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El diario secreto de Bety 24

Relato enviado por : ivloguer el 25/07/2013. Lecturas: 3320

etiquetas relato El diario secreto de Bety 24   Confesiones .
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Resumen
Hola diario, en el embalaje de la computadora venía una cosa llamada "Joystick", no sabía para que servía pero al quitarme la bombachita y sentarme encima entendí para que sirve.

Pasaba gente por la acera pero sin advertir que tenía la pollerita alzada por detrás y mi papito adorado trataba de metérmela por la cola, le molestaba mi mochila escolar pero logró que me entrase la puntita.



Relato
El diario secreto de Bety 24

Hola diario, en el embalaje de la computadora venía una cosa llamada "Joystick", no sabía para que servía pero al quitarme la bombachita y sentarme encima entendí para que sirve.

Día 48)

Mientras desayunábamos con mi papito me decía cochinadas, de esas que un padre no debe decirle a su hijita pero me agradaban.
Cuando mi padre estaba vistiéndome con el uniforme escolar pasó la mano debajo de la pollerita acariciándome la puchita, no tenía tiempo para jueguitos y debí partir raudamente pero me picaba demasiado el tajito. Estaba en la puerta abierta de la calle cuando le pedí al Fotógrafo que me la metiese un poquito, no me aguantaba las ganas de sentirla adentro.
Pasaba gente por la acera pero sin advertir que tenía la pollerita alzada por detrás y mi papito adorado trataba de metérmela por la cola, le molestaba mi mochila escolar pero logró que me entrase la puntita. Con la mano me acariciaba el frijolito sin llegar a ver las lucecitas del nerviosismo, el pobre tampoco logró soltarme el moco y fui al colegio temblando.


El maestro de mates estaba descendiendo de su automóvil y pude hablarle un ratito a escondidas, sugiriéndole que invitase a mi amiga a su casa para darle clases particulares relatándole la conversación de ayer y podría quedarse a dormir. El Abuelito decía que soñaba hacer eso conmigo, tenerme toda una noche tomándose pastillas de Viagra para tenerlo duro todo el tiempo y metérmela sin parar.
Me pareció que Priscilla tenía razón, este hombre era un depravado con esos pensamientos pecaminosos, igualmente pedí que le enseñase matemática de verdad y luego se la metiese todo lo que desee.

Durante la clase estaba de la mano con Priscilla pero el profesor no nos amonestó, sabía que estaba convenciendo a mi amiga para dejarse dar unos besitos. Le aconsejé tomar clases particulares y le ofrecería en bandeja a mi amorcito de antaño, a cambio debería darme todos los alfajores que consiguiese.
Cuando sonó el timbre del recreo saliendo los chicos me quedé en la puerta para evitar que venga alguien a molestar, Priscilla le contaba en voz baja su necesidad de clases particulares y el Abuelito sonreía de oreja a oreja, parecía caérsele la mandíbula mientras le daba la dirección de su casa.

Le confesé que hace mucho estuve enamorada de él y escribía su nombre en papelitos con corazoncitos, el Abuelito se enterneció muchísimo abrazándome cariñosamente. Mi amiga se estaba poniendo nerviosa saliendo al recreo y aproveché para decirle que ya no lo amaba pero permitiría que me la metiese cada tanto.
Se enterneció más todavía pidiéndome que me la dejase meter ahora mismo. No teníamos mucho tiempo y había que cuidar las apariencias, se sentó con el pito afuera para sentarme encima ensartándome solita, si entraba alguien fingiríamos estar estudiando las cuentas.
Al quitarme la bombachita la manoteó el maestro pidiéndome que se la regalase, expresaba su necesidad de tener algo mío en el bolsillo para recordarme y ahora me enternecí yo.

Al sentarme sintiendo cómo me entraba su pito, rememoraba haber suspirado por este hombre en mi tierna infancia, esos dulces recuerdos hacían más lindo sentir el pene entrarme en la conchita, creo que todavía lo amaba un poquito. Cuando la tuve toda adentro debí mover la cintura desensartándome y nuevamente sentarme fuerte, estaba en eso cuando entraron unos chicos para ocupar sus pupitres.
Nosotros fingíamos prestar atención a un libro de cuentas y por suerte mi pollerita tapaba la escena del crimen, ahora no me podía mover tanto mientras la sentía super dura enterrada hasta mi pancita.

Cuando entró Priscilla nos miró con cara fea adivinando que tenía la conchita taponada con la carne del maestro, el Abuelito se excitó más al verla y me agarraba por la cintura para moverme, me ensartaba con ganas mientras miraba la carita de mi amiga que estaba avergonzada, al final largó una catarata de mocos interminable; estaba escupiendo litros de leche poniéndome nerviosa al sentir que se me escapaba un poquito de la puchita bajando por la pierna.

Fui corriendo al baño para lavarme con la esperanza de que nadie me viese chorreando leche por el pasillo, por desgracia estaba el alumno del último curso que me encontré el otro día parándome preocupado por correr tanto. Al decirle haber volcado un tarro de yoghourt ensuciándome las piernas, me quería escapar pero me tomó del brazo recordando que los lavabos eran mejores en el baño de varones y me dejé convencer ya que ahora estaría vacío: todo el mundo estaba en clases.

Sacando su pañuelo me limpiaba y comentaba sonriendo ser su destino limpiarme cada vez que nos encontrábamos. Al levantar una pierna descubrió mi ausencia de bombachita debiendo decirle que me la había quitado por estar sucia con yoghourt. Dijo agradarle mucho ese postre agachándose para lamerme la pierna, no sabía contestar cuando mencionó el sabor extraño debiendo inventar un postre caducado y la razón de volcarlo al percibir sabor feo.
Siguió limpiándome con el pañuelo y luego me lamía nuevamente provocando mojarme allí abajo cuando acercó la boca a mi tajito, supongo que el conejito estaría vomitando el yoghourt que recién se había comido pero el muchacho se tragó todo ese vómito chupándome bien la conchita.

Yo me agarraba fuerte del lavabo con los ojos cerrados y levantando una pierna para que me chupase bien, informó que ahora no me estaba limpiando mientras preguntaba si me gustaban los besitos allí abajo. Claro que me gustaban pero debía jugar a la inocente criatura diciendo que me hacía cosquillas, el decía con voz paternal que cuando fuese mayor me gustaría sentir besitos allí y podría enseñarme anticipadamente.
Decía que por ese huequito se fabrican los bebés y yo reía calladita sabiendo que los bebitos vienen flotando en el moco de los hombres. Decía que por ese tajito se metía el palito de los varones pero yo estaba cansada esperando me diese lecciones prácticas, no tantas palabras.

Al informarme que por la cola también se podía lo miré con cara extrañada pidiendo que lo demostrase, nos metimos en un bañito inclinándome sobre el sanitario para dejarle el potito a disposición, el muchacho temblaba mientras me metía un dedo lentamente por el culito, al preguntarle si con el dedo se hacían los bebitos procedió a enseñarme de verdad.
Sacó el pito con la intención de apoyármelo en el ano pero hice fuerza hacia atrás para me entrase, se asustó mucho preguntando si me había lastimado y le contesté con voz llorosa que un poquito pero ya no dolía.

Agarrándome por la cintura se animó a seguir metiéndomela en el potito y ya sentía lindo su carnecita tibia en la tripita, en poco segundos la tenía toda adentro extrañándose lo fácil que me entraba su pito en la cola. Esta vez no preguntó si dolía, solamente me hizo el culito con ganas hasta regarme el intestino con leche.
El pobre jadeaba por el esfuerzo incorporándome para besarlo amorosamente mientras sentía que nuevamente me corría un hilo de esperma por la pierna. Me dijo que era demasiado chica para ser su novia pero que le gustaría que nos veamos en secreto, yo sonreía contenta por tener un noviecito secreto con tan lindo penecito.

Al sentarme nuevamente al lado de Priscilla, se reía pq se me escapaban peditos de la reciente bombeada y sentía húmedo por las gotitas de yoghourt juvenil que despedía mi anito.
Le confesé que recién le había permitido al maestro que me la metiese como despedida y ahora sería solito para ella, no pensaría más en su gordo pitote. Para revolverle el cerebro le decía que a la noche sentiría esa cosa dura en su cola y se la metería infinitas veces y sin que se le pusiese blanda, pero amanecería sabiendo matemáticas.

A la salida del colegio me esperaba Bart y nuevamente nos fuimos a su casa, esta vez detuvimos un taxi para viajar como la gente. En el trayecto me recosté mimosa contra su cuerpo mientras él me besaba tímidamente, el chofer nos miraba por el espejito y se le ponía la cara de lobo feroz como a todos los hombres que me ven. Reflexionaba que no me alcanzaría la vida para probar los millones de pitos endureciéndose al percibir mi inconmensurable hermosura y debería desperdiciar algunos.

Lisa vino corriendo a recibirnos muy contenta al verme, todavía no asistía al colegio y no tenía amiguitas, supongo que me agarró de hermanita postiza. La alcé en brazos dándole besitos y me animé a darle besitos en la boca, claro no eran apasionados. Bart miraba atónito cómo besaba a su hermanita y levanté su pollerita por detrás para que el hermano le viese la cola, el pobre no quería ofenderme mostrándose interesado pero seguro le gustaba: pude apretarle el colgajo de carne y se le estaba endureciendo.

Nos sentamos en el sillón mientras le preguntaba cuales jueguitos había aprendido con el hermano, le daba vergüenza contarme pero le dije que a mí también me gustaba jugar. Sugiriendo jugar a los besitos le pedí a Bart que primero me besase y luego a su hermanita, me agarraba la cara besándome con desesperación y le aconsejé que deberíamos jugar suavecito para no asustar a la criatura.
Tomó la carita de su hermana dándole un tierno besito en la boquita pero larguísimo, a los dos les gustaba eso y parecían estar saboreándose los labios.

Para continuar sugerí besitos en las piernas y Bart se arrodilló en el suelo besándome las rodillas, al subir ya tenía la cabeza debajo de mi pollerita, por suerte la hermanita no lograba ver que me estaban lamiendo la puchita por encima de la bombachita.
Cuando le tocó el turno a ella no fue tan brusco, le besaba las rodillas mientras Lisa reía por las cosquillas, no hacía falta levantarle la pollerita: era tan cortita que sentada ya se le veía la bombachita con florcitas.

Agarré a la criatura sentándola sobre mis piernas y de paso le estiré la bombachita hacia arriba para marcarle bien el tajito.
El hermano le besaba las piernitas y cuando llegó arriba lo agarré del pelo para apretarle la boca sobre el tajito de su hermanita, el mío se comenzaba a humedecer y me corrí la bombachita de costado, total la nenita no se daría cuenta.

(continuará)

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 19:56) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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