, voy como su secretaria, Señor Ahmed.


Si, eso es verdad. Pero imagínate que pudieses tener ese tiempo. Te gustaría entonces meterte en esta vorágine?.


Uffff....bueno.....no sé....quizás sí.....pero no estoy segura, Señor Ahmed.


Haremos otra cosa. Arrodíllate y coloca tus manos en la nuca y así me sigues hablando. Y mantén tus muslos separados. Te parece, Raquel?.


Sí Señor Ahmed, lo que Ud desee Señor.


Me coloqué en la posición solicitada ante él, sin ningún rubor.


Muy bien, ahora imagina que estás de vacaciones y que te propusiera quedarte como sumisa mía durante ese tiempo. Que decidirías?.


Pues....Señor Ahmed.......creo que le diría que sí, que me quedaría como su sumisa Señor.


Bueno, es una respuesta confortable. Realmente, sólo te espera en Madrid tu jefa y amiga secreta verdad?.


Sí, bueno....también mi trabajo Señor Ahmed. Las cosas en España no están para tirar cohetes, la verdad.


Buena respuesta. Te preguntaré otra cosa, Raquel. Si Marta formara parte de una de mis empresas, como directiva, evidentemente, tu la seguirías o seguirías con tu trabajo en España?.


Conoce Ud a Marta, Señor Ahmed?.


Responde a lo que te pregunto, pequeña mía.


Pues que sí la seguiría Señor Ahmed. El trabajo allá en España, sólo es soportable porque está ella, Señor Ahmed.


Muy bien, cuando crees que cobra tu jefa, con todos los incentivos y los pluses por objetivos?. Tira por lo alto, Raquel.


Pues no sé....quizás unos 100.000 euros al años Señor Ahmed, pero no estoy nada segura, Señor.


Raquel, crees tú que ella aceptaría un contrato blindado en alguna de mis organizaciones por 1.000.000 de euros anuales?.


Un millón, Señor Ahmed?.


Si, gastos aparte claro. Todo eso para ella.


Uy Señor.....esas cifras no creo que estén en su cabecita Señor Ahmed.


Es poca esa cantidad, quizás?.


Uy no Señor Ahmed, no.......es mucha cantidad Señor.


Pues es la oferta que la voy a hacer, tanto si te vas, como si te quedas. Y si la acepta, debería pasar un tiempo por acá en la Argentina, aunque deberá viajar también a otros países. Pero seguiría en España un tiempo antes de montar su nueva dirección de mercados.


No entiendo nada Señor Ahmed. Qué me está tratando de decir, Señor?.


Es muy simple, Raquel. No deseo obligarte a nada de nada. Si tienes que irte, te irás. Pero tu amada Marta no va a estar junto a ti. Claro que me falta aún otra oferta paralela, Raquel......aunque no deseaba anunciarla al principio. Se trata de mi oferta para ti. Al margen de lo que decidas, esta proposición no te obliga a nada conmigo......me escuchas?.


Me sentía nerviosa, mi cabecita rumiaba procesos de control de mi futuro.


Sí, si le escucho Señor Ahmed.


Bien se trata de mi oferta para ti, personalmente. Estarías como jefa ejecutiva de tu amiga Marta y con un contrato blindado de 500.000 euros anuales, pero tendrías extras por otra serie de motivos que no vienen al caso ahora. Qué me dirías ante semejante propuesta, Raquel?.


Señor Ahmed, de verdad no se está burlando de mí, verdad Señor?.


En absoluto pequeña. Todo esto que te he comentado lo verías reflejado ante notarios internacionales. Con plenas y auténticas garantías de todo y con testigos tuyos, como JOPI y Breo, evidentemente.


Simplemente mis brazos cayeron pesados sobre mis brazos y mis piernas se relajaron hasta tocar mis nalgas los talones de mis pies. Mi mente era una vorágine de pensamientos extraños, luminosos, pero sobre todo extraños.


Cuando me dí cuenta de que había perdido la compostura, haciendo un enorme esfuerzo coloqué de nuevo mis manos tras mi cabeza y erguí mi cuerpo hasta quedar mas o menos en la posición solicitada inicialmente. Pero Ahmed, me dijo :


Raquel, acerca tu cuerpo entre mis piernas. Pero permanece con las manos detrás de la cabeza. Si te sientes mas cómoda, baja tus nalgas hasta tocar tus talones y mantén tus brazos en mis piernas.


Asentí, un poco alucinada de cuantas cosas había escuchado en esos breves minutos y fui consciente de la desnudez que presentaba ante él.


Y me situé entre sus piernas, manteniendo mis manos detrás de la cabeza mientras apoyaba ligeramente mis brazos en sus piernas.


Me gustaba estar desnuda. Pero ante él me sentía un poco ruborizada.


Raquel, no deseo presionarte en mi proposición. Tampoco espero que si la aceptas, te supongan traumas para tu forma de ser. Pero te deberás decidir en esta noche. Y para que veas que me gusta jugar de igual a igual con el destino tuyo, si te parece probamos los aparatos que tu vayas decidiendo. Después te dejaré tranquila y tendrás tiempo para pensar un par de horas.


Ni siquiera me preguntaba. Tan sólo me lo comentaba y asentí, sin que me sintiera mal estando junto a él.


A un gesto suyo, me levanté y ya bajando mis manos de mi cabeza, me fui hacia la pilastra de un metro. Abrí mis piernas ante la misma y acerqué mis muñecas para ser engarzadas, debiendo estar doblada un poco por la cintura.


Señor Ahmed, me gustaría probar la pilastra, si es posible Señor.


Nada mas sencillo, pequeña mía. No te asustes, pero vendrá uno de mis guardias para sujetarte y después darte los azotes. No te importará que mire como eres azotada, verdad Raquel?.


Señor Ahmed, pensé que sería Ud quien me lo hiciera, pero no me importará Señor, si no es traumático para mí, Señor Ahmed.


Jajajajaja......Raquel eres excepcional. Mi guardián personal y protector te dará las delicias que tanto estás deseando desde hace tanto tiempo. Déjate hacer por él. He pensado en 25 pequeños latigazos. Si deseas parar antes, pronuncia mi nombre. Está entendido mi pequeña Raquel?.


Sí, si Señor Ahmed......Gracias Señor.


Ante mí apareció un hombre enorme, vestido con un pantalón bombacho, zapatillas y con su torso desnudo. Musculoso y enormemente atractivo. No sonreía mientras cogía mis frágiles muñecas y las colocaba en cada uno de los grilletes preparados. Después ancló mis tobillos a unas argollas que sacó del suelo y se colocó delante de mí con un látigo fino de cuero, de cerca de medio metro de longitud.


Ya sabes Raquel, mi nombre elimina la acción en cada aparato. Aunque deseo que te guste el tratamiento.


Ya estando atada de esa forma y ante él, me sentía un poco distinta. Pero asentí ante sus palabras y me preparé para recibir esos azotes.


Observé un gesto en su mirada y supe que aquello comenzaba ya, pues aquel enorme ser se situó a mi espalda.


Y sin aviso alguno, escuché el siseo del látigo hasta descargarse contra mis caderas.


Sentí una punzada que me hizo levantar la cabeza, mientras mis dientes se apretaban.


A ese golpe, siguieron otros seis sobre mis caderas y espalda, sin que incidieran en mis nalgas en momento alguno. Mis gestos debían denostar las sensaciones que sentía, pero no deseaba emplear la palabra secreta.


Me retorcía ligeramente, cuando escuché un sonido extraño.


Era el celular de Ahmed y cuando lo atendió, vi que su semblante cambiaba a una sonrisa adorable. Pero Ahmed, mandó detenerse a su guardia personal, mientras hablaba con alguien de una forma muy animada, escuchándole decir :


Si, está aquí conmigo............si........no.....si, ya te lo decía.........bueno me quieres dejar hablar a mí?........si....que sí......vale Breo, que lo tendré en cuenta, pero que me está escuchando a un metro de distancia......que pesado eres... vale, deseas escucharla, de acuerdo.......ya te contaré lo que te iba a contar cuando nos veamos..........que sí......Breo, para ya....ok?. Y escucha a tu chica.


Ahmed me colocó unos cascos con micro y sentí la voz de Breo, decir :


Estas bien putita mía?.


Si Amo, estoy bien.......un poco sofocada porque estoy probando cosas, pero muy bien Amo.....el Señor Ahmed es muy honorable, Amo.


Te está azotando ahora, verdad?.


Bueno estoy en la pilastra y su hombre de confianza me azota ante él.


Lo estás aguantando bien?.


Si Amo, he soportado cosas peores.


Muy bien, sé que Ahmed nos está escuchando.......ahora contigo Ahmed.


Y Ahmed me quitó los cascos y micro, para seguir hablando con Breo. Me sentía especialmente bien de saber que Breo estaba cerca.


Se alejó de mí y entonces su guardia de confianza, quien me estaba azotando se acercó hasta mí, para que me sintiera mas tranquila.


Vi el látigo que llevaba en la mano derecha y me enamoré de ese látigo. No lo anuncié, claro, pero me enamoré de los efectos que provocaba. O como me los provocaba él.


Era un guardián muy corpulento, pero sublimemente atractivo. Le miraba, pero él alejaba el encontronazo de nuestra mirada una y otra vez. Pero es que no mirarle estando ante mí, tan fuerte y tan atractivo, era casi un pecado para cualquier mujer.


Al poco rato volvía Ahmed, que seguía hablando con Breo. Y le pudimos escuchar decir :


Vale Breo, te la pongo en directo. Te paso escenas de ella, sí.......vale.......que sí.....mira, lo mejor es que escuches todo, de acuerdo?.


Y se acercó hasta mí y sus ojos anunciaron una especie de irritación, pero muy amistosa, mientras el guardián se separaba de mí y volvía a mi espalda.


Le ví conectar algo y en la sala se escuchó las palabras de mi Amo Breo, mientras él hacía una indicación a mi verdugo y éste proseguía con su tarea.


Casi me asustó mas el ruido de la descarga sobre mi cuerpo, amplificado por los altavoces de la sala, que el dolor que me produjo.


Y escuché entonces la voz de mi Amo Breo, decir :


Raquel, ya sabes la palabra secreta para detener cualquier actividad. Pero deseo que, lo pares o no, pidas 10 latigazos extra de mi parte. Lo harás?.


Miré enloquecida a Ahmed, quien con un gesto me indicó que hablase. Y le dije :


Así lo haré Amo, te lo prometo. Señor Ahmed.....solicito 10 latigazos extras en honor a mi Amo Breo, suceda lo que suceda Señor.


Muy bien, concedidos Raquel. Breo te dejaré el sonido conectado. Tu esclava es valiente y así lo comprobarás tu mismo.


Y comenzaron a llover los azotes sobre mi espalda y caderas. Apenas alguno rozaba mis nalgas. Me extrañaba que no me azotaran las nalgas, cuando era algo habitual en cualquier sesión. Sin embargo soportaba complacida, aunque con alguna lágrima en mis ojos, los azotes a mis caderas y espalda.


Cuando los 25 latigazos se hubieron cumplido sin siquiera gritar, Ahmed se acercó hasta mí y me dijo :


Raquel has soportado muy dignamente mi primer tormento. Tienes aún 10 latigazos más y no serán nada livianos. Sin embargo, me gusta tu expresión de sufrimiento. Esta noche espero que bajes de nuevo a este lugar. JOPI estará de acuerdo en que lo hagas, pero sólo si tu lo decides y deseas. Ahora, deseo ver los 10 latigazos que prometiste a tu Amo delante de mí.


Y simplemente, me limité a esperar los 10 latigazos. Y cayeron sobre mí, haciéndome sentir los crueles efectos del cuero bien ajustado a mis carnes. Pero no solté un solo grito, aunque mis lágrimas anunciaban mis penas y dolores.


Al terminar, Ahmed despidió a su guardián personal y él mismo me liberó de mis anclajes en la pilastra, diciendo :


Has recibido muy bien esos azotes. Y los 10 extra de Breo, me han colmado de ideas para ti. Eres libre Raquel, pero decide si aceptas mi oferta de trabajo. Sólo tendrías que visitarme, obligatoriamente, dos veces al año para ser sometida o amada por mí.


Señor Ahmed, me encantaría trabajar en lo que me propone. Pero aún sabiendo que seré maltratada, desearía saber que riesgos correrían mi salud y mi vida, de aceptarlo, Señor.


Poco riesgo, sinceramente........mucho dolor las veces que me visitases, no lo negaré, quizás fuerte humillación, pero nada de riesgo de salud o vital.


Señor Ahmed, firmaré ese contrato con los testigos que Ud me citó, cuando lo haya hecho mi jefa Marta, Señor.


Me parece una muy sabia decisión. Y ahora, deseas probar el resto de los aparatos?.....o quizás ya estés muy afligida?.


Señor Ahmed, probaré los demás aparatos, pero no creo que resista una sesión de azotes en cada uno, entiéndalo Señor.


Me gusta escucharte Raquel, pero aquí quien manda soy yo. No lo olvides nunca. Tanto si aceptas mi proposición, como si no.


Lo siento Señor Ahmed, le pido perdón por mis palabras Señor. Decida Ud lo que mejor piense o le apetezca para mí, Señor Ahmed.


Ya sabía yo que tu lengua se soltaría de ese modo, pero me agradan tu voz y tu filosofía y conformismo.


Iremos a desayunar que ya son casi las 10 de la mañana. Después te llevaré al jardín, para hacerte tomar el sol.


Asentí y estuve a punto de preguntar que pasaría con los aparatos que faltaban, pero me contuve y le seguí hasta una estancia en donde 4 doncellas desnudas del todo, nos sirvieron un desayuno de maravilla.


Yo también estaba desnuda y azotada por su guardián, pero él se comportó conmigo como si fuese su amor mas allegado.


El desayuno, duró cerca de una hora. Y él decidió salir a tomar el sol al jardín. Y es cuando pude ver como varias chicas estaban atadas en X sobre la hierba, completamente desnudas.


Ni siquiera comenté esta visión, mientras paseábamos por el jardín. Yo seguía desnuda y con las marcas visibles en mi cuerpo de los azotes recientes.


Y caminando nos alejamos del jardín para subir por una estrecha vereda hasta un promontorio en donde se veían a las chicas crucificadas.


Me sentía bien, junto a él, a pesar de mi desnudez y de algún pequeño escozor en mi cuerpo, por los latigazos. Y hasta le indiqué alegre y confiadamente en que cruz había estado la noche anterior.


Yo no era consciente de lo que decía, pero le hablaba con total confianza, mientras él me preguntaba y me sonreía. Todo era normal para él, pero le veía encantado de que le contara todo lo que había sentido.


Raquel, dentro de unos minutos volveremos. Ya has visto a mis chicas en el jardín, pero deseo preguntarte algo.....sé sincera conmigo, por favor..... Prefieres ser atada sobre la hierba o mejor en una cruz?. Hasta la hora de comer, por supuesto.


Señor Ahmed, al margen de que firmaré su contrato, deseo que Ud decida lo que mas le agrade de mi cuerpo en cada instante Señor. Y se lo digo con toda mi sinceridad Señor. Lo que Ud desee hacerme, lo aceptaré como correcto, Señor Ahmed.


Vaya!!!, eso cambia todos mis planes. Así que te ofreces para mi trabajo y también para mí......lo entendí mal, Raquel?.


No, Señor Ahmed, lo entendió perfectamente. Pero siempre que mi jefa consiga lo que Ud me dijo Señor Ahmed.


Raquel, me pones muy enervado, pero me haces feliz. Mejor estarás en una cruz en mis habitaciones privadas. Aparecerán muchas personalidades y tenerte a ti crucificada las hará mas fáciles de llevar. Algún inconveniente?.


Ningún inconveniente, Señor Ahmed. Me agradará que pueda serle de ayuda Señor.


Serán sólo unas tres horas en la cruz. Vendrán a comer Breo y JOPI. Ya pensaré como te exhibo ante ellos. Bajemos pues, hasta la mansión, para poder realizar mis tareas cotidianas.


El camino de regreso fue también tranquilo, aunque con paso un poco mas ágil. Y una vez pasamos por delante de las chicas atadas sobre el césped, nos adentramos en la mansión.


Ahmed, en todo momento reposaba su brazo derecho sobre mis hombros desnudos y su mano derecha, a veces rozaba mi pezón derecho, que me hacía sentir un poco rara.


Me condujo hasta una especie de sala de trabajo, Era enorme, pero se veía cálida y llena de pinturas. Al fondo y tras su escritorio, se alzaba una enorme cruz de madera. Supe que ese sería mi lugar. Bien a la vista de quienes visitaran a Ahmed.


Cuando llegamos hasta la cruz, un par de guardianes a un gesto de Ahmed, se apoderaron de mis manos y haciéndome subir a una tarima, me pusieron con la espalda pegada al poste de la cruz. Sentí la rugosa madera en mi espalda y nalgas, mientras ellos sujetaban mis muñecas al travesaño de la cruz. Una vez atada, hicieron que apoyara mis pies en un saliente del poste, para dejarme atados también los tobillos.


Enseguida retiraron la tarima y quedé en la cruz ante la visión de Ahmed. Me miraba y remiraba y parecía como si algo no le gustase del todo. Yo intentaba no mirarle a los ojos, pero me estaba comenzando a poner un poco nerviosa, de su contemplación tan descarada. Al final, terminó como comentando para sí.


Estás preciosa Raquel, pero algo falta para que la vista sea interesante y rompedora. Y ya sé lo que es. Primero te falta una mordaza, aunque quizás sea mejor una de anillas que dejen tu boca abierta. Pero lo esencial, faltan marcas en tu piel. Esto no estaba previsto, la verdad. Así que decide tu misma si aceptas unos latigazos en tu parte delantera, o bien prefieres bajar y quedar en un cepo.


Le miré angustiada, sin saber que decirle. Miré de reojo a mi izquierda y vi a uno de los guardias con un látigo fino de cuero, ya preparado en su mano diestra. No me atrevía a preguntar que tipo de azotes podrían ser. Y tampoco deseaba que me viera floja. Pero recibir latigazos en mi parte anterior del cuerpo, sería muy doloroso.


Raquel, necesito que te decidas ya. No tenemos mucho tiempo.


Lo pensé acaloradamente y me decidí por seguir en la cruz, diciendo :


Señor Ahmed, ya que estoy en la cruz, ordene que me dejen como a Ud mas le satisfaga, Señor.


Muy bien, así será. Ponedla la mordaza de anillo y que sea preparada convenientemente.


Me dejé colocar el anillo entre mis dientes y atar la correa a mi nuca, sin oponer la más mínima resistencia. Y me preparé para recibir fuertes y aniquiladoras descargas sobre mi cuerpo.


Ni siquiera tuve mucho tiempo para pensar, ya que el primer latigazo, que surcó mi vientre, me hizo quedarme sin respiración. Y después nuevos latigazos cruzados más.


Mi cabeza pivotaba de las horribles sensaciones que desgarraban mi piel, mientras mis jadeos y exclamaciones, se hacían casi grotescas al salir por mi boca abierta en todo momento.


Las lágrimas descendían vertiginosas por mis tetas, ya marcadas con variados latigazos, que habían dejado impresa su huella. Mi cuerpo era el mas agredido con latigazos metódicos y muy vivos que me hacían estremecer de horror. Mis muslos sufrieron el infierno al final, dejándome floja y jadeante, mientras mis babas se unían a mis lágrimas y descendían por mi cuerpo lacerado.


Ahmed, había detenido el proceso después de mas de 30 latigazos y al parecer se dio por satisfecho con el aspecto que presentaba mi cuerpo, decidiendo sentarse y comenzar la audiencia del día.


Aún temblaba de horror de los dolorosos azotes recientes, pero ya no exclamaba aunque mis jadeos eran constantes. Y pude ver a los primeros en acudir a la audiencia de Ahmed.


Miraron hacia mí y les noté que se quedaban como mas bloqueados, disminuyendo el paso audaz de la entrada y que dada mi posición elevada, podía ver todo el conjunto de la sala.


Sabía que sus miradas estaban puestas en mi cuerpo desnudo y crucificado, aunque quizás también contemplasen mis convulsiones constantes por mi cuerpo recién marcado.


Al final, consiguieron exponer el tema que les llevaba aquella mañana hasta hablarlo con Ahmed y todo pareció quedar a su plena satisfacción, ya que se despidieron de un modo muy sonrientes de Ahmed, que les despidió desde detrás de su mesa enorme de trabajo, aunque puesto en pie hasta que salieron de la sala, en que se volvió para mirarme, mientras aún mis costillas marcaban una respiración algo fuerte.


Raquel, estás preciosa ahí arriba y me encanta apreciar los erótica y sensual que resultas tratada así.


Le miré sólo un segundo, y desvié mi mirada mientras seguía jadeando con mil punzadas de escozor y dolor en todo mi cuerpo. Mis lágrimas ya se habían serenado, pero no así las terribles sensaciones de aquella serie de latigazos crueles sobre mis tiernas carnes.


No le odiaba. No podría moralmente odiarle por lo que yo misma había decidido. Pero ante mí se presentaba el dilema de desear o no, aquel tipo de vida. Pensé que no era el momento de juzgar que era lo que desearía unas horas mas tarde.


Ahmed, pasó su mano por mis mortificados muslos y sonrió unos segundos, para después darme un beso en una de las marcas que cruzaban mi muslo izquierdo.


Según me besaba mi mirada se cruzó con la suya y me sentí feliz de saber que para él le valía así. Ya mi respiración se iba serenando y mi cuerpo se amoldaba a las punzadas y escoceduras en todo mi cuerpo, aunque aún sentía fuego en mis tetas, que habían sido cruzadas muchas veces, dejando huellas sanguinolentas en las mismas.


Ahmed, palmeó mis nalgas amistosamente y se sentó para esperar a la nueva comitiva.


Los recién llegados, miraron hacia Ahmed saludándole, para terminar clavando sus miradas lascivas sobre mi desnudez torturada. Uno de ellos, el que no me quitaba la mirada de encima, comentó :


Ahmed, esa hembra que expones es realmente magnífica. Y recién azotada por lo que parece. Realmente una imagen muy digna de alguien tan importante como vos.


Gracias. Si lo deseas, puedes aproximarte y apreciarla de cerca. Realmente es un ejemplar hispano, casi diría que único.


Te refieres, a que ella sea quizás española?.


Es española. Una hembra magnífica, por cierto. Y muy agradable de estar con ella en cualquier situación y lugar.


Ciertamente que lo es. Su cuerpo es uniforme en todos los niveles, es cierto. Y esa mirada hace que se pueda derretir el polo sur. Bueno, no te haremos perder tiempo Ahmed, aunque agradecido de vuestra cortesía.


Y plantearon algunos temas, al parecer relacionados con nuevas mansiones que estaba estudiando Ahmed, construir en otros países.


Media hora mas tarde, se levantaron para despedirse de él. Pero algunos de los presentes, volvieron a mirarme y a casi comerme con sus miradas.


Ahmed, los acompañó hasta la puerta y al volver lo hizo mirándome muy fijamente. Se plantó ante mí y se quedó contemplando cada una de las partes de mi cuerpo, sonriendo mientras me buscaba la mirada.


Cuando la encontró, me quedé mirándole unos segundos, sintiéndome ruborizada y retirando la mirada a continuación. Sus manos ahora surcaban mi cuerpo, sin que le preocupara si sentía malestar al rozar mis marcas muy visibles.


Realmente exquisita, Raquel. Una hora más y nos iremos a dar un paseo.


Y sin mirarme se retiró y se sentó en espera del siguiente invitado.


Así fueron trascendiendo todas y cada una de las entrevistas y audiencias, hasta que algo mas de 1 hora mas tarde daba por terminada las mismas.


Entonces se levantó y a un gesto suyo, fui liberada de la cruz, quedándome en pie frente a él, mientras uno de los guardias me quitaba el anillo-mordaza de mi boca.


Te has comportado de maravilla. Eres fuerte y además excitante de contemplar. Saldremos a pasear hasta el río. Estaremos solos y podremos hablar de lo que nos apetezca.


Toqué mi cuerpo, aún muy dolorido de los latigazos y sin mirarme palpé mis zonas mas agredidas, notando con las yemas de mis dedos los verdugones dejados por el látigo.


Una vez en el exterior y mientras Ahmed, me acompañaba, con su brazo sobre mis hombros, bajé mis manos y caminé a su lado, pero sin atreverme a hablarle.


Cuando estuvimos mas alejados de la mansión y ya en una vereda verde, Ahmed me hizo detener el paso y situándose frente a mí, con cada una de sus manos sobre mis hombros y contemplando mi desnudez, dijo :


Raquel, ya estamos lejos del ruido y del sofoco. Sé que estás preocupada por algo.....quizás hasta molesta o muy molesta por lo acaecido sobre tu cuerpo. Pero me gustaría saber que corre por tu cabecita.


Le miré al rostro, pero mis ojos debían estar muy tristes, ya que sin decirle palabra alguna más, el prosiguió :


Te preocupa lo que te pudiese esperar a mi lado, verdad?.


Denegué con mi cabeza, mirándole fugazmente a sus ojos.


Quizás, te preocupa este tipo de vida, es así?.


Volví a denegar, ya sin mirarle.


Muy bien, dime que te preocupa pues.


Le miré fugazmente, de nuevo y dije :


Me preocupan estas marcas horribles en mi cuerpo Señor Ahmed. Nunca mas podré lucir un vestido en un fiesta Señor.


Entendido. Entonces, los latigazos y el estar crucificada no son las causas de tu tristeza.....o quizás sí?.


No, Señor Ahmed. Sufrí mucho con los latigazos estando en la cruz y aunque aún siento los efectos de los mismos, no me siento mal de haberlos recibido Señor.


Bien. O sea que a mi pequeña Raquel, le preocupan las marcas en su cuerpo. Dicho de otro modo. Si estuvieras sin marcas en la piel, en estos momentos, hasta me dejarías azotarte, verdad?.


Bueno....aún me duelen los azotes anteriores Señor Ahmed, pero creo que me dejaría hacer Señor.


Y claro...Evidentemente, esto condiciona que puedas aceptar mi oferta, verdad Raquel?.


Señor Ahmed, estoy muy confusa por muchas cosas, Señor. Yo vine a este país para poder verme con un hombre adorado. Luego todo se trastocó. Sin embargo su oferta es una maravilla Señor Ahmed, pero sí estoy aún algo confundida, Señor.


Lo entiendo Raquel, pero deberás decidirte antes de la comida con Breo y JOPI, están invitados a mi casa, especialmente por y para ti.


Esas palabras me pusieron excitada y aún mas nerviosa. Le miré de nuevo a los ojos, pero bajé la mirada enseguida. Sin embargo él, tomando mi barbilla elevó mi rostro hasta que al abrir los ojos, me encontré con su mirada penetrante y que no me desagradaba en momento alguno.


Raquel, una pregunta más, por favor.....Si no te hubiésemos dejado marcas, hubieras aceptado mi proposición?.


Estoy segura de que sí, Señor Ahmed......aunque sé que suena superfluo y casi falso, pero es así Señor Ahmed.


Muy bien, entonces otra pregunta más, abusando de tu desnudez......Si te hiciese desaparecer esas marcas, aceptarías mi proposición?.


Señor, no consiste en maquillar estos costurones Señor Ahmed. Mi vida debo hacerla durante mas tiempo y en lugares diversos Señor Ahmed.


Raquel, atiende a lo que te hablo y deja de decir tonterías. Te dije si hiciese desaparecer esas marcas......y desaparecer no es disimular, creo yo. Al menos en este país no es así, Raquel.


Cuando escuché aquella reprimenda, mis ojos se agrandaron al escuchar de nuevo su alegato.


Eso es posible Señor Ahmed?. Que desaparezcan las marcas, Señor?.


Pues claro que sí, tontita mía. Crees acaso que hubiese mandado marcar a una princesa como tú, que solo está cedida por mi amigo JOPI?.


Mis ojos se agrandaron de nuevo y mis miedos se desvanecieron, mientras proseguíamos el camino hasta el río cercano. Mi cuerpo recobró vida y las ganas de sentir y disfrutar aumentaron, sin que me perturbara que él nuevamente me hubiese tomado por los hombros, mientras yo mantenía mis manos cogidas por detrás, sobre mis nalgas.


Y llegamos al río. Me hizo girar hasta encararme con él y me dijo :


Ve a bañarte y disfruta del frescor del agua. Te encantará bañarte en esas aguas cristalinas y puras. Yo te miraré desde la orilla.


Y a un gesto suyo, le sonreí y correteé hasta llegar al agua tocarla y lanzarme de cabeza sobre la misma. Me hundí en el frío elemento, teniendo una visión extrema de todo.....y emergí suavemente, resoplando al sacar mi cabeza del agua.


Me mantenía con las piernas y los brazos, mientras jadeaba sin dejar de mirarle.


Está muy fría el agua Raquel?.


Un poco sí, Señor....Ahmed....aaggg....pero deliciosa Señor.


Diviértete en el agua princesa, yo me conformaré con verte libre y feliz.


Le sonreí y nadé hacia la orilla, pero para tomar impulso y sumergirme cerca de la misma. Llegué hasta el fondo y lo surqué con mis ojos abiertos, disfrutando como si estuviera en mi hábitat natural.


Emergí para tomar aire nuevo, mientras soltaba el aire consumido según ascendía. Mi cabeza al llegar a la superficie aspiró el aire y mi cuerpo se volvió a hundir en la profundidad, arrastrando a todo mi cuerpo.


Poco después emergía de nuevo y me aproximaba a la orilla, sacando mi cuerpo del agua. Y mientras chorreaba agua por todo mi cuerpo, me acerqué hasta el Señor Ahmed y quitándome el exceso de agua de mi cara y cabellos, le sonreí y le dije :


Gracias Señor Ahmed.


Gracias a ti, princesa Raquel. Jamás había visto una exhibición más gratificante dentro del agua. No la olvidaré mientras viva, Raquel.


Esas palabras me hicieron sonreír y olvidé todos mis problemas.


Raquel, se nos olvidó la toalla. Deberás secarte a temperatura ambiente, pero te dejaré mi camisa, aunque la empaparás.


Señor Ahmed, no es necesario. No tengo mucho frío.


Da igual, aceptarías mi camisa?.


Claro que si Señor Ahmed, sería un honor para mí, Señor.


Pues entonces, no se hable más.


Y quitándose la chaqueta de lino y dejándola caer, se quitó la camisa, ante mí....descubriendo un torso fuerte y musculado....y me la ofreció. La tomé con mano temblorosa y me la coloqué, mientras él se ponía de nuevo su chaqueta.


Preciosa....estás preciosa......casi te sirve de vestido.....jajajajajaja.


Gracias Señor Ahmed, nunca lo olvidaré Señor.


Se acercó hasta mí y depositó un beso suave y cálido en mis labios. Y sentí que mi cuerpo se licuaba. Las sensaciones que recorrían mi mente eran tan extrañas y diversas que creí que aquello sería parte de un sueño.


Acto seguido, me volvió a tomar del hombro y regresamos hasta la mansión.


Ni una palabra salió de nuestras gargantas, pero sí sentir el contacto de un cuerpo unido a otro, aunque fuese de aquel modo tan extraño.......quizás nuestras mentes ya se habían enlazado en lo que podría ser la relación de futuro.


Sentir su mano y brazo sobre mis hombros, me hacía sentirme especial. No sentí nada de frío mientras estuve caminando a su lado....mirándole de vez en cuando, pero sin hablar.


Era una especie de comunión de sentidos, en los que no hacía falta hablar para saber. Y recordé esto, pues me había sucedido con Breo y después con JOPI. Poder comunicarnos sin palabra alguna. Era lo mas maravilloso que había, porque suponía estar en el nivel 2 de la felicidad.


Imaginaba que a tanto no llegaba aún con Ahmed, pero sus detalles habían sido bastante maravillosos para mí. Y en estos pensamientos estaba, cuando enfilando el sendero de la parte trasera de la mansión, Ahmed me dijo :


Raquel, en unos minutos te soltaré con mis chicas. Ellas te pondrán guapa para la comida con tus Amos Breo y JOPI.....y mi humilde intromisión. Déjate hacer y soporta lo que suceda, lo agradecerás mi adorable princesa Raquel.


Le miré a los ojos y los leí sin rubor alguno, para a continuación y sin permiso alguno, abrazarme a su cuello y darle un largo y dulce beso, que él mismo quiso hacer mas largo, al tomarme por mi cabeza.


Cuando él se separó de mis labios, hice gestos de quitarme la camisa para devolvérsela, pero él me contuvo y me dijo :


Raquel, haremos un pacto. Si mañana bajas a la sala en donde nos vimos hoy con la camisa puesta, entenderé que aceptas mi proposición. Si bajaras sin la camisa, pero me lo dices, me parecerá bien. Si no bajaras, también lo asumiré.


Le miré a los ojos y sólo le dí un tímido beso, para separarme de él, ya que una de sus doncellas tiraba de mi mano para llevarme a adecentar.


Entré tras de ella y perdí de vista a Ahmed. La doncella me condujo hasta un lugar un poco extraño, algo húmedo y oscuro. Me quitó la camisa, pero me dio tiempo a decirla, que no la tirara, que deseaba guardarla.


La dejó sobre una cesta y sin decir palabra alguna, me colocó una mordaza de bola en la boca, dejándome hacer sin rechistar. Acto seguido, ató mis muñecas y tobillos de modo que quedé en una X ante ella y otra doncella más, que parecía no mirar.


Se separó de mí, dejándome atada y sin posibilidad de pedir ayuda. Pero volvió con un cubo no muy grande y una brocha.


La brocha la mojó en el líquido y acto seguido comenzó a aplicarla sobre cada una de las partes de mi cuerpo. El líquido estaba helado y casi tiritaba ya, cuando se separó de mí y dejando el cubo y la brocha en un estante, apagó todas las luces de la sala y se fue dejándome totalmente a oscuras.


Sentí miedo, frío......y a los pocos segundos una especie de fuego en mi cuerpo, sin saber porqué era motivado.


Me descomponía en terribles picores, pero lo peor era la oscuridad y el silencio mas sepulcral. Sin saber que sería de mí. Mis recuerdos se agolpaban en mi mente, intentando dejar este mundo con algo agradable de mis vivencias, pero las sensaciones eran incordiantes en grado sumo y me tenían contorsionándome entre mis ataduras, sin poder apaciguar aquel infierno.


Unos minutos después, las luces volvían a encenderse, mientras aún seguía llorando literalmente en mis ataduras. El picor había casi pasado ya, pero mis miedos me tenían aterrada y mi defensa era llorar.


Otra doncella distinta a la que me había colocado allí, se acercó a mí y sonrió, pero sin decir palabra alguna. Se retiró y se cruzó al llegar a la puerta con Ahmed.


Me sentí aliviada al verle. Enseguida una doncella salió a atenderle. Habló algo con ella, que no capté. Observé que esa doncella me miraba y acto seguido, venía hasta mí para quitarme la mordaza, sin decir palabra alguna.


Después se alejó velozmente, al tiempo de Ahmed se acercaba a mí, viéndome llorar. Se acercó hasta mí y con sus manos tocó mi cara, intentando serenarme.


Lo consiguió en pocos segundos. Enseguida una doncella me desataba de pies y manos quedando libre. Y Ahmed, ,e llevó hasta un pequeño aseo en aquel lugar y ante un espejo me indicó que me mirara.


Lo hice y me quedé sorprendida de no ver marca alguna en mi cuerpo. Le miré como una alucinada.....para sin aguardar una respuesta suya, volverme a mirar ante el espejo.


No había rastro de mis marcas de la mañana, ni del día anterior. Me miré tantas y tantas veces que al final Ahmed, terminó por decir :


Raquel, desgastarás los espejos, pero las marcas que tuviste ya jamás las verás.


Me separé del espejo y me arrodillé delante de él. Pero me hizo poner en pie, diciéndome :


Aún no eres de mi equipo. No lo serás como muy pronto hasta mañana. Tampoco eres mi esclava, ni me debes nada. Eres mi princesa, Raquel. Sólo acepta mi forma de hacer de esta tarde y noche. Mañana será un mundo distinto para ti.


Me incorporé ansiosa y a la vez agitada. Quise decir algo, pero él con sus dedos selló mis labios, para decir :


Raquel, te pondrán guapa y lucirás un modelo especial para ti. He seleccionado el color púrpura, se que te gusta el rojo........pero lo dejaremos para mas adelante. Ahora déjate hacer, mi princesa.


Asentí emocionada e ilusionada. Era un hombre, que al igual que Breo y JOPI me hacían sentir el amor y la vida. Pero que pasaría con Breo y JOPI, cuando accediera a su proposición?.......Eso lo desconocía, aunque sabiendo que eran amigos de él, nada les faltaría a ellos.


Se alejó de mí y me quedé sola de nuevo. Pero en pocos segundos entraron dos nuevas doncellas que me sonrieron nada mas acercarse a mí. Me hablaron dulcemente, mientras me hacían entrar en una bañera ya preparada, lavando todo mi cuerpo, incluída mi cara y pelo.


Unos minutos después entraba en el proceso de secado y peinado de cabellos, después de tener mi cuerpo ya seco.


Mientras me secaban y peinaban, mis uñas de manos y pies fueron arregladas y después pintadas en un tono púrpura ideal a mi gusto. Cuando terminaron con mis uñas, siguieron con los labios de mi vagina y mis pezones, dándoles el tono apropiado.


Y una vez que estuve seca y peinada, mi rostro fue maquillado a conciencia.


Cuando al cabo de una hora pude verme ante un espejo de 2 metros, mis uñas eran perfectas, pero lo mas ideal de todo es que mi cara no parecía ser la mía.......y los tonos en mis labios, pezones y uñas de manos y pies, eran muy suaves y homogéneos.


Me sentí encantadora.......y me dejé colocar el vestido que traían para mí.


Cuando lo tuve puesto, me mojé ligeramente al vérmelo.


Me hacía tener las tetas expuestas a la visión de quien me observase, con mis pezones maquillados. Y por la parte de atrás desde mis caderas hasta la parte inferior de mis glúteos, también era expuesta a quien deseara mirar.


El vestido era una preciosidad....de un punto muy fino, suave y ajustado a mi cuerpo hasta medio muslo, para después abrirse de forma acampanada, hasta mis tobillos y dejar lucir las hermosas sandalias sin talón, del mismo tono que mi vestido y maquillaje. El escote amplísimo, contorneaba por debajo de mis tetas, dejándolas bien expuestas. Y subía muy ajustado a mis axilas y por detrás hasta quedar sujeto a las mangas ceñidas en mis brazos y quedando todo el conjunto unido detrás de la nuca. Por detrás el vestido bajaba muy ajustado, descubriendo en una abertura circular, desde mis caderas hasta la parte inferior de mis nalgas.


Me miraba ante el espejo una y otra vez, ante las sonrisas de mis maquilladoras, que me dijeron que el maquillaje era indeleble...así que podía hacer libremente lo que gustase.


Y lo primero que hice, fue acercarme a ellas y besarlas a cada una en su boca, dándolas las gracias a cada una y a las dos a la vez. Las ví sonrojadas, pero contentas de verme feliz. Y las dije que subiesen la camisa, sin lavar ni planchar hasta la suitte y que la guardaran dentro del mueble bar.


Ellas mismas me acompañaron hasta las inmediaciones del enorme comedor en donde debería aguardar a que Ahmed me hiciese aparecer.


Una vez estuve en el lugar indicado, que era una celosía en la parte no iluminada del enorme salón, sólo un guardia estaba detrás de mí y que podía contemplar mi vestido descubierto en la zona de mis nalgas. Le miré algunas veces, disimuladamente. Pero aunque guardaba bien la compostura, noté en su pantalón la polla frenética y retenida.


Mirando por la rejilla de la celosía, podía ver a Breo y JOPI hablando con Ahmed tranquilamente, mientras tomaban un aperitivo.


Me sentía un poco excitada de que pudiesen verme vestida de aquel modo, pero estaba deseando que me contemplasen.


Cuando Ahmed, se percató de que yo estaba ya en espera de salir, con un gesto suyo, el guardia me abrió la puerta y aparecí en el salón.





Final de la Parte Tercera – Ahmed

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:18) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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