¡Cómo me gusta tu jefe, Rogelio! ¡Me re – encanta! ¡Déjame cogérmelo! ¿si, mi am

- ¡Cómo me gusta tu jefe, Rogelio! ¡Me re – encanta! ¡Déjame cogérmelo! ¿si, mi amor?
Mientras me lo decía vi en los ojos de Amaranta mi esposa ese brillo que conozco tan bien …
- ¡Ay, putita, no te pudiste resistir! ¡Qué buena ensartada te va a poner ese cabrón!… ¿Y para qué me pides permiso? ¿Quieres que te dé la bendición…?
- Quiero que tú se lo pidas…
Confieso que se me puso bien dura la verga.
- ¿Pero me vas a dejar ver cómo te coge…?
- Rogelio, cariño, ya conoces la reglas, no insistas bebé…
Después de esta formidable revelación fui corriendo al baño a hacerme una furiosa puñeta, imaginando la verga de mi jefe apretándose en el coño caliente de Amaranta. Era irresistible.
Para no hacer el cuento largo, Amaranta obtuvo lo que pedía. Cuando fui a buscarlo, el jefe estaba ocupado pero me escuchó atentamente, sin moverse, y cuando terminé me dijo:
- Rogelio, qué bueno que me lo pides y estás enterado, porque la verdad tu vieja está riquísima y desde cuando quería chingármela…
Quédanos de vernos un sábado en la tarde en el Costco de Interlomas. Pasó por ella a las cuatro en punto en su BMW Cabrio negro.
- Lástima que nunca tendrás uno así - me dijo mi mujer levantándose cuando lo vio venir.
Se veía putísima en su minifalda gris metálica, zapatos del mismo color y top negro que yo le compré aquella misma mañana para irse toda la tarde sola con mi jefe.
- ¡Ojalá que tu jefe tenga un pitote así de grande, Rogelio! - me decía Amaranta haciendo la seña con las manos.
El BMW se paró frente a nosotros, se abrió la puerta desde adentro, él le agarró las piernas al entrar y la besó en la boca. Y luego, me silbó para que me acercara y me dijo:
- Rogelio, dame tu número de teléfono, por si se ofrece algo.
Lo apunté en un ticket y se lo di. Arrancó con mi mujer a toda velocidad en su Cabrio negro. Un par de horas más tarde, recibí en el teléfono estas fotos con el mensaje s mi jefe:
“Qué rica tu esposa Rogelio. Qué cola tan delicioso. Que panocha tan rica y apretada. Lástima que no puedas ver como me la cojo. Ella te manda muchos besos…”
Amaranta llegó en la madrugada del domingo, bien cogida y bien contenta; de lo que me contó que le hizo mi jefe y lo que pasó después daré cuenta en mi próximo relato… Incluiré más fotos!
Saludos a todos…