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Cuestión de amor

Relato enviado por : doctoramor el 12/04/2012. Lecturas: 4083

etiquetas relato Cuestión de amor   Confesiones .
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Resumen
Muchos me tildan de trepadora y mujer infiel, no importa, les dejo la verdadera historia...


Relato
Mi historia empezó hace mas de veinte años, en aquel entonces yo tenía 19 recién cumplidos y estaba en pleno progreso con mi actividad, era coordinadora de turismo por toda la zona serrana donde vivía, así que tenía pleno dominio de viajes, visitas, hoteles, boliches, excursiones, todo, todo lo manejaba al dedillo.
Era muy bonita, una chica humilde y simple, y había dejado a los chicos en un segundo plano, primero abocada a mis estudios y luego por mi profesión.

Así conocí al ‘Gordo González’ como todos le decían, nadie lo llamaba por su nombre, era el gordo ó era González. El tenía 42 años, ya era regordete, grandote, de cuerpo voluptuoso, tenía un par de hoteles de medio pelo que nosotros solíamos frecuentar.
En esa época terminaba de romper definitivamente con su esposa, sus dos hijos nunca se lo perdonaron, estuvo a punto de perderlo todo, pero el gordo es un tipo muy hábil para los negocios.
Al tiempo se enamoró perdidamente de mi, de mi inocencia, de mi simpleza, al principio yo no quería saber nada, pero poco a poco se fue ganando mi amor. Si me preguntan que le vi, no fue su pinta, ni su plata, ni nada de eso, el era un hombre terriblemente cariñoso, con un corazón grande como una casa y siempre me trataba como a una reina, así terminé perdidamente enamorada de el.

Mis amigas me decían que estaba loca, que una relación así estaba condenada al fracaso, que la diferencia de edad sería un obstáculo infranqueable, que saliera con chicos de mi edad, los que no me conocían pensaban lo peor de mi, que era una trepadora, que solo me interesaban sus hoteluchos, y no se cuantas cosas mas, pero a mi no me importaba, daba la vida por el.
Así al tiempo nos casamos, a pesar de los malos augurios de muchos nuestras vidas se llenaron de amor y felicidad, yo lo ayudaba en sus negocios y nos iba muy bien.
Al cabo de varios años el gordo había formado una importante cadena hotelera de renombre nacional y tenía socios en centro América, solía viajar seguido para allá, se transformó en un hombre respetado y poderoso, tenía muchos conocidos y contactos.
Pero no todo estaba bien, el gordo tenía adicciones incontrolables, la comida, no podía evitarla y año tras año subía de peso en forma desmedida, el alcohol, abusaba del whiskey importado, cosa que yo detestaba y del tabaco, los mas finos puros cubanos.

Así pasaron los años y las cosas fueron empeorando para mi, cuando mi gordo llegó a los 60 años su estado era penoso, pesaba unos 120 kilos, sus vicios lo fueron destruyendo en vida, respiraba con dificultad, se agitaba, pero el faso y la bebida no la largaba, el sexo era solo recuerdo para el, por lo tanto para mi también. Yo en cambio solo tenía 37, me sentía en la flor de la edad, tenía deseos normales de toda mujer, pero el no podía complacerme.
No me faltaron oportunidades y propuestas para serle infiel, aun era una mujer bonita, pero eso no entraba en mi vida, yo sabía a lo que me exponía desde el primer día y ahora aceptaba las consecuencias, sufría mi abstinencia en silencio ó me arreglaba con algunos juguetitos que el me había regalado, pero no era suficiente, yo necesitaba carne, necesitaba llenar el vacío que había en mi, incluso hasta la maternidad había sacrificado por ese amor loco y atemporal. El entendía lo que pasaba, y también sufría por eso, por no poder satisfacerme….

Cuando llegaba a mis 38 años me regalo una semanita en centro América, de hecho podríamos tomarnos un año de descanso si quisiéramos, pero el gordo vivía para los negocios. Viajamos los dos my contentos, el vuelo fue muy a ameno, en el hotel el era un gentleman, imponía respeto con su sola presencia, todos lo conocían y lo saludaban con un dejo de admiración. Mi gordo no andaba bien, se ayudaba de un bastón para poder desplazarse, el colesterol, la diabetes y la hipertensión lo tenían a mal traer, el siempre decía que prefería vivir menos pero ser feliz…

Me resigné a disfrutar unos hermosos días de sol y a descansar hasta que llegó la noche de mi cumpleaños. Me vestí muy bonita para el, tuvimos una cena romántica e incluso me hizo cantar el feliz cumpleaños y me trajeron a la mesa un precioso ramos de flores, fue muy emocionante, muy original.
De regreso ala habitación, me saqué el maquillaje, la ropa, los tacos altos que me mataban, y me puse cómoda, un camisón y fui para la cama con intención de dormir, pero ‘el Gordo González’ tenía otras intenciones, intentó hacerme el amor, pero pobre… si no podía con su propio cuerpo, era un alma en pena… lo acaricié y besé tiernamente, las lágrimas rodaban por mis mejillas, me acurruqué para dormir pero el se mostró molesto, - hoy es tu cumpleaños, dijo, esto no puede ser… Como pudo se levantó de la cama, se puso su bata y sus chancletas, se ayudó con su bastón, fue hasta el teléfono y llamó a recepción, luego se dirigió a mi y me dijo – vos quedate ahí, no hagas nada.
Me quedé observando en silencio, preparó un trago, whisky con hielo obviamente, luego encendió un habano y se sentó en un sillón, yo ya no le decía que no fume ó que no beba, era perder el tiempo…
A los cinco minutos golpearon, la puerta, mi marido contestó

- Pasá, está abierto…
- Permiso señor González,
- Hola Juan Carlos, ya sabés por qué te llamé, necesito que te cojas a mi esposa…
- Si señor.

Yo no lo podía creer, estaba muy avergonzada y me tapaba con las sábanas, espiaba disimuladamente mientras Juan Carlos comenzaba a desvestirse, era un bebé, apenas si tenía mas de veinte años… era un negrote, pero negrote negrote! de esos de piel oscura, acostumbrados a vivir de los turistas, tenía un cuerpo fibroso, elástico, trabajado, unos labios gruesos sobresalían de su rostro y un cabello cortito y motoso, me llamaba la atención, apenas si había estado con un par de chicos antes de casarme pero nunca con un negrote así….

Cuando se quedó completamente desnudo, el gordo dijo: - dale, acercate así mi señora te la chupa, y vos mi amor, dale, desnudate y arrancá, quiero que disfrutes tu regalo de cumpleaños…
No sabía que hacer, por un lado me sentía mal por el, pero por el otro lado ardía en deseo, como deseaba ser penetrada…. Juan Carlos se acercó a la cama con mas dudas que certezas, de igual forma yo me saqué el camisolín descubriendo mis pechos y quedándome en bombachita, cuando estuvo a mi alcance tomé su verga y lo masturbé hasta que se puso rígida, era un morcillón! Acerque mis labios a ella, cerré los ojos y temblorosa la lamí, la chupé, la comí… llevé mis manos a su pecho, su cintura, su cara, sus brazos… un hombre! Al fin un hombre, como lo necesitaba!!! Sentía mi concha humedecerse en deseo, seguí chupando y lamiendo su cabeza y su cuerpo, me atragantaba con carne, me masturbé al mismo tiempo con fuerza, era tal la falta de sexo que me acabé chupando, ahogue mis gritos enterrando esa verga hasta mi garganta, mi clítoris explotaba en mi mano… así de rápido fue, el gordo esperó a que pase la tempestad y dijo: - quiero que la cojas y después le acabás todo en la boca. Juan Carlos obedeció, retiró la pija de mi boca, me sacó la bombacha se recostó detrás de mío en cucharita y me la metió toda, que hermoso!!! su verga entrando y saliendo en mi ser, no recuerdo cuando había sido la última vez… mi concha largaba orgasmos de todos colores, era hermoso ese negrote, su color era diferente, su aroma era diferente, su sabor era diferente….

Luego se sentó, me tomó y me sentó sobre el, sobre su verga, pecho contra pecho, me moví para sentirla toda adentro, besé sus labios carnosos, sentí su lengua alternando en mi boca y en mis pezones, sus brazos y sus manos me recorrían toda, me abrazaban como un pulpo, gemía y gritaba en cada movimientos, lo empujé obligándolo a recostarse y lo cabalgué, tomé sus manos con las mías y las llevé por todos lados, por mis muslos, por mi cola, por mi espalda, por mi cara y por mis pechos, ahí las dejé, seguía disfrutando su miembro duro mientras me pellizcaba dulcemente los pezones. Cada tanto llevaba una mano a mi trasero y posaba sus dedos en mi esfínter, lo acariciaba y jugaba en el, me provocaba un repentino sobresalto cada vez que lo hacía, me entrecortaba la respiración, confieso que a mi edad mi ano era virgen, siempre tuve fantasías al respecto pero mi marido nunca le gustó, siempre le pareció algo sucio.

El gordo lo notó, - pará Juan dijo, ponela en cuatro patas y rompele el culo, después si le acabás en la boca....
Con obediencia ciega Juan Carlos me puso en cuatro patas y comenzó a lamerme el culo, yo temblaba, no quería ni respirar, tenía miedo que me doliera, el negro tenía una buena herramienta, pero quería darme el gusto, quería ver de que se trataba. Cuando lo consideró apropiado se acomodó para penetrarme, me dijo con un acento que me pareció cubano, - aflojate chica, ta va a gustar que te haga el culito…. cerré los ojos y me acomodé, que pase lo que tenga que pasar.
El moreno escupía en mi ano y fue preparándolo, jugaba con un dedo, luego dos, al principio estaba tensa, luego me fui aflojando y mi orificio comenzó a ceder, pasaron los minutos y sentí que ahora trataba de hacerse paso con su verga, lentamente y con mucha paciencia introdujo su miembro en mi ano, así lo movió un buen rato, mi esfínter lo apretaba mientras perdía su virginidad, me provocaba un dulce dolor, placentero, en realidad no me deslumbró el acto, me gustó hasta ahí nomás, pero como el gordo se regocijaba lo hice por el.

Mi marido sentenció, - ahora quiero ver como le acabás en la boca, el tema es que el sabía bien que nunca me gustó que me acabe en la boca, el sabor del semen siempre me desagradó y la vez que lo tragué me produjo arcadas, no era el final que quería… cuando me sacó la pija del culo tomé la iniciativa, recosté a Juan Carlos y lo cabalgué otra vez, el intentó metérmela por atrás nuevamente pero yo me la comí con mi concha, ella si que estaba en llamas. Así estuve dándole con firmeza, me acariciaba el clítoris rítmicamente y el seguía jugando con sus dedos en mi ano dilatado. Su pija se puso dura en mi interior, mas dura, yo estaba muy excitada y me mojaba cada vez mas, lo forcé al morocho a llenarme la cajeta de leche, acabamos al mismo tiempo…. El primer chorro de esperma que sentí en mi interior fue como un remedio que esperé por años, era como el mar bañando la arena caliente de la costa, mi clítoris estallaba en placer otra vez mientras el me rebalsaba….
Cuando terminamos mi marido no comentó nada, yo lo miré con un dejo de vergüenza, pero siguió inmutable, mirándolo a Juan Carlos le dijo señalándolo con el bastón – Gracias, después hablamos, ahora por favor tomá tus ropas y retirate. El moreno hizo caso, se cambió en silencio y como vino se fue, ni me saludó. – Vení me dijo, desnuda como estaba y chorreando leche me senté sobre el y me acurruqué, me abrazó con ternura y acarició mi pelo en silencio.

Volvimos a nuestro país, al tiempo empecé con mareos y nauseas, me sentía pesada, todo me hacía mal, me imaginaba que pasaba pero trataba de negarlo, lo comprobé con mi médico en soledad, estaba embarazada… que puntería… una sola vez….
Lo hablé con el gordo, fue admirable su respuesta, el aceptaría ser su padre. A los nueve meses llegó Juan Carlos González, un negrito hermoso que me alegró la vida.
Disfrutamos de nuestro niño, pero a todo esto mi marido iba de mal en peor, cinco años mas tarde estaba postrado en un hospital, su último deseo? fue fumar un puro, así nos dejó el gordo…

Hoy estoy sola, al frente de una importante cadena hotelera, llena de plata y con el amor de mi negrito, para la sociedad solo soy una trepadora oportunista que encima le metía los cuernos al pobre gordo, y el, mi negrito era la prueba…
Ya no me importa lo que piensen, ahora ustedes saben mi verdad….

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:08) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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