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El quinto maniqui

Neofilder Relato enviado por : Neofilder el 22/07/2009. Lecturas: 3617

etiquetas relato El quinto maniqui .
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Resumen
A veces hay que pagar un precio demasiado alto por tener un poco de compañia y placer.


Relato
La tarde agoniza, sucumbiendo tal vez por el calor reinante, un paseo por la alameda central a la sombra de los grandes árboles y una bebida refrescante atenuaban los estragos del sol veraniego. Me siento en una banca cerca del kiosco a esperar que la noche cubra la ciudad. La gente deambula como autómata, terminan sus labores y se apresuran a llegar a casa solo para iniciar al día siguiente la misma rutina hasta sumirse en un círculo vicioso en el que gastan sus vidas sin llegar a nada de lo que alguna vez soñaron.
La noche cubre la ciudad y la llena de luminosos anuncios que atraen la mirada de los paseantes. Yo también creo que es tiempo de finalizar el día y a la par de cientos de personas me encamino a casa sin mucha convicción, los pasos lentos y desanimados me llevan a distraer la vista en los aparadores de las tiendas, hay una casa de música que con woofers en el exterior promociona los mas recientes éxitos, una tienda de autopartes llama mi atención por medio de una hermosa chica en minifalda que a la entrada, proporciona a los pasantes folletos de ofertas, me acerco a tomar uno solo por el gusto de verla mas de cerca y veo en sus ojos un fastidio, una tristeza que solo puede ser atribuible a una vida vivida sin sentido ni aspiraciones y me quedo a pensar que es lo mismo que mis ojos deben reflejar. La siguiente tienda se llama “La Popular” se ha dedicado a la venta de ropa desde principios del siglo pasado, los aparadores son grandes y bien iluminados y los maniquíes lucen prendas de lo mas seleccionado que hay en venta, sin prisa me dejo irradiar por esas hermosas prendas ya que si algo he admirado en la vida es el buen vestir de las mujeres. El quinto maniquí luce una blusa escotada de un color azul metálico con interiores negros, falda lisa negra, zapatillas del mismo color y una pequeña y coqueta bolsa que cuelga de una de sus canillas, un cinturón negro con dos delgadas líneas azules y juego de collar y aretes en los mismos colores complementan el atuendo. A este punto se preguntaran porque me llamo la atención este maniquí, no, no fue por las prendas, fue porque su rostro me era familiar, intente adivinar por medio de los registros de mi memoria a quien me recordaba esa enigmática sonrisa y esa mirada sin poder recordar o adivinar nada.
Alguien choca conmigo y me saca de mis dubitativas, avanzo con paso lento y de vez en vez vuelvo la mirada a ese maniquí que parece seguir con la vista mis pasos.
Llego a mi casa, esa casa llena de soledad y de recuerdos de amores perdidos en la sombra. Me dispongo a tirarme en la cama a esperar que la vida siga su curso y en mi mente aun esta presente el plástico rostro que llamo mi atención en el aparador. Los ojos se me llenan de oscuridad y lentamente sucumbo al somnoliento mundo de Morfeo.
De repente estoy nuevamente frente a los aparadores de “La Popular” solo que a diferencia de hace unas horas no hay gente a mi alrededor, todas las demás tiendas están cerradas y la oscuridad reina en la calle, de hecho solo hay una luz y es la luz que ilumina ese quinto maniquí, me pregunto que hago aquí sin dejar de ver esos ojos verdes que a pesar de estar sin vida me dicen algo. Me siento incomodo y vuelvo la vista a todos lados para cerciorarme de que esa mirada que siento sobre mi no proviene de algún otro lado, cuando regreso la vista al aparador el maniquí ya no esta, pego la cara al cristal intentando ver en la penumbra que alguien quizá estuviera retirando los maniquíes para ponerles nuevos atuendos. No logro ver nada pero al despegar un poco mi cara del cristal este me refleja otra silueta junto a la mía, me vuelvo hacia la persona que esta junto a mi y con asombro inaudito descubro que quien esta a mi lado es igual y lleva la misma ropa que el desaparecido maniquí.
Lleno de espanto retrocedo un par de pasos intentando alejarme de ella pero algo me detiene y no lo consigo, en su rostro persiste la misma sonrisa que tuviera el maniquí pero ahora su mirada es distinta, los ojos parecen luminosos y magnéticos, atraen mi mirada poderosamente mientras alarga su mano hasta tocar la mía produciéndome un escalofrío que me sacude intensamente y hace estallar miles de ideas en mi cabeza. Suavemente pero con fuerza atrae mi cuerpo hasta quedar los dos juntos y veo esos labios sonrientes acercarse a los míos mientras mis ojos se cierran sin voluntad y me hacen perderme en un beso sublime.

- ¿Hay algún problema señor? – pregunta una voz por medio de un altoparlante.
Me sorprendo a mi mismo con la mirada fijamente clavada en los ojos del maniquí e intento adivinar que esta pasando mientras las luces azules y rojas de una patrulla flashean a mi alrededor y no encuentro una respuesta coherente que decir.
- ¿Pregunto que si tiene algún problema señor? Repite el oficial bajando del auto. Se acerca a mi y me pide una identificación.
- No es nada… voy camino a casa – le digo al darle mi identificación.
El oficial me observa detenidamente, la serenidad de mi persona rápidamente adquirida le dice que no soy un maleante y tras un ultimo vistazo me devuelve el documento y al subir de nuevo al auto me recomienda tener cuidado pues las calles no son seguras de noche. Agradezco el consejo y me encamino nuevamente a casa mientras el auto patrulla se aleja con lentitud. Me resisto a voltear la vista al aparador pero casi al final de la calle, antes de voltear la esquina doy un rápido y ultimo vistazo a la tienda y compruebo con cierta incertidumbre que efectivamente la única luz en la calle proviene de ese aparador.

Llego de nuevo a mi casa y de nuevo me tiendo en la cama sin poder conciliar el sueño pues la duda de los acontecimientos recientes me produce gran inquietud. En horas de la madrugada me quede dormido y al poco rato el despertador me devolvió a la realidad. Bajo la ducha intento adivinar si lo que me paso sucedió realmente o todo fue producto de un sueño. Imposible saberlo.

El día transcurrió normal, al menos todo lo normal que se puede esperar después haber caminado dormido varias calles y haber soñado que me besaba un maniquí. Cierra el banco donde trabajo y salgo a la calle cuando aun el sol cala en intensidad, por eso opto por permanecer un tiempo en la alameda, al fin y al cabo no hay nadie esperándome en casa y da lo mismo estar en un lugar que en otro.
La inquietud persiste y después de mucho pensarlo me encamino a “La Popular”, voy directamente al aparador de la noche anterior y ni siquiera la chica en minifalda de la tienda de auto partes logra distraer mi atención. Llego ante el maniquí y vuelvo a clavar mi mirada en sus ojos, que parecen decirme algo, escudriño con descaro sus facciones plásticas, sus manos delgadas y su pelirrojo cabello artificial y en ese momento escucho una suplica.
- Ayúdame por favor –
Me giro hacia la calle en busca del lugar de donde proviene esa petición y no tardo en darme cuenta de que no es un sonido audible sin algo que solo existe en mi mente. Vuelvo a mirar al maniquí y a suplica se repite.
- Ayúdame por favor, sácame de aquí…
El miedo se apodera de mi ser y echo a correr despavorido tropezando con la gente que no logra abrirse ante mi impetuosa huida, mientras en mi mente siguen resonando las palabras del maniquí – No me dejes, ayúdame, solo tu puedes hacerlo…-
Conforme me alejo disminuye la intensidad de la suplica hasta desaparecer pero yo persisto en mi huida y no me siento seguro hasta que la puerta de mi casa se cierra a mis espaldas. Agitado, sudoroso y tembloroso avanzo con pasos lentos hasta llegar a mi cama y me tiendo en ella en sentido transversal, con mi cabeza y mis pies colgando y sin saber porque las lagrimas se asoman a mis ojos y los sollozos me convulsionan hasta estallar en llanto, un llanto que me hace desahogar todas las emociones contenidas, un llanto como hace mucho tiempo no tenia.

Sollozando quedamente me quede dormido sin haber cambiado de posición. Abro los ojos y lo primero que veo es la cara del maniquí delante de mi, a mi alrededor hay una calle llena de oscuridad y una luz, una sola luz iluminando mi entorno e iluminando al maniquí, - No puede ser – me digo a mi mismo, otra vez he caminado dormido hasta este maldito aparador-. Decidido doy la vuelta para alejarme pero algo me lo impide, mis pies parecen anclados al suelo y por mas esfuerzo que hago no logro moverme de ese sitio. Encaro la fría mirada del maniquí y la sonrisa que ahora aparece burlona.
- Te necesito, eres la única persona que puede ayudarme – resuena la voz en mi cabeza.
- ¿Por qué, porque yo – replico en voz alta como si pudiera oírme.
- Te he elegido, eres un ser solitario y yo necesito ser liberada.
- ¿Liberada, liberada de que?
- Es muy difícil de explicar, solo sácame de aquí y a cambio te ofrezco la compañía que te hace falta.
- Pero estas sin vida, ¿que compañía puedes ofrecer?
- Solo mientras este en este aparador, en esta tienda, si me sacas de aquí tendré vida y como te lo deberé a ti, te la entregare por completo.
Analizo las opciones que tengo, si me alejo ese recuerdo y esa voz en mi mente no me dejara en paz, por otra parte si hago lo que me pide no pierdo nada, de cualquier manera mi vida no tiene ningún sentido. Opto por la segunda opción y con la mirada busco algo que me ayude a cumplir mi cometido, mis ojos tropiezan con un ladrillo en la acera. Sin titubeos lo tomo y lo arrojo con todas mis fuerzas contra el cristal el cual estalla en pedazos. El chirriante sonido de la alarma rompe el silencio y de prisa tomo el maniquí y me alejo con el en mis brazos. Avanzo apenas un par de calles y el frío cuerpo del maniquí adquiere calor, los brazos rígidos se abrazan a mi cuello y su cara se pega a la mía, me detengo estupefacto contemplando a esa bella joven que ahora esta delante de mi, ella me da un beso rápido en los labios y luego comienza a reírse y yo la imito sin saber porque. De pronto cesa su algarabía y con semblante serio me dice – tenemos que irnos de aquí, debemos alejarnos –
Caminamos hasta mi casa tomados de la mano como dos enamorados pero en silencio, yo voy pensativo aun no estoy seguro que todo esto sea real, pienso que de un momento a otro despertare y seguiré con mi vida vacía y sin sentido.
Una vez instalados en mi casa comienzo a hacerle preguntas para saciar mi curiosidad y ella gustosa y sonriente me va dando los detalles que le pido. Mónica, ese es su nombre, su edad son 19 años, me comenta también que es debido a la magia negra que ella estaba en ese estado y no cesa de darme las gracias por sacarle de ese lugar y liberarla del hechizo. La verdad soy muy escéptico y no me acaba de entrar en la cabeza todo ese rollo del hechizo y la magia negra pero estoy embelesado contemplando la belleza que tengo delante aunque me parece extraño que al igual que un maniquí, Mónica no tenga ni una sola imperfección en su rostro, ni en ninguna parte de su cuerpo, no hay marcas, ni cicatrices, ni lunares, ni manchas ni nada. Es una piel perfecta como la de la modelos que solemos ver en las revistas solo que esas fotos están retocadas, las modelos se maquillan a la perfección antes de la sesión y todavía con efectos de computadora les dan ese toque especial que nos gusta.
Todo eso pasa a segundo plano cuando se acerca mas hacia y mi y comienza a besarme, me besa como en mis sueños, como la primera vez. Sus manos recorren mi cuerpo y me van desnudando, sus besos se hacen mas profundos, mas calidos, mas húmedos, descienden sobre mi cuerpo llenando mi cuello y mis hombros, mi pecho desnudo se estremece al recibir las misma caricias y me estremezco aun mas cuando las manos de Mónica entran en mi región pélvica y hacen contacto con la base de mi miembro, sus dejos juegan con los rizados bellos y hacen una especie de tijera que con suavidad presionan mi pene consumando la erección. El pantalón estorba y termina en el mismo lugar que mi camisa, Mónica ha prolongado las caricias en mi vientre hasta hacerme entrar en un estado agudo de excitación, sus manos en mi pene lo presionan fuerte y con los dedos pulgar e índice presionan el prepucio dándome satisfacciones nunca antes sentidas, su boca es una maquina de dar placer que ahora se estaciona en mis caderas y me hunde mas en mi delirio, el orgasmo es inminente y mi respiración entrecortada lo denuncia, por lo que Mónica me abraza con fuerza pegando su cara a mi vientre y sacude con fuerza mi pene hasta que explota lanzando chorros de semen al aire.

Me dejo caer en la cama exhausto y satisfecho, pero Mónica no esta a dispuesta a darme mucho descanso y sube a la cama tras de mi, se agacha sobre mi cara y su cabellera rojiza cae sobre mi rostro, pasa su mano sobre mi cara alejando de ella su cabello y a la vez tomándola de nuevo para continuar con los besos. Esos besos tiene un extraño sabor, no he podido quitarme de la cabeza la idea de que Mónica, hasta hace unas horas, era un maniquí y sus besos me dejan un sabor artificial en los labios, pero es innegable que besa de forma maravillosa. Lentamente se va despojando de su atuendo, saca la blusa por sus hombros y su falda resbala por sus piernas, no trae ropa interior, los zapatos se los deja. Vuelve a colocarse encima de mi pero esa vez su cara queda sobre mi pelvis, sus labios van directamente a mi pene que cuelga flácido y debilitado, sin usar sus manos lo mete por completo dentro de su boca y lo succiona despacio, su lengua en la punta logra un inmediata reacción, bastan un par de minutos de felación para que este de nuevo en plan de ataque, y Mónica le premia dejándolo entrar hasta el fondo de su garganta, me parece increíble la forma como esta chica engulle la totalidad de mi miembro y lo mantiene dentro mientras su lengua se enrosca a su alrededor, cualquier otra tendría arcadas pero no así Mónica, podría decirse que no tiene amígdalas.
Se gira sobre mi hasta quedar sus piernas una a cada lado de mi cabeza, es obvio que también quiere algo de caricias, tengo sus nalgas y su rajita a centímetros de mi cara, a este punto ya casi nada me extraña pero no por eso dejo de notar la total ausencia de bellos, no esta depilada, tal parece que ahí nunca hubiera crecido un solo pendejo. Aunque he de decir que eso la hace mas apetecible, acaricio sus nalgas que son de una finura irreal, y paso mi lengua por el contorno de su vagina, esta caricia la hace estremecerse y palpitar, en el segundo contacto penetro un poco con la lengua y me encuentro con abundante humedad, pongo mis labios sobre su vagina para aspirar ese néctar divino, la succión hace a Mónica estremecerse en magnitud, repito la caricia una y otra vez al notar que ella lo disfruta, mi lengua penetra en su orificio vaginal llegando lo mas profundo que puedo y luego la retraigo rozando la entrada, una y otra vez mi lengua entra y sale de su vagina aumentando la velocidad, Mónica con la respiración agitada ha dejado de succionar mi pene y se concentra en sentir a plenitud el contacto de mi lengua en su vagina, mete la mano en su vagina y con los dedos medio e índice e forma de “V” abre sus labios, y mi lengua se centra exclusivamente en su clítoris con frotándose contra el hasta hacerla estallar en un potente orgasmo durante el cual sus fluidos mezclados con un poco de orina llenan mi boca.
Mónica se deja caer en la cama, me salgo de debajo de ella y voy al baño a limpiar mi cara, cuando regreso la encuentro aun boca abajo en la cama, con el culo en pompa y como mi pene sigue enhiesto me llego a ella quien gime al sentirme entrar en sus profundidades, su vagina esta muy lubricada por lo que la penetro sin dificultad y con gran deleite, Mónica levanta su culo aun mas y el agujero de su ano salta a la vista, le estoy haciendo el amor con estocadas lentas y profundas y dejo caer un poco de saliva hasta su ano, tomo sus nalgas con mis manos y empiezo a perforar su ojete con mi dedo pulgar, ante esta nueva caricia Mónica se retuerce de placer y eso me da pie a que la penetre con mas descaro, mi dedo entra y sale sin dificultad de su ano y lo saco para poner mi pene en su lugar, Mónica aspira profundo y se prepara para recibir la embestida, sin perder tiempo ponga la punta en la entrada y lo dejo resbalar dentro con apenas un poco de presión, mi pelvis choca con sus nalgas al entrar completamente por su culo, me detengo un momento dentro de ella para regodearme de esa sensación y comienzo a moverme dentro de ella y al mismo tiempo ella mueve sus caderas en círculos haciéndome gozar mas. Mónica esta gozando de esa penetración y con fuerza se pega hacia mi haciendo a mi pene llegar hasta el ultimo rincón de su recto, me es imposible aguantar tanto goce y exploto llenando su recto de mi ardiente lechada y Mónica al recibirla se entrega a un nuevo orgasmo que aumenta la presión de su recto sobre mi pene hasta casi asfixiarlo, se pierde la intumescencia y mi pene flácido escapa de aquella prisión de placer y se convierte en un guiñapo que cuelga entre mis piernas incapaz de una nueva reacción. Mónica se ha dejado caer rendida en la cama, boca abajo, me acomodo al lado de ella y me sumo en la inconciencia.
Cuando despierto, veo un panorama que me esta resultando demasiado conocido, una calle oscura y un aparador con una única luz iluminándolo y la cara de Mónica frente a mi… pero, hay algo diferente, estoy viendo desde el cristal hacia la calle, Mónica me saluda a traves del cristal y me envía un beso con su mano antes de marcharse, trato de moverme de gritar de hacer algo pero no puedo, me he convertido en maniquí y una aguda y lastimera suplica resuena en mi mente.

- MONICA, NO ME DEJES, SACAME DE AQUÍ, POR FAVOOOOOOORRRRR!!!!

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Comentarios enviados para este relato
ivloguer (30 de May de 2013 a las 04:21) dice: Relato impecable Nofilder, calificarlo con 10 es poco, me fascina la fusión con la sci fi tan bien lograda.

coronelwinston (23 de July de 2009 a las 20:53) dice: !Bravo! !Bravo! !Bravo!. Excelente relato. No me sorprende en absoluto la calidad del mismo, lleva tu firma amigo. Un relato así sólo puede ser escrito por una persona que sabe escribir y plasmar sus pensamientos con detalle sobre el lienzo. Me quito el sombrero Neofilder. Has concebido una idea novedosa en esta web. Como decimos en España !Ole, Ole, Ole!. Y desde ahora lo tengo en mis favoritos. Un abrazo amigo.

Lachicaromy (1 de August de 2009 a las 14:19) dice: Soy Lachicaromy, el comentario anterior no es anonimo, es mio, no se porque motivo no lleva mi firma. Aun así vuelvo a decir que tu relao es maravilloso. Un beso.

Anonimo (1 de August de 2009 a las 14:14) dice: Es maravilloso que incluso en un relato imaginario y con un objeto inanimado, tú puedas seguir siendo el escritor romantico que tanto me gusta. En tus escritos dejas entrever que eres una persona muy sensible al amor y muy afectivo. Excelente. Un besito.


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