Categorias

Relatos Eróticos

Ultimas fotos

Photo
Enviada por narrador

Photo
Enviada por ELCASUAL

Photo
Enviada por rodolfosalinas


 

AVENTURA EN SANTA MARTA

Relato enviado por : gustavo8000 el 03/03/2012. Lecturas: 6060

etiquetas relato AVENTURA EN SANTA MARTA   Fantasías .
Descargar en pdf Descarga el relato en pdf
Resumen
De cómo una importante ejecutiva colombiana decide tomarse unas vacaciones de relax en Santa Marta (Colombia), y tiene una aventura con el encargado de los apartamentos. Disfruten a continuación de su noche más pasional.


Relato
Lucía era una joven ejecutiva colombiana en una importante empresa multinacional. Durante años había trabajado con gran esfuerzo , hasta llegar al actual puesto de dirección.
Una vez aquí, el trabajo se tornó diferente: el trabajo disminuyó - ahora ya no hacía tanto informe-, pero tomaba más decisiones, lo cual aumentó en un grado importante su nivel de estrés. Últimamente estaba muy estresada, necesitaba unas vacaciones.
Salió de la oficina a mediodía para tomar un bocado antes de volver a meterse de pleno en varios peliagudos informes que tenía sobre la mesa. De camino a su restaurante habitual, Lucía no pudo más que regañarse a sí misma. No conseguía desconectar del trabajo ni en las horas de comida. Se paró en el semáforo, y entonces lo vio.
Apenas un pequeño papel blanco en la pared, con una foto de una playa que parecía paradisíaca, centró su atención: vacaciones en Hawaii, rezaba el anuncio. Lucía no podía irse a Hawaii, pero por lo menos le sirvió para comer pensando en otras cosas que no fuesen trabajo y consiguió olvidarse del estrés que llevaba por un rato.
***
Las ocho de la tarde. Hora de cortar y volver a casa. Estaba agotada y no tenía ganas de nada. Cuando iba a apagar el ordenador se acordó del anuncio de la calle y se le ocurrió entrar en internet. Hizo una búsqueda por playas paradísiacas, y después de varias páginas viendo playas en lugares remotos, le apareció una preciosa vista de una playa en Santa Marta, Colombia. La imagen se quedó fijada en su retina, y pinchó el enlace. Hablaba de tranquilas casas de alquiler frente a una playa desierta. La foto era preciosa, y el lugar parecía pertenecer al reino de la tranquilidad. Lucía se fue a casa soñando con pasar unas vacaciones allí.
***
Finalmente, terminó el informe: el mayor negocio que la empresa había llevado en muchos años en Colombia lo había cerrado ella, tras unos meses de gran esfuerzo. Se dejó caer en el sillón de su despacho y se dio cuenta de lo agotada que estaba. Su vida últimamente se centraba solo en el trabajo. ¿Qué había sido del resto: de la diversión, los amigos, la búsqueda de una pareja…? ¿¡el sexo!? Dios, hacía un montón que no tenía una aventura, pensó con amargura. Repantigada en el sillón, frente a su ordenador, se quedó por un instante con la mente en blanco. Al momento, le vinieron nuevos asunto s de trabajo. Normal, pensó, era su única actividad últimamente.
Necesito unas vacaciones, pensó Lucía. Y de repente se acordó del anuncio de Santa Marta. Volvió a abrir google, lo encontró y miró con detenimiento la oferta de playas solitarias y tranquilidad absoluta de aquel sitio. Levantó el teléfono y avisó a su secretaria. Al momento, Gladys apareció por una puerta.
-¿Necesita algo, señorita Lucía?
- Gladys. Resérvame una casa en esta playa, le dijo indicándole la dirección web que había visto- para la semana que viene, y retrasa todos mis compromisos para esos días. Me voy de vacaciones.
Ante la mirada estupefacta de su secretaria, que no le había visto descansar jamás, cogió su bolso, y salió de la oficina. ¡Alguna ventaja tendría ser la jefa!
***
Una semana después, Lucía bajaba de un vuelo que le había llevado hasta Santa Marta. En el aeropuerto, un hombre de unos 30 años la esperaba para llevarle a su apartamento. Tendría unos treinta y pocos años, se le veía fuerte y tostado por la vida playera, y se presentó como el encargado de los apartamentos.
Tras un breve trayecto, el casero le dejó delante de una preciosa casa de madera blanca, de tejado apuntado y una sola planta, con un romántico porche que daba a la cálida y tranquila playa que aparecía en el anuncio de internet.
- Las casas de este complejo están separadas a bastante distancia de modo que la intimidad de cada vecino está asegurada – le dijo el casero, como leyéndole el pensamiento. Lucía supuso que era habitual que la gente viniese allí con la misma intención que ella: perderse del mundanal ruido, descansar y recargar las pilas…
El casero cogió las pesadas maletas de Lucía sin gran esfuerzo y se adentró al interior de la casa, para dejarlas sobre la cama de la habitación principal. A continuación, le mostró brevemente la casa: dos habitaciones, una de ellas, la principal, con una preciosa cama con dosel y mosquitera, comunicada con un baño bien grande con una gran tina; cocina y salón bien iluminado y unas magníficas vistas a la playa. Ambos se quedaron mirando en silencio la playa durante unos instantes, extasiados. Lucía tuvo sensación de conexión con aquel hombre, como si hubiesen compartido un pequeño momento de intimidad disfrutando de aquella relajante vista. Tras unos segundos, el hombre sonrió e hizo ademán de irse.
Lucía se paró a observar a su casero: era alto y se le notaba en buen estado de forma, a decir por cómo se le marcaban los brazos debajo de aquella camisa de lino. Bronceado por el sol, mostraba una sonrisa perenne en su rostro. Aventuró que no tendría más de treinta y pocos, aunque por su cuerpo desarrollado y atlético, podría pasar por uno de veintipocos. El hombre se desipidió de Lucía y comenzó a desembalar sus cosas.
***
El primer día fue maravilloso. Lucía lo disfrutó a tope simplemente no haciendo nada. Solamente vida contemplativa: se levantó tarde, dio un breve paseo por la playa, leyó un libro y finalmente, se sentó en la hamaca del porche para ver la puesta de sol. Después, se adentró en su preciosa habitación y preparó un reconfortante baño caliente en la tina, para irse a dormir a pierna suelta toda la noche.
Sin embargo, al día siguiente, Lucía empezó a aburrirse. Allí había poco para hacer, y ella era una mujer casi hiperactiva acostumbrada a un intenso ritmo de actividad. Así, después de una hora sentada en la hamaca contemplando el mar, Lucía decidió salir a correr un rato por la playa y ver así los alrededores.
En el camino, Lucía se cruzó con su casero, que también había salido a correr. Al verla, el hombre cambió su dirección y se acercó a su lado, ajustándose al paso de Lucía. Estuvieron corriendo y conversando durante un rato.
- ¿qué tal su primer día en Santa Marta? ¿está usted a gusto en su casa?, ¿lo está pasando bien?
- ¡Sí, claro! La casa es estupenda, esto es el paraíso… sin embargo, empiezo a aburrirme porque no tengo nada que hacer… en la ciudad hay tanto por hacer y sentir tanta paz y tranquilidad me agobia un poco.
- Claro. Pero no debe quedarse en casa toda la semana. Aproveche para salir y ver la zona. ¿Qué le parece si hacemos una excursión por el pueblo y así puede ver la cultura y los souvenirs de esta zona colombiana?
- Podría resultar interesante, sí…
- Y también podríamos hacer una pequeña incursión en jeep por los alrededores…
Lucía aceptó y quedó con él para más tarde. Volvió a su casa al trote y miró unas cosas urgentes de la empresa al ver un par de llamadas de su secretaria. Todo aquello le llevó un buen rato y cuando terminó con todo llenó la tina de agua bien caliente y se metió a darse un reconfortante baño.
No se dio cuenta de lo rápido que había pasado la hora. Ni de que él había entrado en la casa. Le llamó por su nombre por la casa, pero ella estaba totalmente despistada disfrutando del calor del agua sobre su cuerpo. El casero, al no recibir respuesta, acostumbrado a entrar en los apartamentos, la buscó llamándola por toda la casa hasta que le encontró en el baño.
- Ah, lo siento, no sabía que… esto yo, llamé varias veces pero no contestó… - dijo visiblemente azorado. Se había encontrado con Lucía completamente desnuda en la tina y le había comido con los ojos. No en vano, Lucía era una mujer guapa y atractiva, con unos bonitos pechos, redondos y firmes, y un cuerpo sexy, y aquello no abundaba por la región, donde la gente que habitualmente venía a descansar era mayor. Azorados los dos, él se salió y Lucía se vistió.
Unos instantes después, salieron de ruta por el pueblo. Lucía tenía la impresión de que, después del encontronazo en la tina, el hombre le miraba de otra manera. Tenía la sensación de que el instinto animal había empezado a hacer que se fijasen más el uno en el otro. La excursión estuvo divertida, pero se acabó. Lucía se sintió triste, porque había encontrado en el casero una persona atractiva y con la que pasar el rato en aquel lugar, y no quería que se acabara la excursión y su presencia. Un poco sonrojada por el atrevimiento, le ofreció al hombre ir a cenar a su casa. El hombre aceptó y propuso llevar él la cena.
***
El hombre llegó a finales de la tarde y decidieron darse un baño en el mar antes de cenar. Lucía se fijó en él: llevaba un bañador de estos que llegan hasta la rodilla, como los surferos. Tenía un cuerpo delicioso, a su gusto: musculoso, sin ser una tableta de chocolate, pero con buenos pectorales y brazos fuertes. Tenía un poco de pelo en el pecho y estaba dorado al sol. No estaba segura, pero a Lucía le pareció que no debía estar mal dotado. Avergonzada con sus pensamientos, entró en casa a cambiarse.
La cena fue muy agradable. El hombre preparó una cena típica de la zona, deliciosa. La acompañaron con un vino muy sabroso y la velada transcurrió de manera fluida. Una vez terminada la cena, salieron al porche. Aquella maravillosa cena se convertiría en un día perfecto si aquel hombre le llevaba a la cama y le hacía el amor salvajemente, pensó Lucía. Pero claro, había que comportarse y se quedaron mirando el reflejo de la luna sobre el mar y charlando amistosamente. Sin embargo, cuando Lucía ya creía que la noche acabaría sin más sobresaltos, él se acercó y, sin decir palabra, sólo mirándole a los ojos-, la atrajo hacia sí y le dio un suave beso, como probando, a ver si no se estaba sobrepasando.
Lucía se quedó parada. Se sintió como suspendida en sus brazos, como si se hubiese vuelto de gelatina, sin fuerza en el cuerpo para sostenerse por sí misma, y se abandonó al beso y a su poderoso abrazo. Notó como en su cuerpo la temperatura empezaba a ascender, como un volcán, notaba que la lava empezaba a fluir en su interior y pugnaba por salir…
Bastó una mirada para que él comprendiera que el deseo era mutuo. Él la levantó en vilo sin gran esfuerzo y, entre besos, la llevó sin más preámbulos a la cama con dosel, donde la echó y empezó a desnudarla con suavidad de movimientos. Lucía disfrutó mirando cómo la desnudaba mientras él se quedaba maravillado a medida que descubría su cuerpo. Lucía, por aquel entonces, ya se encontraba tremendamente caliente y húmeda, y solo deseaba que él se echase como un animal sobre ella y le hiciese el amor. Sin embargo el casero se descubrió como una persona muy delicada: se dejó caer sobre ella sin descargar todo su peso, suspendido sobre sus brazos, mientras empezaba a besarle por el cuello y la boca, por los lóbulos de las orejas. Luego fue bajando poco a poco. Lucía notaba sus besos como suaves caricias que le transmitían fuertes sacudidas eléctricas, un suave placer que seguía encendiendo el fuego de su cuerpo. Ella notaba el bulto de su entrepierna: él estaba caliente, sin embargo se contenía para darle placer a ella. Debía ser un amante experimentado, pensó. Él siguió besando y recorriendo su cuerpo, bajando poco a poco por su cuello. Lucía deseaba que llegase ya a sus pechos, y se los comiera. El casero se apoyó levemente sobre Lucía para reposicionarse y poder besarle más hacia abajo. Al moverse, notó su verga ya dura que se rozaba con su pierna. Su boca encontró uno de sus pezones y empezó a jugar con él delicadamente. Lucía se movió instintivamente buscando el contacto con aquella cosa dura que ya pugnaba por salir del bañador. Él lo notó y correspondió al encuentro aumentando su presión, dejando que su verga se frotase con tus piernas. Aquello debió de gustarle, porque empezó a chupar con más intensidad sus pezones y Lucía se calentó todavía más.
Primero un pezón, luego el otro, luego los dos. Los chupaba, los mordía suavemente, los lamía en círculos. Amasó sus pechos y jugueteó con ellos durante un buen rato, haciendo las delicias de Lucía que se volvía loca cuando se los tocaban…
Estaba ya a mil. Necesitaba que se la metiese ya, así que le hizo indicaciones para que se bajase más abajo. El hombre se deslizó por su cuerpo hasta quedarse frente a su entrepierna. Le miró divertido y picarón y se lanzó de lleno con su boca y su lengua a lamerle bien profundo e intenso sus partes más íntimas. Lucía empezó a gemir en voz alta. Aquel hombre le estaba arrancando verdaderas descargas de electricidad por todo el cuerpo con cada lametón. Primero fueron los exteriores de sus labios vaginales, luego rodeó su clítoris hinchado y su monte de Venus, simplemente reconociendo el terreno, como preparándose para la invasión.
Entonces, empezó su ataque más directo. Lucía sintió más presión de su lengua sobre sus partes íntimas y como ésta se introducía por sus labios inferiores. Ahora le lamía con toda la lengua y luego subía para rodear y chupar su botoncito con maestría. Lucía gemía y gozaba como en tiempo y ya sin poder contenerse, se corrió en su cara en un tremendo orgasmo.
Hacía tanto tiempo de su última vez... Lucía se sintió un tanto abochornada por correrse así, pero el encuentro había sido tan sexy, tan inesperado, y se había excitado tanto, que se había corrido como una colegiala. El casero, al notar el correr de sus fluidos, disminuyó el ritmo de sus trabajos y finalmente se acostó a su lado para dejarle descansar un poco, sin dejar de darle besos suaves por sus pechos, duros y erectos, super excitados a cualquier contacto suyo.
Lucía estaba exhausta. Le miró: estaba sonriente por su buen trabajo, pero también se le veía deseoso. Era su turno, pensó Lucía. Así que se volvió sobre él, lo tumbó sobre la cama y se deslizó cama abajo hasta quedarse frente a su bañador. Su erección era manifiesta por debajo de la ropa. A pesar de haberse corrido hacía nada, Lucía no pudo dejar de sentirse tremendamente excitada y con ganas de seguir toda la noche. Desató su bañador y se lo quitó.
- ¡Mmmh!- Lucía se quedó sorprendida ante el enorme palo tieso que se apareció ante ella. Lo miró con cara golosa. Él tenía la cara congestionada, excitado y nervioso de verle delante de su verga. Sabía lo que venía ahora y dejó caer la cabeza sobre la almohada, dispuesto para disfrutar.
Lucía observó su herramienta con detenimiento, mientras empezaba a salivar. Aquella verga larga y dura era para ella y se la iba a comer enterita. Parecía que iba a explotar cuando empezó a lamerla. Notó su glande hinchado enorme en su boca, y lo empezó a ensalivar bien. Luego fue bajando por su tronco, ancho y nervudo, notando cada una de las venas que lo recorrían. Estaba tremendamente duro y excitado. Lucía jugueteó un rato con su lengua recorriendo toda su verga, mientras con su mano subía y bajaba por aquel tronco interminable. El casero empezó a gemir de gusto, y ella volvió a sentirse tremendamente caliente y con ganas de tener aquella cosa dentro de sí.
Lucía dejó aquella verga y se acercó hacia el chico y le besó con intensidad. A continuación, se puso encima de él y enfiló su verga hacia su coñito nuevamente húmedo. La introdujo poco a poco. Mirándose a los ojos de modo muy íntimo, fue notando como poco a poco aquel grueso glande entraba en su cuerpo, avanzadilla de todo lo que venía detrás. Fue introduciéndose muy poco a poco su pene entero hasta que notó como le inundaba todo su interior. Se quedó por unos segundos disfrutando aquella sensación de sentir su interior totalmente inundado por aquella masa de carne.
Lucía empezó a moverse, primero muy lento, pero acelerando el ritmo de manera gradual. Notó como sus sensaciones iban incrementando de intensidad, muy rápido. Tan rápido, para su sorpresa, que pronto le llegó su segundo orgasmo. Se quedó temblando sobre él, arañando su pecho del placer que estaba sintiendo , gimiendo y aguantándose los gritos que tenía ganas de dar. Cayó exhausta sobre su pecho, tras su segundo orgasmo.
Pero él ya estaba muy excitado y tenía ganas de más. Esta vez, no le dio tanta tregua como antes, la dejó de lado en la cama se levantó y se puso detrás de ella. Lucía comprendió lo que quería y se puso a cuatro patas. Antes de empezar, él le volvió a lamer de nuevo durante un par de minutos. Le lamía desde la entrada de su conchita hasta su orificio anal. Bastaron un par de minutos para volver a encender en ella todo el deseo, que le hizo entender que ya estaba dispuesta de nuevo. El hombre no le hizo esperar más, y esta vez se la hundió completa y de una vez en su coñito húmedo. Ya estaba muy excitado.
El casero empezó a bombearle con intensidad, pero Lucía quería hacerle disfrutar de lo lindo, y le hizo gestos de que parase. El se quedó quieto, y entonces fue ella la que empezó a moverse. Su cuerpo se incrustaba aquel palo con movimientos lentos, entrando y sacando toda su verga en cada movimiento. Lucía apretó sus caderas, haciendo que él tuviese la máxima intensidad y excitándolo rápidamente. Pronto empezó a jadear y tuvo que acelerar el ritmo. Se iba a correr en breve.
Lucía le pidió que se corriera fuera. Quería sentir cómo le bañaba su cuerpo con su leche. El hombre le dio la vuelta y, para sorpresa suya, se puso a horcajadas sobre su abdomen, dejando su verga palpitante casi delante de su cara y sus pechos. Lucía estaba muy excitada viéndole a él jadeante. Cogió una de sus manos y se la llevó a su clítoris. Mientras él le masturbaba, ella condujo su verga entre sus pechos y los apretó sobre ella. Él sonrió, excitado y, sin parar de tocarle el clítoris, empezó a menear su polla entre sus tetas.
A Lucía le encantaba aquello. Se excitaba mucho con cualquier contacto con sus pechos, y ver a aquel delicioso hombre deslizando su rica verga por sus pechos fue demasiado. Las manos del hombre terminaron por hacerle correrse por tercera vez intensamente.
El casero espero pacientemente a que terminase de temblar y retomó sus movimientos. Lucía, jadeante y exhausta se centró en su acompañante, lamiendo la punta de aquel sabroso glande cuando se acercaba a su rostro, y apretando bien sus senos para recibirle bien en sus embestidas. El casero resistió unos pocos envites más, y pronto su verga se contrajo y empezó a temblar convulsamente, emitiendo potentes chorros de leche.
Se corrió intensamente, entre estertores y guturales jadeos del hombre exhausto, bañando por completo su rostro y su cara. Al terminar, se quedaron los dos quietos y jadeantes por un instante. Lucía le hizo tumbarse a un lado y se apoyó en su cuerpo, impregnándole de sus propios fluidos. Se acercó y le chupó la verga, todavía dura, hasta dejársela totalmente limpia. Luego se acomodó a su lado. El hombre la abrazó y en poco tiempo se quedaron dormidos.
Se levantaron y se dieron un buen baño caliente. Finalmente, él tuvo que regresar a su casa. Sin embargo, pasaron el resto de su semana de vacaciones follando varias veces al día.
Cuando Lucía volvió a su oficina y le preguntaron por su viaje, se dio cuenta de que apenas había hecho nada en su estancia en Santa Marta, salvo follar y follar. No tenía postales ni fotos ni nada que contar sobre sus vacaciones. Así que a la pregunta “qué has visto”, ella respondió que no había salido de casa, lo cual era cierto. Lo que no contó fue que había estado follando sin parar con un chico que era un amante genial.
Lucía regresó contenta a su trabajo porque, en verdad, había conseguido su objetivo: relajarse y desconectar de su habitual y ajetreado trabajo. Desde entonces, siempre que puede, regresa a Santa Marta a darse una ración anti-estrés.
Espero que les haya gustado el relato. No dejen de votarme y dejarme comentarios, siempre es agradable saber si les gustó el relato. Y si alguna mujer está interesada en jugar por cam y hacer relatos personalizados, escríbanme al correo: gustavo8000 arroba terra punto es. Será un placer corrernos juntos.


Otros relatos eroticos Fantasias

Una semana antes de su cumple mi esposo me pregunto ¿Qué me vas a regalar? prometiste que me darias lo que yo quisiera, yo pense que me diria que tuvieramos sexo anal mas seguido,yo racionaba mucho ese tipo de sexo ya que mi esposo tiene una verga muy gruesa y cada que tenemos sexo anal lo disfruto mucho si pero me queda el culo muy adolorido, el se vuelve loco con mi culito dice que esta muuy apretadito, pero no fue eso lo que el pidió, lo que queria era un capricho mas lujurioso,de plano me dijo -Quiero que invites a mi comadre Lina a tener sexo con nosotros ,no me extraño que me pidiera hacer un trio ya que ese antojo ya lo había pedido de hace tiempo lo que si me saco de onda fue que me pidiera que invitaramos a Lina ,ella ha sido mi amiga desde que eramos niñas
Relato erótico enviado por Aly el 15 de December de 2010 a las 01:16:59 - Relato porno leído 185977 veces
el acompañar a mi esposo a hacer unas compras en una ferreteria me encontre a un joven atrevido quien me recargo su vergota en las nalgas y me agrado terminando cogiendo riquisimo tenia una vergota como de burro mmmm que rica
Relato erótico enviado por comando bigos el 16 de March de 2013 a las 00:00:03 - Relato porno leído 161058 veces
SOMOS UNA PAREJA QUE DESDE MI MARIDO SE ENTERO QUE LE METI LOS CUERNO, LO UNICO QUE QUERIA ERA VERME HACIENDOLO DELANTE DE EL, VESTIDA COMO UNA PUTA..........
Relato erótico enviado por Anonymous el 25 de March de 2011 a las 00:11:50 - Relato porno leído 156298 veces
mi fantasia cumplida siempre fue ver coger a mi esposa con otro en un dia de reventon y finalmente se me concedio y la verdad me prendio al maximo
Relato erótico enviado por manuel eduardo sanch el 15 de February de 2013 a las 00:00:02 - Relato porno leído 143281 veces

mi vecinita marisol culona

Categoria: Fantasias
DETRAS DE MI CASA VIVE UNA NINA MUY LINDA Y ES QUE LO QUE MAS ME ENCANTA ES SU CULO.
Relato erótico enviado por Anonymous el 04 de April de 2010 a las 16:35:57 - Relato porno leído 128198 veces
Si te ha gustado AVENTURA EN SANTA MARTA vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar AVENTURA EN SANTA MARTA. gustavo8000 te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:26) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


Registrate y se el primero en realizar un comentario sobre el relato AVENTURA EN SANTA MARTA.
Vota el relato el relato "AVENTURA EN SANTA MARTA" o agrégalo a tus favoritos
Votos del Relato

Puntuación Promedio: 5
votos: 1

No puedes votar porque no estás registrado