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Clases muy particulares 1

Recaredo Rey Relato enviado por : Recaredo Rey el 26/10/2011. Lecturas: 14844

etiquetas relato Clases muy particulares 1   colegialas .
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Resumen
Fui a dar clases particulares de Lengua a dos chicas y la lengua la usamos para corrernos.


Relato

Me llamo Agustín, tengo 42 años y soy profesor de Lengua en un instituto de mi ciudad. Para sufragar mis muchos gastos decidí poner un anuncio en Internet para dar clases a domicilio este verano. Tuve muchas respuestas, pero me decanté por una muy interesante: daba clases a dos alumnas a la vez y me pagaban lo que yo pedía.

El jueves pasado me presenté en la dirección que me dieron, un octavo piso en una populosa barriada de la capital. Me abrió la puerta la madre de las niñas, Laura, una guapísima morena de unos 35 años y un cuerpo de escándalo. Llevaba una finísima bata transparente bajo la cual tan solo llevaba unas braguitas moradas. Se le veían con toda nitidez unas espectaculares tetas y unos pezones grandes y puntiagudos.

-Hola, Agustín, pasa, las niñas te están esperando en su cuarto. Ya lo tienen todo preparado para la clase. Estamos solitas porque mi marido está de viaje en Marruecos.

Al entrar en la habitación me quedé completamente pillado. Mis dos alumnas estaban semidesnudas, una con un pequeño pantaloncito de pijama y otra con tan solo unas minúsculas braguitas.

-En este piso hace mucho calor y no tenemos aire acondicionado, por eso vamos así -me aclaró Laura. Si quieres puedes ponerte fresquito tú también, eh. Puedes poner tu ropa en esa silla. Y os dejo ya solos. Yo estoy dándome una duchita mientras. Si necesitas algo no dudes en venir a decírmelo.

Laura se marchó del cuarto y las dos niñas se acercaron a mí para saludarme con un beso.

-Hola, profesor. Yo me llamo Silvia, tengo 15 años y estoy en 3º de ESO.

-Hola, yo soy Diana, tengo 13 años y he terminado 1º.

Las dos tenían un cuerpo sensacional, de sensuales adolescentes que siempre están calientes. Silvia era morena y guapísima, tenía unos pechos ya formados y muy levantaditos, con unos pezones redondos y sonrosados. Llevaba un pantaloncito corto de pijama muy bajado, tanto que se le veían algunos pelitos del coño. Diana era rubia, con unas tetas pequeñas todavía en formación, con unos pezones pequeños e infladitos. Llevaba unas braguitas pequeñas y apretadas que resaltaban su culito respingón y su pubis hinchadito. No podía evitar mirarlas y admirarlas.

-Bueno, Agustín, ponte fresquito y vamos a empezar, que tenemos ganas de que nos enseñes mucho -dijo Silvia no sé si con doble sentido.

Con tanta insistencia no me quedó más remedio que quitarme la ropa y quedarme en boxer, y justo ese día llevaba unos blancos de esos semitransparentes que marcan paquete. Las dos niñas clavaron su mirada en él. Al principio estaba cortado, pero poco después no le di importancia. Lo malo vino cuando Silvia se sentó abierta de piernas, de tal manera que se le veía el felpudito completamente. Eso, unido a que Diana no paraba de tocarse las tetitas, hizo que mi verga aumentara de tamaño, y las dos miraban asombradas el fenómeno. Diana acercó su mano y la puso sobre mi paquete sin cortarse lo más mínimo.

-¡Uauuu! Esto es la primera vez que lo veo. Se te nota grande y suculenta... ¡y sigue aumentando!

En efecto, mi polla no dejaba de crecer, ya casi no podía retenerla dentro del boxer.

-¡Sácala que la veamos! -pedía desesperadamente Silvia. Y nosotras te enseñamos nuestros chochitos.

En vista de la situación, opté por salir del cuarto a ver si se calmaba la cosa. Aproveché para ir al cuarto de baño, y al abrir la puerta vi a Laura saliendo de la ducha, toda desnuda con el cuerpo mojado, lo que me excitó más todavía.

-Perdona, Laura -me excusé-. No me acordaba de que estabas aquí.

-No pasa nada, Agustín -contestó mientras se percataba del tamaño de mi paquete que todavía pugnaba por liberarse-. Pero ya que estás aquí pasa y me ayudas a secarme la espalda y a echarme crema. Ah, por cierto, has manchado un poco el boxer. Quítatelo, anda.

Efectivamente, con tanta excitación se me había escapado un poco de líquido seminal. Me quité el boxer y al fin liberé mi verga de tanta apretura. Le sequé la espalda a Laura y también las nalgas, duritas y riquísimas. Me dio crema para extenderla por su espalda, lo que hice con suavidad. Ella daba respingos de gusto. Luego le froté bien el culito sin dejar ningún huequito por acariciar. Finalmente llegué al mismísimo agujero, que lo tenía dilatado. Le metí el dedo y ella se sometió echándose hacia delante y ofreciendo su intimidad para que yo hiciese lo que quisiera. Como la tenía completamente dura y erecta no me lo pensé y se la metí en el culito. Gracias a la crema entró fácilmente. Mientras la penetraba le acariciaba el clítoris por delante para que disfrutara aún más. No tardamos en corrernos (las niñas estaban esperándome en el cuarto). Le puse el culo llenito de esperma mientras gritábamos de gusto. Me limpié rápidamente y volví de nuevo a la habitación de las chicas. Con la prisa y la excitación no me di cuenta de que estaba completamente desnudo.

-¡Qué guay! Agustín nos ha hecho caso. Ahora nosotras tenemos que cumplir nuestra parte del trato.

Se quedaron las dos completamente desnuditas. Tenían sus chuminos idénticos, afeitaditos y muy cuidados, con unos pelitos por la parte superior del pubis. Me empujaron a la cama y antes de que pudiera reaccionar Diana cogió mi verga y se la metió en su boca. Me la chupó como no lo había hecho nunca antes ninguna otra chica. Con su lengua hacía maravillas. Entre tanto, Silvia se sentó a horcajadas sobre mi boca para que le lamiera el chochito. No quise contrariarla y le chupé el pubis, los labios vaginales, el clítoris y finalmente le metí la lengua en la vagina. No sé que se echaba ahí dentro pero estaba riquísimo. Así estuvimos un buen rato.

-Bueno, fin de los preliminares. Ahora te vamos a follar.

Se pusieron las dos a cuatro patas encima de la cama delante de mi verga erecta. Silvia la cogió y se la metió en su coño para que la follara. Luego se movía para que la polla entrara y saliera. Diana también quería probar mi verga. Con un empujón, la sacó del coño de su hermana, me puso tendido boca arriba y se sentó en cuclillas metiéndose mi aparato dentro de su coñito. Aquello era para reventar de gusto, y nunca mejor dicho, porque después de cinco minutos de fornicación, el semen se me escapó a borbotones.

-¡Ay qué rico! ¡Cómo siento la leche calentita en mi chocho!

Luego las dos me limpiaron la polla con sus lenguas. Me la dejaron limpia y reluciente. Fue la clase de "lengua" más excitante y divertida que había dado... y recibido.

-Mañana me toca a mí, quiero que me inundes el coño de leche, como a mi hermana- me susurró Silvia al oído mientras me agarraba la polla.

Era ya la hora de terminar la clase. Me puse mi ropa y me despedí de las chicas hasta el siguiente día. Fuera estaba Laura con su batita transparente. Ya en la puerta se despidió de mí:

-Mañana toca por delante. Quiero sentir tu leche dentro de mi coño. ¡Está tan rica!

Cuando al fin me fui, no sabía si volver al día siguiente. Parecían ninfómanas insaciables. Pero el morbo era mucho. Y volví.

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Esto comenzó desde hace 3 años. Yo salgo con una chica que se llama Susan. Ella es bastante bonita (lo digo yo, y lo dicen todos), y valió la pena todo el esfuerzo que hice para conquistarla. Siempre había tenido cierta debilidad por las chicas de colegio privado, por el uniforme, me vuelve loco verlas con pollerita, camisa y corbata. Y cuando comencé a noviar con Susan, ella ya estaba ya en el último año de la secundaria. Ella es rubia, de ojos verdes y alta, un metro setenta. Lo mejor de Susan, y es lo que me enamoro, es la cara de gatita viciosa, con unos labios que ya han hecho un buen labor con su novio. Además, tiene unos pechos que entran perfectamente en mis manos, una cinturita finita y piernas bien torneadas, largas. Y su atributo más deseado por mí, su cola redondita, la cual que todavía no pude hacer que me la entregue, se niega rotundamente al sexo anal.Pasado un año ya de salir con ella, y tener sexo en todas sus variantes menos el sexo anal ya mencionado, Susan salió del colegio y ya no tuve más a mi colegiala en uniforme. Igual, ella se coloca a veces su uniforme que ya le queda chico cuando estamos solos para darme el gusto... un jueguito de novios. Pero después de un año de noviar, comencé a ir a su casa cada vez más seguido, sobretodo estos últimos meses. Sus padres me tienen ya confianza y saben que lo mío con su hija es una relación seria, Pero en estas visitas, cuando cumplía mi rol de novio visitando a su novia, había veces que Susan no estaba, y me quedaba en su casa esperándola. A veces estaba la hermana mayor de Susan, Otilia, una nena de 19 años que está muy buena... o más que buena Es algo hermosa, tiene un cuerpo infernal, con dos tetasas que son enormes)dos sandias
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Comentarios enviados para este relato
chupatinta (9 de January de 2012 a las 15:51) dice: lástima que no haya sido yo

jelipez (26 de October de 2011 a las 06:55) dice: muy buen relato sube la continuacion del dia siguiente

fernando8462 (20 de February de 2012 a las 05:00) dice: rico

alex blanco (2 de December de 2011 a las 05:24) dice: de lo mejor

katebrown (18 de October de 2022 a las 21:36) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

miguel.melo (13 de February de 2012 a las 22:17) dice: QUE DELICIA!

FELIPEPAN (10 de February de 2012 a las 04:06) dice: BUEN RELATO, MUY BIEN NARRADO, DE LOS QUE HAY QUE SEGUIR TE FELICITO


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