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Ángel y Julio Cesar… Una Noche de Sexo…

Relato enviado por : AlexisRemington07 el 12/05/2011. Lecturas: 7466

etiquetas relato Ángel y Julio Cesar… Una Noche de Sexo…   Gay .
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Resumen
El diablo de vez en cuando mete su cola... Y siempre hay un tonto por ahí que cae...


Relato
Ángel y Julio Cesar… Una Noche de Sexo…




Ángel:


Vemos lo que el ve:

La noche había sido muy larga, en esa cantina del centro de la ciudad; y desde un tiempo para acá ese era el lugar de reunión y la Chayito que así le llamaban el gay que a tendía la cantina, el que la había vuelto muy popular entre la gente de ambiente…

Tenía rato que estaba en la cantina tomándome una bebida en un vaso alto -un jaiball- era un Bacardí Blanco con soda y agua mineral; hacia rato que miraba a través del espejo el reflejo de ese hombre vestido a la usanza del lugar; tejanos muy entallados que le dibujaban unas piernas grandes y fuertes -sentado en la silla con sus piernotas muy abiertas; podía atisbar por el rabillo del ojo un gran paquete que se adivinaba ya levantado; su mirada era sonriente y picarona- camisola vaquera a cuadros muy abierta casi hasta el ombligo que dejaba admirar un abultado pecho y un abdomen plano, los hombros eran anchos, las manos eran grandes, moreno claro, con el cabello lacio el corte estilo clásico y muy cortito; el rostro era algo redondo, la nariz algo gruesa al igual que los labios, eso si muy rosados y sensuales; en si de facciones armoniosas no angulosas y masculinas -pero eso si tenía unos bellos ojos verdes que lo hacían ver extra atractivo- alto y esbelto -sonrisa encantadora mirada de borrego a medio morir- hacia rato que me miraba, me sonreía con esa su mirada- podía palpar su olor, su calor, si, su olor a sexo a licor y cigarrillo todo mezclado… Su aliento me llegaba, si, hasta las membranas mismas, hacia que algo me recorriera por la espina dorsal, primero me iba al cerebro después me iba hasta la reja de mi culo y me estallaba allí…

Me enloquecía y hacia que me sintiera sexy, sensual…

Me brillaban los ojos…

La sonrisa era como la de una golfa; obscena, vulgar…

Se pone de pie.

Camina hasta la cantina, se pega mucho a mi… Su olor a sexo se me cuela hasta las membranas mismas, me enloquecía de deseo -me sonríe- me ruborizo al sentir su calor, su olor a hombre, a macho, a pura cachondez -su mirada se me cuela hasta la misma alma- odio que un macho sea tan lanzado, no me gusta, sonrío malévolo; es perfecto para el juego, es una presa perfecta en la telaraña de una araña -yo soy la araña…

Me ve: Pero no dice nada…

Se dirige al cantinero…

Me sonrío cuando Chayito se le resbala; le toca la mano, se la acaricia…
Chayito me ve: Me sonríe…
Yo también sonrío. No digo nada…

De la boca de Chayito sale una palabra: ¿Ángel?

Ángel me ve sonríe: Me estremezco…

Dice:

¿Dale lo que pida que yo lo pago?
Chayito se carcajea; me mira, dice:
¿Ya pescaste golf…?
Le sonrío y levanto el ceño a una altura que solo yo puedo: Lo miro con desden…
¿Pues ya vez, se hace lo que se puede, querido?

Después de eso Ángel se vuelve mas desinhibido; pone todos sus dotes de gran seductor en el asador -yo sonrío y me dejo conquistar, de vez en cuando no esta de mas dejarse querer; o en todo caso dejarse seducir para que le metan la verga, y el tipo no estaba para nada mal, pero era demasiado ingenuo y rayaba en la imbecilidad…

Eran ya cerca de la 12:00am ya estaban por cerrar el lugar; el cantinero apura a los últimos parroquianos para que terminen sus bebidas; Ángel me miro con esa su mirada de sus ojos verdes, me hizo un gesto; yo dije que si; apuramos nuestros tragos y nos dispusimos a partir; no sin antes él ir al baño; picaron Chayito se me acerco: Me miro, me sonrío; yo sonreí picaron -sin palabras me dijo- ¿si, también; cojeé bien, te besa, pero así? -hace una seña con su dedo menique- digo; ¿no? -dice; ¿si? -ya que…

Estamos en mi casa…

Estamos en mi cuarto…

Estamos en mi cama…

Parecemos dormir, pero la realidad es que estamos expectantes: Desde afuera se cuela la luz de la luna, así que si bien no podía verlo con nitidez, si podía sentir su calor y palpar su olor; su olor a licor y a tabaco, podía sentir su cuerpo y su calor tan tibio; haciéndome estremecer, haciendo que algo muy tibio me subiera desde la punta de los pies hasta la cabeza; de pronto sentí todo el peso de su cuerpo y sus brazos me atraparon; sentí sus labios en los míos, su lengua se coló hasta dentro de mi boca creándome una sensación extraña -ya que todavía no sabía besar y me sentía algo extraño- sus poderosos brazos me rodearon y me atrajeron hacia él; sentí algo duro y caliente muy junto a la raja de mi culo -gemí muy quedo- sus manos me recorrieron de arriba abajo y en un santiamén ya estaba sin el boxer y en pelotas; una de sus manos me tenían atrapado del cuello, su boca no dejaba de besarme el cuello y sus labios buscaban ansiosos los míos; su otra mano me tenía cogido de la verga y su peso me tenía imposibilitado para escaparme -y la realidad era que no quería hacerlo… Escaparme…

Mi verga estaba dura como un hueso, la empujaba y jalaba hacia abajo creándome una dolorosa sensación de placer; su dedo gordo en la base, el resto de sus dedos jugaban con mis huevas y su dedo del medio se me escurría hasta mi ojeteé que para esos momento ya estaba bien lubricado por los jugos de su vergajo que desde hacia rato no dejaba de pasarla por mi raja y a cada momento metía un tanto cada vez; yo me quería mover, quería escapar de allí, pero no podía, era mucho más grande y corpulento que yo, mi cuerpecito solo daba para ser usado y como me tenía menos que imposible escapar; su mano no dejaba de trabajarme la verga y a cada momento las sensaciones crecían más y más; el placer que en esos momentos sentía hacían que a cada instante le aventara mis nalgas hasta su entrepierna que ya estaba lista para franquearme el culito; sus labios no dejaban de pasearse por mi cuello y mis hombros, su brazo y su mano me tenía bien cogido…

Siseo:

¿Ángel, espera que es mi primera vez?
Noté que se reía.
Dice:
¿No te creo?
Me cohíbo:
¿Pues si, así es, he mamado, pero nada más?
Siento que se ríe de mi ingenuidad.
Dice:
¿Cuántos años tienes?
Miento:
¿Bueno, diecisiete, casi dieciocho, por que?
Me ve como no creyendo:
¿Y como es que estabas en la cantina, bebiendo y fumando?
Vuelvo a mentir:
¿Bebo desde los catorce, nunca he tenido problemas con eso, fumo de vez en cuando, por que?
Me sisea al oído.
Me estremezco.
Dice:
¿Entonces si haces todo eso podrás aguantarla como los meros machos, te va a doler al entrar al principio, pero después querrás más y más, y serás tú el que se la meta solo?
Sonrío para mis adentros:
¡Si tú lo dices!
¿Ya veras que si, solo relájate, relaja el culito?

El primer empujón que sentí fue el de la cabecita en la entrada de mi culo; el primer dolor fue en un principio insoportable, fue como si me partieran; pero su mano no dejaba de jugar con mi polla y esas sensaciones son siempre muy placenteras; además sus labios tragaban mi boca y su aliento a licor me embriagaba, todo eso era nuevo para mi y como había dicho Chayito; era buen amante, no tenía una buena verga pero su experiencia en el sexo estaba mas que justificada -era obvio que no era su primer culo y a sus veintiséis o sabe cuantos más lo era- su verga entraba y salía de mi culo como Pedro por su casa y como había dicho -el primer dolor siempre pasa- pero eso no fue así, su verga era demasiado pequeña y demasiado dura para disfrutarla -quizá no me gustaba lo suficiente como para relajarme o quizá era demasiado agresivo como para hacerme vibrar, tal vez estaba muy estrecho, no sabía que era pero deseaba que terminara ya; sus besos eran apasionados pero yo solo me dejaba hacer, en esos momentos cerré mis ojos y me deje ir; para cuando todo el sacrifico termino mi vientre y todo mi sexo estaban mojados; Ángel me besaba y me acariciaba el cabello…

Dice:
¿Eres muy lindo?
¿Si?
¿No me crees?
¿Si?
¿Nunca había tenido a nadie como tú?
¿Duérmete ya Ángel?

Me tomo de la barbilla y me acerco a sus labios, me miro, me sonrío, me beso muy fuerte, tan fuerte como su anterior cogida -el culo me ardía y mis jugos se habían secado y sentía mi ojeteé algo aguado; obvio que había terminado dentro de mi y como era algo viscoso terminaría por salírseme- me sentía cansado y ya era Lunes y me atacaba la desesperación de pensar que iba hacer en la mañana; por que trabajaba en una farmacia y eso era a las 9:00am, no se si él se levantaría a esas horas -me dormí con su cuerpo muy pegado al mío, su sexo estaba muy pegado y su olor se me escurría hasta no se sabe donde, su calor era tan reconfortante, toda esa sensación era mucho mas reconfortante que todo el sexo que me había dado -no soy de dormir con nadie y esa razón es la que me hace no dormir enteramente así que mis ojos se abrían a cada rato con los movimiento de su cuerpo- ya era algo muy tarde cuando sentí un piquetito, pero solo fue eso un piquetito; y me vuelvo a dormir esta vez hasta perderme…

No veo ni oigo nada solo su respiración, siento su calor; se que hay alguien a mi lado…

Siento un miedo que me invade todo el cuerpo, no me muevo, incluso contengo la respiración…

Que diablos pasaba por mi cabeza, el cansancio y la resaca me hicieron por un momento perder la conciencia, si, Ángel dormía a mi lado que diablos -sonrío- y me vuelvo a dormir…





Julio Cesar:



El diablo de vez en cuando mete su cola:


Después de esa ultima vez en que lo había visto sentado en esa mesa con Chayito en esa fiesta conmemorativa; en eso que llamaban Terrazas donde la gente bailaba música de banda o que se yo: Sentado allí vestido a la usanza del lugar -mi mente vuelve a ese lugar, como era, si; era una Terraza en madera y laminas, las mesas eran de plástico con el logo de una cerveza famosa; alrededor una pista de baile en madera, la música era en vivo, los músicos estaban en frente…

Él como era; si era muy blanco, con una blancura que le cuajaba en el rostro, el cabello muy negro como el azabache, los ojos muy azules como el cielo, la nariz muy afilada, los labios eran grandes y sensuales, con un leve surco en el labio inferior, la barbilla era pequeña y ese su bigotito muy negro que le enmarcaba su esa su sonrisa de gran chulo, obscena, vulgar, su siempre mirada picara, se sabía atractivo y le sacaba mucho partido, era un autentico vividor y no había quien se le negara; como todos los tapatíos era un consumado vividor: Vestido a la usanza del lugar; camisa a cuadros generalmente vaqueras, pantalones Wranglers en tela poliéster que le entallaban como una vaina, correa en Pita, botas en piel exótica, sombrero tejano 100X, con su sonrisa de gran chulo…

Con sus piernas muy abiertas, con su gran paquete como en una bandeja a la vista, obsceno, si, era un autentico "hijo he puta" ahí como un rey, con su cerveza en la mano, en su otra un Marlboro Rojo, mirándome con esa su sonrisa que causaba escalofríos, que lo hacia uno en pensar en cosas pecaminosas, en sexo; el muy descarado manoseándose, sacudiéndose -yo a punto de mojarme sin siquiera tocarme, sin siquiera sacudirme- si, la música estaba allí en otra dimensión; yo con él, tirado en la cama mirándome con esa su mirada demoníaca; lujurioso, con su pollota en la mano; yo como un idiota relamiéndome, con la mirada fuera de la orbita, mirándolo como se sacudía ese vergajo; su sonrisa escalofriante me tenía en las nubes y me dejaba hacer- si, yo era en esos momentos un putito caliente, facilón, el muy guarro me decía que era un chupa vergas y a mi me gustaba que me lo dijera, que era un puto…

Me desperté con esa su tremenda trompada en la quijada, la que me trono del fuerte derechazo que me dio el muy guarro -pero ni lo sentí por que estaba tan alcoholizado, y tampoco me importo, en el fondo me había gustado que un macho me pusiera en mi lugar; si él era muy guapo y muy "hijo he puta" tal vez si, pero eso si, yo tenía algo con lo que él no contaba, y esa era mi inteligencia que siempre terminaba por ganar y mientras que no obtuviera lo que yo quería, siempre lo dejaría ganar, de todos modos eso a él le fascinaba; sonreí para mis adentros, indudablemente era como todos los de su clase; los hombres son siempre demasiado predecibles…


El diablo siempre mete su cola mientras menos te lo esperas:

Era más de la media noche cuando el timbre de mi casa sonaba y sonaba -que putas exigencias las de ese "hijo de puta" quien diablos seria a estas horas de la madrugada -baje las escaleras, cruce el recibidor, baje las escaleras que daban a la calle, abrí la puerta de madera y si allí estaba tras la puerta de fierro; con su cabeza baja, con su sombrero tejano 100X; la misma camisa, el mismo pantalón, la misma correa, las mismas botas en piel de víbora, su mismo olor, su misma sonrisa de "hijo he puta"…

Levanto su cara, me miro…

Dice:

¿Me vas a dejar aquí… Que se me están congelando las pelotas?
Se manosea, se palpa con descaro…
Yo tiemblo de emoción…
Le digo:
¿Acaso te estas meando?
¿No buey, que la traigo al palo y las bolas me duelen de tan cargadas?
¿Ya pues, como llegaste hasta aquí?
Se sigue manoseando:
¿Un pajarito me lo dijo?
¿Pues que pinche pajarito tan chismoso?
Se pone meloso:
¿Me vas a dejar entrar o no?
Me saca la lengua: Me mira. Me sonríe.
¿Apoco no te gustaría tocarla… Mira todo esto puede ser todo tuyo?
Me guiño el ojo. Y su mirada fue desde la mía hasta su paquete que ya se marcaba monstruosa.

Me relamo. Me estremezco. Mi cuerpo tiembla de emoción.

No pienso, solo actúo, mi mano se mueve hacia la cerradura -el calor del culo me corre por todo el cuerpo, mi mente divaga; ya no soy yo- el clic de la puerta se escucha… El ya estaba en mi sala mirándome burlón; yo en el sofá de enfrente mirándolo, comiéndomelo; con sus piernas muy abiertas con su vergajo echado hacia arriba cuan largo y duro que era que le sobresalía hasta la cintura -me mira y luego se lo mira; yo casi desnudo solo con ese pantaloncito corto, con mis cachetes a la vista, mis huevos hinchados, mi polla a punto de estallar ya muy mojado, relamiéndome con el espectáculo de verlo ahí ya con su camisa abierta, pellizcándose los pezones, su correa destrabada, con su pantalón abierto, con los vellitos de su sexo muy negros que le iban desde el pecho al ombligo y hasta donde no se sabe donde pero que era donde mas se gozaba…

Me miro con esa su mirada como el cielo, de una forma que me llevo al mismo infierno; se relame, se palpa, se sacude con descaro; yo estoy en el quinto infierno y ni siquiera pestañeo, solo lo miro como se juega su vergota, como me la muestra, como me invita a tocarla; se me hace agua la boca y el culo -si que sabía como llegarle a uno, como tendía esa telaraña de sexo y deseo sobre uno, y era como una viuda negra; venenosa y rapaz…

Se pone de pie.
Se me pone en frente.
Se toma la polla.
Se la sacude.
Me la pasa por la cara, por la nariz, por la boca, en los labios:

Me toma con una de sus manos por la cabeza, su otra mano en mi barbilla: Me la empuja… Me la mete en la boca… Me cojeé la boca; su cadera para adelante y para atrás una y otra vez, sus manos en mi cabeza, su verga que me entra cuan grandota y dura que era, tan hermosa, tan gorda, tan larga; con su olor tan embriagante, que me corre hasta las membranas mismas, que me excita, que me tiene en el quinto infierno, mi polla que me estalla, que me chorrea de tanta cachondez; me toma de los hombros, me empuja al sofá me pone boca abajo, me toma por las caderas, las levanta, me escurre sus dedos por mi rajita, yo siento como me los mete, como hace presión, como me palpa, como me taladra con sus dedos, como me cojeé con sus dedos -yo gimo y me dejo hacer- se sonríe al verme muy mojado, muy abierto -mi culo rosado pide algo mas grande, algo mas suculento; quiere verga, ya no soy yo, el es el dueño, ahora el es el dueño de mi ser, es mi culo quien tiene vida propia…

Es el guarro de Julio Cesar quien se apresura a darme lo que tanto anhelo; me rompe el pantaloncito corto, se sube en el sofá, me jala de las caderas, me toma por los hombros, hace que me acomode y luego hace que yo mismo me ensarte, que yo mismo me coja, que yo mismo me la ponga -si así lo hago, yo mismo me la pongo, me la introduzco -ah, lanzo un gritico- la cabecita me entra; si yo solo me la voy metiendo de tanto en tanto, hasta que ya no hay más que meter- es ahí que comienza lo mero bueno, es allí donde mi culo comienza a gozar a sentir las más extrañas sensaciones; esas sensaciones que hacen que adoremos las vergas de los machos, que adoremos a los hombres -hacerlo a uno buscarlos, llorarles, perseguirlos; ame al primo Juancho por haberme abierto los ojos, por haberme puesto su vergota en las manos y decirme muy quedito que, que harías con todo esto, y yo me relamía con su verga, y lo adore por siempre, y los adore a todos, si, a todos los guarros que había tenido y los que habrían de venir, si Señor por que esa sensación es solo nuestra, de nuestro sexo; esa sensación de tener el ojeteé bien lleno, con un macho taladrándote el culo y la próstata a punto de estallarte, esa sensación es solo nuestra, y que mienta el que no goce de un buen macho, de una buena verga…

Su vaivén es como algo electrizante, que me recorre, que me sube desde el sexo, que me pasa por el ojeteé, que me va por la espina dorsal, que me estalla en el cerebro; siento una sensación extraña que me corre por el bajo vientre, algo que me lleva a una muerte chiquita, siento un tirón, luego un espasmo, y mi cuerpo se tensa; y como el guarro me la mete hasta los huevos, como me taladra, como me cabalga como si fuera una yegua; y como me corro sin siquiera haberme tocado, como todo mi cuerpo se tensa y como bufo de placer con su verga hasta los huevos… Me desplomo en el sofá y él no para, sigue dándome por el culo, como me goza, como se corre dentro de mi, hasta que ya no hay más que tirar; pero todavía se queda allí taladrándome, martillándome, jalándome del cabello, todavía con su verga bien dura en mi culo -era como un gallito picoteándome la cresta- si, pero incapaz de hacer una caricias, incapaz de dar amor, era un hijo de puta cualquiera -y eso era lo que nos gustaba a todos- se había echo a la idea de meterse con todo lo que se cruzara en el camino… ¿Y a mi ya no me importaba nada, había conseguido lo que había querido desde un principio… Si así era, también era como él, o peor que él, como quieran verlo, así era?

La luz de la luna se colaba por las cortinas y podía admirar su cuerpo a contra luz; tirado allí en mi cama desnudo; sus piernas muy velludas, sus fuertes muslos, su culo redondo y levantado, su cintura muy pequeña, su espalda ancha, sus hombros como marros; su penetrante olor a macho, a sexo, a licor y cigarrillos todo mezclado; mi mano de puntitas le recorre las piernas hasta sus nalgas, allí la pongo -arrimo mucho mi nariz y aspiro su olor a hombre, su esencia varonil- muy lentamente le sobo esos cachetes redondos y mis dedos se escurren por su raja hasta su ojeteé; de pronto algo muy fuerte me coge de la muñeca y me hala, se suaviza, me la lleva hasta el otro lado, la pone en su sexo que esta duro como un hueso, levantado, se gira, me mira con esa su mirada, me toma de la cabeza, me hala, me lleva hasta su sexo; yo abro mucho mi boca, me le engullo un buen pedazo, me la quedo allí, lamiendo y succionando -escucho como gime y mueve sus caderas, y como con sus manos me la empuja, me la trago toda; así se la como por unos cuantos minutos hasta que lo escucho como bufa como se tensa, como se estremece y como me la empuja hasta las amígdalas, es allí que siento algo muy caliente que me corre por toda la boca, que se me escurre por los labios, que se me desparrama, que se me cae hasta su sexo; le lamo la cabecita, el tronco, la base, las bolas lampiñas, los vellos; me trago todos sus jugos hasta la ultima gota, me tiro extenuado en la cama, disfrutando, palpando su esencia, sus jugos de hombre; su olor se esparce por toda la estancia, penetrante, intenso como jamás allá sentido; él allí tendido, abierto de piernas con su sexo escurrido echado para un lado, aun así era grande descansando en la mata de sus vellos muy negros, con sus ojos cerrados… Y el cansancio me invade, me cae como una niebla muy pesada, cierro mis ojos y me dejo caer en brazos de Morfeo…

La luz del día se cuela por la ventana; era ya de día cuando abrí los ojos y lo primero que hice fue voltear hasta donde estaba Julio Cesar; me entro una rara zozobra al no sentir su calor y su olor; abrí más los ojos y me incorpore un poco; lo que vi me estremeció, allí estaba el guarro sentado en el sofá con una toalla de baño en la cintura con sus piernas muy abiertas, mirándome con esa su sonrisa muy azul, pero con ese brillo malévolo que causaba escalofríos y no se sabía que pensar; era difícil decernir que pasaba por esa cabeza, lo más seguro era que nada bueno, por que en el poco tiempo que lo conocía me había dado perfecta cuenta de que era un ser siniestro y que de él se podría esperar de todo y de lo peor…

Me miraba y se sobaba a la vez, todo junto.
Con esos ojazos color del cielo.

Después como poseído por un gran actor.
Me miro con un gesto que se me hizo muy teatral.

Dijo:

¿Sabes, yo he sufrido mucho, tú no te imaginas cuanto… Mi madre?
Lo miro mucho como no creyendo; siento que esta demasiado sobre actuado:

Me tomo de la mano y lo dejo que me enrede, dejo que teja su hermosa telaraña de amor -me huele a trampa, a engaño; se me hace tan patético ver a un macho llorar así tan fácil, tan mezquino, tan poca cosa, sus lagrimas me saben a risión… Eran demasiadas mentiras tan solo para conseguir algo, era algo imperdonable…

Finjo compasión: Y me dejo enredar por esas sus mentiras, que parecían sacadas de una obra dramática de teatro: El muy guarro era capaz de matar a toda su familia; si, había dicho que su madre había muerto de cáncer y que desde los catorce años él se había encargado de su hermanito y quien sabe que tantas mentiras más; había sido mejor que me pidiera dinero, a lo mejor se lo hubiera dado pero así jamás, todo lo bonito que en un principio sentía se esfumo y así como vino, así se fue por el caño del inodoro… Nunca he sido muy dado a impresionarme…







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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 19:51) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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