Desde el interior de unarmario vi a mi mujer siéndome infiel
Relato
Folla con su vecino. jovencita folla con su vecino
Me llamo Jose, tengo 37 años y me casé hace diez años con una mujer muy recatada a la que el sexo le iba muy poco o al menos eso era lo que yo creía.
Durante todo este tiempo solo he logrado tirármela una vez por semana como máximo y siempre de un modo convencional. Por supuesto nada de pelármela y mucho menos de mamármela.
En la actualidad Fina, con sus 33 años, está estupendamente, es una mujer alta, rubia con melena, piel blanca y suave, guapa de cara, curvilínea de cuerpo, con tetas grandes y redondas, culo salido, coño de labios gruesos y raja larga, en fin, lo tiene todo para enloquecer a cualquiera pero es una lástima que su sexualidad sea tan reprimida.
Todo le parece mal, prohibido y sucio. Puede decirse que es una mujer anticuada en todo.
Lo que voy a contar ocurrió hace unas dos semanas y cuando yo, en teoría, estaba fuera en viaje de negocios.
Un amigo me había dicho que mi mujer frecuentaba, en mis ausencias, un bar al que solían ir chicas de la vida, prostitutas. Como es natural no me lo creí e incluso me enfadé con él pero cuando otro amigo, éste aun más de fiar, me comentó lo mismo, empecé a ponerme nervioso. No sabía que hacer, mis dudas me comían el cuerpo, pero no me atrevía a hablar con ella por si todo tenía una explicación simple y mis celos pudieran hacerla enfadar. Al final decidí seguirla.
Me inventé un viaje, alquilé una habitación en un hotel y, escondido cerca de casa, esperé a ver donde ella iba. La realidad me produjo una gran tristeza pues efectivamente Fina, muy bien arreglada aunque bastante provocativamente, como nunca había aceptado salir conmigo, subió a un taxi, yo le seguí con otro y la vi entrar en aquel bar para salir al poco rato acompañada por un desconocido subiendo al coche de él.
Me fue fácil imaginar lo que irían a hacer pero, aun costándome creer que ella pudiera serme infiel, decidí montarle lo que yo creía iba a ser una trampa. Hablé con el primer amigo que me había dado el soplo, Fernando, y le pedí que fuera al bar, se la ligara y se la llevara a su apartamento donde yo, escondido en el armario de su habitación podría ver lo que ella pretendía y cogerla con las manos en la masa.
Fernando, al principio, se negó a esta jugada pero yo insistí tanto que al final aceptó. Dos días mas tarde tuvimos suerte y desde el taxi que yo tenía preparado les pude ver salir, agarrados del brazo, del local. Me fui rápidamente al apartamento de mi amigo cuya llave me había dado y me escondí en el armario como estaba previsto.
Como cosa de media hora más tarde llegaron ellos, pero mi sorpresa fue ver, desde mi escondite, cuando entraron en la habitación, que había otro hombre con ellos a quien llamaban Fidel.
Fina se sentó sobre la cama y empezó a quitarse la blusa dejando al descubierto su sujetador de encajes, mientras que los dos hombre se sacaban sus tiesas pollas del pantalón y empezaban a meneárselas excitados ante la visión de mi mujer que se había despojado también de la falda. Excitados al máximo ellos se quedaron en pelotas rápidamente y se acercaron a Fina quien agarró con ambas manos las dos vergas muy endurecidas y tras pajearles durante unos instantes empezó a entretenerse en pasarles la lengua por el capullo un buen rato mientras los dos tras quitarle el sujetador le acariciaban los pechos y la espalda.
Cuando ella comenzó a tragarse una a una aquellas vergas, chupando como nunca me lo había querido hacer a mí, estuve a punto de salir pero el morbo que me producía todo aquello me lo impidió y sacándome la polla del pantalón comencé a masturbarme viendo lo que acontecía.
En un momento dado mi amigo se tendió en la cama boca arriba haciendo que ella lo montara introduciéndose su polla en todo el coño y todo eso sin dejar de mamarle la verga al otro. Era un espectáculo tan caliente que tuve que soltar mi polla pues me iba a correr sin remedio.
Pero lo peor fue cuando el desconocido, saliendo de su boca, se colocó tras mi mujer, le separó las nalgas y sin dificultad, le penetró el ano enculándola hasta los cojones. La guarra gemía y gritaba diciendo palabrotas, animándoles a seguir follándola y anunciando sus corridas que fueron varias y seguidas mientras duró aquel bocadillo.
Al cabo de un rato mi mujer les dijo que no se corrieran pues quería saborear sus leches, de modo que ambos se salieron de ella y tumbándola boca arriba en la cama se pusieron los dos de rodillas a ambos lados de su cara, masturbándose lentamente sobre ella. Fina, que estaba fuera de sí de lujuria, empezó a chupar alternativamente las dos durísimas pollas animándoles a correrse mientras ellos seguían sobándola por todo el cuerpo. Desde su posición Fernando miró hacia el armario donde yo estaba escondido y sonrió como diciendo “Mira lo puta que es tu mujer, mira como se va a tragar toda mi leche” mientras se masturbaba con la polla dentro de la boca de Fina.
Efectivamente Fernando fue el primero en correrse gruñendo como un toro, llenándole la boca de leche a mi mujer quien tragó lo que pudo aunque parte fue a parar a sus ojos y a sus mejillas. Casi no había terminado de eyacular Fernando, cuando Fidel acercó su enorme verga a la cara de Fina y empezó a follarla cada vez mas rápidamente por la boca hasta que su orgasmo explotó y saliéndose de la boca de Fina empezó a soltar grandes chorros de leche que dejaron la cara de Fina en su totalidad llena de espesos goterones blancos. La escena era tan caliente, viendo la cara de mi mujer llena de leche de hombre, que fue demasiado para mí y me corrí dentro de mi escondite.
Fina siguió lamiendo las dos pollas hasta dejarlas totalmente limpias de esperma mientras ellos mismos con la mano rebañaban la leche que habían depositado en su rostro y se la echaban en la boca para que ella se tragara todo.
Después se fueron a la ducha los tres, regresaron ya vestidos, y los dos hombres le dieron una buena cantidad de dinero ante mis narices. Esperé a salir del armario cuando ellos ya se habían marchado.
Regresé de aquel falso viaje y al llegar a casa mi mujer me dio el beso acostumbrado y se comportó con una naturalidad total cortándome aun más y cerrándome la boca.
Mi cabeza sigue hecha un lío, lío que aumenta al no entender porqué me puse tan caliente al ver a mi esposa follada a la vez por dos hombres.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 502865 veces
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