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Con su permiso y por teléfono, se enteró como su jefe me follaba

bareta Relato enviado por : bareta el 23/02/2015. Lecturas: 9203

etiquetas relato Con su permiso y por teléfono, se enteró como su jefe me follaba   Infidelidades .
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Resumen
Por estar de viaje, por teléfono escuchó como su jefe me bombeaba hasta enloquese, en nuestra propia cama,


Relato
Hija de madre soltera, a mis 14 años, rebelde , precoz y cuando mi cuerpo empezaba a acrecentar mis partes sensuales, un libidinoso hombre de 44 años, aprovechándose de mi inocencia e ingenuidad, me inició en el ámbito sexual, bombeándome en varias ocasiones, en las dos primeras, inauguró cada uno de mis hoyitos dolorosamente, pero en las siguientes, me dejó maravillada y la inclinación por hombres mayores, después, aunque ocasionalmente les abría las piernas a jóvenes de mi edad, me fascinaba coger con adultos.
Resentida por las prohibiciones y regaños del nuevo marido de mi madre, cumpliendo 18 años, conocí a Oscar de 29 y me fui a vivir con él en unión libre y sin compromisos, brindándonos amor y cariño, pero acordando total libertad en el sexo.
A los seis meses de estar juntos, por trabajo salió de viaje por una semana, sin saber que eso propiciaría una de mis más ricas y deliciosas experiencias eróticas.
Días después de su partida, Oscar me llamó por teléfono, diciendo:
-Liz, va ir mi jefe Don Fermín, por un expediente, lo tengo en mi buró junto a la cama, ¿se lo puedes entregar?
-Acaba de llegar, ¿Quieres que me acompañe a buscar los papeles?
Escuché una leve y burlona sonrisa, luego continuó.
-¿Solo le vas a dar los documentos o…. le quieres dar algo más.
-No sé, tú dime.
- ¿Cómo estás?
-Como siempre.
-¡Esta bien!, pero… ¿Podría escuchar por teléfono, lo que haces?
Mientras hablábamos por teléfono, descalza y ataviada con un pequeño short de mezclilla y una ajustada ombliguera, vi que el Ingeniero no dejaba de contemplar mi cuerpo, por lo que le respondí a Oscar:
-¡Ok!
Fingí apagar el inalámbrico y sin soltarlo, tome de la mano a Don Fermín diciendo:
-¿Me acompaña?
Con un crecido bulto bajo su bragueta, asombrado me siguió hasta el cuarto, dejé el aparato sobre el buró y le entregué el sobre indicando:
-¿Quiere algo más Don Fermín?
-No, no, creo esto es todo, contestó balbuceando.
--Si quiere algo más, ¡Solo dígame!
-No, no, es que…, eres tan joven y estás tan…, tan…, lástima que yo esté tan viejo.
-¿Tan qué?, y ¿Porque siente lástima?
-Pues tú tan rica y tan buena, y yo…
Se quedó pasmado, cuando acaricié su bulto diciendo:
-¿Quiere coger?, ¡yo sí!
Con su respiración agitada, solo logró afirmar con la cabeza, y comencé a retirarle pausadamente la corbata, el saco y la camisa, luego, atrevida y sensualmente, pasé mis manos por su pecho, al desabrochar cinturón y pantalón, pregunté:
-¿Se siente muy viejo?
Ya me había hincado deslizando toda su ropa inferior y revelando una suculenta y parada verga que surgía de una tupida mata de vellos, se la empecé a mamar escuchando:
-¡Frente a ti, cualquiera es viejo y decadente!
Al dejar el pito bien ensalivado, mis labios recorrieron lentamente su vientre, pecho, cuello y se quedaron pegados a su boca, al separarnos, me senté sensualmente en la cama junto al buró y ganosa pregunté:
-¿Que quiere hacer?
- Sin decir nada y ya habiendo pasado su sobresalto, me quitó la ombliguera y con los senos desnudos, me recostó en la cama con mis pies colgando y se sentó junto a mí, empezó a chupar mis pechos, con una de sus manos desabotonó y la metió bajo el short, la suave caricia sobre la delgada tira de mi tanga, que ya se estaba enterrando entre mi hinchada vulva, me hizo estremecer y exclamar leves –aaaaaaah, aaaaaah-, por lo que dijo:
-Eres una rica y caliente putita ¿verdad?
-¡Siiiii, y quiero coger!, respondí.
Ágilmente se quitó los zapatos y su ropa de sus pies, se arrodilló frente a mí y lenta muy lentamente me retiró mi short junto con las bragas y separó mis piernas dejando de manifiesto mí babeante panocha. Estaba ansiosa, pero recordé que Oscar estaba escuchando, por lo que solicité:
-¡Cójame como se le antoje!, pero… ¿Puedo pedir algo?
-¡Lo que quieras!
-Me pone más cachonda escuchar lo que me van haciendo.
-Bueno, entonces voy a mamar ese depilado, cálido y palpitante tamal.
Metió su rostro entre mis piernas y con sus ricas chupadas a lo largo de mi yoyo y los jaloneos de clítoris, viendo el teléfono, de inmediato empecé a gemir plácidamente -uummm, huuuuy, huuuy, aaaah, uummm-, y tuve un minúsculo orgasmo,
Al erguirse, noté que buscaba en las bolsas de su saco, sacando unas delgadas tiras de cuero, subió mis pies a la cama, recostándome a lo largo de ella, mientras amarraba las cintas a mis muñecas, sonriente dijo:
-Ahora te inmovilizaré de las manos y voy a meter una almohada enrollada bajo tus nalgas y cintura, para dejarte alzadita y con toda tu ranura a mi disposición.
Terminó de atar las cintas a las esquinas de la cama, arrodillado junto a mí, dejó a escasa distancia de mi boca su camote, ansiosa, le comencé a chupar las bolas y nuevamente besé y mamé el rico chile, mientras él hurgaba entre mis carnosos labios vaginales y encontraba mi dilatado orificio, escuché:
-Mientras tu boca se entretiene con mi verga, mis dedos lo harán con tu pepita.
Con sus dedos en mi quesadilla, encajó uno en mi interior y hábilmente los meneó, luego eran dos, con lo que me calentó al 100%, mis labios soltaron su tranca y ansiosa gemí -yaaaa, yaaaaa-, al retirar sus dedos de entre mis piernas, me los dio a chupar, estaban completamente embarrados de mi néctar, separando mis piernas se acomodó entre ellas y raspó varias veces su vara a lo largo de mi paloma exasperando mi deseo y provocando mayor dilatación, al sentir que lo apuntalaba en la entrada de mi buchaca, musité:
-¿Ya me lo va a dar?
-¿Ya lo quiere la piruja?
-¡Siiii, me urge!, ¡Lo necesito!
Con el primer empujón, me hizo expresar un fuerte –aaaaaaaauch-, al tragarme la mitad de su maciza carne, el siguiente, y sintiendo que su melena se restregaba en mi paloma, señal de que lo absorbí en su totalidad, solté un leve -aaaaaaaaaahh-, las suaves metidas y sacadas, paulatinamente se tornaron más duras y enérgicas, golpenado con sus bolas mi trasero y haciendo que todo mi cuerpo se sacudiera frenéticamente, entre sus potentes recias embestidas y mis placenteros gemidos de -siiii, asiiii, que riiiiiico, así, deme maaaas, maaas, maaas duro-, comencé a agitar la cabeza de un lado a otro con los ojos obnubilados y pegando con mis manos en la cama, , por un prolongado orgasmo, que me incitó a gritar alocada, enajenada y jadeantemente , -ay Don Fer…, ay Don Fer…, miiiiiiiiiiiiiiin, que riiiiiiiiiiiiiico, que sabroso cooooioooje, asiiiiii, asiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii-, Don Fermín al notar mi corrida, esperó unos segundos a que recobrara el aliento y luego dijo:
-Ahora, la zorrita se lo va a engullir por el culito.
Lo saco lentamente y dejó que brotara por mi coño, el néctar de mi potente explosión interna, bañando mi agujero trasero, el cojín bajo mis glúteos dejaba mi asterisco a la vista, expectante, ansiosa y bien lubricada, lo empezó a horadar suavemente entre mis -aaah, aaah, aaah, aaah-, hasta que lo introdujo por completo, con sus manos oprimiendo mis choches y el rico meneo de su fierro en mi vaina trasera, me estimularon con jugoso borbollón, otra fuerte y silenciosa corrida, por morder mi labio apretando los ojos, los estrujones por mis contracciones genitales provocó de inmediato su estremecimiento y que me llenara el canal trasero con briosos e inagotables chorros de ardiente leche,
Aún con el teléfono encendido, ya desatada y acostados uno l lado del otro, recuperando la excitada respiración, pregunté:
-¿Le gustó follarme?
-¡Me encantó, desde que te conocí, se me antojó cogerte!
-¿Lo sabe Oscar?
-Se lo he insinuado.
-¿Se lo piensa decir?
-¡Nooo, como crees!
-¿Entonces, no me vuelve a parchar otro día?
-Lo mandaré más seguido de viaje, pero mientras…
-¿Qué?
No dijo nada, me levantó de la cama, recargándome parada contra el muro, levantó mis brazos en la pared, apartó mis piernas, haló mis nalgas y dejándome inclinada, separó mis nalgas y mi culo recibió nuevamente su estaca de una sola embestida, minutos después, mi rosado coño, tras fuertes tallones, aceptó gustoso su descarga de suculento semen, originándome orgasmos en las dos bombeadas.
40 minutos estuvo en casa, cuando salió, dejándome agotada y con mis orificios abocardados, noté en el piso y la cama, las manchas de mesclado jugo, que había escurrido a raudales por mis piernas desde mis dos hoyos, sonriente y satisfecha, tomé el inalámbrico e indagué:
-¿Sigues ahí?
-¡Crees que me lo iba a perder!
-¿Qué te pareció?
-Me duele la verga de tanto que me la sobé, ¡Pero eso te lo debo de preguntar a ti?
-No pensé disfrutar tanto, pensando en ti, sabiendo que oías y con una verga alternando entre mis cavidades.
-¿Lo vuelves a hacer?
-Para otra ocasión, quiero que veas, no nada más escuches.
-¡A tus 18 años, eres una excelente ramera!, ¡nos vemos en un par de días!



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Comentarios enviados para este relato
cornudo65 (22 de March de 2015 a las 14:58) dice: uuauauauaauuaau es un exelente relato me encanto les felicito sigan disfrutando , como yo lo hago con mi esposa

katebrown (18 de October de 2022 a las 22:10) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:45) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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