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Dos chicos se inician en una playa alejada

Relato enviado por : cubanofeliz el 12/01/2011. Lecturas: 6424

etiquetas relato Dos chicos se inician en una playa alejada   Primera vez   Anal   Playas   Lugares publicos .
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Resumen
Dos chicos se inician con una caliente vasca madura y un cubano templón


Relato
Dos chicos se inician en una playa alejada.
Había sido un extenuante viaje desde España y ya el avión tocaba pista en la Terminal 3 del Aeropuerto Internacional “José Martí” de Ciudad de La Habana, Cuba. Carmen descendía por la escalerilla del avión y a su paso cada empleado y empleada de aduanas volteaba su mirada para examinar su elegante paso y su hermoso trasero. Vestía un conjunto de color beige que resaltaba su blanca piel y el brillante color negro de su cabello, la saya era corta y su impresionante trasero casi no cabía en ella, dando lugar a miradas muy provocadoras y a gestos de asombro y sorpresa por tan bella hembra. Había estado varias veces en Cuba, pero ahora traía un motivo específico, quería gozar de lo lindo con una bella chica y un chico que yo le había prometido en su viaje anterior. Se trata de una pareja joven e inexperta a la cual he convencido de tener sexo por primera vez en un cuarteto. Por supuesto, que eran jóvenes y hermosos. La chica de unos 20 años, de piel blanca y cabello rizado de color rojizo, semejaba la lava de un volcán en erupción, sus labios eran gruesos y rosados combinando perfectamente con unos ojazos de color café que hacían sentir envidia al mismísimo creador. Su cuerpo era esbelto y sus caderas bien delineadas con un culo impresionante, unas nalgas redondeadas y una cintura estrecha que ascendía terminando en unas tetas de lujo, bien moldeadas y con pezones como rocas. El chico por su parte, estaba muy bien dotado, trigueño también, de ojos verdes y con un cuerpo de atleta, sus brazos invitaban a ser acurrucado en ellos y su vestimenta sugería un abultado paquete en su entrepierna.
Abel y Laura –así se llaman los chicos- estaban muy nerviosos. Nunca se habían involucrado en una aventura así y Laura deseaba que su primera vez de sexo fuera más íntima y romántica, pero Abel la convenció de que esta oportunidad era única y no debían desaprovecharla. Yo los observaba desde mi asiento y recreaba mis ojos con las deliciosas piernas de Laura y el fino vello que las cubría de la rodilla hacia arriba, sugería que su pubis sería bien tupidito y caliente.
De vez en vez observaba a Abel y sus labios invitaban a darle de mamar una buena pinga, sin dudas que muy pronto mis deseos se harían realidad. Me cambié de sitio y me coloque al lado de Laura, ella observaba con atención la salida de los pasajeros que recién habían llegado al aeropuerto, y mientras esto sucedía yo les comentaba algunas cosillas para entretenerlos y de paso deslizaba mi mano por la pierna de ella. Con un gesto muy suave las cerró aun más y me miró totalmente sonrojada, tomé su mano y con suavidad la llevé hacia mi entrepierna donde ya mi pinga estaba muy excitada de solo pensar en aquella hembra desnuda, trató de quitarla pero una ligera presión sobre ella le hizo comprender que no sería así y sus dedos aprisionaban mi pinga sobre el pantalón. Abel nos miró en ese momento y sonrió, también muy nervioso.
Ahí viene –dijo Abel- y así era en efecto. Carmen ya salía por la puerta de los pasajeros y con su mirada me buscaba por todos lados, hasta que finalmente nuestros ojos se encontraron, nuestras pupilas brillaban de la emoción al vernos nuevamente y en un segundo por nuestras mentes pasaron los recuerdos de nuestras aventuras vividas, Guanahacabibes y Viñales, en su anterior viaje. Nos fundimos en un fuerte abrazo, ya podía sentir el aroma de esta impresionante hembra, colocó sus labios sobre los míos y me besó con ternura, sin embargo sus ojos giraron rápidamente a su derecha donde había una pareja de chicos que la observaba con atención ¿son ellos? -me preguntó- a lo que yo asentí con la cabeza –son hermosos- me contestó. Acto seguido avanzó hacia los chicos y besó a Laura muy cerca de sus labios y a Abel sobre ellos –ambos quedaron estupefactos- enseguida se presentó – soy Carmen Aguirre, la vasca, y es un placer conocerlos -dijo-. Los chicos se presentaron y en unos pocos minutos ya estábamos en el parqueo del aeropuerto esperando nuestro taxi. Mientras esto sucedía intercambiábamos bromas con los chicos y Carmen los devoraba con los ojos, de vez en cuando acariciaba las nalgas de Laura con una soltura que la chica no salía de su asombro.
Al llegar nuestro taxi, le indiqué al chofer que se dirigiera hacia el Este de La Habana, a una playa llamada Guanabo, donde previamente había reservado una muy cómoda y discreta casa de renta a orillas del mar con una privacidad absoluta. Deseábamos que el sexo con nuestros bellos amigos no estuviera perturbado por ningún incidente. Al llegar, Abel y yo llevamos el equipaje de Carmen y el nuestro hacia la casa, mientras las chicas daban un recorrido y conversaban animadamente por las áreas exteriores de la misma.
-AL fin solo- dijo Carmen al ver partir nuestro taxi y le dijo a Laura que la acompañara a su habitación, mientras Abel y yo bebíamos unas refrescantes cervezas.
Laura te noto tensa –le dijo Carmen- al estar a solas en la habitación ¿es que no te gusto? – le preguntó- nuevamente. No sucede nada, y eres muy hermosa –le respondió Laura- es que estoy tensa pues nunca he tenido sexo en mi vida y este momento, y tantas personas me ponen nerviosa –contestó-. Carmen se acercó lentamente a Laura, por la espalda de ella deslizó sus manos y acarició el cuello de la chica, susurrándole al oído que estuviera tranquila que nadie le haría daño, mientras tanto sus manos acariciaban los brazos desnudos de la chica que llevaba una fina blusa de tirantes y una minifalda bien corta. Laura comenzó a temblar, esta vez Carmen había colocado sus dedos por debajo de la fina tela de la blusa y jugueteaba con los pezones, mientras mordisqueaba sus orejas, lamia su cuello, y su lengua la recorría de arriba abajo como si fuera un helado de crema. La volteó lentamente y Laura era incapaz de alzar la mirada. Carmen la tomó suavemente por la barbilla y alzó su bello rostro, acercó sus labios a Laura y esta no se atrevía a besarla, entonces la lengua experta de Carmen penetró los labios de Laura, a lo que esta respondió entreabriendo sus mandíbulas y dando paso a la lengua experta de mi amiga que ya recorría todo el interior de sus mucosas, jugaba con su lengua y mordía sus gruesos labios. Carmen la tumbó en la cama y se colocó entre las piernas de la chica abriéndolas lentamente –Laura cerró sus ojos- y se entregó a las sublimes caricias que Carmen le estaba dando. Carmen se arrodilló, observando unos muslos bien formados y el vello negro que los cubría, sus manos expertas comenzaron una suave caricia en el interior de los mismos y bajaba hasta sus rodillas volviendo a subir arrancando gemidos en la chica. Casi no podía contenerse, separó aún más las piernas de Laura y las alzó colocando las mismas en el borde de la cama, ahora se apreciaba una minúscula tanga de color blanco que dejaba escapar los vellos hermosos de esta chica por sus bordes, sus labios vaginales estaban muy bien diseñados y los dedos de Carmen jugueteaban con la fina tela hasta que finalmente la separó.
Que magnifica vista –expresó Carmen- al ver la chocha de aquella chica delante suyo y sin poder contenerse más acercó sus labios a las entrepiernas de Laura y deslizó su lengua por los muslos de la chica, lamiendo y mordisqueando suavemente su blanca y fina piel, se acercaba a su chocho y ya sentía el aroma de su nueva presa, por fin su lengua y la vagina de Laura se encuentran, -Laura se contrae- ante aquella caricia e insólitamente separa más sus piernas, Carmen juguetea con las nalgas de la chica y succiona cada uno de sus labios vaginales arrancando gemidos y contracciones por parte de Laura, que más que gemir sollozaba, de placer. Carmen la penetró suavemente con su lengua, sentía el himen que no la dejaba avanzar más allá, pero no quería romperlo aún, deseaba hacerlo de otra manera y por eso descendió hasta llegar con su ardiente lengua al orificio anal de la chica que rebosaba de placer, lo succionó lentamente y comenzó una suave caricia de dilatación que combinaba su lengua y sus dedos. El esfínter de Laura fue cediendo y poco a poco uno de los dedos de Carmen la fue penetrando, Laura gemía, ayyyyyyyy, que ricooooooo, no tan fuerte Carmen que me dueleeeeeeeeee y Carmen la obedecía metiendo y sacando su dedito del culito peludito de Laura hasta que finalmente se lo metió todito arrancando un ayyyyyyyyyyyyyyyy coñoooooooooo me voy avenir Carmennnnnnnnnnn. En ese justo momento, nuestro hermoso Abel se acercó a la puerta del cuarto que estaba aún abierta y observaba atónito como Laura era masturbada por el culo, pero más que eso observaba el esplendido culazo de mi amiga Carmen que estaba totalmente al aire. ¿Te gusta? – le pregunté en baja voz- a lo que él con sorpresa, por verse descubierto, me respondió que sí con una timidez espantosa –será tuyo dentro de muy poco- le dije. Con unas fuertes palmadas les dije: vamos chicas que hay que darse una ducha y salir de juerga, pero al parecer no escuchaban, y después supe por Carmen que Laura había experimentado su primer orgasmo anal, se había deslechado con la excelente paja que mi amiga le había propinado por el culo.
Carmen se levantó dejando a Laura con el culo desnudo y llenito de saliva, extenuada, y aun con los ojos semicerrados. Mi boca se hacía agua de ver aquel culo, así de rico al aire, y sin poder contenerme me acerqué lentamente y acaricié su clítoris, estaba muy suave, como una pelusilla, sus vellos eran finos y muy negros, cubrían sus labios vaginales y poco a poco los fui separando hasta dejarlos descubiertos, avance un poco más y recorrí su chocho hasta llegar a la ranura mágica que tanto deseaba, pero al separarlos Laura suspiró y me dijo –después que me duche será tuya- ante lo cual decidí esperar para mamar adecuadamente aquel coñito de lujo.
Por su parte, ya Carmen había avanzado hacia donde Abel se encontraba y le dijo al oído que la acompañara a ducharse, a lo cual el accedió tímidamente. Traje unas cervezas para Laura y para mí, mientras nuestros amigos se duchaban y sentada sobre mis piernas comencé a juguetear con sus pezones, mi boca los succionaba con glotonería, y ella acariciaba mi nuca y entrelazaba sus dedos con mis cabellos.
Ya nuestros amigos estaban en el cuarto de baño y Carmen, por supuesto, que llevaba la iniciativa. Le pidió a Abel que la desnudara a lo que este accedió rápidamente. Deslizó la blusa y ella soltó el cierre de su sostén mientras se volteaba hacia el chico. Este al ver a Carmen de frente con aquellas magnificas tetas no sabía qué hacer y temblaba de nervios. Mi experta amiga se dio cuenta de inmediato del comportamiento de Abel y lo atrajo hacia ella, colocando una de sus tetas en la boca de él, y pidiéndole al oído que mamara como cuando era un bebé,
Abel obedecía sin reparos, mientras Carmen deslizaba sus dedos por la nuca del chico, lo acariciaba, y recorría con sus manos la espalda del joven. Las manos de él ya no estaban tan tranquilas y acariciaban las duras nalgas de Carmen, intentaban subir su falda y rozaban su vagina por delante con sus dedos, su boca no soltaba los pezones de Carmen y ya esta se estaba excitando sobremanera. Lo separó unos centímetros de su cuerpo y se deshizo de la saya quedando en tanga, pero por muy poco tiempo, unos segundos después ya Abel en su desespero la había arrancado y ahora de rodillas mamaba el clítoris de Carmen que gemía ayyyyyyyy, asiiiiiii papitooooooooooooooo, que ricooooooo mamassssssss y Abelito de rodillas seguía en su mamada hasta que Carmen lo separó de ella y se arrodilló delante de él. Nunca Abel imagino que la mamada de su vida estaba a punto de producirse. Mi amiga fue desabotonando lentamente el pantalón de Abel, lo agarró por las caderas, y junto con el pantalón descendió su bóxer, ahora estaba totalmente desnudo delante de ella. Su pinga era grande, con una cabeza rosada y llena de sangre en todas sus venas y arterias, estaba tan rígida que invitaba a subírsele encima y no bajar nunca. Su vello púbico también era negro, como el de Laura, y sus huevos eran gordos y robustos. La mano de Carmen los acariciaba como si fueran de cristal y besaba sus labios sin dejarlo respirar, la excitación de ambos aumentaba aun más y su pinga seguía muy parada. Ahora ella mamaba las tetillas y el suspiraba de placer, sus manos jugaban con sus cojones, y se enredaban en aquel fino vello, masturbaba suavemente la pinga de Abel.
El descenso de Carmen era una tortura para el chico. Experta y desbocada como un potro salvaje ella acariciaba el abdomen y resbalaba por la cintura de Abel, mientras descendía chupando con sus labios todo lo que encontraba a su paso, hasta llegar a su pinga. Separó un poco su cara y entreabrió sus labios dejando entrar la cabezota de aquel capullo en su interior.
La boca de ella era húmeda y rápidamente el sintió el calor de la saliva de ella, mientras mamaba su pinga, su mano estiraba la piel del rabo de este hasta atrás y de nuevo hacia adelante, mientras que sus labios chupaban la cabeza de la pinga de Abel. Sentía que estaba a punto de reventar, pero Carmen no lo soltaba. Apenas unos segundos más y Abel se deslechaba como un caballo en celo, su leche caliente y abundante inundó la boca de Carmen, la cual tragaba cada gota, seguía mamando y extrayendo todo lo que podía de aquella deliciosa tranca hasta que finalmente la dejó bien limpia y brillante de nuevo, pero como 20 años son 20 años, en unos segundos ya estaba tiesa de nuevo y ambos entraron en la ducha que sería el estreno definitivo de Abel como hombre -y algo más-.
Mi querida Laura estaba a cien con mis caricias y ni hablar de cómo estaba mi pinga. Sentada encima de mí besaba mis labios y yo recorría su cuerpo semidesnudo con mis manos. Terminé de desnudarla y le pedí que se hincara de rodillas sobre un cojín que le facilité, así lo hizo. Me desnudé completamente y sentado en el sofá la tomé por su cabeza y la atraje hacia mi pinga, entreabrió sus labios y le coloque mi rabo en su boca. Comenzó una mamada inexperta que tuve que ir guiando mientras que su saliva y su lengua barnizaban mi trozo de carne, lamía mis huevos con dulzura y mi perineo se contraía ante cada lengüetazo de ella, sus ojos me miraban con pasión y casi me deslecho en su boca, pero me contuve y la invité a ducharnos junto con Abel y Carmen.
Estos dos estaban ya en la ducha, bien caliente, enrollados en un beso ardiente y en un juego de manos incontrolado, sus caricias invitaban a mezclarnos y entramos junto a ellos en la bañadera. Comenzamos a acariciarnos mutuamente y Carmen sacó un pote de gel de baño y propuso enjabonarnos completamente unos a los otros, era como una especie de juego donde ella hacia una adivinanza y si el otro no respondía adecuadamente le tocaba un castigo que ella impondría. Así comenzamos y la primera de las adivinanzas fue para mí, por supuesto que no la pude contestar y me tocó de castigo enjabonar a Abel. El chico se puso súper colorado de la vergüenza pero no nos quedaba de otra y Carmen para sonsacarlo aún más comenzó a besarlo en la boca y a acariciar su pinga a lo que este respondió rápidamente, mientras tanto ella me guiñaba un ojo indicándome que podía comenzar. Laura por su parte, acariciaba las nalgas de Carmen y la vagina de esta, estaba colocada a su espalda. Carmen descendió nuevamente mientras Laura cambiaba de postura y se acostaba debajo de ella, mamaba su chocho. La boca de Carmen aprisionaba la pinga de Abel y yo tenía el privilegio de observar toda la escena, los tres dándose placer, así que tomé mi pote de gel y comencé a enjabonar a Abel que ante la primera caricia respondió dando un respingo hacia adelante, pero la boca de Carmen estaba haciendo muy bien su trabajo y en unos segundos estaba mansito como un cordero. Mis manos se deslizaron por su espalda, el agua caía sobre sus hombros y el gel hacía rápidamente espuma. Yo sentía sus músculos contraerse ante cada mamada de Carmen y eso me excitaba aun más, sin contar que tenia de frente el chocho de Laura abiertico y listo para ser cogida.
Mis manos seguían resbalando y acariciaban la espalda y la cintura de Abel, descendí un poco más y observé por primera vez sus nalgas, eran velluditas y bien formadas, me excitó mirar su culo y ver su pinga siendo mamada, así que decidí ir más allá y mientras me masturbaba con mi mano izquierda, con la derecha acariciaba a Abel en sus glúteos, solté mi pinga que estaba tiesa como un poste y con las dos manos enjabone sus nalgas, entreabrí sus cachetes de culo y el agua caliente hacia el resto, dilatando sus poros, el jadeaba de placer y decía asiiiiiii, ricooooooo, mamameeeee mamiiiiiiiiii y Carmen lo mamaba más y más, mis dedos avanzaron un poco y ahora ya lo tenía bien abiertico, su raja estaba coloradita y sus finos pelitos jugaban con la yema de mis dedos hasta que uno de ellos se decidió y avanzó hasta su orificio, suavemente lo fui presionando y el volteo su cabeza, pero no pudo decir nada, mi dedo fue más veloz que sus palabras y en un segundo ya estaba dentro de su culito, solo le quedaba menearse o renunciar a la mamada que Carmen le estaba dando y esto último no era opción para él, así que le ensarte mi dedo en el culo y comencé a pajearlo por detrás, por su ano, era estrechito y caliente, se comprimía mi dedo al clavarlo, notaba su resistencia, pero su esfínter en un rato ya estaba dilatado y ya no era un solo dedo, eran dos y seguía meneándose rico hasta que fueron tres mis dedos en su culo, ya estaba listo para algo mayor. Saque mis dedos y Carmen dejo de mamar su tranca, cambiamos las posturas pues ya era hora de meter mi pinga en algún agujero caliente y tenía tres a mi disposición, todos muy excitados por cierto.
Carmen se acostó sobre el piso de la bañadera y atrajo hacia ella a Abel que quedó inclinado sobre mi malvada amiga. Esta pose lo ponía en desventaja respecto a mi pinga y su culito estaba bien dilatado, así que Laura se acercó y lo mamó un poco más, Abel resoplaba de placer ante los lengüetazos de Laura y esta, en cuatro patas también, comenzó a introducir sus deditos en el culito de Abel, era la paja del siglo, mientras él se singaba el chocho de Carmen.
La tenía ensartada con su pingo y esta gritaba de placer mientras Abel la clavaba sabrosamente. No pude resistir la tentación de ver a Laura así y me acerque por detrás tipo perrito, ya ella imaginaba mis intenciones, pero estaba tan excitada masturbando a Abel por el culo que no se percato de la clavada que estaba a punto de recibir. Mi pinga se acercó a ella y rozó sus labios vaginales, hice una ligera presión mientras la agarraba por las caderas firmemente para que no pudiera escapar, además el espacio estaba bien reducido. Así le fui abriendo la vulvita y penetrando con la cabeza de la pinga hasta que topé con su himen que me obstaculizaba el camino, un poco más de presión y Laura grito ayyyyyyyyyyyyyyyy, que me partes el culo, ayyyyyyyy, me duele, pero la agarré aún más fuerte y se la metí hasta el fondo, su grito se ahogó al meter su lengua en el culo de Abel y yo le di hasta el fondo, mi trozo de carne ya le había partido en dos su vaginita y ahora quedaba menearse rico lo cual fui guiándole a ella hasta que empezó a singar de lo rico, su culo era bello y sus nalgas velludas también, mojadas por el agua lucían fenomenales, mi pinga entraba y salía de su vagina sin dificultad, la metía hasta el fondo y ella gemía de placer asiiiiiii, papiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, ricooooooo, singame ricooooooo papitooooooooooooooo, así estuve durante un buen rato hasta que ella se vino de nuevo, sentía su leche correr por mi pinga y veía como su cuerpo se iba flexionando y aflojando sus músculos, dejó de mamar a Abel, pero yo aún no me había venido y delante de mi quedaban aquellas nalgas de Abel, preciosas que quería cogerme, me acerque a él que estaba en las nubes singando con Carmen y ni siquiera tenía que dilatárselo por lo que se lo presente en el agujero anal, presioné y de nuevo un ojete estrecho y caliente, se la empujé de un tirón y solo decía coñoooooooooo suave maricónnnnnnnnnn que me has jodido el culo, pero lo obligue a subir y bajar sus nalguitas y en poco rato era un puto maricón singado por el culo, sentía mi pinga latir y su esfínter abrazar mi pingo, me lo apretaba con cada movida y sus nalgas eran acariciadas por mis manos mientras alternaba y le tocaba los huevos, hasta que lo sentí bombear fuerte, Carmen gritaba como loca debajo de él pues se la estaba metiendo a ella por el culo también y de pronto se contrajo, sentía como se venía en el culito de Carmen que recibía aquel lechazo con placer y deseos inmensos de que no acabara, esta contracción de él al venirse hizo que su esfínter apretara aun más mi pinga y de pronto, en dos movidas, me comencé a deslechar en el culo de Abel, el sentía como mi leche bañaba su esfínter y llegaba a sus cojones húmedos. Poco a poco mi pinga fue bajando y la saque de su culo para que Carmen me la dejara limpia, pero estaba ocupada con Laura en mamarle su culito y Abel se inclinó y me la mamó hasta dejarla limpia de nuevo, pero parada, así que decidí darle por el culito a mi querida Carmen mientras esta disfrutaba con un arnés del culito de Laura que boca abajo en la bañera era sodomizada por Carmen, ambas cogieron lo suyo por el culo, mientras Abel me mamaba los cojones por debajo. En unos minutos lo que quedaba de mi leche roció el ya deslechado culo de Carmen. Así los cuatro terminamos de darnos una esplendida ducha para salir a conquistar el mundo inexplorado de mi Cuba caliente y hospitalaria, pero eso será otra historia.
Espero que esta les guste.
Besos y abrazos
Cubanofeliz


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Comentarios enviados para este relato
el tinieblas ardiete (17 de April de 2011 a las 21:30) dice: ME AGRADO EN LAS ORGIAS SE VALE DE TODO SI ME LA LOGRASTE PARAE ASTA LUEGO


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