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El iman de un buen tacon...

Relato enviado por : Anonymous el 24/11/2004. Lecturas: 7305

etiquetas relato El iman de un buen tacon... .
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Resumen
Puedo ver a esa rubia chiquilla de pechos pequeños y caderas casi insuficientes desnuda ante mi vista con la única prenda de esos bonitos zapatos de tacón... siento un cosquilleo en la entrepierna... Acaso el fetichismo tiene edad?


Relato
Folla con su vecino. jovencita folla con su vecino
Todas las mañanas me asomo por la ventana y miro sus andares femeninos cruzar la plaza. Si, esa bonita plaza, toda llena de grises adoquines y rodeada de pivotes de hierro forjado que parecen formar una jaula de libertad...

Cuatro bancos del negro metal, siempre a estas horas vacíos, testigos de, juegos de pequeños, y grandes recuerdos de mayores, y una fuente en el centro que hace sonar un relajante ruido de agua corriente... como el tiempo corre, los dias, los meses... mientras, postrado fotografío con mi mirada a esa atractiva mujer, deseada y soñada...

Es fina, alta, con un pelo que desprende un brillo propio de las mas bonitas estrellas, dos ojos almendrados, azules, profundos e intensos como el agua de mi tierra, casi cristalinos me recuerdan a mi tierna infancia cuando en Fuerteventura me bañaba dentro de ese mar que parecía una luna de cristal. Sus labios siempre dibujan una sensual sonrisa, tierna, dulce y picara sobre unos rojizos labios, a menudo coloreados por el maquillaje como símbolo de su coquetería, la cual es más que evidente con tan solo mirarla...

Tiene una nariz chata, casi infantil que apetece llenarla de besos con tan solo mirarla, al igual que sus orejitas, chiquitas, pegaditas a su cabeza, que cuando sujeta su poblada y espesa melena en uno de esos atractivos recogidos deja a la vista y despierta en mi lengua las ganas de juguetear y susurrar las más lindas palabras que un hombre pudiera regalar a una mujer. Esta escultura de belleza, inocencia y dulzura se sostiene sobre un esbelto cuello, tan fino como ella, que se muestra cubierto por una piel dorada y generalmente va adornado con algún discreto detalle a su alrededor... se lo cubriría de besos, dejaría mis labios poblar cada rincón del mismo, patinando por su redondeada forma... soñaría con envolverlo con mis gruesas manos, no las de ahora, si no las que tenía hace unos 20 años... esas robustas y fuertes, que podían romper casi cualquier cosa y a la vez obsequiar con las suaves y mejores caricias que se puedan imaginar...

Siempre impecable, con falda o pantalón, parece la musa de los mejores sueños que nunca pudiera tener. De espaldas estrechas, que con su entallada ropa, siempre de telas vaporosas, con estilo clase y elegancia, dibuja cada curva de su figura. Se intuyen dos pechos redondos, separados, creo que puedo imaginarlos... dorados como la piel de su cuello, de aureola marron no exageradamente oscura y un pezón que entre mis dientes sería pecado capital.

Con simples trazos finos y curvilíneos puedo dibujar su silueta, desde este lugar he hecho varios retratos de su cuerpo... camina elegantemente sobre esos bellos, insinuantes y excitantes zapatos de tacón. Cuando deja al descubierto sus estilizadas pantorrillas y las veo erguirse sobre esa fino calzado creo que me embriaga de sensualidad y si inspiro fuerte me parece empaparme del dulce aroma de su piel. El mismo que deja en el ascensor cada vez que nos encontramos por la tarde en las puertas de nuestro portal.

Quizá ella piense que es casual, que vengo de algún lugar de forma sistemática todos los días a la misma hora, pero está todo premeditado. La acompaño cada día desde la distancia a nuestra finca, desde el anden de enfrente puedo distinguirla a varios metros. Mi vista ya no esta muy bien, mi agudeza ha disminuido... pero entre la multitud solo tengo que buscar su calzado erotizante, habitualmente negro, brillante e impoluto... y si lleva falda, su fino y femenino tobillo...

Desde su espalda, muchas veces interrumpida por numerosas personas que en el ajetreo de la gran ciudad corretean veloces, observo ese suave contoneo de sus caderas, que entre paso y paso podría embelesar a cualquier mortal, parece tener unas nalgas redondas quizá algo más grandes que el resto de su cuerpo, pero en las cuales me encantaría que mi sexo y mis manos pudieran hundirse y perderse hasta el infinito.

A veces me cuesta seguir su ritmo, con esos pasitos cortos y perfectamente equilibrados consigue avanzar grandes distancias sin perder el mínimo aspecto de su sensualidad.

Ahora se aleja bajo mi atenta mirada, la misma que despierta cada mañana para poder observarla, que motiva en mi el madrugar y seguir dibujando y escribiendo. Incentiva a mi mente, tras mi mal llevada jubilación...

Y mientras su figura se va convirtiendo en un punto en el espacio no dejo de pensar en esos zapatos, y esas piernas... casi como si empezara a crear una fantasía... puedo imaginarla en esa nube avainillada que es su aroma, con unas medias que tapan sus estilosas piernas hasta la mitad del muslo y sus zapatos de tacón, sujetas por un fino liguero, tan fino como debe ser su lencería y las nalgas redondas y suntuosas al descubierto ante mi atenta mirada... una espalda delgada, con unos perfectos hombros y esos 6 o 7 centímetros finos que la sustentan...

Por momentos siento entre mis piernas mi miembro esta ejerciendo una cierta presión a mi pijama, mi mujer esa a la que adoro y amo con todo mi corazón todavía duerme al otro lado de la cama, enfundada en su pijama de algodón. Mientras tengo una erección miro hacia ella rememorando esa época en la que juntos íbamos a las romerías y ella se enfundaba en bonitos vestidos, estaba bella, emborrachaba mis sentidos y siempre complementaba sus atuendos con esos bonitos zapatos altos. Del mismo tipo de los mismo que llevaba cuando por primera vez hicimos el amor en la noche de nuestra boda, desnuda solo con un liguero blanco y sus medias, tendida en la cama mientras mi cuerpo vencido encima la penetraba por primera vez y ella medio asustada y medio deseaba se entregaba a mi con mucho amor... jadeante sus piernas rodeaban mis caderas y eran esos estupendos tacones blancos los que rozaban mi piel, dejándome arañado de amor...

Ahora 40 años después me encuentro fantaseando con mi vecina, que hace un par de meses llamo mi atención cuando por culpa de una de las malditas goteras de esta vieja finca llamo a nuestra puerta. Mi mujer cocinaba y yo al abrir, encontré la ninfa del sexo femenino alzada sobre esos zapatos que la volvieron totalmente deseable para mi... esa noche con una fotografía al completo de su persona mi sexo se encontraba casi tan despierto como hace unos años... mi mente, no podía dejar de imaginarla sin esa entubada falda, desnuda de pie ante mi vista, y mi cuerpo totalmente desnudo, el mismo cuerpo que tenia 20 o 30 años atrás penetrándola profundamente desde sus espaldas, envolviendo sus piernas con mis besos hasta los tobillos, mordiendo sus nalgas con lascivia y cubriendo con mi robusta mano su sexo...

Hacia meses que no me masturbaba, ahora lo hago a menudo, la otra mañana de hecho me encontró mi mujer con mi sexo entre las manos frente a la ventana que da a esa bonita plaza, nadie había ya en ella, por lo menos hacia mas de 15 minutos que ella paso, pero una vez más su sola figura y el ruido de sus tacones sobre nuestro techo antes de salir a trabajar provocaron en mi una carga de sensualidad que no pude reprimir... con ojos de amor y ternura se agacho a continuar ella la tarea... fue entonces, cuando cerré los ojos y me sentí culpable... las caricias expertas de mi esposa (aunque ya poco habituales) despertaron un nuevo aroma en mi memoria, el de ella en esas noches de romería, con esos recatados vestidos pero que despertaban en mi los más básicos de mis instintos, recordé sus fantásticas piernas y ese calzado rojo que tenía a sus 22 añitos que me enloquecía... sentí esa ansiedad que su presencia en nuestra juventud me provocaba y en mis propias fantasías apareció su joven y bella cara, y entonces imaginé como casi hace 40 años era esa joven sobre sus finos tacones quien me masturbaba. Con mis 23 años y de novios esta era la idea que siempre rondaba mis propias masturbaciones y ahora a mis 69 casi 70 todo se repetía, pero la mano de ella era la que quedaba húmeda de mis fantasías...

Mis días pasan tranquilos, paseo mucho y me detengo ante elegantes zapaterías, casi embelesado por alguno de sus calzados femeninos, a veces me acerco para tocarlos y acariciarlos y otras simplemente mi mente fluye, casi sin mi consentimiento... y veo a esa linda mujer que me tiene preso el pensamiento...

Al fondo del escaparate una joven señorita se prueba sentada en un pub de piel un bonito zapato marrón, se pone en pie para ver como le queda... mi mirada queda absorta en el resultado, rápidamente y de nuevo puedo ver a esa rubia chiquilla de pechos pequeños y caderas casi insuficientes desnuda ante mi vista con la única prenda de esos bonitos zapatos de tacón... siento un cosquilleo en la entrepierna...
 

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hola, pues este es mi primer relato y es 100% real, yo me masturbo cada vez que me recuerdo de ese dia y espero que lo hagan ustedes tambien y que me hagan saber asi se que es de su agrado.
Relato erótico enviado por Anonymous el 11 de January de 2010 a las 22:56:54 - Relato porno leído 34935 veces
Si te ha gustado El iman de un buen tacon... vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar El iman de un buen tacon.... te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:24) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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