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Cecilia, la puta

Relato enviado por : thevintage el 14/02/2011. Lecturas: 9589

etiquetas relato Cecilia, la puta   Amor filial .
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Resumen
Les voy a relatar una historia de la que fui protagonista, es la historia sexual de una persona que en sus años jóvenes sólo vivía pensando en el sexo. Cuando era un adolescente estaba todo el día al palo, me hacía más pajas que un mono cuando veía a una mujer, sólo de pensar lo que le podía hacer, se me ponía la verga dura. Éramos un grupo de pendejos, que como todos los pendejos comentábamos nuestras experiencias sexuales; del grupo destacaba Mauricio un pendejo muy loco, entre él y yo había bastante complicidad, un día me contó que su madre se había desnudado delante de él y sólo con su relato se me puso la pija dura como un tronco, me contó todos los detalles, que ahora les contaré.


Relato
Cecilia, la puta

Les voy a relatar una historia de la que fui protagonista, es la historia sexual de una persona que en sus años jóvenes sólo vivía pensando en el sexo. Cuando era un adolescente estaba todo el día al palo, me hacía más pajas que un mono cuando veía a una mujer, sólo de pensar lo que le podía hacer, se me ponía la verga dura. Éramos un grupo de pendejos, que como todos los pendejos comentábamos nuestras experiencias sexuales; del grupo destacaba Mauricio un pendejo muy loco, entre él y yo había bastante complicidad, un día me contó que su madre se había desnudado delante de él y sólo con su relato se me puso la pija dura como un tronco, me contó todos los detalles, que ahora les contaré.
Mauricio después de terminar las clases del día (teníamos 15 años) había entrado en casa y se había puesto a estudiar en su cuarto, más tarde llegó su madre de trabajar y le saludó: -¡Hola Mauricio! ¿qué tal las clases? - Bien mamá - Bueno me voy a cambiar y te preparo la merienda.
Mauricio me contó que llevaba espiando a su madre bastante tiempo y aunque nunca la había visto totalmente desnuda, se hacía muchas pajas pensando en ella. Sabía que su madre cuando llegaba a casa, se quitaba toda la ropa para estar más cómoda, eso le ponía caliente.
Pero esa tarde sucedió algo inesperado. A la madre de Mauricio, al desvestirse, se le atascó el cierre del vestido y pidió a Mauricio que la ayudara.
La madre de Mauricio siempre vestía ropa muy ajustada, era una mujer que a sus 35 años y divorciada estaba muy fuerte. Era rubia, con el cabello bastante largo, tenía unas tetas inmensas, piernas largas y muy bien torneadas y un culo majestuoso.
Mauricio la ayudó, tiró del cierre del vestido y lo bajó, su madre se quitó el vestido delante de él quedándose en bombachita y corpiño. Delante de ellos había un espejo, a Mauricio le empezaron a salir los colores al ver a su madre casi desnuda y comenzó a tener una erección. Su madre entonces le dijo que le desabrochara el corpiño, cosa que hizo solícito Mauricio.
Ahora podía ver las tetas de su madre en todo su esplendor, tenía los pezones erectos, rodeados de unas areolas grandes y rosadas ¡no lo podía creer! Estaba viendo a su madre semi desnuda, tenía una erección de campeonato. Ella ni corta ni perezosa se bajó la bombachita de encaje que llevaba, mostrando la concha con pendejos negros y muy abundantes.
Al pobre de Mauricio parecía que se iba a salir la pija del pantalón. - Acércame la bata , está en el armario - Sí , mamá -¿Qué te pasa, no me has oído? - Sí ya voy -¿Por qué te has puesto colorado, es que no has visto nunca unas tetas y una concha peluda? No me digas que no has visto nunca en la tele unas tetas, bueno yo soy tu madre no tienes nada que temer. Al decirle esto Cecilia, que así se llamaba su madre, se fijó en la entrepierna de él, observando cómo sobresalía un bulto en el pantalón. ¿Qué te pasa?
Nada mamá –
Cómo que nada, no me digas que se te paró la pija.
Es que no te había visto desnuda nunca.
Bueno relájate, dame la bata y a merendar. Oye Mauricio, me imagino que sobre el sexo sabrás algo ¿no?. Cuando tengas alguna duda me lo dices que para eso soy tu madre ¿de acuerdo? .
Si mamá.
Mauricio se fue a su habitación y se hizo una suculenta paja pensando en el cuerpo desnudo de su madre.
Pasaron los días, Mauricio se encontraba en el salón, viendo una película de video, entró su madre, llevaba una bata larga anudada a la cintura y debajo se adivinaba que no llevaba corpiño, notándose que llevaba puesta una bombachita blanca. Se sentó enfrente de él a ver la tele, a Mauricio le venía a la mente la imagen de su madre desnuda y su pija se puso dura. Pasaron los minutos y Cecilia se quedó dormida, mientras dormía en el sofá una de sus piernas se cayó del sofá quedándose a la vista la bombachita de la que asomaban por los laterales, una cantidad considerable de pelos de concha. Estaba Mauricio a punto de estallar, se acercó a su madre y la movió para saber lo profundamente dormida que se encontraba. Cecilia no se despertó, Mauricio pensó "esta es la mía ", se bajó los pantalones y comenzó a pajearse delante de su madre.
Lentamente le desató el nudo de la bata y la abrió, dejando al desnudo esos dos terribles globos de carne blanca que tenía su madre por tetas. Sin dejar de pajearse le agarró una teta desde abajo, como sopesándola, acariciando con el pulgar el erecto pezón. Dejó la teta y se concentró en la entrepierna.
De la cantidad de pelos que tenía en la concha, la bombachita le abultaba bastante. Mauricio puso su mano libre sobre ese bulto y muy despacio comenzó a apretarla y a pasarle un dedo por la hendidura que formaban los dos labios de la concha de su madre. No conforme con esto siguió adelante.
Primero introdujo un par de dedos por los costados de la bombachita y corriendo la tela hacia un lado, logró dejar la concha al aire. Los pendejos eran más largos y más abundantes de lo que parecían. .
Sin previo aviso Cecilia separó un poco las piernas, sobresaltando a su inadvertido hijo, que luego de recuperarse del susto de ser sorprendido, comenzó a pasar un dedo por entre los labios y toda la mano por el interior de los muslos. Sin poder resistir acercó su cara a la mata de pelos negros, hundió un poco la nariz en ellos y entre el olor a hembra de su madre y la caricia de los pendejos en su cara alcanzó un orgasmo que inundó el suelo de espesa leche. Fue a la cocina y trajo un trapo para limpiar la leche del suelo. Arregló las ropas de su madre y se retiró a su habitación.
Desde entonces Mauricio solo tenía ojos para mirar a su apetitosa madre desnuda en cuanta ocasión tuviera.
El tema no solo era mirarla, sino espiarla. El sabía que si se lo pedía su madre se desnudaría frente a él, pero él necesitaba espiarla, observarla sin su consentimiento.
Para eso un día se escondió debajo de la cama del cuarto de su madre. La cama tenía un acolchado que llegaba hasta el suelo y Mauricio le hizo un pequeño orificio que quedó disimulado por el dibujo del mismo; así podría espiar sin ser descubierto. Ese día salió del colegio antes de tiempo, de esta forma su madre pensaría que el no se encontraba en casa. Se puso una ropa cómoda para pajearse tranquilo y se colocó en su posición de espía.
Llegó su madre y el corazón de Mauricio latía aceleradamente. Cecilia se sacó la camisa y se quedó en corpiño. Era negro y transparente y gracias a eso se le veían a la perfección las grandes areolas y los pezones. Al momento se quitó la prenda que oprimía las dos tetas, estas por el peso y el volumen cayeron un poquito pero de todas formas se veían estupendas y muy apetitosas. Se colocó frente al espejo que había sobre la pared y se tomó las dos tetas con ambas manos, las masajeó en toda su superficie prestándole mayor atención a los pezones que respondieron erectándose a los pocos segundos; Cecilia realizó este acto con los ojos cerrados, mientras Mauricio los mantenía bien abiertos viendo las tetas de su madre reflejadas en el espejo pues ella estaba de espaldas a él.
Luego abrió el cierre de la pollera y la dejó caer al suelo. Mauricio quedó con la boca abierta al ver a su madre con portaligas negro, medias de igual color y la bombachita también negra y transparente, dejaba ver perfectamente la raya del soberbio culo.
Por un momento Mauricio cerró los ojos y se concentró en el placer que le daba su mano derecha y la imagen de su madre con esa lencería tan erótica. Pero los abrió a los pocos segundos.
Su madre seguía en la misma posición. Gracias a esto Mauricio podía admirar las esbeltas piernas de su madre enfundadas en las medias negras.
Comentario a parte el culo, que era una verdadera maravilla para la vista. Como Cecilia llevaba zapatos de taco alto y las medias llegaban hasta el nacimiento de las nalgas hacían que el culo quedara bien parado y firme. A través de la transparente tela de la bombachita se veía perfectamente la extensa raya del culo y por delante los abundantes pendejos se veían claramente y escapaban no solo por los costados sino que también por arriba de la prenda.
Mauricio apretaba su pija con la mano derecha mientras que con la izquierda acariciaba sus huevos imaginando que era su madre quien le prodigaba aquellas caricias.
Mantuvo la respiración al ver como Cecilia se bajaba lentamente la bombachita y quedaba desnuda a excepción de las medias y el portaligas. Utilizando ambas manos comenzó a peinarse los pelos de la concha que estaban aplastados por la presión de la bombachita; ahora estaban bien parados y formaban una exquisita pelambrera negra.
Cecilia admiraba su imagen desnuda en el espejo adquiriendo varias poses. Luego se dirigió al placard, abrió una de sus puertas donde había un espejo de cuerpo entero y ahí siguió admirando su maravilloso cuerpo desnudo a la vez que se tocaba sus zonas mas sensibles.
Mauricio no podía creer lo que veía y se pajeaba furiosamente.
En uno de los movimientos de Cecilia, cuando llevaba sus manos a la nuca levantando su cabellera, se le desprendió uno de los aros que tenía puestos, yendo a parar debajo de la cajonera de la ropa.
Inmediatamente Cecilia se puso de rodillas en el suelo para buscar lo que se le había caído, con tanta suerte para su hijo que su culo quedó a pocos centímetros de sus ojos.
El espectáculo que inconscientemente ofrecía Cecilia a su hijo no podía ser mejor. En aquella posición las nalgas de Cecilia se separaron un poco dejando a la vista de su retoño un ojete marrón y apretado; unos centímetros más abajo infinidad de pendejos salían por entre los muslos dejando entrever los labios de la concha que estaban un poco húmedos e hinchados por la sesión de auto erotismo que se había dado.
Esto fue demasiado para el pajero de Mauricio que descargó, en silencio, una cantidad considerable de leche.
Lentamente Mauricio se apretaba la pija para sacar los restos de leche que le quedaban, mientras su madre seguía en cuatro patas buscando el objeto perdido.
Mauricio esperaba que su madre se levantara y se metiera en el baño para poder salir de su escondite. Cuando Mauricio volvió a mirar por el agujero del acolchado vio a su madre en la misma posición pero solo que ahora la mano derecha de esta estaba entretenida acariciándose el oscuro ojete.
Los dedos de Cecilia se movían desde el ojete a la concha, donde los humedecía con sus flujos, para luego volver al culo donde hacían movimientos circulares para finalmente meterlo por el apretado orificio. Todo esto arrodillada en el piso, con las tetas contra el suelo y el culo bien parado.
A Mauricio la escena lo calentó nuevamente, pues su pija cobró vida, poniéndose dura en pocos segundos.
Ahora Cecilia estaba tirada boca arriba con las piernas un poco abiertas, con una mano se palpaba toda la concha y con la otra acariciaba sus tetas. Entre los gemidos, Mauricio alcanzó a escuchar que Cecilia decía: “ No sé que me pasa hoy que estoy tan caliente, uhh... hay... por favor que calentura!”
Mientras decía esto, con el dedo mayor de la mano derecha, frotaba su clítoris muy rápido y Mauricio se pajeaba al mismo ritmo que su madre, hasta que ambos alcanzaron, a los pocos segundos y casi al unísono, una suculenta acabada.

Yo estaba fascinado con el relato de mi amigo Mauricio que contaba todo con una pasión envidiable y lo escuchaba con la boca abierta e imaginando cada escena de su historia como si la hubiese vivido yo mismo.
Mi amigo en medio de uno de sus relatos notó mi turbación o mejor dicho mi calentura y sin mediar palabra me preguntó: “ te gustaría ver a mi mamá desnuda?”
Creí que me lo decía en joda. Me quedé mudo.
“Y? Te gustaría o no verle las tetas, el culo paradito y su concha peluda?”
Por supuesto que me gustaría, respondí ilusionado.
Bueno, contestó Mauricio, voy a pensar algo para que veas que no miento. Mañana te cuento mi plan.
Yo me fui a mi casa pensando en la madre de mi amigo y cuando llegué me hice una tremenda paja.
Al otro día Mauricio me contó su plan para que yo pudiera ver a su madre desnuda.
Me dijo que el próximo viernes su madre vendría mas temprano a casa, como a las dos de la tarde, y nosotros no iríamos al colegio por la tarde y la esperaríamos escondidos y así poder verla desnuda.
Yo estuve de acuerdo y esperé ansioso y muy caliente el día viernes para poder apreciar la desnudez de la madre de mi amigo.
El Viernes por la mañana Mauricio me dijo que había pensado sobre el plan y tendría que hacerle una modificación. Yo creí que quedaría excluido del espectáculo erótico pero la realidad era muy distinta.
Mi amigo me contó que sería mejor que me esconda yo solo debajo de la cama, pues si estabamos los dos podríamos hablar y así descubrirnos. Yo al principio dudé, pero al final acepté por temor a perderme el cuerpo desnudo de aquella magnífica hembra.
Al mediodía fuimos a la casa de Mauricio a comer algo y a las dos menos cuarto Mauricio se fue al fondo de la casa donde había una habitación de servicio para esperar y yo me quedé esperando debajo de la cama. Antes de que llegue Cecilia ya tenía la verga dura como el acero.
Por fin llegó, yo casi ni respiraba aunque el corazón me latía a mil por hora por los nervios y la calentura, mi pija fuera de los pantalones esperaba la sección de paja mas electrizante de mi vida.
Cecilia entró en la habitación y dejó su bolso de mano sobre la cama. Llevaba pollera negra y camisa blanca. Primero se quitó la camisa que reveló un corpiño blanco de encaje transparente que dejaba ver las areolas oscuras y los pezones en punta. Luego se quitó la pollera y ahí quedé sin aliento.
Tenia puesto portaligas, medias y bombachita todo en color blanco. Prendió un cigarrillo, lo dejó en un cenicero y procedió a sacarse el corpiño que arrojó sobre la cama donde yo estaba oculto. Las tetas que tenía eran verdaderamente grandes y lo que mas me llamó la atención era el diámetro de las areolas, grandes casi como del diámetro de un CD de música y de un color muy oscuro, casi café. A ella se ve que también les gustaban por que no hacía otra cosa que acariciarlas, especialmente los pezones que a los pocos segundos estaban muy erectos. Dio un par de pitadas al cigarrillo y se bajó la bombachita quedando totalmente en pelotas excepto por el portaligas y las medias blancas. Mi amigo no había mentido en nada. El culo era perfecto, blanco, bien redondo y parado y los pelos de la concha muy negros y abundantes. Yo estaba que explotaba de la calentura que tenia y mientras miraba ese maravilloso cuerpo desnudo mi mano no dejaba de sobar mi pija.
Estaba en eso cuando, sin previo aviso, me vino un acceso de tos y no pude remediarlo. Cecilia no se sobresaltó pensando que era su hijo quien se escondía debajo de la cama. Pero se llevó una buena sorpresa al levantar el acolchado y descubrirme a mi con la verga afuera y dura como un árbol.
Muy tranquilamente me pidió que saliera de mi escondite, y así lo hice.
Como te llamás, preguntó Cecilia. Me llamo Dario respondí nervioso.
Del cagaso que tenía, la pija se me había bajado pero aun estaba fuera de mi pantalón y colgaba como un gato muerto.
Ella me pidió explicaciones sobre mi presencia en el lugar.
Luego de explicarle el porque de mi presencia le pedí por favor que me dejara ir y que no le cuente nada a mis padres. Ella dijo que eso estaría por verse y me pidió que guardase mi pija dentro del pantalón.
Quiero aclarar que durante nuestro dialogo Cecilia no atinó a cubrir su desnudez con nada, permaneció así como estaba, solo con el portaligas y las medias blancas. Cuando ella hablaba yo bajé la vista, un poco por vergüenza y otro poco para mirarle la concha peluda y las pesadas tetas que se movían al compás de sus palabras.
Cecilia continuó con su discurso: Así que el pajero de mi hijo viene espiándome desde hace tiempo y encima de todo invita a otro pajero a ver desnuda a su madre? Verdad Dario?.
Así es señora, solo quería verla desnuda.
Y mientras me mirabas desnuda, vos que ibas a hacer?
Me iba a masturbar, dije yo tímidamente.
Pues bien, yo ahora estoy en pelotas. Esto te calienta?
La verdad que si, me calienta bastante.
Y que esperas, quiero que te hagas la paja delante mío. Te voy a dar lo que viniste a buscar.
Sus palabras me sorprendieron y no supe que responderle.
Vamos sacate toda la ropa, haceme caso si no querés que se lo cuente a tus padres.
Ante la posibilidad que se enteraran mis padres accedí a su pedido y pocos segundos después yo también estaba en pelotas frente a ella. Cecilia miró mi verga, aun muerta, y dijo que tenia una pija muy larga y gruesa.
Y que pasa? No se te para? Preguntó Cecilia.
Es que estoy un poco nervioso. Respondí yo.
Bueno, dijo ella acercándose, te voy a ayudar a que se te ponga dura.
Dicho esto se dio la vuelta, dándome la espalda y apoyó su delicioso culo contra mi verga.
Moviéndose de arriba a bajo hizo que mi verga se encajara en la raya de su culo. Esto permitió que mi pija se ponga dura en pocos segundos. Ella seguía refregándose contra mi mientras decía, “ahora si que la siento bien dura”. Se separó de mi y me ordenó que me tire en la cama, a lo cual yo obedecí sumiso.
Bueno, ahora que la tenés dura podes hacerte la paja.
Es que me da vergüenza, respondí yo.
Me parece que tengo que hacer todo yo sola, comentó Cecilia en tono de resignación. Acto seguido se subió a la cama, me agarró la pija y comenzó a pajearme.
Mientras me pajeaba me preguntó si llevaba buen ritmo y yo le contesté que iba un poco rápido. Disminuyó un poco el ritmo y agregó: ‘si querés me podes manosear un poco”. Para esto cambió de posición, poniéndome el culo al alcance de mi mano derecha.
A menos de medio metro tenia un culo todo para mí. Podía verle claramente el ojete y mas abajo los oscuros labios de la concha, poblados de infinidad de pelos negros.
Comencé tocándole los muslos cubiertos por las medias blancas y lentamente subí hasta llegar a la peluda concha donde mis dedos se empaparon de flujo. Subí un poco mas hasta encontrarme con el ojete y me puse a jugar con el, haciendo círculos en torno a el. Luego bajé mi mano y comencé a pasársela por toda la concha. A todo esto Cecilia seguía pajeándome con total dedicación a la vez que emitía gemidos de placer merced a mi manoseo en su concha y en su ojete.
Yo estaba en la gloria, jamás hubiera pensado que terminaría con esa hembra en pelotas a mi lado y haciéndome la paja mientras yo le metía mano a mi antojo.
Ahora Cecilia, sin dejar de pajearme, cambió un poco de posición, colocándose perpendicularmente a mi cuerpo. No entendí para que ese cambio hasta que ella con voz entrecortada me dijo: “por favor, acariciame las tetas, apretalas y seguí tocándome la concha que lo haces bastante bien”.
Las enormes tetas colgaban y danzaban por los movimientos de su mano. Sin perder tiempo agarré una teta con mi mano libre que apenas cabía en ella. Empecé a sobarla como había visto alguna vez en una película porno e instintivamente me puse a pellizcarle el pezón que se puso duro y muy erecto.
Al poco rato sentí que en pocos segundos iba a acabar y así se lo hice saber. Ella con una voz de puta de lo mas sensual me dijo que también estaba por acabar. Apuró el ritmo de la paja que me estaba haciendo a la vez que yo hacia lo propio con la que le estaba haciendo a ella. De este modo mi pija empezó a escupir un torrente de leche que alcanzó a salpicar su cara, pelo, tetas y casi todo su cuerpo, mientras Cecilia alcanzaba un orgasmo fenomenal entre gemidos que denotaban una calentura atroz contenida durante meses.
Por un rato largo quedamos tirados sobre la cama sin decir una palabra, intentando recobrar el aliento.
Luego ella se levantó de la cama y se dirigió al placard y se puso a buscar algo. Pregunté que era lo que buscaba y ella me respondió que tenía un regalo para mi. Después de revolver un rato sacó un sobre de papel madera y me lo entregó, diciendo que no lo abra hasta llegar a mi casa. Me dijo que me vistiera y que luego me baya mientras ella tomaba una ducha para lavarse toda la leche que le había derramado.
Me vestí rápidamente mientras ella se sacaba las medias, el portaligas y se metía en el baño. Bajé las escaleras, guardé el sobre entre las cosas del colegio, y fui a buscar a Mauricio quien me esperaba impaciente y me reprochó por haber tardado tanto tiempo; le dije que su madre se había puesto a hablar por teléfono con una amiga. Y que tal estuvo? Me preguntó con un brillo especial en los ojos.
Bueno, muy bueno; me hice la mejor de las pajas, la verdad que tenés una madre que es toda una hembra. Me despedí de el y le dije que mañana hablábamos en el cole.
Cuando llegué a casa no había nadie, aproveché y fui a mi cuarto a revisar el contenido del sobre.
Poca fue mi sorpresa al descubrir como 50 fotos de Cecilia en pelotas en todas las poses imaginables; había fotos de cuerpo entero y otras de primeros planos de la concha peluda, las tetas, los pezones y el culo con el ojete amarronado. Pero lo mejor era el video, donde no solo hacia un streep tease infartante sino que también aparecía garchando en dos ocasiones con dos tipos distintos donde ella les chupaba la pija y los tipos se la metían tanto por la concha como por el culo.
De mas está decir que me hice una suculenta paja, viendo las fotos, el video y pensando en los momentos que había pasado con la madre de mi amigo del cole.


THEVINTAGE

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Si te ha gustado Cecilia, la puta vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar Cecilia, la puta. thevintage te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:12) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

Doomfire (18 de April de 2011 a las 07:57) dice: mui mui buenoo!!! te envidio cabron!!

dobleseven (13 de May de 2012 a las 01:17) dice: Mierda, por que no me pasan cosas asi...


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