Cuando llegué de mi pueblo a trabajar a casa del Licienciado, lo primero en que pensé fue en las palabras que me dijo mi abuela. Los señores mandan, y tú obedeces. Por lo que cuando el licenciado o alguno de los de la casa, me ordenaban hacer algo, yo sin importar lo que fuera lo hacía sin chistar. Al principio, lo mismo era si tenía que limpiar, o recoger alguno de los desastres que dejaban sus hijos, como dejar que el señor me viera las nalgas, cuando me ordenaba que me trepase en la escalera, para agarrar algunos libros.
Pero después de un tiempo, pasé de dejar que me viera las nalgas, a dejar que me las tocara, sin decirle nada a la señora de la casa. Luego cuando la señora no se encontraba en la ciudad, el señor me ordenaba que me pusiera un ridículo traje, y que de sirvienta de francia, con un par de moños en mi cabeza, más ridículos todavía. Y todo para que él me siguiera tocando por donde se le antojase.
Pero después de un cierto tiempo, quizás a ver si yo le contaba algo a la patrona, de tocarme únicamente con sus manos, pasó a ordenarme que le mostrase mi coño. Ya a en esos momentos, el señor hacía conmigo lo que le daba la gana, sin que yo me atreviera a decirle nada a la señora, porque sabía que a la que votarian de la casa, y saldría perdiendo sería yo. Así que cuando el señor licenciado me decía, Andreita anda ponerte el uniforme de mucama francesa, ya sabía yo lo que me esperaba.
Había días en que me ordenaba nada más que me levantase la falda, y como si fuera un chivito recién nacido se pegaba a mamar mi coño. haciendo que yo me desesperase, y hasta que disfrutara de multiples orgasmos, mientras que él se masturbaba. Cuando no era que en lugar de ponerse él a mamarme mi coño, me ponía a que yo le mamase su verga, hasta hacerlo venirse dentro de mi boca. En otras ocasiones me hacia sentar en sus rodillas, al tiempo que me mamaba las tetas, o toqueteaba mi peludo coño con sus dedos, disfrutando cuando veía, como yo me retorcía.
En fin no había cosa que el Licenciado no me ordenase hacer, y que yo sumisamente no le obedeciera. Un día que llegó, la señora de repente, y el señor se encontraba completamente desnudo, recostado sobre el sofá, mientras que yo vestida como a él le gustaba que me vistiera, le mamaba su parada verga. La señora al vernos, apenas y dio un corto grito, desmayandose cayo al piso, y perdió el sentido. Cuando vino la ambulancia, y se la llevó, lo primero que nos dijo su medico en la clinica a la que la llevaron, fue que ella estaba viva de milagros. Pero que había sufrido un derrame cerebral, y que el daño que recibió fue muy grande. Asi que apenas, y podía mover los ojos, no hablaba, no se movía, es más a mi era a quien le tocaba limpiarla, y alimentarla, cuando la enfermera que contrataron para que la cuidase, terminaba su turno. Cosa que de seguro a al señora no le gustaba que yo hiciera, ya que cuando me miraba era como si viera al mismo diablo en persona, pero como fue su esposo quien me lo ordenó, yo no podía decir que no
Luego para colmo, en lugar de considerarla el Licenciado se ponía a tocarme frente a ella, hasta que una noche que yo la estaba dándole un baño de esponja a la señora, a él le dio la gana de comenzar no tan solo a tocarme frente a ella, sino que no conforme con eso, comenzó a besarme, y finalmente me levantó la falda, y frente a su mujer me penetró. Bueno eso sucedió mientras que la señora aun vivía, después de que falleció, quizás de la rabia que le daba el verme a mi, o a su marido, el señor continuó siendo un poco abusador conmigo. Hasta que un día le dije que me marchaba. Fue cando él me ofreció que me casara con él. Por lo que ahora yo soy la señora de la casa….