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El inicio de mi vida sexual (ML)

Relato enviado por : Anonymous el 17/11/2021. Lecturas: 1450

etiquetas relato El inicio de mi vida sexual (ML)   Amor filial .
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Resumen
Mi primera vez... con mi padre.


Relato
El inicio de mi vida sexual (ML).

Me llamo Max, y actualmente tengo 21 años.
Soy estudiante, soltero, me gusta salir de fiesta con mis amigos, tener uno que otro amorío y también una que otra cosa sin compromiso por ahí.
Lo que quiero comenzar a contar con el tiempo son sueños de mi vida sexual, los cuales comencé a tener a temprana edad.

La verdad es que yo nunca vi a mi familia como una rara.
Creo que nadie creciendo lo hace.
Todo era básicamente normal.
Siempre sueño lo mismo: que mi familia ha pertenecido a una secta con la que se comprometieron los abuelos de parte de mi papa.
Y como todos aquellos que no creen en nada y luego creen en algo… suelen hacerlo con gran fervor, disposición, y no es raro que sea hasta un nivel fanático.
En el caso de nuestra secta, se tiene fe en manifestar el amor al familiar y al prójimo a través del acto carnal (básicamente… follar), como está escrito que ocurría en la época Romana, siendo una manera santificada para purgarse del pecado carnal.


En esta ocasión, me acuesto a dormir y empiezo a soñar que para mí era normal estar desnudo por la casa, escuchar los gemidos de mi madre mientras que era follada por mi padre, o el observar varios cuerpos desnudos en alguna reunión familiar. Inclusive, no fue raro el tocar alguna parte intima, o inclusive probar algún fluido a través de algún beso. El tener historietas de dibujos religiosos y sugestivos a la vez, no era raro para mí. Cuando jugábamos a la casita de mama y papa con mis primos, era normal que nos desnudáramos y que hubiera intentos de reproducir escenas sexuales que habíamos visto realizar a los más grandes de la familia. Pero la verdad es que solo los “grandes” (de segundo grado para arriba), podían comenzar a participar en las orgías de una forma más activa. Y pues a mí, como todos los chicos o chicas muy jóvenes, me urgía ser “mayor”.

Pero la dinámica cambió cuando yo estaba en segundo grado, punto en tu vida en la que los chicos y chicas de la secta comienzan a tener una vida sexual, sobre todo con sus padres. En el caso de los varones, aprenden a ser hombres observando de cerca a sus figuras paternas, al punto de acostarse con ellos y tener sexo
En las semanas antes de mi cumpleaños comencé a pasar más tiempo con mi papa. Empecé a tener historietas de dibujos sobre hombres grandes follando a varones jóvenes, algunas libretas siendo inclusive para colorear con crayones. Realizábamos más actividades juntos y comenzaba a haber más contacto entre él y yo, al igual que mas visitas con el pastor de la Secta de mi ciudad en donde hablaba en compañía de mis padres sobre el tema conmigo.

Recuerdo que, bajo la indicación del pastor, empecé a dormir con mis papas por las noches, ayudando a mi madre a mamar la polla de mi padre, así como también comenzando a comerle su vulva.
Pero el enfoque en ese entonces era mi padre, con quien estaría follando en unas semanas, además que siendo chiquito, no había mucho placer que podía ofrecerles a una mujer… solamente a hombres.
El mamar su polla y recibir su leche fue algo ya cotidiano.
Y la verdad es que como cualquier chico que pasa tiempo divertido con su papa, fue algo que me encantaba.
Era nuestro juego.

No podía esperar a que llegara a la casa, para subir a su cuarto, que cerrara la puerta y yo me arrodillara obedientemente… o tal vez ya estaba desnudo en su cama esperando.
En su cuarto, en el mío, en la regadera por las mañanas, recibir su leche cuando salía del coño de mi madre.
Cuando mis hermanas menores que yo preguntaban que porque no podían participar, mi madre simplemente les decía que yo ya era casi un “chico grande”.
Y lo reitero… por “grande” se referían a “follable”.

Me llevaron al doctor, con Alonso, el pediatra de la comunidad.
Recuerdo que asesoraba a mis padres sobre el comienzo.
Como debía de comenzar a usar expansores anales para comenzar a dilatar mi culo (era un chico de complexión delgada/chica para mi edad, y según el doctor, tal vez no podría comenzar a follar con mi padre).
Comencé a utilizar expansores, que básicamente eran dildos de bolsillo.
Recuerdo cuando mi madre me metió uno por primera vez.
Ambos estábamos en la regadera.

Así como me enseño a mamar la polla de mi padre, me enseño a limpiar mi culo con un enema para poder meter mi dildo y sacarlo a la mañana siguiente antes de alistarme para ir a la escuela.
La primera noche fue incomoda, y llegue a pujarlo afuera en más de una ocasión cuando dormía, pero me acostumbre con los días.
Se volvió algo habitual que mi madre jugara con el dildo en mi culo antes de dejarlo ahí para el resto de la noche.

Entonces llegó mi cumpleaños, el día en el que habías decidido que era la fecha para mi inicio.
Me levantaron en la mañana con una canción de cumpleaños, mis padres y mis dos hermanas menores.
Baje, abrí mis regalos, fui a la escuela y pasó lo mismo con mis compañeros.
Pero cuando llegue a mi casa, algo emocionado por querer ya ser un chico grande, mis padres hablaron conmigo.
Resultó que no podía todavía utilizar el dildo que marcaba a mi culo como apenas listo para empezar a follar con polla adulta.
Irónicamente lloré y fue todo un problema.
Esta muy triste.
Me había ilusionado con ser un “chico grande por fin” que la falsa alarma fue algo devastador.
Les costó mucho hacerme entender que no era que no me quisieran o no me amaban. Simplemente no está a listo.

Algo que ayudo fue que mi prima Mich, con quien tengo la misma edad y era de mis primas favoritas, también era chiquita igual que ello y tampoco podía haber sido follada por su padre unos meses antes que yo.
Tarde en total seis meses en poder llegar al dildo que podía.
Cuando llego el día, mi madre felizmente le habló a mi papa quien estaba en una junta de trabajo. Antes de que llegara, mi madre y yo nos metimos a bañar, y me limpio el culo como nunca lo había hecho. Me hizo poner atención al proceso, ya que en un futuro lo estaría haciendo yo constantemente por mi solo. Fueron en total tres enemas, un dildo que vibrara y arrojaba agua para limpiar las heces y al final, un pitazo de lubricante intra rectal.

Cuando mi padre entro al cuarto, la luz estaba tenue, yo estaba con mi madre en la cama.
Yo desnudo, ella solo en camisón.
Todavía recuerdo su cara de felicidad y de lujuria a la vez, igual que la de mi madre.
Mi papa se sentó en la cama después de haber dejado su saco y haberse quitado la camisa, quedando solo en pantalón.
Yo estaba boca abajo.
Al recostarse, tiro una pequena nalgada a una de mis nalgas a lo que respondí con un gemido.
“Anda, ve a besarle a su colita” me dijo mi madre.

Me arrastre para quedar entre sus piernas.
Para entonces el ya se había recorrido hasta la cabecera, y mi madre le había ayudado con el resto de su ropa, ahora ambos desnudos.
Le tome su polla con ambas manos y comencé a masturbarla, al poco tiempo metiéndome la punta de su polla a al aboca, solo logrando tragarme el glande, lo cual ya era suficiente para tenerlo al borde de la excitación.
Gemía con mi mamada, la cual no se comparaba a las que llegue a dar con el paso de la edad.
Después de un rato, me puse boca abajo y el abrió mis nalguitas, comenzando a lamer mi ano, lo cual nunca había hecho y se sintió muy bien. Me causaba risa y cosquillas. Sentí como penetro un dedo y lo movía, al poco tiempo otro, mi culo abriéndose a ellos. La verdad es que no gemía. La excitación no era tan grande, yo creo que por mi falta de libido a esa corta edad y que lo entretenido era “jugar” a los grandes.

Cuando termino de jugar con mi culo, se puso el boca arriba, y tomándome de las manos, me pare, poniendo un pie a cada lado de su cadera.
“OK mi amor, ahora comienza a bajar para que te sientes en la polla” me dijo.
“Tengo miedo papa” le dije.
“No te preocupes, yo te guío.” Dijo el poniendo las manos bajo mis nalgas a modo de silla, para controlar la velocidad a la que descendía para que no fuera muy rápida.
Aun recuerdo cuando sentí su glande contra mi ano.
“Ok, ahora, abre tus nalgas y puja para afuera y comienza a descender” dijo el sosteniéndome de mis pompas.
La verdad es que el dildo que había utilizado era una talla más pequeña a la polla común, entonces el abrirme el ano a ese diámetro aun era nuevo y causo dolor, lo cual le hice saber, ya que me dio miedo y ganas de llorar.
El me consoló.
Me dijo que me concentrara en pujar.
“No quiero papa” le dije en un tono de voz quebrado como si fuera a llorar.
“Tranquilo, ya entro la punta, ya casi” dijo él.
“Pero me duele” dije yo todavía quebrado de la voz
“Tu respira profundo, abre y puja tu culo. Venga, un poquito más” dijo él, dejando de elevar mis nalgas, haciendo que me descendiera un poco más, su polla penetrando en mi recto.

En total nos tomo unos buenos 5 minutos el que fuera abriéndome hasta llegar a lo que parecía una cuarta parte de su polla.
La punta, por decirlo así.
No sé si a mí se me hubiera bajado la erección estando en su lugar, pero imagino que estaba tan excitado por estar sentando a su hijo en su polla por primera vez, que nunca aflojo si miembro.
Con lágrimas en los ojos y unos gemidos de lloriqueo, por fin ya tenía una cuarta parte de su polla dentro de mí, y la verdad es que no iba a caber más que eso.
Mi papa me tomo de las nalgas y comenzó a subir y a bajarme sobre su polla, haciendo que el dolor que tenia comenzara a disminuir.
“Ayúdame con tus piernas” dijo él para que no le cargara todo el peso en sus manos.
Comencé a soltar algunos gemidos por la sensación extraña e incómoda que era tener una polla bombeando en mi culo.
El al poco tiempo también comenzó a gemir, pero de placer.

Así estuvimos un par de minutos, hasta que se canso de estarme subiendo y bajando.
Me levante y me baje de él.
“Ándale, ponte en posición de perrito, como tu mama ayer en la sala” dijo él.
Obedecí.
Me doblo los brazos para que quedara mi cara contra la sabana y mis brazos a un lado.
“Cuando sientas que una polla es muy grande, dóblate lo mas que puedas.
Hace más fácil que entre” me dijo él.
Teniendo mi culo en alto, se inclinó para darme dos besos, una lengüetada en cada nalga y una lenta sobre mi rajita. Paseo su polla por encima de mi agujero, antes de meter la punta, igual, llegando a una cuarta parte de esta.
“Puja cachorrito, puja” dijo él, tomándome de las caderas y lentamente comenzando a bombearme el culo.
Comencé a gemir, mi recto punzando, con una sensación de que me iba a partir en dos.
“ah espera… espera” le dije yo por lo mismo, pero el que contesto con que todo iba a estar bien.
Que no pasaba nada.
El gimió más fuerte, hasta que su bombeo se hizo más torpe y el último fue una embestida hacia adentro, lo que me provoco dolor.
No para llorar, pero si me saco un quejido. Fue entonces cuando sentí caliente dentro de mí. Mi papa se había venido por primera vez en mi interior. Colapsó a un lado, no sin antes abrazarme y ponerme boca arriba, cerca del, su polla aun dentro de mi culo. Fue entonces cuando entro mi madre.

“Como te fue mi amor?” me pregunto a mí.
Yo la verdad un poco confundido le dije que creía que me había ido bien. La verdad es que en el momento solo había sentido dolor y molestia.
Yo me preguntaba que qué había de divertido en follar. Porque le gustaba tanto a los grandes hacerlo? La verdad es que en todo este tiempo jamás había tenido un orgasmo. Como les digo, cuando jugaba con mis hermanas o primeros por lo general era imitar a los grandes. No sabíamos nada del placer o el orgasmo que hay detrás del sexo.
Fue entonces cuando mi mama se puso entre las piernas de mi padre y las mías y me tomo mi polla, la cual comenzó a masturbar. Chica, sin pelos, sin mucho que ofrecer, se la metió con todo y bolas de un solo bocado, dejando salir la boca para enfocarse en el falo. Era como algo que nunca había experimentado, ni las mamadas de mis primitas o los besos de mis hermanitas se sentían igual. MI mama dejo de mamarla y comenzó a masturbarla fuerte cuando ya estaba llena de saliva.
Gemí y gemí y gemí, sintiendo como mi cuerpo se tensaba.
Pegue un grito por no saber qué está pasando.
“Mama!” grite yo cuando sentí una sensación que parecía ser dolor concentrado en la pelvis, pero después descubrí un gran placer que me hizo estremecerme.
Mi padre gimió al sentir que mi culo se apretaba alrededor de su polla flácida todavía sensible.
Me había corrido.
Mi madre me sonrió y me dio un beso profundo, antes de pasar a besar a mi padre.
“Bueno, déjame me quito los lentes de contacto para dormirnos ya” dijo mi papa, girando a un lado para dejarme caer sobre el colchón, yo sintiendo como su polla dejaba mi recto, mientras que dándome una nalgada me dijo “Bien hecho hijo. Te quiero mucho”.
Yo le respondí con un “yo también”.

Al día siguiente, mis papas y yo fuimos a la casa de reunión, en donde el Pastor nos recibió, felicitando a mis papas.
Bendijo el evento, haciendo jurar a mis papas que como mentores se comprometerían a seguirme orientando en las costumbres del Señor (y de la secta también).
Las próximas semanas fueron una rutina similar.
Todos los días me lavaba el culo y me lubricaba para ser follado por mi papa en cuanto llegara del trabajo.
La verdad es que con el tiempo el dolor se desapareció y comencé a agarrarle gusto al “juego”.

Desperté.


Espero subir alguna otra historia al respecto pronto.
ML .

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