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El culito piticlín de Roxy

Relato enviado por : elmorrocho el 17/08/2009. Lecturas: 6254

etiquetas relato El culito piticlín de Roxy .
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Resumen
A Roxy la conocí mientras dictaba una conferncia y su culito me provocó desde el primer momento.


Relato
EL CULITO "PITICLÍN" DE ROXY

A pesar de que en el año 2007 tuve hermosas y excitantes experiencias con Tatty, ese año acabó resultándome un año difícil, emocionalmente hablando, debido a que me era imposible superar la perdida de mi familia; por ello, la mayor parte del tiempo la pasé en casa lejos de mis amistades. Sin embargo, me hice la promesa de recuperar el tiempo perdido e iniciar el año 2008 de la mejor manera posible. Así que lo recibí en una divertida fiesta de reencuentro con mis amigos de la universidad que fue de gran ayuda para mí.

En esa fiesta me reencontré entre otros con mi amigo Hever que por entonces trabajaba en la Universidad Particular de Chiclayo y me animó a unirme al equipo de catedráticos de esa casa superior de estudios; pero, la idea no me atraía aunque él insistió; así que para no desairarlo le acepté dictar una conferencia a sus alumnos.

Fue así que el viernes 25 de enero de 2008 estuve invitado a presentar una ponencia sobre "Los Retos y Demandas de la Educación en el Siglo XXI" para los estudiantes de la UDCH.

La experiencia fue interesante porque el entusiasmo de los jóvenes era contagiante, tanto así que la conferencia acabó convirtiéndose en un seminario-taller muy interesante que por un momento me hizo pensar en si debía aceptar unirme a esa casa de estudios como catedrático. Sin embargo, a pesar de ello sabía que de aceptar ese trabajo acabaría absorbido por reuniones y cátedras que cortarían mi libertad; así que me retiré de allí seguro de mi decisión; pero, con el recuerdo de Roxy, la amable señorita que había sido nombrada como mi asistenta durante la presentación de mi ponencia.

Mientras conducía rumbo a casa no pude evitar el recordar a Roxy. Se había portado muy amable. Se notaba que era inteligente, alegre y muy entusiasta; además, olía muy rico. No era un perfume artificial, creo que era su fragancia corpórea natural, era fresca y sexy a la vez; pero, traté de olvidarme de ella, pues, seguramente jamás la volvería ver. Sin embargo, pasadas algunas semanas, el lunes 24 de marzo de 2008, la volví a ver sentada frente a mi escritorio pidiéndome que la ayudase como su asesor en su tesis de grado.

La idea de ser su asesor me resultó interesante, no sólo porque me permitiría actualizar más mis conocimientos en investigación científico-educacional; sino, que además sería un buen pretexto para estar cerca de esa guapa muchachita.

Me explicó que estaba interesada en realizar una investigación en torno a la actitud de los padres frente a las actividades educacionales de sus hijos. El tema era bastante anguloso; pero, innovador a la vez y por lo tanto un poco costoso y, según me dijo, no contaba con mucho dinero; así que me ofrecí apoyarla en todo a cambio de que ella fuese una especie de auxiliar de educación a tiempo libre de mi escuela.

Por casi un par de meses nuestro trato fue muy limitado y se circunscribió estrictamente a lo laboral, hasta que llegó el mes de mayo y con él, el Homenaje por el Día de la Madre.

Recuerdo que aquella era la mañana del viernes 09 de mayo y el sol iluminaba como nunca en el jardín del plantel; en donde, profesores y alumnos, presentarían un programa artístico para las madres homenajeadas; y, yo como Director, ocupé mi ubicación como es de costumbre.

La actuación fue transcurriendo sin novedad hasta que llegó la participación de Roxy y de un grupo de alumnos de primer grado que -según el Programa- consistía en una representación en donde los niños eran las florcitas de un jardín, quienes al ser tocadas por la barita mágica de un hada, comenzarían a bailar formando un ramo que rendía su homenaje a todas las madres.

Todo esto me era muy familiar e incluso hasta aburrido; pero, todo cambio cuando llegó el momento en que Roxy salió a escena vestida de hada, pues, lo hizo ataviada con un delicioso vestidito blanco, muy ceñido a su cuerpo y tan corto y vueludo que estoy seguro que todos los niños podían verle la tanga que debía llevar puesta bajo el vestido. Fue entonces que los envidié y no pude menos que recrear mi vista con el excitante espectáculo que me daban sus piernas, más aún cuando descubrí que bajo aquel diminuto atuendo no llevaba medias y que lo que mis ojos veían era su piel.

Desde aquella mañana mi trato hacia Roxy cambió por completo. Procuré ser más amable y no perderla de vista con la esperanza de volver a verle las piernas; sin embargo, eso no ocurrió, pues, siempre que tenía reunión de asesoría conmigo venía vestida con el uniforme reglamentario y a nuestras reuniones de correlación de profesores siempre asistía con un conjunto de pantalón y casaca jean.

Fue por ello que para el Aniversario de nuestra escuela programé una fiesta infantil y precisamente a ella le encomendé la animación de esta actividad con la esperanza de que llegase con la característica minifalda o short que usan las animadoras de éstos evento; sin embargo, eso tampoco ocurrió.

Las semanas siguieron transcurriendo y cuando había perdido las esperanzas llegó el domingo 27 de julio de 2008, fecha en la que las autoridades de Chiclayo programaron el desfile escolar por el aniversario patrio que se celebra el 28 de julio (nuestra independencia fue en 1821); pero, que debió adelantarse por razones de seguridad.

Eran poco menos de las 08 de la mañana cuando Roxy fue la primera en aparecer vestida con el uniforme y extrañamente me saludó con un beso en la mejilla y una coqueta caída de párpados, con lo que me animó a intentar algo con ella.

Durante toda la mañana conversamos mucho y me confió que la noche anterior había terminado con John, su enamorado desde la secundaría; ya que lo había encontrado besándose con otra chica. En ese momento nos anunciaron por los altoparlantes y debimos pasar desfilando frente a la tribuna oficial.

Terminada nuestra participación, Roxy, me dio el alcance para decirme que una de las niñas se había perdido y que nadie daba razón de ella.

De inmediato nos pusimos a buscarla y al cabo de hora y media la ubicamos. Cuando acabó nuestra preocupación por la niña, invité a Roxy a tomar un refresco y ella aceptó; pero, al llegar al restaurante me pidió que le invitase una copa, pues, al parecer lo ocurrido con John la tenía deprimida.

A lo largo de dos horas la vi beber vino, vaso tras vaso, hasta que estuvo bastante mareada. Durante todo el tiempo ella habló y habló sobre John y así me fui enterando que se hicieron enamorados cuando ella cursaba el quinto grado de secundaria y que a lo largo de los últimos siete años tenían una serie de anécdotas que ella registraba en su diario personal.

Durante la conversación me confió que ella siempre había soñado con llegar virgen al matrimonio; pero, que de tanto "agarre" con John la calentura un día le llegó a la cabeza y acabaron haciéndolo en el sofá de su sala:

¿En el sofá de tu sala? –la interrogué con sorpresa.

¡Sí!, como lo oyes en el sofá. Es que ese día toda mi familia estaba en el cumpleaños de mi abuelita que vive en Puerto Eten.

Ya veo, ¿y que tal estuvo eso?

Pues, la verdad……., no lo se, imagino que bien……., yo nunca lo he hecho con nadie más.

Pero, ¿Te gustó o no?

Mmmmmm……………., pues.

La verdad.

Ay, pues, es que da vergüenza hablar de eso……. No se como es que estoy hablando de estas cosas contigo, nunca se lo he dicho a nadie, ni a mi mejor amiga.

Vamos, esta tarde es de confidencias.

Pues, la verdad, me dolió horrible y fue muy rápido, porque teníamos miedo a que alguien llegase. Además sangré bastante y eso me asustó mucho.

Y después que tal.

Después, me sentí muy mal -comenzó a llorar- recuerdo que él se vistió rápido y se fue preocupado porque lo habíamos hecho sin protección. Yo pasé los peores días de mi vida, me sentía sucia y él ni me llamó. Yo debí telefonearlo y avisarle que me había bajado la menstruación.

Ok –dije tratando de concluir el tema, pues, se le notaba bastante afectada; pero, ella continuó

Sabes, Martín, a John le he dado lo que nadie le dará y he hecho por él las cosas que no haría por nadie; y, el muy infeliz me deja por otra.

Después de esto se hecho a llorar y ante la mirada de todos los clientes de ese lugar preferí sacarla y llevarla a su casa.

Durante el trayecto fue calmándose y al llegar me pidió que pasase; pero, no acepté y ella se despidió de mí dándome las gracias por ayudarla y, selló su gratitud y mis labios con un beso que me supo a pasión.

Los días que siguieron me sirvieron para acercármele y al parecer a ella le gustó, pues, llegado el jueves 31 de julio, me invitó a ir a su casa ya que sus padres pasarían el día en la finca de su abuela y ella se quedaría en casa.

Cuando llegué a su casa me la encontré con un shortsito verde nalguero que dejaba muy poco para la imaginación y un polito bastante ancho con un nudo en la cintura que dejaba a su ombliguito en completa libertad. ¿Qué hacía ataviada así?, pues, nada más ni nada menos que ¡la limpieza de su casa!

Así es, yo estaba de visita y ella haciendo la limpieza de sus ventanas. La verdad que bajo otras circunstancias me hubiese sentido ofendido; pero, con esa ropita y subida en una escalerilla, me sentí mas que halagado.

Era la segunda vez que miraba sus piernas desnudas y la verdad comprobé lo mucho que me gustaba. Así es que me senté cómodamente en un sillón y con un vaso de limonada fría en la mano me dispuse a deleitarme con el magnífico espectáculo que me regalaba la bella Roxy. Demás está decir que lo menos que hice fue prestar atención a lo que me decía a pesar de que de cuando en cuando, Roxy, me hacía algún comentario al respecto y sólo respondía con afirmaciones.

En algún momento en el que mis ojos y yo estábamos entretenidos en mirarle el culo, Roxy, me interrumpió así:

Pssshhhh, ¿Hey estas allí?

Sí, si, claro, te… escucho.

¿Así, a ver, dime que es lo que te dije? –yo tartamudeé- mmmmmmmmm……….., para mí que tú estás en otra –dijo esto descendiendo sus párpados, llevándolos en dirección a sus piernas y sonriéndome con complicidad.

Debí sonrojarme un poco, pues, ella descendió de la escalerilla cogió con sus dedos mi cabello y se alejó diciéndome que la acompañase a servir el almuerzo.

Para entonces yo sabía que ella estaba conciente de lo mucho que me gustaba; así que desde ese momento ambos sinceramos nuestras actitudes; yo por mi parte empecé a admirar sus formas con descaro y ella no perdió oportunidad en mostrarme lo que yo quería mirar. Por ejemplo, se agachaba sin doblar las rodillas para marcar bien su culito, se frotaba los muslos insinuantemente o se recogía el polo más arriba para que mirase la base de sus tetas. Todo esto durante el almuerzo en medio de risas y miradas cómplices.

Después de almorzar me invitó a sentarnos en el amplió sofá de su sala y no tardó en recordar que allí había sido su primer encuentro con John.

Cuando empezaba a repetirme todo lo que ya sabía me acerqué a ella y empecé a besarla sin importarme el interrumpirla.

Mis besos recibieron pronta respuesta y para entonces mis manos ya estaban en la espalda y en los carnosos muslitos de Roxy.

Sus muslitos de 23 años estaban bien duritos y eso me gustaba. Se notaba que Roxy tenía amplia experiencia en besar, sabía hacerlo muy bien, dominaba su lengua con destreza y pronto su calentura subió la mía aún más. Esta chica se entregaba en cada caricia y yo no me quedé atrás; por ello, empecé a hurgar bajo sus ropas y eso nos desquició a los dos.

Mordisqueé sus labios, chupeteé su cuello y orejas, amasé y estrujé sus tetas y pellizque sus piernas y nalgas a mi entero gusto; mientras ella gemía estrujando mi espalda y presionando mi culo contra ella para sentir me verga que para entonces estaba más erguida que un soldado.

Nuestras ropas pronto fueron desapareciendo para permitir a nuestros cuerpos encontrarse piel a piel.

La tonalidad canela de su piel sumada a su tibieza me enloquecieron y al parecer ella también la estaba pasando bien, pues, sin previo aviso se desprendió de mis brazos y descendió hasta mi verga para brindarle un delicioso tratamiento bucal.

El estilo de mamar de Roxy era increíble; pero, no podía rendirme y soporté firmemente sus caricias sin dejar escapar de mi miembro ni una sola gota de leche y sin perder ni un milímetro de erección.

Al parecer esto sorprendió a Roxy y acabó por detenerse. Yo por mi parte lengüeteé, dedeé y mordisqueé su afeitada conchita y en menos de lo que esperaba el jugo de su cuquita sació mi sed.

Roxy yacía en su confortable sofá, desnuda y despatarrada, disfrutando los estertores de su orgasmo, cuando me situé entre sus piernitas medio entreabiertas y separando con la yema de mis pulgares los labios de su palpitante conchita le encajé sin reparo alguno mi miembro hasta el fondo de su coñito, hasta que mis huevos sintieron la tibia piel de su culito. La respuesta de su "caverna del placer" fue previsible y las contracciones de su cuquita se unieron a mis embestidas provocando un concierto de jadeos, gritos y gemidos de parte de los dos que no tenían nada que envidiarle a la sinfónica de Viena.

Pronto mi flamante chica empezó a tirar de sus cabellos y a retorcerse de placer mientras su cuquita succionaba incesantemente mi verga hasta hacerme acabar dentro de ella en una copiosa descarga seminal.

Desde aquella tarde Roxy y yo nos hicimos amantes y poco a poco el recuerdo de John fue quedando en el olvido.

Hicimos el amor en todas partes y aunque su compañía me resultaba tan gratificante; yo sabía lo que le faltaba a nuestros encuentros y sin lugar a dudas era enchufarle mi verga por atrás, por su totorrete, que al parecer era lo único que le quedaba "pito" según su propia versión.

No tardé mucho en hacerle saber lo mucho que deseaba "apadrinarle" su culito y afortunadamente la idea no le desagradó, pues, según parece la idea le daba vuelta desde hacía tiempo.

Todo quedó listo y el día sábado 20 de septiembre, pactamos el Gran Encuentro en su propia casa, aprovechando que todos saldrían al matrimonio de una prima.

Yo llegué como a las 21.00 horas, por tanto mi cámara fotográfica automática para registrar todo cuanto me fuese permitido y así ocurrió.

Ella me esperaba con una blusa celeste y una faldita roja bastante sexy y después de besarnos y acariciarnos por unos minutos procedimos a "una sesión de fotos" en la que registré muchos de aquellos deliciosos momentos con Roxy.

Roxy a lo largo de los minutos se fue despojando de sus ropas y terminó posando para mí, mostrándome durante nuestra sesión de fotos el tesoro más valioso que podía ofrecerme "el ojito piticlín de su culito", el mismo que al verlo me dejó anonadado.

Luego de esto me extendió su mano y acercándome hacía ella, desprendió mi cinturón, descorrió la cremallera de mis pantalones y hurgando dentro de ellos asió con su manita mi venoso aparato para de inmediato engullirlo hasta el fondo de su boquita sin importarle sus dimensiones.

Mi chica tenía basta experiencia en estas lides y hacía maravillas con su lengüita mientras yo aún permanecía de pié frente a ella disfrutando como recorría con su lengua cada surco que marcaban las venas de mi enhiesta verga; mientras que con su manita me lo sujetaba y ejercía una agradable presión con sus dedos sobre mis cargados huevos.

Esta caricia bucal aumentó de nivel cuando puso su lengua bajo mi prepucio y recorrió mi glande milímetro a milímetro en una felación magistral.

Definitivamente Roxy se estaba esforzando mucho por conseguir mi descarga seminal; sin embargo, mi virilidad entrenada por tantos años me permitió resistirme y mantuve mi verga erecta sin decaer en lo más mínimo, inclusive a pesar de que ella me acostó sobre su sofá favorito para que pudiese entregarme al placer total.

Cuando consideré que la había dejado hacer con mi polla cuanto había querido, me puse de pié y besándola en los labios con una entrega total de pasión y deseo, doblegué su voluntad y su cuerpo y recostándola sobre el sofá, le abrí las piernas lo más que pude, se las recogí por las rodillas hasta sus tetas y le enterré mi aparato hasta que mis bolas golpearon su culito aprovechando que su cuquita estaba empapada de jugos vaginales.

Las embestidas que le imprimí a su coñito fueron tan furibundas que no podía ni respirar y tenía que abrir su boquita para tragar aire entre jadeo y jadeo. Yo por mi parte no le di tregua a reponerse entre orgasmo y orgasmo y disfruté viéndola gozar bajo mi cuerpo con mi verga enterrada hasta adentro. Vi como su coño quedaba abierto cada vez que le sacaba mi verga por completo antes de volvérsela a clavar. Aquella pose era tan exquisita para ambos que no la varié y ella no protestó a pesar de que la embestí así por casi… (Mejor no les digo por cuanto tiempo para no caer en pecado de presunción jejejejeje…..); sin embargo, el propósito de nuestro encuentro no era ese, sino era el de quitarle el piticlín a su culito y no podíamos distraernos mucho y había que actuar y ponernos manos a la obra o mejor dicho "en ponerle verga al culo".

A esas alturas, el coñito de mi Roxy, había emanado tal cantidad de jugos que todo el surco de su culito, el que separa a sus dos preciosas nalguitas, estaba completamente empapado; así que aprovechando tal situación la gire hasta dejarla arrodillada en el piso, dándome la espalda y con el pecho apoyado sobre el sofá.

Antes de acercármele me detuve un instante y la observé con su culito expectante y su cuerpo quieto y me sentí afortunado, pues, nuevamente tenía frente a mí un culo encantador listo para ser perforado por mi polla.

Así que, me ubiqué tras de Roxy, humedecí suficientemente a mi polla con los jugos de su coñito y de inmediato apunté al culito piticlín de Roxy. Mi linda chica, siempre fiel a su espíritu colaborador, llevó sus manitas hasta sus dos nalgas y, separándolas lo más que pudo, me dejó el camino libre para iniciar la incursión de mi verga a través de su estrecho e inexplorado conducto anal.

En un principio su culo se resistió a ser desvirgado y le dio buena batalla a mi verga; pero, no me amilané en ningún momento y seguí presionando mientras ella separaba los cachetes de su huequito hasta que finalmente su endeble anito empezó a ceder.

Claro que al comienzo la pobre Roxy pagó con sus chillidos y lágrimas el aceptar mi invitación a ser enculada; pero, ella no desmayo y respondió a la resistencia de su anito abriéndose más las nalguitas. Así que entre los dos fuimos abriendo aquel apretado culo hasta que después de casi veinticinco minutos mi verga había invadido por completo su conducto anal y "el piticlín de su culito" –como ella solía llamar a su virginidad anal- pasó a ser historia.

A partir de allí todo fue goce. Mi verga aprendió a taladrar aquel culo y su anito aprendió a succionar mi polla; y empezamos a culear como verdaderos locos. ¡Qué rico fue aquello!

Después de algunos minutos mi verga descargó dentro del culito de Roxy una buena ración de jugo lácteo justo cuando ella era estremecida por un orgasmo fenomenal.

Desde aquel día, Roxy y yo nos convertimos en inseparables. Roxy desató mi lujuria hasta desbocarme. Llegamos a follar en mi despacho de Director y hasta en las aulas, cuando los chicos salían. Fue una época tan desquiciante que me olvidé de todo y de todos, inclusive de la tragedia en la que perdí a mi esposa.

La presencia de Roxy fue vital por aquellos días, nunca mostró celos por Tatty; sin embargo, nunca aceptó a que hiciésemos un trío.

El sábado 25 de octubre de 2008, fue el matrimonio de una amiga suya y ese mismo día se reconcilió con John. Desde esa fecha volvieron a estar y hasta ahora no le ha dicho lo que pasó entre ella y yo. Aún están juntos e imagino que así seguirán.

Al comienzo hacíamos el amor; pero, después decidimos quedar como amigos únicamente.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:55) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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