Cama para tres
Era un viaje de un continente a otro, el más importante de mi vida y mientas que el avión que surcaba el cielo me llevaba de regreso a mí verdadera casa, en mi país a mente comenzaron a llegar como vivas imágenes mis recuerdos cuando conocí a esa cariñosa mujer quien aunque no era mi verdadera madre, si la única que yo conocía.
Mi nombre es Pablo y a mamá Leticia la conocí cuando tenia 4 años; cierto día en que apenas y regresando mi Alberto padre su viaje de luna de miel con Alicia, una atractiva mujer de 25 años una rubia -quien tenía una hija de nombre Natalia de 5 años-; llego mi tío Cesar -Quien en vida fue hermano de mi madre-, acompañado de una pelirroja jovencita de 13 años –Quien en brazos cargaba una bebe de meses llamada Isabella-; diciéndome que era su prima Leticia y que desde ese día me harían compañía.
Convirtiéndose Isabella con el paso de los años; en una preciosa pelirroja jovencita -Con un rostro de niña bonita y en sus verdes ojos un aire de mucha inocencia e ingenuidad-, en mi inseparable amiga y compañera de travesuras, alegrías y tristezas. Todo lo hacíamos juntos, no había dolor o alegría que uno sintiera sin que el otro lo resintiera; lo compartíamos todo, hasta la misma habitación -aunque cada quien tenia la suya-, la misma cama donde desnudos como desde siempre estábamos acostumbrados a dormir, al calor de nuestros cuerpos y las hormonas en nuestros cuerpos conocimos nuestras primeras caricias y en nuestros días de ardiente lujuria penetrábamos a la recamara de mamá Leticia; después de ver el lúbrico espectáculo cuando se masturbaba, encontrando en sus dedos la satisfacción que su cuerpo le exigía; cuando ella se metía a bañar nos apoderábamos de sus cálidas y húmedas bragas, para embriagarnos del rico néctar de su aroma sexual. Nunca sentimos culpabilidad de lo que hacíamos, ni temor de que nos vieran bañarnos juntos debido a que desde siempre lo habíamos hecho; solamente ha mi padre -influenciado por Natalia con quien nunca supe llevarme bien-, no le agradaba que nos tuviéramos esa confianza.
Mientras mamá Leticia como yo aprendí a llamarle a sus 26 años ya se había convertido en una erótica y sensual mujer; forjada a fuego y pasión; su belleza era como el de una musa griega, melodía en movimiento, música hecha carne y gracia; sus ojos eran verdes como gemas; su rostro bello, angelical; de cada poro de su piel, emanaba el mas exquisito aroma, como el de la mas exótica flor; sus labios eran carnosos y sensuales; su vos cálida y agradable, que al hablar parecía acariciar. En mí musa inspiradora que el momento en que llegue a la pubertad, la dueña de ese sensual y apetecible cuerpo de diosa pecaminosa que millones de veces recorrí con la vista desde los tobillos hasta sus bien torneados muslos que ascendían generosos a sus sedosos y respingados glúteos y ha sus pelirrojos rizos de su nidito de amor, que cubrían bellamente sus aromáticos labios vaginales; deteniéndome sólo un poco en sus despampanantes caderas, que eran una verdadera invitación a pecar, para continuar ascendiendo a través de su estrecha cintura hasta llegar a sus enormes y firmes senos con sus grandísimas aréolas rosadas que coronaban bellamente sus grandísimos y abultados pezones rosados; los cuales cuando era niño -al perder a mi verdadera madre en el parto cuando nací-, me hicieron conocer el sabor de la leche materna; los cuales a cada movimiento de su pelirroja cabellera, parecían querer reventar sus finas y ajustadas blusas; lo que le daba un toque mas erótico y sensual.
No es que mamá Leticia no se diera cuenta todo lo que en nosotros provocaba; pero no se, yo creo que debido a que quizás porque aún en su mente estaban los recuerdos de cuando fue violada quedando embarazada de Isabella; rehuyendo siempre a los compromisos había encontrado en nosotros esa confiable, pero ardiente mirada de deseo, que como mujer necesitaba. Mientras que yo ha todo ese deseo que sentía por ella lo justificaba pensando en que todo era causado por haber crecido bajo sus faldas y mientras que no pasara de eso; todo estaba bien.
Hasta que como consecuencia de haberle pedido a mi tío Cesar que pusiera la casa a nombre de mamá Leticia en represalia mi padre tomaba la determinación de mudarnos al extranjero donde supuestamente mi madre deseaba que estudiara la Universidad, ganándome con esto hasta que Isabella me dejara de hablar y ese día que desde muy temprano a mi padre y su familia al aeropuerto, esa tarde mientras un tanto melancólico con lo de mi partida del día siguiente y sólo en lycras me encontraba recargado en el brazo del sofá de la sala comiéndome una pieza de pollo rostizado, de un congreso en la playa regresaban mamá Leticia e Isabella y visiblemente cansadas dirigiéndose de inmediato a descansar hasta que pasado poco más de una media hora volvía a aparecer mamá Leticia en zapatillas altas, una cortísima faldita que apenas y alcanzaba a cubrir su sedoso y respingado trasero y una playera corta; ante el cual se asomaban bellamente parte de sus grandísimos y abultados pezones rosados, acomodándose a mi lado acariciando con infinita ternura mi rostro.
¡Ya papi quita esa cara! Que me vas hacer chillar, son sólo 4 años ¡Dale una oportunidad a tu padre, sólo una! Hazlo por mí quieres- Me decía.
¡Tú sabes que sólo lo hizo para desquitarse! Pero te juro que esta me las va a pagar.
¡Ya papi, no quiero escucharte hablar así! Y hazme un poco de espacio que vengo bien cansada.
Al tiempo que de espaldas a mí se acomodaba cariñosa entre mis piernas, no tardando mucho tiempo ante lo cansada que estaba en quedarse mamá Leticia adormilada y ante la incomoda posición de su cuerpo; no nada mas podía apreciarle por completo sus grandísimos y abultados pezones rosados; si no también y debido a lo corto de su minifaldita; apreciarle perfectamente bajo sus sensuales y transparentes bragas, su rojo como el fuego monte de Venus que cubría bellamente sus abultados labios vaginales; los cuales por acabarse de dar un baño, marcándose, se transparentaban bellamente bajo la humedad de sus bragas; provocando que al quedar atrapado el bulto bajo mi lycra entre sus sedosos y respingados glúteos, así como al sentir penetrar por mis fosas nasales ese delicioso aroma que expedía por cada poro de su sensual cuerpo, que mi miembro comenzara a crecer poniéndose duro y erecto; ante lo cual y sin poder evitar la tentación por esa gran admiración que en mí siempre causaron; temblando de nerviosismo lleve una de mis manos hacia la tibia sedosidad de sus enormes y firmes senos, apenas y rozándolos con la palma de mi mano comencé a recorrerlo a su alrededor, con detenimiento, al ir ascendiendo con lentitud, hasta llegar al circulo de su grañidísima areola e ir ascendiendo con la yema del dedo, como un alpinista a una cumbre, a través de su abultado pezón rosado y del cual aparte de inmediato mi mano al sentir la penetrante pero cariñosa mirada de mamá Leticia quien pasando sus bien torneadas y apetecibles piernas alrededor de las mías me decía:
¡mmmmh! Pero que traviesas manitas.
¡Mamita yo sólo…!
¡Ssssh! ¡mmmmh! ¿Pero que estoy sintiendo? Pero si ya la tienes durísimo papito!
¡Mamita, y-yo, perdóname! Es que yo…
¡aaaah! Tranquilo papi que no pasa nada ¿Quieres que mamita se quite las bragas? Mira no te vaya a hacer daño si te quedas así.
¡Mamita yo…!
Balbuceando decía sintiendo como con suaves, delicados y precisos movimientos sus despampanantes caderas comenzaron a girar frotando su respingado trasero contra el duro bulto en mi lycra; al mismo tiempo que llevaba una de mis manos a su entrepierna y la otra despojándose de su playera hacia sus enormes y firmes senos, así como arqueando un poco su cuerpo sus carnosos labios susurrantes al llegar a mi oído me decían.
¡mmmh! ¡Acaricia a tu mamita papito; así va hacer más fácil!
Por mi parte por ese sentimiento de sentirme su hijo pero nervioso y excitado como ya me sentía mis manos como candentes brazas a recorrer en su ardiente cuerpo, una de ellas internándose bajo sus sensuales y húmedas bragas indicándome con su mano entrelazada con la mía el movimiento que tenia que hacer mientras la otra acariciaba sus enormes y firmes senos.
¡mmmh! ¡a-aaah! ¡ooouuh! ¡a-así papito! ¡a-aaah! ¡Continua así! ¡a-aaah!
¡Mamita-aaah!
Gimiendo le decía a mamá Leticia quien por primera vez con sus carnosos labios me besaba con ardiente, arrolladora pasión y su mano que había llevado la mía a sus enormes y firmes senos con todo y lycras jalaba mi rígido miembro acomodándolo entre sus piernas las cuales al apretarlo un poco comenzaron a subir, a bajar y su mano entrelazada con la mía bajo sus bragas frotaba su botoncito de amor con intensidad hasta que vibrando nos cimbrábamos los dos descargando un intenso orgasmo.
¡a-aaah! ¡mmmh! ¡m-más rápido papito! ¡a-así! ¡a-así papito que sabroso manoseas a mamita! ¡mmmh! ¡a-aaah! ¡a-asi! ¡y-ya viene! ¡a-aaah! ¡aaaah! ¡mmmh!.
En tanto por mi parte un tanto apenado por lo que acababa de suceder sólo apartaba mis manos del apetecible cuerpo de mamá Leticia quien como leyendo en mi rostro lo que en ese momento pensaba sentándome me acomodaba en sus piernas y el sofá al mismo tiempo que acariciando mi cabellera y con un tono de voz que parecía acariciar mi alma, con una mirada que inspiraba cariño, confianza y ya mas tranquilizado pero sin poder apartar la vista de sus enormes y firmes senos que se levantaban erguidos como buscando batalla, me decía.
¡Yo también te quiero mucho! pero esto no tiene nada que ver con eso ¿Por que no los tocas papito? Siempre te han gustado las tetotas de tú mamita
¿Puedo, deberás me dejas mamita?
¡Por su puesto papito, además acaso no eres mi bebe!
Sintiéndome en confianza ante el confort que me daban sus palabras con suavidad apenas y rozando, mis manos comenzaron a recorrer desde donde se levantaban hasta el contorno de sus grandísimos y abultados pezones sintiendo ante mis suaves caricias como se iban endureciendo y maternalmente mamá Leticia maternalmente empujaba mi rostro suavemente a uno de sus enormes senos, el cual comencé a lamer y chupar con infinita suavidad ascendiendo lentamente hasta que mi lengua se enroscaba en su grandísimo pezón el cual por su gran tamaño sobresalía de mi boca; sin lastimarla únicamente lamía, chupaba y succionaba mientras mamá Leticia se agitaba suavemente arqueando su cuerpo y una de sus manos acariciando llegaba hasta el duro bulto en mi lycra deslizándola bajo esta provocando que al solo contacto de su mano tuviera una erección de inmediato al recorrerlo a todo lo largo y grosor.
¡mmmh! Con que aun no se te olvida como tratar a las tetotas de mama ¡mmmmmh! Papito pero que tenemos aquí ¡mmmmh! Pero que grandote y grueso pitote tienes bebe ¡Lo tienes muy hermoso! Haber deja que mamita le de unas chupaditas- Me decía
E incorporándose me despojaba de mi lycra y recostándome se acomodo de rodillas entre mis piernas recostándose sobre de mi para darme un suave y húmedo beso e ir descendiendo lentamente hasta mis muslos mientras una de sus manos sin levantarlo acariciaba mi duro miembro y su boca recorriendo mis muslos lamía y chupaba todo lo que encontraba a su paso haciéndome gemir cuando su boca y lengua llegaron a mis genitales que de inmediato comenzó a lamer y chupar, primero uno y después el otro y levantando su mano mí rígido falo, sus carnosos labios se entreabrieron para apoderarse de este con infinita pasión, de mi roja cabeza; chupándolo con veneración, mientras sus manos que subían y bajaban a través de mi rígido falo aumentaban el ritmo cuando comenzó a palpitar haciéndome explotar en el interior de su boca.
¡slurp! ¡slurp! ¡ooouuh! ¡a-aaah! ¡aaaah! ¡¡ooouuuh! ¡mmmmmh! Que sabrosa estuvo tu lechita
Para inmediatamente después y sin decirme nada levantándose ponía algo de música comenzó a bailar con suaves y provocativos movimientos, acariciando con sensualidad cada rincón de su pecaminoso cuerpo de diosa y acercándose a mí frotando con vigorosidad su abultado pubis contra mi miembro y volteándose su respingado trasero susurrándome que le arrancara las bragas; las cuales al hundirse en su intimida provocaron se sacudiera arqueando su cuerpo.
¡jummmp! ¡aaaagggrfh! ¡ggrrfh! ¡a-aaah!
Para alejarse nuevamente de mí y continuar bailando como bailarina exótica con eróticos y rítmicos movimientos de su sensual cuerpo de diosa; mientras que por mi parte como hipnotizado ante sus sensuales movimientos me iba acercando a ella y mamá Leticia continuo restregándome su cuerpo; ante lo cual y perdiendo completamente la noción de quien se trataba, mis manos temblorosas tomando el lugar de las suyas y sintiendo como el corazón me latía a mil por hora, la despoje de minifaldita dejándola ya únicamente en zapatillas. En tanto mamá Leticia abrazándome acomodaba sus piernas entre las mías moviendo cadenciosamente sus caderas al ritmo de la suave melodía, frotando incesante su abultado pubis contra el erecto bulto bajo mi lycra, apretando sus enormes senos contra mi pecho y sus carnosos labios me hacían sentir la calidez de su aliento y sus grandísimos y abultados pezones rosados descargaban en mi eléctricas oleadas de erotismo en todo mi cuerpo; que no hacían otra cosa que contagiándome del ritmo cadencioso de sus caderas al girar frotando su pubis cubierto de rojos rizos sedosos contra mi miembro y contagiarme de su rico aroma a erotismo y seducción que emanaba de cada poro de su piel; provocando ante esto que mis manos que ya no pudieran contenerse mas y abandonando su cintura se dirigían; una de ellas a su respingado trasero abriéndose pasa entre sus aterciopelados glúteos recorriendo al rededor de su agujerito trasero provocando que al penetrar mi dedo en este mamá Leticia se sacudiera con vigorosidad; mientras que la otra internándose a través de su pelirroja y rizada selva de pasión alcanzaba sus increíblemente cerrados labios vaginales y hundiéndose en ellos alcanzaba su cálida y húmeda vulva rosada, su preciado botoncito de amor, el cual comencé a frotarlo como aprendí en Isabella que a una mujer le agradaba más, sintiendo como mamá Leticia se estremecía y entre espasmos se sacudía de pies a cabeza sosteniendo mi rostro cuando desde lo mas profundo de su ser apretando la pelvis como lava hirviente descargaba su orgasmo murmurando.
¡a-aaah! ¡a-aaah! ! ¡a-asi, papito asíiiii! ¡Que ricas manitas ¡mmmh! ¡Como haces gozar a mamita! ¡a-aaah! ¡s-si! ¡aaaah!
Sin poder pronunciar palabra algunos entre suaves gemidos y jadeos para inmediatamente después apenas y recobraba el aliento llevarme a lo que para mi era mi templo a la lujuria, su recamara en donde sentándose en su cama y en lo que para mí fue la mas erótica pose, el mas bello gesto de sensualidad, llevando una de sus manos a su erótica comisura para cubrir por completo la vagina como en cámara lenta abría mirándome de reojo sus ardientes muslos y con la misma delicadeza de una fina flor, cual si fueran pétalos se abría sus abultados labios vaginales, acariciarse con delicadeza su ardiente su botoncito de amor, con lujuria, con un rictus en su rostro que emanaba excitación absoluta al tiempo que de sus carnosos labios con voz que parecía tentadoramente acariciar susurrando me decía.
¡Ven aquí papito! Acércate mi amorcito.
Para apenas y tenerme a su alcance con labios temblorosos apoderarse de los míos, en el más largo y apasionado beso recorriendo con su lengua el interior de mi boca dándome a probar el sabor de la suya al tiempo que su mano se apoderaba de la mía llevándola a su botoncito de amor, frotándolo con incesante hasta que desde lo mas profundo de su ser llegaba un nuevo exquisito orgasmo apretando por segundos con sus muslos mi mano e inmediatamente después abriendo a todo lo que daban sus torneadas piernas llevaba mi rostro hacia su rica entrepierna, la cual y sin perder mas el tiempo, mi boca y mi lengua dándole una ardiente lamida a sus abultados labios vaginales la recorrieron por completo; provocando que gimiendo con intensidad mamá Leticia arqueara sensualmente su cuerpo.
¡a-aaah! ¡mmmh! ¡a-así..... q-que deliciosa lenguita! ¡mmmh! ¡ooouuuh!
Mientras que por mi parte recordando cada palabra que Isabella me decía de cómo le gustaba que la acariciara; abriendo como pétalos sus abultados labios vaginales por primera vez admire el interior de su vulva rosada, ante la cual y como un hambriento ante el mas rico manjar, aspire de su cáliz ese rico aroma que tanto me enajenaba y probé de su rico néctar que brotaba de su intimidad y mi boca y mi lengua comenzaron a lamer a chupar, succionando cada milímetro del interior de su vulva rosada desde la vagina hasta las infas del medallón con verdadera veneración y pasión absoluta. Mientras que uno de mis dedos se clavaba en el pequeño agujerito trasero de mamá Leticia que gimiendo se sacudía arqueando su cuerpo y apretando la pelvis rociaba mi rostro de su néctar de amor; el cual lo bebí disfrutando de su delicioso sabor, mientras mi miembro recuperaba su virilidad sintiéndolo más duro y firme que nunca:
¡a-aaah! ¡ooouuuh! ¡mmmh! ¡a-aaah! ¡aaaah!
En tanto mamá Leticia gimiendo y jadeando completamente excitada me jalaba hacia ella; al mismo tiempo que dándome un suave beso acomodaba mi rígido miembro a la entrada de su tan preciado para mi conducto vaginal. Grabando en mi mente cada detalle, cada sensación en su rostro, abriéndome pasó entre las paredes de su conducto vaginal; fui penetrando a la mujer que más quería y que era dueña de mis más ardientes y lujuriosas fantasías; quien mostrando en sus verdes ojos una ardiente pasión y desbordante lujuria; sus labios temblorosos entonces me decía:
¡a-aaah! ¡aggggrfh! ¡Q-Que rico pitote tienes papito.... Espérate un poquitooooh! ¡aaaah!
¡Se que tu vas hacer para mi nenita; pero ahora yo te necesito más que ellaaaaaah ¡a-aaaaah! ¡O-ooouuuh! ¡Siiii!
Por lo que sin dejarla decir más
mas mi rígido falo la penetraba por completo marcándose en su rostro un rictus de dolor, pasión y lujuria; en tanto sus verdes ojos que parecía que se le volteaban se tornaban blancos y sus despampanantes caderas a mi rítmico mete y saca comenzaron a moverse.
¡a-aaah! ¡a-aaah! ¡A-asi papito! ¡ooouuuh! ¡m-mas; mas! ¡Papacito.... que rico se siente tener un pitote adentro! ¡a-aaah!
Aunque para mi desgracia, ante mi falta de experiencia y contra todo lo que yo deseaba no tarde en sentir como mi rígido miembro comenzó a palpitar descargando como ríos de lava hirviente mi candente orgasmo dentro de mamá Leticia a quién leyendo en mi rostro que me había dado cuenta ella no lo había disfrutado como lo deseaba; cuando por mi parte quise seguir mi rítmico vaivén, mamá Leticia atrapando con sus bien torneadas piernas mis caderas me lo impidió diciéndome.
¡Tranquilo papito con eso fue suficiente! ¿Te gusto haberte cogido a mamita? Por que a mi me encanto
¡Mucho pero lamento que tú no lo disfrutaras! Perdóname es que, es mi primera vez y aun soy muy inexperto.
¡Lo se papito y por eso fue más delicioso! Y ya no te preocupes, que ya aprenderás.