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Una noche loca…

Relato enviado por : narrador el 23/09/2010. Lecturas: 13974

etiquetas relato Una noche loca…   Borrachas .
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Resumen


Si les digo que todo sucedió por accidente, puede que no me crean. Pero en realidad así sucedió, mi nombre es Laura, y me había puesto de acuerdo con mi novio Efraín, para ir a bailar, durante el sábado por la noche.



Relato


Como se que después del baile y tomarnos unas cuantas copas, por lo general terminamos en su apartamento, manteniendo una larga sesión de amor, por lo que me preparé para eso, vistiéndome como a él le gusta que lo haga cuando salimos a bailar.

Esa noche me puse un corto y ajustado vestido de licra, de color negro, enterizo, con un buen escote al frente, que de nada más respirar profundamente, mis pezones pueden quedar completamente al aire, y por detrás el escote, me llega hasta donde la espalda pierde su nombre, y un poco más del inicio de la rajita de mis nalgas, queda ante la vista de todos. Para completar y como parte de una sorpresa mía hacia Efraín, no me puse ni sostén, ni pantis, ni medias, ya que se quedan marcadas cuando uso ese vestido.

Como nos habíamos puesto de acuerdo, nos encontraríamos en el Pub, yo me adelanté y llegué mucho antes que mi novio, y mientras él llegaba decidí esperarlo sentada en la barra, tomándome una margarita. Por suerte cuando fui al baño, sonó mi teléfono celular, era Efraín, diciéndome bien apesadumbrado, que su madre había tenido un accidente de tránsito en el pueblo donde la familia de mi novio vive. Por lo que justo en ese mismo instante se dirigía al aeropuerto a tomar un vuelo en dirección a su pueblo, pero cuando me preguntó donde yo me encontraba, le dije que apenas estaba como a dos calles de mi casa, esperando un taxi, para que me llevase al Pub. Pero en vista de lo sucedido, me regresaría a la casa de mis padres. Sé que le dije una pequeña mentira, pero lo hice, para que no se sintiera peor, de lo que ya estaba.

Realmente pensaba regresar de inmediato a casa, pero como ya había pedido un trago decidí terminarlo antes de irme. Así que regresé a la barra, y me quedé sentada terminándome mi margarita, pero de momento, llegó Eduardo, el novio formal de una amiga mía, que desde que lo conozco siempre me ha caído bien, él se sentó a mi lado y me invitó a que pidiéramos una mesa y esperásemos a mi amiga, y a mi novio, fue cuando le comenté que Efraín no vendría debido al accidente de su madre. Ya en la mesa, Eduardo comenzó a conversar conmigo, y entre conversa y conversa, me invitó un trago, y luego otro, y otro, en fin que cuando me invitó a bailar, me pareció que lo más justo era que aceptase. Además no les voy a negar que Eduardo me gusta bastante, y por lo que yo podía ver, yo también le gusto a él. En cierto momento fui nuevamente al baño y al regresar, me tenía listo otro trago.

Yo durante la conversación le había dicho, lo que le había sucedido a mi novio, así que a medida que seguimos bailando, me ofreció varios pases del polvito maravilla, los que yo gustosamente acepté, después de lo cual, él comenzó a decirme lo bella que me encontraba con ese ajustado vestido, y cometí la indiscreción de decirle, que aparte de mis zapatos de taco alto, el vestido era lo único que cargaba puesto encima de mi cuerpo. Al principio, se hizo el que no me creía lo que yo le estaba diciendo, hasta que no sé por qué, mientras bailábamos bien pegados, lo invité a que colocase una de sus manos sobre mis caderas, y se diera cuenta de que no tenía nada bajo mi ropa.

Al principio se limitó a tocarme superficialmente por sobre la tela de licra de mi vestido. Y aun así me decía que no me creía que no tuviera más nada puesto bajo mi ropa. Fue cuando como para demostrarle que no le estaba mintiendo, le invité a que metiera su mano por mi espalda dentro del escote trasero, y casi de inmediato sentí su caliente mano, que la introdujo hasta que me agarró las nalgas en plena pista de baile. Yo esperaba que la retirase de inmediato, pero contrario a eso, pegó su cuerpo más al mío, sin sacar su mano de entre mis nalgas, yo sentí el cálido y duro bulto que entre sus piernas, presionaba contra mí vientre. Yo pensé en decirle que ya estaba bueno de la tocadera, pero cuando comencé hablar, casi de inmediato sus labios y lengua hicieron contacto con los mío. Fue tanta la excitación que sentí, que de inmediato dejé de hacer resistencia. Sentía su miembro más duro y caliente, presionando sabrosamente contra mi cuerpo, y por mi parte, deseando tenerlo completamente dentro de mí.

Eduardo supo de sobra como besarme, y acariciar prácticamente todo mi cuerpo en medio de la pista de baile, me dejó encendida y deseosa de seguir recibiendo sus caricias, el solo roce de sus dedos sobre mí piel, me excitaba tremendamente. Fue cuando me regaló una pastillita de éxtasis, la que aun y a sabiendas que me podía afectar, me la tragué. Después de eso en la mesa continuamos tomando, y nuevamente me invitó otro pase del polvito maravilla. Para seguir bailando y comportándome como una loca dejando que me tocase por todo mi cuerpo mientras bailábamos. Así que cuando en lugar de regresar a nuestros asientos, me condujo al baño de los hombres, yo lo seguí sin decir nada. Un par de tipos nos vieron entrar a unos de los inodoros, y al momento en que Eduardo cerró la puerta, me volvió a besar de manera salvaje. Yo sentí como sus manos subieron la corta falda de mi vestido, y casi de inmediato, colocándose tras de mí, me penetró divinamente por mi coño. En esos instantes, yo solamente deseaba disfrutar de lo que de manera tan salvaje, Eduardo me estaba haciendo. De la misma manera que me subió la fada del vestido, bajó la parte superior del mismo, dejando mis senos completamente al aire.

Con una de sus manos se las arregló para agarrar mi clítoris, y al tiempo que me empujaba una y otra vez su caliente verga dentro de mi bien lubricado coño, con una mano me apretaba mi clítoris arrancándome profundos y verdaderos gemidos de placer, mientras que con la otra me acariciaba y apretaba mis senos con fuerza. En cierto momento levanté la vista y vi los rostros del par de tipos que nos vieron entrar al inodoro, asomados observándonos. Lo que lejos de hacerme sentir vergüenza, me excitó y calentó mucho más todavía, al punto que prácticamente me he chorreado toda, al momento en que disfruté de un tremendo orgasmo, pero no conforme con ello, extrajo su verga de mi coño, y la colocó frente a mi boca, y yo de lo exaltada que me encontraba prácticamente me senté sobre el inodoro y comencé a darle una buena mamada a su verga, al tiempo que yo misma me continuaba autosatisfaciendo con mis propios dedos, golpeando sucesivamente mi clítoris hasta que alcancé otro salvaje orgasmo. Eduardo me tomó por mi larga cabellera, y guiando mi cabeza, se vino completamente dentro de mi boca y garganta.

Yo creo que terminé por tragarme todo su semen, y hasta continué mamando su verga, hasta el punto que le cause bastantes cosquillas. Eduardo finalmente retiró su verga de mi boca, se la arregló dentro del pantalón y después me ayudó a acomodarme mi vestido.

Al salir del inodoro, ninguno de los dos tipos, que nos estuvieron ligando completamente, se encontraban fuera. Regresamos a nuestras sillas, y de momento Eduardo recibió una llamada, tras lo cual después de terminar de pagar la cuenta se marchó, diciéndome que mi amiga lo estaba buscando, y que mucho me agradecería que lo que había sucedido entre nosotros dos, no lo supiera más nadie.

Yo realmente pensaba lo mismo, ni loca que estuviera para contarle lo sucedido a mi novio, como mi trago todavía se encontraba a la mitad, decidí terminarlo antes de marcharme, cuando un par de chicos que en ese momento no reconocí, me invitaron otro trago, y se pusieron a conversar conmigo. Y algo parecido volvió a suceder, me siguieron invitando tragos, estuvimos charlando un buen rato, y hasta bailé con ambos. Cuando de momento uno de ellos me preguntó si me gustaría seguir disfrutando de una noche loca. Yo tontamente le respondí que si, y casi de inmediato, me invitaron a que los acompañase a otro local.

Yo supe de inmediato cuáles eran sus intenciones, pero algo en mi me empujó aceptar su invitación, dispuesta como ellos me dijeron a pasar una noche loca. De mi novio ni me acordé en los momentos en que estuve con Eduardo, ni tampoco cuando finalmente me fui con ese par de chicos. Apenas ya dentro del auto, un viejo Ford LTD, tomé asiento entre ellos dos, y no bien ya lo había hecho cuando el que no iba manejando simplemente me ofreció un pase de polvito maravilla, al yo terminar de aspirarlo, sentí como metió su mano, bajo mi falda directamente hasta dentro de mi coño, cosa que acepté sin pensarlo. El efecto fue inmediato, disfruté de cómo sus dedos acariciaban y apretaban mi clítoris una y otra vez, mientras que el que manejaba, con su mano derecha me acariciaba los pezones de mis tetas, sin vergüenza alguna. Yo en cosa de segundos estaba nuevamente deseosa de sentir una buena verga dentro de mi coño, así que cuando se detuvo el auto dentro de un oscuro estacionamiento, supe que ahí mismo me volverían a clavar.

En cosa de segundos yo misma tras pasarme del asiento delantero para el trasero, me quité el vestido, y de igual forma en cosa de segundos, uno de ellos me penetraba divinamente, mientras que al otro comencé a mamarle la verga. Por quien sabe cuánto tiempo los dos hicieron conmigo, lo que les dio gusto y gana, uno de los dos, hasta me lo empujó por el culito, mientras que el otro continuaba clavándome por el coño. Mientras que yo, como una verdadera loca les pedía más y más. Esa no es mi manera de comportarme habitualmente, después llegué a la conclusión, de que el tal Eduardo, aparte de los pases de coca, y la pastillita de éxtasis que me regaló, debió haber puesto algo extra en mi bebida, pero eso lo aclararé con él la próxima vez que lo vea. Pero en esos instantes, yo ni lo sospeché, solamente deseaba seguir follando, una y otra vez.

Cuando terminaron conmigo, les pedí que me dejasen cerca de mi casa, por un rato me quedé prácticamente dormida, mis acompañantes me llevaron a unas cuantas calles de mi casa y ahí me abandonaron, con todo mi cabello desordenado, y el vestido todo ajado y sucio, sudada y hedionda a sexo por todas partes, y sin mis zapatos, ni mi cartera. Yo me encontraba un poco desorientada, pero cuando me dirigía a mi casa, pasé frente a un grupo de hombres que se encontraba bebiendo cerveza, en una esquina. Creo que eran como cinco, al momento en que pasé frente a ellos, uno me ofreció una cerveza, y sin pensar en las consecuencias, la acepté. Eso y que prácticamente me llevasen cargada, tras una casa abandonada, fue la misma cosa.

Tras tomarme la primera cerveza, uno de ellos me hizo notar que tenía puesto el vestido al revés, o sea con las costuras y la etiqueta por fuera, y el escote por mis costillas en lugar de tenerlo por la espalda, y como si fuera la cosa más natural del mundo, sin vergüenza alguna, frente a los cinco, me quite el vestido, con la intención de volver a ponérmelo de inmediato, pero al derecho. No sé qué pasó exactamente, pero en lugar de ponerme el vestido, creo que me ofrecieron otra cerveza, y tal como estaba me quedé, bebiendo la siguiente cerveza, completamente desnuda frente a ellos. No bien había terminado de tomarme la cerveza, cuando me dieron unas ganas tremendas de orinar y simplemente me agaché frente a todos ellos y me puse a mear, después de eso, uno de ellos me ofreció otra cerveza, pero me pidió a cambio, que me pusiera a bailar, tal y como me encontraba, y en medio de la loquera que tenía, así lo hice. De la manera más vulgar que pude hacerlo, sabiendo lo mucho que les gusta y excita a muchos hombres, el que una mujer les mueva el culo prácticamente frente a sus narices, yo misma me agarraba las tetas y frente a ellos abría mis piernas para mostrarles mi depilado coño. Hasta que par de ellos, como si fueran salvajes prácticamente me saltaron encima, y frente a sus compañeros mientras uno me puso a mamar su verga el otro me tenía metida toda su verga completamente dentro de mi coño.

El resto de la madrugada, el que no me puso a mamar, me dio por el culo o por el coño en repetidas veces, mientras que yo prácticamente les pedía que me dieran más y más duro, al tiempo que varios de ellos me decían que yo era toda una puta, una perra, cosas que en nada me molestó escuchar. Así me tuvieron hasta que finalmente, se debieron cansar de mí, dejándome tirada en el suelo, prácticamente súper borracha. Por suerte me desperté, al sentir que algo me tocaba y lamia mi coño todo lleno de leche, se trataba de un pequeño perro callejero, que al despertarme salió corriendo. Ya estaba comenzando a salir el sol, y por suerte encontré mi vestido, como mejor pude, me lo puse, y me encamine para mi casa. Por suerte, nadie me llegó a ver, en las fachas en que me encontraba. Mis padres los domingos se levantan tarde, y yo tras colarme dentro de mi casa sin hacer ruido, entré al baño para expulsar la gran cantidad de semen que me dejaron, dentro de mis adoloridos e inflamados coño y mi culo, después de darme una buena y profunda ducha, por un largo rato hice gárgaras, para quitarme el sabor a semen de mi boca. Ese domingo dormí prácticamente durante todo el día y la noche, sin preocuparme por poder quedar embarazada, ya que desde hace par de años tomó mis pastillas anticonceptivas. Cuando me levanté el día lunes, pasé por el negocio de una amiga mía que es peluquera, y mientras le conté todo lo que me ocurrió, y ella se horrorizaba de mi faena, recortó toda mi larga cabellera negra, dejándome apenas menos de un centímetro de pelo, después me pintó el cabello de amarillo pollito. La idea era que ninguno de los tipos con los que pase la noche me reconociera. Después de que me corte y pinté el pelo, pase por el consultorio de mi ginecóloga, y nada más de ver mi coño y mi culo, y escuchado lo poco que le conté, me dijo que yo había abusado, pero que la inflamación y el dolor seguiría cediendo de manera natural, para lo que me recetó unos lavados vaginales, y una crema, aparte de tomar unas muestras para ver si me habían pegado alguna infección, lo que por suerte o gracias a Dios no sucedió. Cuando mi novio regresó, desde luego que no le conté nada, pero le agradó el cambio de estilo, y para celebrarlo me pidió que me pusiera mi vestido negro para salir a parrandear, el siguiente fin de semana, lo cierto es que en las condiciones en que quedó ese vestido, no podía volver a ponérmelo, por lo que compre otro igual. Solo espero que la próxima vez que se me ocurra salir a pasar una noche loca, no me porte de manera tan puta.

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Categoria: Borrachas
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muy borracha, pero se movia sabroso, al tiempo que emitia pequenos quejidos, demostrando lo que le estaba gustando.
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esta fue mi primera experiencia con gente mayor y borrachas es muy real
bueno todo empieza un domingo muy normal hasta que llego la tarde.
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Se te va la mano con los cubatas, sientes cómo la mirada se te nubla, piensas con lentitud y una sonrisa se instala en tu cara para no marcharse. Estás borracha, y es en ese momento cuando haces cosas que no harías sobria, verdaderas locuras dignas de ser recordadas y relatadas. ¿Te suena?
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Comentarios enviados para este relato
carlos1988 (29 de September de 2010 a las 08:36) dice: como me hubiera gustado a mi haverte metido la verga hasta el fondo de tu puchita tambien

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:56) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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