Descubriendo el lado pervertido de una cristiana

Carina estaba tan hambrienta como yo, ella me tiro en la cama de mi recamara, con prisa me bajo la cremallera y toco en sus suaves manos mi miembro. Era increíble su experiencia, me acariciaba tan placenteramente que en segundos se me hizo dura en sus manos, ella gozo saboreando mi caramelo en su boca y luego yo se lo hice con tanta pasión, los dos nos comimos con tanto placer que nunca olvidare.

Me llamo Renato, soy un hombre maduro de 38 años. Todo lo que a continuación les contare sucedió hace poco menos de un año. Soy padre de dos hermosos niños y ejemplar esposo, bueno hasta ese momento así me consideraba. Mi familia nunca ha sido religiosa, siempre me considere agnóstico pero mi esposa fue la que insistió tanto en entrar en la religión hasta que al fin me convenció, ella nunca pensó que eso iba causar el fin de nuestro hermoso matrimonio.

El día que por primera vez en mi vida asistí a una congregación cristiana estaba bien aburrido, nunca me gusto escuchar el sermón de un pastor que para empezar es tan pecador como todos, pero por complacer a mi esposa lo hice. Fuimos toda la familia, nosotros como matrimonio y nuestros niños. El lugar no estaba nada mal ya que no era un templo en sí, más bien era una residencia lujosa bastante cómoda, eso hizo que dejara de quejarme. Y bueno sin duda alguna al conocer a “La mujer del pecado” como yo le llame sarcásticamente, eso hizo que mi estancia fuera más que placentera. Carina una mujer casi de mi edad, también madre de familia pero que a su edad aún está en su máximo esplendor de mujer.

Treinta y cinco años, delgada, con una gran personalidad y sabe vestirse muy bien. Ella siempre usa vestidos largos pero es muy glamorosa. Ella tiene todo lo que mi ahora ex esposa ya no tuvo, lamentablemente con el nacimiento de nuestros hijos mi esposa se descuidó bastante, engordo un poco y ya no era la misma mujer deseable con la que me case hace doce años. No entiendo porque pero al conocer a Carina cambio mi vida, yo que también me había sabido guardar en fidelidad pero ahora mis instintos de hombre habían despertado, ella los había despertado. Carina era ministra en la congregación así que inevitablemente todos debemos tener contacto con ella. Recuerdo bien la primera vez que nos conocimos, desde el primer instante supe que iba a ver algo más, eso nunca lo noto mi esposa afortunadamente.

Las reuniones eran todos los domingos durante la noche, el pastor leía la biblia, cantábamos y casi al final de la ceremonia había un momento para purgar pecados. Este acto pedía como requisito abrazar a los hermanos si veíamos que estaban llorando, una forma de consuelo. Este fue el principio de lo inevitable, esa ocasión vi que Carina mientras “oraba” estaba llorando suavemente. No pregunten en que pensé pero al instante fui donde ella y la abrace. Ella tenía los ojos cerrados por lo que no me vio al instante pero al pasar lo que paso ella supo que era yo. Mientras la abrazaba sin querer una de mis manos se deslizo de su espada hacia su nalga izquierda. Ella abrió los ojos de inmediato y me vio a los ojos con una mirada tan intensa que nunca olvidare, por segundos me perdí en su mirada y en aquellos deseosos labios de antojo. Domine mis ímpetus para no besarla. No me habían engañado los sentidos, no. Ella era todo lo que yo había deseado en una mujer.
En fin aquel acto termino sin más novedad y sin que nadie cayera en cuenta.
Todo esto sucedió una noche de lunes. Carina como la ministra de la congregación siempre nos visitaba para acordar eventos. Así fue esa noche. Yo llego del trabajo a las 7:00 p.m. y mi esposa sale de su trabajo solo una hora más tarde que yo, solo los niños estaban en casa pero afortunadamente aún no tiene la edad suficiente para entender cosas de adultos. Sin duda tiempo suficiente para consumar nuestros más sucios deseos.
Esa noche alguien toco a la puerta, era Carina, venía muy hermosa con un sensual vestido café largo, sandalias coquetas y su hermoso cabello suelto. Nos miramos los dos.
-¿Esta tu esposa?- Me pregunto con una voz tan sensual que me excito al instante.
-¡No, pero en una hora llega!-
-¡Mmm entonces debemos darnos prisa Reni!- Así me puso ella.
-¿Prisa para qué?-
-Jeje no te hagas que no sabes, sé que me deseas, aquella noche no fue un descuido ¿Y sabes algo? Me pusiste muy cachonda-
Carina me rempujo contra la pared y me beso tan intensamente que mi miembro al momento creció, ella bajo su mano a mi parte, lo toco y sonrió malvadamente.
-¡Hazme el amor! No tenemos mucho tiempo cariño-
Una parte de mi sentía remordimiento pero sin duda mis deseos fueran mayores a la culpa. Ambos caminamos hacia las recamaras de la casa, antes pase a ver a mis niños, los dos estaban jugando sin darse cuenta quien había llegado a la casa. Yo con mucha discreción les cerré la puerta con seguro. Carina me miro riéndose.
-¡Jaja, vamos cariño aún están muy pequeños, podríamos hacerlo delante de ellos y nunca sabrían que esta pasando!-
Al fin ya en la habitación Carina enloqueció, me tiro en la cama, la misma cama donde duermo con mi esposa y donde aún le hago el amor. Ella me tiro en la cama de mi recamara, con prisa me bajo la cremallera y toco en sus suaves manos mi miembro. Era increíble su experiencia, me acariciaba tan placenteramente que en segundos se me hizo dura en sus manos, ella no espero más para metérselo en su boca bien caliente, su saliva me la mojaba y sus labios jugaban con toda mi verga, con mis huevos, era algo increíble, ninguna mujer me había hecho lo que ella me estaba dando en ese momento. Fueron eternos minutos de gloria y placer.

Tan inmenso placer que llego un momento que no pude contenerme y vacié un poco de semen en su boca ¡Ho dios mío! Casi me infarto al ver que ella se tragó mi lechita.
-Perdón no pude aguantarme!-
-Jeje ¡Descuida corazón que me encanto! Pero no querremos que se te acabe la lechita, aun no empieza lo mejor cariño-
-¡Ahora se buen chico y hazme gozar como yo a ti corazón!-
Carina se puso de pie y levanto la larga falda de su vestido, una gran sorpresa más al ver que no traía pantis. Al fin pude ver aquella concha que había deseado durante semanas. ¡Ho cielos era tan crujiente, bien afeitada y jugosa.
-¿Te follan seguido?- Le pregunte sin vergüenza.
-Jajaja el que sea cristiana no implica que sea una santa, yo gozo como quiero y cuando quiero. El pastor Gómez podrá decirte lo bien que la pasamos en su mansión después de cada asamblea-
¡No podría creerlo! El mismo pastor se la cogía, no podía ni pensar cuantos hombres de la congregación ya se la habían probado. Esto me ocasiono un desborde de ira y lujuria desenfrenada.
-¿A Sí? Pues veremos quién te lo hace mejor putita.

La tome de su cabello y la hice apoyar en el piso. Le subí el vestido y de un golpe le clave mi verga hasta el fondo de su vagina mojada. Ella grito al sentir mi verga bien dentro de ella. Inicie a bombearla con toda mi fuerza. Carina se tapaba la boca para no gritar más, nuestro vaivén era riquísimo, mis huevos chocaban contra sus nalgas ocasionando un ruido que me excitaba mucho más. Al fin era mi puta, toda mía esa noche. Y yo le estaba gozando la vagina como nadie en el mundo, le daba ligeras nalgadas y seguía tomándola del cabello para hacer fricción contra mía. El placer fue tanto que en segundos me vacié totalmente dentro de ella, fue tanta leche que se derramo por sus piernas al momento que se la saque. Carina cesaba de placer al igual que yo, ella aún me tomo la verga y volvió a chuparla así embarrada de semen y de sus flujos vaginales. Estaba por venirte la segunda vez cuando escuche el auto de mi esposa entrar al garaje de la casa. Los dos enloquecimos, yo rápidamente me vestí y ella se acomodó el vestido aunque no le dio tiempo limpiarse la corrida. Rápidamente eché perfume en el cuarto para quitar el olor sexual y salimos naturalmente. Lo más gracioso es que Carina saco su biblia y comenzó a rezar en la sala al instante que mi esposa entro. Ambas se saludaron y hasta se quedó a cenar con nosotros.

Yo no pude evitar sentir curiosidad sobre qué haría mi esposa si supiera que hicimos el amor en nuestra cama y que bajo su falda tenía su vagina y piernas mojadas de mi leche. Este primer encuentro pasó desapercibido pero mi aventura con Carina continúo por un tiempo más hasta que inevitablemente las cosas se descubrieron, sin remedio nos divorciamos pero ¿Saben algo? Eso no me importo porque de esa manera descubrí que ya no la amaba y además ahora tengo a Carina para saciar mis deseos de hombre.