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Amanda en San Valentín

pobrecain Relato enviado por : pobrecain el 23/02/2014. Lecturas: 3013

etiquetas relato Amanda en San Valentín   Infidelidades .
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Resumen

¿Es San Valentín importante?

Para Amanda lo ha sido, ha estado con el hombre ideal lo suficiente como para que todo su mundo cambie.

Una mujer de 42 años encuentra a un desconocido de unos 30 que le hace ver el firmamento una y otra vez; es lo mejor que le ha podido pasar en ese día al que le dan tanta importancia las mujeres y tan poca muchos hombres.




Relato

Ayer me sucedió algo extraordinario.

Trabajo en una agencia de viajes y suelo salir siempre de casa a la misma hora, el autobús lo tomo en el origen y por tanto coincidimos unos cuantos habituales todos los días, desde hace un tiempo sube un hombre en la cuarta parada que me ha llamado la atención por cómo se comporta; acostumbra a leer un libro pero en cuanto ve a alguna persona mayor en pie o recientemente en tres ocasiones a una embarazada, les ofrece el asiento y eso ya no es frecuente.

Desde hace un par de semanas nos saludamos pero tan solo cruzamos un escueto “buenos días”.

Lo extraordinario de ayer comenzó al no verlo subir en su parada aunque solo pensé que se habría despistado y cogería el siguiente, al llegar a nuestra parada que es la antepenúltima del recorrido, lo encontré esperando y al ir a pasar por su lado y saludarlo me dijo ofreciéndome una Rosa roja.             .- Buenos días y feliz San Valentín.   No puedo decir porque, pero le di un beso en los labios y se le iluminó el rostro, me puso una mano en la cadera y comenzamos a andar, me arrime a su cuerpo y caminamos acompasados como si fuera lo usual, pasamos de largo frente a la cafetería donde suelo desayunar y después de cruzar un parque entramos en otra donde pidió chocolate con churros para los dos.

Sacó el móvil y pensé que se trataba de otro de esos obsesos de la comunicación que no pueden pasar sin estar conectados, pero para mi sorpresa lo único que hizo fue pararlo, también yo paré el mío porque es la forma de tener un poco de intimidad en estos tiempo en que estamos tan auto controlados.

Mirándonos a los ojos y en silencio comimos; en un momento dado alargó su mano y recogió una gotita de chocolate que había quedado junto a mi labio y la chupó con deleite.          Hizo una seña a la chica que nos había servido y le entregó un billete, al recibir las vueltas salimos y en este caso también yo rodee su cintura con mi brazo, notando su cuerpo contra uno de mis pechos.

Llegamos frente al hotel donde solemos alojar a algunos de nuestros clientes y entramos, no sé qué es lo que me impulsó  a hacer todo lo que hice pero no me preocupaba en absoluto.     Me acerque a recepción y le dije a la chica que me habían perdido el equipaje en el aeropuerto y que pasaría un tiempo en la ciudad pero que todo dependía de cuando apareciera; deposité en el mostrados la tarjeta de empresa y mi D.N.I. y firme la ficha de registro.

La chica me devolvió los documentos y me entregó una llave, subimos al segundo piso y al cerrar la puerta detrás de nosotros ese hombre me acarició el rostro antes de comenzar a besarme dulcemente.          En unos minutos estábamos totalmente desnudos sobre la cama y en total conexión, parecíamos un par de antiguos amantes que se reencontraran después de tiempo y necesitaran recuperar el tiempo perdido.

No fue solo sexo y lujuria, más bien fue entrega y satisfacción por el deseo incontrolable de obtener placer a través del que proporcionábamos, disfrutamos de una compenetración que no he tenido jamás en toda mi vida de casada; tan solo disfruté de algo así cuando unos meses antes de la boda conocí a Raúl y pasamos una semana en Ibiza porque Pablo prefirió trabajar; sabía que iba a la isla con Lurdes y confiaba en que nada podía pasar; Raúl marcho a Egipto y no lo he visto más.

En un campanario cercano dieron las tres y paramos para pedir algo al servicio de habitaciones, esperamos con las manos entrelazadas sobre la cama en silencio, yo imaginando lo que sería tener a alguien así en mi vida y él, a él no quise preguntarle por no romper la magia del momento.

Después de comer me acurruque en él y poco después me hizo el amor con tanta o más energía que en la mañana, nunca llegaré a comprender como un hombre puede ser tan fogoso y al tiempo tan humilde, en ningún momento trató de imponerme nada y solo se preocupó de hacerme llegar al clímax una y otra vez; estaba ensimismada y satisfecha cuando sonaron las siete en ese maldito campanario que nos devolvió a la cruel realidad, nuestro tiempo se acababa y lo aceptamos aunque no de buen grado.

En el baño sujetó mi cabello para que no se mojara mientras me duchaba y él se dio una ducha rápida mientras me maquillaba un poco para tratar de disimular las huellas de tan densa y agradable jornada.            Pasamos por recepción y el joven que recogió nuestra llave apenas nos saludó.

Caminamos hasta la parada del autobús abrazados y cuando él se levantó de su asiento junto al mío para bajar en su parada se me hizo un nudo en el estómago.

Llegue a casa a la misma hora de siempre y mi hijo Samuel que tiene 17 años estaba en su habitación  jugando con la PlayStation, conecté el móvil y encontré un par de llamadas perdidas de mi amiga y directora de la agencia Lurdes, la llame y le dije sin mentir que había pasado casi todo el día en la cama y que estaba destrozada, le aseguré que trataría de ir al día siguiente (a pesar de ser sábado tenemos el mismo horario) y me respondió que no me preocupara por el trabajo y que lo principal era que yo estuviera bien, se lo agradecí y una idea cruzó mi mente.

Después de colocar la rosa en un jarrón y mirarla unos instantes, preparé la cena y cuando llegó Pablo apenas me saludó y se puso a ver la televisión; quería saber cómo habían ido las cosas en las Olimpiadas de Sochi.

Esa noche Pablo no parecía interesado en hacer el amor ni yo lo propicié como en otras ocasiones, tardé en dormirme y esta mañana me he levantado justo cuando ha salidos por la puerta para escribir esto y enviarlo antes de salir para el trabajo, como cada mañana a la misma hora.

Despertaré a Samuel justo antes de salir como cada día y espero que suba mi admirador en su parada o esperaré un par de autobuses en la que solemos bajar.           Pienso que todos los días pueden ser San Valentín; si nos encontramos me gustaría preguntarle al menos su nombre y que conociera el mío, además he de ir de todas formas al hotel al menos para liquidar la cuenta.

Me gustaría, que comentaran tanto aquí en la página como a mi correo pobrecain@gmail.com sus opiniones respecto al relato, todos los comentarios son importantes y me ayudan a tratar de mejorar.

 © PobreCain


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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:26) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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