Viuda insatisfecha

No habían pasado ni 30 segundos desde que mi esposa había salido a pasear el perrito cuando una viuda se planto en el quicio de la puerta preguntando por ella (sin duda debía de haberla visto salir). Yo estaba sentado al ordenador y desde mi posición podía ver que no llevaba ropa interior, el vestido le transparentaba sus gordas pero caídas tetas coronadas por unas oscuras aureolas grandes como galletas maria, el trasluz permitia ver unos muslos que se adivinaban todavía robustos y firmes, pero su gorda barriga colgaba impidiendo la visión del coño.

Sin hacer caso a la ausencia de mi mujer (o mas bien aprovechándose de ello), se acerco a mi con la excusa de que nunca había visto internet. Apoyo su codo en mi hombro derecho refregándome la teta en la mejilla, mi brazo sobre la mesa manejando el raton le impedia acercrarse mas, paso al otro lado y paso su brazo por detrás de la nuca abrazandome, su teta quedo junto a mi boca y yo notaba el pezón hinchándose en mis labios a través de la fina tela, abrace su cintura tocándole el culo, el pezón crecio metiéndose en mis labios, deje el ordenador y la otra mano la meti debajo del vestido hasta encontrar un bosque de pelos, con el vestido puesto le chupaba las tetas mientras mis dedos recorrían la raja del chocho chorreante, ella apretaba mi cabeza contra ella mientras gozaba como una perra, la otra mano entro debajo del vestido para acariciarle las tetas, meti tres dedos en su vagina mientras el dedo gordo masajeaba el clitoris, no pudo reprimirse y mientras me empapaba la mano con su orgasmo gritaba de placer como una cerda, estuvo corriéndose hasta que le fallaron las rodillas, al doblarlas un poco mis dedos se metieron mas en el coño y dio un grito de dolor-placer, quedo sentada en una silla exhausta.

Cuando escuchamos ladrar al perrito fue corriendo al baño para disimular ante mi esposa, salio con la cara lavada con la excusa del calor pero reluciente y satisfecha.