El diario secreto de Bety 03

El diario secreto de Bety 03

Día 18)

Hoy me desperté contenta, me llamó mi papito con un besito en la boca y salí de la cama de un salto para vestirme. Le estaba por preguntar si anoche me había dado otro besito al dormirme, siempre mirábamos un poco de tele cuando mi mamá se iba a la cama, ella no me permitía mirar la tele tan tarde pero mi papito me consentía y yo sabía que era un secretito entre nosotros y debería estar calladita.
Anoche me daba besitos por la cara pero las cosquillas con el bigote me hacían reír, me daba besitos en la nariz y bajaba hasta mi boca, parecía pedirme permiso para besarme pero no sé más, me dormí como un tronco cuando estaba por enseñarle que ya sé besar.

Hoy tuvimos mates y miraba la cara del maestro en vez de hacer las cuentas, creo que estaba más lindo que ayer y me gustaba. Cuando salimos al recreo pensé que me daría caramelos o algo pero estaba enojado, decía que no presté atención en clase haciendo las cuentas mal y debía mejorar si no quería unos azotes en la cola.
El abuelito me pasaba la mano por atrás para que entienda bien dónde me pegaría, claro que yo ya sabía dónde quedaba la cola, me tomaba por tontita también. Se le puso la cara de buenito y me levantaba la barbilla en ademán de darme un beso en la boca pero entró Priscilla llevándome violentamente de la mano.

Ahora no fuimos al baño, caminamos hasta el fondo del patio donde no nos dejan ir a jugar y nos sentamos en el pasto. Me aconsejaba que no debía regalarme y que tenía que hacer sufrir a los muchachos para que se vengan locos. Me pareció que la loca era ella ya que yo no era un paquete que se podía regalar en un cumpleaños, pero era más grande y sabía muchas cosas.
Le conté cómo me teletransportaba a las noches, me dormía en la falda de mi papito pero me despertaba en mi cama sin darme cuenta.

Me preguntó si me ofrecía algo de beber y le dije que el vaso de leche chocolatada como siempre. Riendo comentó que tal vez metía algo en la leche para hacerme dormir pero me pareció una estupidez, nunca hice berrinches cuando me mandaban a dormir y para qué la medicina.
Me contó que a los hombres les gusta tocar a las nenas, mientras me mostraba acariciando mis piernas y hasta metió la mano bajo mi pollerita para sentir el borde de mi bombachita. Aconsejando que no me tomase eso y fingiese estar dormida podría ver que pasaba con el teletransportador.

Aquí no había nadie, apenas se escucharía el timbre del recreo cuando me dijo que deseaba besarme, esta vez no parecía que me enseñaría nada, solamente dijo que me quedase mansita y me deje besar sin asustarme.
Era más grandota que yo y no tenía más remedio que quedarme mansita, pero para qué si eso era lindo. Subiendo la mano ya no quería tocarme el borde de la bombachita, me acariciaba el tajito pero sin preguntarme si quería hacer pis. Me dí cuenta que era lindo cuando me tocaba allí abajo y la besé con más fuerza cuando Priscilla me pasaba el dedo por donde hago pis.

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Día 19)

Anoche le hice caso a mi amiga Priscilla y no me me tomé la leche chocolatada que me trajo papito, estaba como nervioso y a mí me molestaba el teléfono o la lapicera que tenía en el bolsillo. Bajé la mano para tocar eso y debería ser una lapicera, redonda pero más gruesa.
Mi papito puso los ojos en blanco como si le doliera y me pasó el vaso de leche para que lo tome, no pude evitarlo y me lo tragué hasta el fondo.

En el recreo le conté a Priscilla y se reía preguntando si a la mañana tenía la bombachita desacomodada, no sé que tendría que ver además mi papá me ponía otra para ir al colegio. Le mostré que tenía una con ositos y no la blanca de ayer a la noche que se me mojó al escaparse un poco de pis. Mi papito aconsejaba que no dijese a nadie que debía cambiarme la bombachita por hacerme pis pero Priscilla era mi amiga, podía contarle de todo.

Como estábamos en nuestro escondite remoto podía mantener la pollerita levantada mientras le mostraba los ositos, Priscilla decía que eran preciosos y daban ganas de darles besitos, me pareció una tonta que tenía ganas de dar besitos a osos dibujados en la tela pero ella agachó la cabeza y les daba muchos besitos, hasta los que había donde estaba el tajito. No le importó y besaba fuerte toda mi bombachita mientras me acariciaba las piernas, era una amiga muy cariñosa y ya la apreciaba mucho cuando volvimos a clase tomadas de la mano.

En el pasillo me crucé con el maestro de mates pidiéndole me haga una taza de leche chocolatada, quería probar si me dormiría con eso pero no pasó nada. Me había sentando en la mesada de la cocina y me sostenía por las rodillas mientras permanecía agachado mirándome. La verdad estaba cada día más lindo, hasta le gustaban los ositos de mi bombacha pero los miraba disimuladamente como si se despertasen los animalitos dibujados.

Me bajó lentamente de la mesada pero apretándome contra su cuerpo, me alzó otra vez para limpiarme el bigote de chocolate pero creo que no me había ensuciado, yo sabía beber como una señorita seria sin ensuciarme. Parecía que me limpiaría con la boca pero directamente me besó, yo ya sabía que eso era un beso y estaba por preguntarle si quería casarse conmigo pero ya se lo había pedido a Barto, me meterían a la cárcel si me casaba con dos a la vez: eso lo sabía por la tele.

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Día 20)

Anoche tenía mucha curiosidad por conocer el teletransportador y le pedí a papito que trajese el cobertor por sentir frío, atrás había una maceta grandota con plantas y tiré la leche allí, que lástima ya que era sabrosa pero estaba curiosa.
Cuando vino con la manta yo tenía el vaso vacío en la mano y muy contento me sentó sobre sus piernas tapándonos con la manta. Me tenía que hacer la dormida y aguantarme seria mientras me daba besitos por la cara haciéndome cosquillas con el bigote.
Parece que no le extrañaba que me durmiese tan rápido y casi estornudo al sentir sus bigotes molestándome en la nariz, no podía abrir los ojos pero sentía clarito su respiración. Mi amiga tenía razón, bajó su boca hasta la mía y me besaba despacito, con mucho cariño y casi muevo los labios de lo lindo que se sentía eso.

No entendía para que me daba medicinas para dormir en lugar de darme besos estando despierta, hasta podría enseñarme cosas que mi amiga no sabía al no tener un papito tan cariñoso.
Otra vez esa lapicera me molestaba en la cola pero esta vez me tomó por la cintura para dejarla entre medio de mis nalguitas, así era mucho más cómodo.
Me estaba resbalando del improvisado asiento pero debía fingir estar durmiendo, no me podía sentar bien pero metiendo su manaza entre mis piernas me subió para sentarme bien.

Estaba expectante para ver que pasaría pero nada, solamente me daba besos suavecitos sin soltarme de donde me tenía agarrada para evitar que me cayese. Al fin se aburrió y me levantó en brazos como si fuese una bebita llevándome a mi cama. Por fin descubría el asunto del teletransportador y me acostó de lado acariciándome el pelo, yo le daba la espalda y no podía ni espiarlo pero escuchaba como se rascaba la panza y después algo mojadito en mi cola.
Me tapó bien diciendo que era una nena hermosa, ya no me decía linda al menos, ahora era algo más.

Apenas cerró la puerta me toqué atrás para ver si tenía mojado, el cochino me había escupido o algo así, tenía la bombachita toda pegajosa en la cola y fui al baño para ponerme otra.

A la mañana mis papás se peleaban fuerte otra vez y me levanté para espiarlos, cuando me vieron en la puerta se quedaron quietos y les pedí dormir otro ratito con ellos, al menos así no harían tanto ruido.
Mi mamá se fue a preparar el desayuno y papito me abrazaba fuerte mientras le tironeaba los pelitos del pecho, me hacía acordar a los ositos que había besado Priscilla y le besé por ahí mordiendo los pezones mientras el se quejaba que le hacía doler.
Decía en voz baja que eso duele y hay que masajearlos despacito, pasando la mano por mi plano pecho y sin pelos como él, me acariciaba y apretaba despacio mis pezonzitos, también era lindo como cuando te dan un beso y le dije que hacía sentir lindo. Esta vez me abrió los botones de la camisola y me mordía pero solamente con los labios, debería decir que casi me chupaba los pezoncitos pero era todavía más lindo que con la mano.

Después fuimos al parque y jugaba mucho más conmigo que con mi hermano, para que no se ponga celoso me daba besitos a escondidas cuando nadie veía.

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Día 21)

Hola querido diario, tengo muchas cosas para contarte pero creo que me olvidé.

Solamente me acuerdo que pude descubrir la razón para despertarme en mi cama si me dormía frente al televisor.
A la mañana mis padres se peleaban otra vez y estaba por levantarme para ir a espiarlos, pero entró Gus diciendo que tenía frío y quería usar mi cobertor que era mejor.

Se metió en mi cama y yo tenía miedo que me pegase o me sacase a patadas de mi cama, pero se quedó quieto y me pasó un brazo por encima. Parece que estaba buenito y quería hacer las paces conmigo. Sería difícil porque me hacía la enojada como aconsejó mi amiga que no debería regalarme.
De pronto levantó la cobija anunciando que ya se le paraba el pito, miré hacia abajo y solamente lo tenía duro lleno de pis y le aconsejé que fuese al baño para aliviarse, parece que me entendió levantándose un poco tristón y me daba risa verle el pito duro haciendo una carpa en el calzoncillo.

Mas tarde probé el asunto de los besos con Justin Bieber pero no era lo mismo, besar un papel parecía aburrido ya que no movía los labios ni estaba tibio, al cerrar la puerta del placard ya no me parecía tan lindo y debería cambiar de póster.
Saqué el papel que tenía oculto y le dibujé más corazoncitos de colores, el nombre estaba tachado con lápiz pero yo sabía que el Abuelito estaba escondido abajo de la mancha negra para ofrecerme un alfajor.

Me puse con un libro para practicar unas cuentas, antes no me gustaba esa materia pero ahora pensaba en el maestro, creo que era tan lindo que me gustaba y debería pedirle que nos casemos.

Vino mi papito preguntando si estaba loca haciendo cuentas un domingo, estaba parado detrás de mi silla haciéndome cosquillas en las costillas y cada tanto me masajeaba el pecho simulando que tenía tetas como mi mamá, me causó gracia sus ocurrencias y nos fuimos de la mano al comedor.

(continuará)