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Y todo comenzó, por darle celos a mi novio…

Relato enviado por : narrador el 10/12/2010. Lecturas: 16230

etiquetas relato Y todo comenzó, por darle celos a mi novio…   Infidelidades .
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Resumen
Cuando me enteré que Felipe, mi novio en esos momentos, iba a salir de viajes de negocio con su jefa, la verdad sea dicha, me encabroné. Mi nombre es Alexandra, y para esa época Felipe y yo, todavía estábamos de novios. Aunque él me explicó detalladamente todo, a mí me quedó la espinita de que la vieja esa, se aprovecharía de que mi novio la acompañaba, para soltarse su ridículo moño, o por lo menos eso fue lo que realmente pensé, ignorando desde luego lo que estaba por pasar.




Relato

Bueno Felipe y ella salieron de viaje, sin que yo pudiera hacer nada para evitarlo, pero el sábado por la noche, decidí ir con nuestras amistades al Pub al que generalmente íbamos todos. Pero antes de comenzar a vestirme para salir, se me ocurrió que lo llamaría desde el mismo Pub, y le diría donde me encontraba y en compañía de quien.


Solo que deseaba que todo le sonara muy real, para que él se muriera de los celos, así que después de que me di una buena ducha, me peiné, me maquillé y perfumé, me puse mi vestidito de licra rojo, que de paso a Felipe no le gusta que yo use, ya que aparte de que es algo corto, y tiene un pronunciado escote tanto en el frente como en la espalda, y hace que se me destaquen bastante mis nalgas y senos. Además como cuando lo uso se me marca la goma o liga del panti y el sostén, entonces las pocas veces que lo uso, he decidido no usar nada de bajo del vestido para que la ropa intima no se me marque. Apenas llegué al Pub, de inmediato llamé la atención tanto de los amigos de mi novio, de sus novias o esposas y de uno que otro tipos presente, incluyendo a los meseros. Bailé y bebí con todos sus amigos, hasta el punto en que se me comenzó a trabar la lengua, por querer hablar rápido. En fin quería darle celos. Llamé a mi novio por mí teléfono, pero como repicó y él no la atendía, le dejé un mensaje en el buzón de voz, diciéndole que estaba en el Pub con nuestras amistades. Después de lo cual estuve por regresar a mi casa. Pero como ya me había soltado bastante, alguno de sus amigos insistieron es seguir bailando conmigo. Lo que yo por aquello de no aguarle la salida a todos, decidí quedarme y continuar bailando. Además sabía en el fondo que Felipe, no se molestaría conmigo por salir bailar con sus amigos, así que seguí haciéndolo, y ya para eso de las dos o tres de la madrugada, la mayor parte de ellos se habían comenzado a retirar, en compañía de sus respectivas novias o esposas, menos Leonardo o Leo como le llamamos en el grupo, que por lo visto es un soltero profesional, es decir no tiene novia fija, y cambia de chica, como yo me cambio de pantis, que en ocasiones lo hago hasta dos o tres veces al día, cuando me las pongo.


Leo se dio cuenta de que algo me sucedía, y en cierto momento me preguntó que me pasaba, y yo bien tonta, no sé por qué comencé a contarle todo, es decir, la idea de darle celos a Felipe, razón por la que me había asistido al Pub, que bailase con todos, y que me hubiera vestido con ese trajecito tan corto, en fin todo. Leo siguió bebiendo conmigo, y ocasionalmente me sacó a bailar, pero no fue hasta que no quedó ninguno de nuestros conocidos, que comenzó a decirme lo bien que yo me veía con ese lindo vestido, que él no entendía como a Felipe no le gustaba, ya que estaba tremendamente hermosa. Además me comentó que para hacer que un hombre tenga celos, lo importante no es tan solo desearlo, sino que debía darle verdaderos motivos para celarme.

Entre los lindos halagos, los consejos que me fue dando, la manera en que me agarraba mi cuerpo a medida que bailábamos, y su peculiar manera de hablarme al oído, me hizo sentir sumamente bien, por lo que cuando me comentó que podíamos ir a su apartamento para disfrutar de un lindo amanecer desde el balcón. No sé en que estupidez yo estaba pensando, que le respondí que sí.


Cuando llegamos, él continuó portándose como todo un caballero, puso algo de música, me sirvió un sabroso, dulce y delicioso trago, que me lo bebí casi sin respirar. Para luego invitarme a bailar a media luz, al tiempo que mientras lo hacíamos, Leo continuó halagándome, diciéndome lo bella que estaba, que ese lindo vestido parecía que fuera parte de mi piel, y a medida que lo fue diciendo sus manos se fueron deslizando hasta mis nalgas, lo que ahora sé, que debí detenerlo. Pero en esos momentos me sentía tan cómoda y segura entre sus brazos, que no se me ocurrió decirle que parase y mucho menos detenerlo, cuando al tiempo que seguíamos bailando, suavemente hizo que mi vestido se deslizase hasta el piso.


De momento me encontré completamente desnuda ante el amigo de mi novio, y lo peor de todo es que no me sentí avergonzada, quizás por escucharlo decirme en ese preciso instante, que mi cuerpo sería la envidia de todas las diosas griega. Leo y yo continuamos bailando, acariciándonos, y besándonos.

Hasta que muy suavemente me fue conduciendo hasta su habitación, yo sabía lo que estaba por suceder, pero no tuve la voluntad de decirle que no, es más ya en la cama, Leo continuó besando de manera ardiente, por todo mi cuerpo, mientras que yo cerrando mis ojos disfrutaba del tremendo placer que Leo me hacía sentir. Sus labios llegaron hasta mis propias nalgas, y cuando sentí su lengua, sobre mi esfínter, intuí que era lo que Leo deseaba.

En mi vida hasta esos instantes, nunca había ni pensado remotamente en llegar a mantener una relación anal. Pero a medida que su lengua continuaba acariciando y ensalivando la piel de mi culo, sentí sus manos y dedos pulgares separando mis nalgas. Entre el miedo que tenía, de que eso me doliera, y la curiosidad de saber que se sentía, sumisamente me dejé llevar por sus manos, para quedarme con mis nalgas al aire, y mis piernas separadas.

Leo no sé en qué momento precisamente se deshizo de toda su ropa, pero si sentí como sus dedos comenzaron a irse introduciendo dentro de mi cuerpo, al tiempo que me decía lo linda y paradas que tenía mis nalgas, que procurase no ponerme tensa para que disfrutase todo lo que él me iba hacer. Yo procuré seguir sus consejos, a medida que fui sintiendo como algunos de sus dedos me penetraban, y a diferencia de dolor que me imaginaba iba a sentir, la sensación de que sus dedos entrasen dentro de mí, una y otra vez, y que fuera dilatando mi esfínter. Me tranquilizó y hasta comencé a disfrutar de todo lo que él me hacía.

Leo de seguro no era la primera vez que hacía eso, su manera de hablarme, y de tocar mi cuerpo, me fue preparando, hasta el momento en que comencé a sentir como su miembro se abría paso suavemente dentro de mi culo. No les negaré que si sentí dolor, pero era un dolor divinamente rico, diferente, y a medida que continuaba introduciéndome su miembro, poco a poco fui descubriendo un raro placer. Sin que él me dijera nada en lo absoluto, yo comencé a mover suavemente mis caderas, al tiempo que él se deshacía en bellas palabras sobre mi persona.


Sentí cuando su cuerpo entró en pleno contacto con el mío, hasta el ligero golpe de sus testículos contra la parte baja de mi coño, lo que me terminó de volver loca de felicidad. Sentía todo dentro de mí, sus manos me sujetaron fuertemente por mis caderas, y como me empujaba una y otra vez su miembro dentro de mi apretado culito, haciéndome sentir una delicia que nunca antes ni tan siquiera hubiera sospechado que podía disfrutar.

Al tiempo que Leo continuó clavándome su miembro una y otra vez, una de sus manos me agarró descaradamente mi mojado coño, y al tiempo que por una parte me enterraba su buen pedazo de carne, sus dedos hábilmente me tenían bien sujeta por mi clítoris, arrancándome profundos gritos de placer, al punto que Leo me hizo disfrutar de un tremendo Orgasmo como nunca antes lo había disfrutado.


Si bien yo como ya les dije disfruté de un tremendo orgasmo, Leo me dejó todo mi culo por dentro lleno de su semen, y cuando extrajo su verga, de mis apretadas nalgas, sonó como si hubiera descorchado una botella de champan.

Por un buen rato permanecimos acostados una al lado del otro, hasta que él se levantó fue al baño y se lavo todo su miembro. Pero apenas se acostó nuevamente a mí lado, sentí sobre mis labios su adormilado miembro, yo no pensaba ponerme a mamar, pero de momento el considerado caballero se convirtió en un perverso abusador, obligándome a que abriese la boca, mientras que él a la fuerza me introdujo su verga dentro de mi boca, y acto seguido me obligo a que se lo mamase. Sentí toda llena de miedo como su miembro fue tornándose nuevamente en algo bastante duro y caliente, que prácticamente estaba a punto de vomitar, y sin más ni más lo extrajo de mi boca y sin decirme nada me lo ha clavado dentro de mi coño salvajemente. Yo no podía creer que Leo me estuviera violando, clavándome con saña y con mucha rabia su verga dentro de mi coño. Al tiempo que comenzó a insultarme llamándome de puta y perra para abajo, por haberme dejado dar por el culo y negado mamar su miembro.


No bien él se volvió a venir, que tomó mi vestido, y tirándomelo encima me dijo, querías darle celos a mi amigo, ve y cuéntale lo que has hecho puta, asustada salí corriendo desnuda de su apartamento, y mientras lloraba me puse mi vestido, y no dejé de correr hasta que llegué a casa, con mi coño y culo bien adoloridos, chorreando su semen por mis muslos. Dos días antes de que Felipe regresara, recibí un ramo de flores de parte de Leo, dentro había una pequeña carta disculpándose por su acción y diciéndome que eso fue culpa de lo mucho que ambos habíamos bebido, y que por consideración a Felipe, él no diría nada, siempre y cuando yo lo perdonase, y que en muestra de ello aceptase su invitación a cenar.


Desde que llegué nuevamente se comportó como todo un caballero, cenamos, y hasta nos tomamos unas cuantas copas de vino, mientras Leo no dejaba de disculparse. Aun de mi mente no se me había borrado la manera tan salvaje que Leo me había tratado, y la manera tan pendeja en que yo había caído, finalmente en su propia cama. Así que mientras compartíamos, se lo dije. Él nuevamente se disculpó por su manera tan brusca de tratarme, y entre copas de vino y continuar hablando de lo que habíamos hecho, lo que al recrear nuevamente en mi mente todo lo sucedido, comencé a sentir con ganas de repetir todo nuevamente.


Quizás es que me he vuelto loca, pero la manera en que Leo me trató me hizo sentir diferente, no es que haya dejado de amar a mi novio, solo que el estar con Leo, es una experiencia completamente distinta, por lo que apenas me sugirió que me fuera a la cama nuevamente con él, no pude decirle que no. Esa noche Leo me volvió a clavar por el culo salvajemente, además me obligó a que se lo mamase nuevamente, para luego volver a violarme. Lo que al final me hizo sentir inmensamente feliz, a pesar de sus insultos, y malos tratos hacía mi persona.

Finalmente al siguiente día me comunique con Felipe, pero cuando le pregunté en donde se encontraba él, me respondió amargamente. Saliendo de la morgue del hospital, y de inmediato siguió diciéndome. La vieja refiriéndose a su jefa, murió. Agarró una rabieta, con uno de sus socios, y al parecer en medio de la discusión, le dio un ataque cardiaco, y aquí estoy esperando a que su hijo llegue, ya que él no habla nada de ingles, voy acompañarlo en hacer los trámites para regresar con el cadáver. Después de que escuché eso, me sentí tan mal, que no tuve corazón de seguir con mi plan, además después lo escuché decirme que regresaría posiblemente en tres o cuatro días, y tras despedirnos, pensé irme de inmediato para mi casa. Pero adivinen, volví a terminar en casa de Leo, lo demás se lo podrán imaginar….

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Comentarios enviados para este relato
jelipz (10 de December de 2010 a las 04:42) dice: asu resultaste ser una perra muy goloza nena deja tu msn pz


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