El placer de mi Vecina

Mi nombre es Iván, soy un joven de 17 años, chileno, un cuerpo y estatura promedio, y esta es la historia de cómo se cumplió una de mis mas grandes fantasías, complacer a mi vecina. Mi vecina en cuestión se llama Úrsula, una señora ya mayor, de 60 años, pero que para su edad se conserva bien. Ella posee una estatura promedio, cabello rojo, ojos azules, tez blanca, unos senos medianos, redonditos y firmes, y un trasero grande, muy grande, redondo, ese fue el trasero que me atrajo en primer lugar. Desde mucho tiempo que somos vecinos, ella es amiga de mi madre, bastante buena con nosotros, sobre todo conmigo, ya que yo la ayudaba mucho con sus problemas con la computadora u otros objetos electrónicos, ya que tenía muy buena fama de reparar esas cosas. Durante muchos años no le preste mayor atención, aunque de vez en cuando pensamientos perversos pasaban por mi mente, pero no llegaban a más, hasta que una mañana, al despertar, me asome por la ventana, y hay la vi, recogiendo la correspondencia del piso. Al agacharse, y al estar de espaldas a mí, me dio una imagen completa de lo que era su trasero. Ese fue el momento que me empecé a obsesionar con ella, con poder tener ese trasero en mis manos, acariciarlo, lamerlo, ir bajando desde la raja de su trasero hasta su concha y… simplemente me volvía loco.
Pero mi historia comienza un tiempo después, un día que me llamo a su casa, para reparar su DVD, que había dejado de funcionar, con gusto llegue hasta su casa, ella me recibió con su ropa usual, nada fuera de lo común, de inmediato me dirigí a su cuarto, donde se encontraba el DVD, lo empecé a revisar y note que se había caído un cable, no era nada complejo, pero decidí retrasar un poco el asunto, así que empecé a conversar un poco con ella, mientras hacía como que veía su DVD, una cosa fue llevando a la otra, yo siempre alagándola, diciéndole que ella era hermosa y no se veía para nada vieja, cosas así, hasta que llegamos al tema

- Oiga tía – le dije – con mucho respeto déjeme preguntarle, ¿hace cuanto que usted no está con un hombre?

De inmediato tu rostro enrojeció como nunca antes

- Por dios niño, como se te ocurre preguntarme algo así
- No tiene de que avergonzarse, tía – le dije – de todas formas estoy seguro de que no fue hace mucho
- Pero como se te puede ocurrir eso, por Dios, ¿dime qué hombre se fijaría en una mujer tan vieja como yo?
- No diga eso, estoy seguro que hay una gran cantidad de hombres locos por usted
- Pues nunca he podido encontrar a ninguno
- Créame, hay hombres que enloquecen pensando en usted cada noche – le dije mientras me acercaba – incluso, hay uno de ellos frente a usted ahora mismo
- No bromees con eso niño – me decía mientras posaba sus ojos en los míos –
- Yo no bromeo

Me acerque a ella para besarla, pero se dio media vuelta, y salió disparada de la habitación. Decepcionado, arregle el DVD y me dirigí a la puerta de salida. Hay estaba parada ella, ni siquiera me dirigió la mirada, solo abrió la puerta y yo me fui a mi hogar.
El resto del día fue de un aburrimiento total, y en ningún momento deje de pensar en lo ocurrido, pensé que mis posibilidades habían pasado de remotas a un cero absoluto. No fue hasta como las 7 pm que sonó el teléfono de mi casa, era mi vecina otra vez, era porque el DVD había dejado de funcionar otra vez, me dirigí a la casa de mi tía, completamente desanimado, me abrió la puerta, ni siquiera me saludo, yo me dirigí a su habitación a revisar el DVD, lo mire, revise los cables, estaba perfecto, no entendía lo que tenia mal, fue cuando me dispuse a probarlo, ya tenía una película dentro, puse reproducir, y en ese momento casi me desmayo.

Dentro del DVD había una película porno, pero no cualquiera, era de una señora mayor siendo cogida por un joven de no más de 18 años, no lo podía creer, estaba de lo mejor viendo la película cuando de repente escuche la voz de mi vecina

- ¿Algo así te gustaría hacerme?

Me di vuelta para verla, y ella estaba hay parada, llevando puesta una bata de baño rosa, mirándome de una forma muy seductora, con sus labios pintados de rojo y su cabello, del mismo color, suelto, dándole un toque aun mas seductor

- Se…señora Úrsula – le dije algo nervioso –
- No me digas señora, tontito, dime solo … Úrsula
- Úrsula, nunca lo imagine – le dije, mientras me acercaba a ella –
- No mientas, sé muy bien que siempre lo imaginaste – me decía, mientras yo rodeaba su cintura con mis manos – y a decir verdad, yo también lo imagine muchas veces
- Entonces ¿Por qué…?

Fue lo único que alcance a decir, ella puso un dedo en mi boca para que callare, para luego besarme como ninguna mujer me había antes besado, sentí su lengua hasta mi garganta, yo le respondí de la misma manera, dejamos que nuestras lenguas juguetearan la una con la otra durante un buen rato, mientras mis manos recorrían toda su cintura hasta llegar a su trasero, ese trasero que empezó toda mi obsesión, al fin lo tenía entre mis manos. Después de un tiempo besándonos, ella se aparto de mi, se dirigió al televisor y lo apago, después se voltio, mirándome cara a cara, se desabrocho la bata de baño y la dejo caer muy seductoramente, dejando al descubierto unos sostenes color negro muy apretados y una tanga del mismo color, cubriendo su preciada vagina, después se dirigió hacia mí, tomo mi polero y me la saco de un tirón, luego desabrocho mis pantalones y los dejo caer, iba en dirección a mi calzoncillo, pero la detuve, yo quería seguir divirtiéndome. Lentamente, empecé a besar su cuello mientras desabrochaba su sostén, liberando sus senos, eran mucho más grandes de lo que imagine, y tenían unos pezones grandes con unas grandes aureolas. La senté en la cama y empecé a chupar esos pezones, los lamia, chupaba y mordía despacio, mientras ella gemía levemente y jugaba con mi cabello, pronto fui sintiendo como si sus manos hicieran presión hacia abajo, queriendo que bajara, a lo cual respondí tal como ella me pedía. Fui bajando lentamente, besando todas las esquinas de su bello cuerpo, hasta llegar a su vientre, donde estaba su tanga, lentamente la fui desprendiendo, dejando a la vista una bella vagina, con una poca cantidad de vello púbico que era encantador. Termine de sacarle la tanga y empecé mi asenso hasta su vagina, besando lentamente cada esquina de sus piernas, sus muslos, acercándome cada vez más a su vagina. Ella se recostó en la cama y entre leves gemidos dijo – que esperas, comete mi vagina de una vez – a lo cual obedecí sin problema. Empecé lamiendo sus labios mayores suavemente y lentamente los fui separando, su sabor era indescriptible, me enloqueció al instante. De repente logre divisar su preciado clítoris asomándose, y sin pensarlo empecé a lamerlo con mi lengua, mientras le metía los dedos, primero uno, pero luego fueron dos y hasta tres. Esto la tenía enloquecida, gimiendo, primero lentamente, pero después los gemidos fueron cada vez más y más fuertes, mientras su fluidos llenaban mi boca, los cuales tenían un sabor indescriptible, pronto los gemidos ya eran gritos de placer, ella estaba a mil por hora, se notaba que hace tiempo, quizás nunca antes le hayan hecho sexo oral. Deje de penetrarla con mis dedos, solo usaba mi lengua, lamia toda su vagina, le metía mi lengua en su interior, y hasta le daba leves mordiscos a su clítoris. En un momento su cuerpo empezó a dar señales de que era la hora del orgasmo, y no me equivoque. De pronto, una ola de placer salió de su cuerpo, liberando un enorme grito desde muy dentro de su persona, yo recibí todo eso en mi boca, saboreándolo, deseando más todavía, si, quería más, quería hacerle el amor

- ¿Cómo se encuentra, Úrsula?
- De lo mejor – me dijo entre jadeos – no había estado tan bien en todo mi vida
- Pero espero que no haya sido todo, porque aun tengo ganas de mas – le dije mientras me acercaba a su cara, completamente roja, y le besaba los labios
- Claro, quiero sentirte dentro de mí, cariño

De inmediato empezó a acariciar mi miembro lentamente y a sacarme los bóxers. Pero, desgraciadamente, en ese momento sonó mi celular, eran mis padres preocupados porque ya eran las 9 pm y aun no sabina de mi, les mentí diciendo que me había demorado un poco más de la cuenta con el DVD pero que ya había terminado así que iría de inmediato a mi casa. Decepcionado, me despedí de Consuelo, sin antes prometerle que pronto nos reuniríamos nuevamente.