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Elena Álvaro y Lucas

pobrecain Relato enviado por : pobrecain el 04/04/2014. Lecturas: 3427

etiquetas relato Elena Álvaro y Lucas   General .
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Resumen

La generosidad es algo que no abunda demasiado en estos tiempos, pero casi siempre nos sorprenden las cosas que de ella se derivan. Tres personas lograron cumplir sus expectativas precisamente por su generosidad.

Existe algo más generoso que ofrecerle al amor de tu vida la oportunidad de ser feliz a pesar de los pesares; eso es lo que pocos entienden y que ellos lograron con la ayuda desinteresada de los que participaron de esa gran fiesta.




Relato

Quedaba poco para la hora convenida, esperó en el vestíbulo del hotel hasta que solo faltaban 4 minutos y entró en el ascensor con un grupo que iba a la cuarta planta; bajó en la segunda y a las hora exacta estaba frente a la puerta 204, la empujó pues debía estar abierta y cerró tras de sí; la estancia estaba a oscuras excepto por la tenue claridad que entraba por el balcón.

El hombre apoyó sus manos en los hombros y la besó en la frente, ella se abrazó a él para hacerle notar su cuerpo y eso hizo que se desatara la tempestad entre ambos; los labios se juntaron y ese primer beso sin fin los acompañó en las evoluciones que les llevaron junto a la cama, la camisa de él abierta, la blusa de ella desgarrada, las manos de la mujer soltaron con destreza el cinturón de él, la falda arrastraba entre los pies de ambos, el beso no terminaba y se dejaron caer en la cama.

Varios meses atrás, un terrible accidente había llevado a Álvaro al hospital con un pronóstico de lo más desalentador; Elena no se apartaba de su lado; pasaba los días y noches junto a él hasta quedar agotada; era la única que lo acompañaba ya que ninguno de los dos tiene familia; el medico que se ocupaba del caso le aconsejó que se racionara un poco porque el camino era largo y no había garantías de que llegara a superar los traumas causados por el accidente.

El primer día que regresó a casa para algo más que darse una ducha y cambiarse de ropa se le hizo eterno, trató de dormir sin conseguirlo y apenas cinco horas después estaba de regreso en el hospital; al verla Lucas ese médico que tanto se preocupaba por Álvaro le recriminó que no hubiera descansado. –– Es que no puedo dormir, estoy en casa y soy incapaz de cerrar los ojos.

Lucas le dio unas pastillas y le dijo que tomara una media hora antes de acostarse, pero que lo hiciera esa misma noche sin escusas de ningún tipo; eran poco más de las once cuando se acostaba y se despertó a las ocho de la mañana sintiéndose muy relajada; se quedó unos instantes entre la ropa caliente pensando que por primera vez en muchos días la noche había pasado sin pesadillas ni interrupciones de ninguna clase; tomo una larga ducha que la acabó de relajar y marchó directamente al hospital.

Cuando Álvaro vio su rostro sin las huellas de cansancio se felicitó y alargándole una mano para que la tomara le dijo lo mucho que la quería y lo guapa que estaba esa mañana, interesándose por como lo había hecho; ella le contó lo bien que le habían ido las pastillas que le había dado su médico y cuando este llegó, después de valorar el estado del paciente hablaron del asunto y acordaron que desde ese día ella dormiría todas las noches en su casa y que si fuera necesario la avisarían.

Al principio Elena se resistió pero entre ambos la convencieron y ese día comenzó esa nueva dinámica; solía acostarse a medianoche y poco antes, todas las noches hablaba con el puesto de enfermería donde le informaban de que todo seguía igual, algunas tardes poco después de llegar a casa le llegaba un WhatsApp de Álvaro, que evidentemente escribía alguna de las enfermeras o auxiliares siguiendo sus indicaciones semejantes a los que se enviaban normalmente, cargados de tanto erotismo que seguramente escandalizarían a la pobre chica que los escribiera; su cuerpo estaba mal pero seguía muy enamorado.

La situación no mejoraba y una tarde le llegó un whatsapp “diferente” –– Quiero que leas esto con atención pero no me preguntes nada cuando nos veamos mañana; no quiero discutir contigo pero me gustaría que lo considerases seriamente…

Siguieron una serie de asuntos y disposiciones que Elena leyó y releyó sin querer comprenderlo, pero al fin decidió enviarse el mensaje como adjunto a un correo y lo imprimió para leerlo y analizarlo con calma.

El hombre acariciaba de tal modo su cuerpo y la excitación era tanta que perdió el mundo de vista, olvidando incluso quien era y que la había llevado a esa situación. Ella quería más y tomo la iniciativa encaramándose en ese cuerpo y sin dudarlo se ensartó salvajemente en él abrazándolo y quedando totalmente inmóvil sollozando; cuando trató de consolarla acariciándole el cabello pero sin romper el silencio como habían acordado, ella comenzó a moverse lentamente captando todas y cada una de esas sensaciones que durante tanto tiempo había añorado.

Comenzó a sacudirla una serie de tremendos espasmos, preludio del que fue el primero de los innumerables orgasmos que alcanzó esa gloriosa velada y el hombre hizo cuanto pudo por acompañarla en ese camino, y a pesar de que se vació en ella mucho antes de lo que deseaba eso no impidió que siguiera y siguiera en su particular andadura; sentirse atrapada por esos vigorosos brazos era suficiente para vivir con intensidad todos y cada uno de los instantes hasta que amaneció.

Cuando la claridad comenzó a aumentar, salió de la cama y sin ducharse se vistió y en la puerta poco antes de salir dijo con voz melosa. –– ¿Mañana aquí a la misma hora? Como no dices nada asumo que estarás.  El hombre no le respondió pero no pudo reprimir una sonrisa y es que todo había resultado tal y como se planeó.

Elena llegó a su casa y se sentó en el sofá; estaba agotada después de una noche tan movida y recordó una vez más el contenido de aquel último whatsapp de Álvaro; después de las enigmáticas palabras “me gustaría que lo considerases seriamente…” comenzaba lo que resultó ser la petición más rocambolesca que se pueda imaginar.

 .- Me voy; no quiero que me llores pero no podré evitarlo y lo siento de veras; me ha costado mucho convencer a la persona que está escribiendo esto para que lo haga, pero por fin ha accedido cuando le he contado mis motivos y ha comprendido que no es por egoísmo ni sadismo por mi parte y ahora pon mucha atención.

 .- Después de que me vaya te llegaran mensajes desde un numero extraño una vez cada semana con una sola palabra ¿Ya?, ignóralo hasta el día en que estés lista pero no esperes demasiado. ¿Recuerdas la primera vez que fuimos a un local de intercambios, “La sala Alondra”?; Fue sensacional la forma en que follamos al llegar a casa, quiero morir pensando que estarás follando de ese modo hasta el día en que mueras dentro de una eternidad, para ello, júrame mañana con un guiño que aceptas este encargo y que ese día; el que estés lista y aceptes te soltarás y follaras como aquel vendito día que fue el primero del resto de nuestra vida.

Esas palabras se le grabaron a fuego; al día siguiente y después de un rato contándole tonterías le tomó la mano y le hizo un gesto inconfundible; arrugó la nariz como suele hacer cada vez que desea que abandone la conversación con algún pesado y la folle aunque estén en casa de alguien, con amigos o en cualquier otro lugar, la calle un bar o incluso una iglesia como hicieron en tres ocasiones, en dos bodas y un bautizo; fue suficiente para que sonriera pues todo estaba decidido y aceptado por su parte y como aquel dichoso y lejano día poco importaba con quien.

Dos días después le avisaron de madrugada, Lucas también estaba aunque no le tocaba guardia y estuvo allí hasta el último momento; cuando logró apartarla del cuerpo para que se lo llevaran, la acompañó a la cafetería donde prácticamente le obligó a tomar una tila para calmarla y después la acompañó hasta que amaneció y la ayudó con los tramites pues estaba totalmente embotada y es que Elena  no se hacía a la idea de que jamás estaría con Álvaro.

El entierro fue muy triste, algunos compañeros suyos y de Álvaro, unos vecinos y Lucas que la sujetó en un par de ocasiones pues apenas comió desde que Álvaro la dejó; después la  acompañó a casa y no se vieron más; unos días después volvió al trabajo y poco a  poco intentó recobrar la normalidad cotidiana aunque costaba mucho; le comunicaron que el próximo mes cobraría la pensión de viudedad y una vez más tomó conciencia de que nunca más vería a Álvaro.

Unas semanas después le llegó un whatsapp desde un número que desconocía y al abrirlo encontró aquella única palabra en la que en todo este tiempo no había pensado, ¿Ya?; ignoró el mensaje y lo borró pero unas horas después seguía pensando en lo que Álvaro le pidió, en lo que pudo ser uno de los últimos momentos de excitación sexual que vivió; recordó que si alguna vez estaba demasiado pendiente de algo y no reaccionaba al instante a alguna de sus insinuaciones, él murmuraba “Alondra” y lo dejaban todo de inmediato para dedicarse a lo que más les gustaba.

Esos mensajes siguieron llegando una vez por semana y siempre en viernes; ese día por fin respondió con un simple. ––  ¿Qué quieres que haga? Al instante le llegó la respuesta que imaginó estaría preparada desde hacía semanas. –– Te espero esta noche a las diez en la habitación 204 del hotel “Mediterráneo”; la habitación estará a oscuras no hables ni trates de averiguar quién soy y prepárate a recibir lo más deseado.

Entre sollozos Elena recordó.

Llegue poco antes de la hora convenida y fue una de las mejores noches de mi vida a pesar de que Álvaro no estaba, no físicamente pero si en mi pensamiento igual que aquella noche en “La sala Alondra” mientras primero por separado y después los dos al tiempo aquellos tipos me follaron con sus enormes vergas, nunca habría imaginado que aquellos alfeñiques pudieran calzar semejantes pollas pero lo mejor llegó al llegar a casa y Álvaro remató la faena follándome hasta el amanecer.

Esa noche, después de rememorar todo eso y lo vivido en el hotel junto a mi amante fantasma, desempolvé el vibrador que me regaló en mi último cumpleaños y con el que tanto habíamos jugado hasta el día antes del fatídico accidente; después de ponerle pila nuevas me tendí en la cama abrazada a una de sus camisas que conservaban o eso quería imaginar su aroma y estuve jugando con el vibrador quien sabe hasta cuándo; me pudo el agotamiento y desperté mucho después con las pilas agotadas y el vibrador alojado aún en mi cuerpo.

Era media tarde y como no había tomado nada desde la noche anterior merendé abundantemente recordando como ese misterioso hombre me había hecho el amor a pesar de que yo solo quería follar; en todo momento trató de ser cariñoso y nada violento y su comportamiento me recordó algunos de los episodios vividos con Álvaro al principio de conocernos y eso me intrigó al extremo que desee conocer quién era a pesar de nuestro acuerdo.

Me vestí de forma elegante como suelo hacer pero debajo llevaba la lencería más erótica que tengo y que escogió Álvaro; me puse muy poco perfume y guardé en el bolso un antifaz de terciopelo para poder mostrarme a toda luz a mi amante fantasma sin que sospechara mi intención de desenmascararlo; llegue al hotel antes de las ocho, me senté en un taburete de la barra del bar colocado estratégicamente desde donde se veía perfectamente la entrada; faltaban más de dos horas y contaba con que no hubiera llegado aún y en todo caso, si durante nuestro encuentro no lo había logrado, al marchar me quedaría de guardia hasta verlo salir a él, pero me había propuesto conocerlo sin descubrirme y de ese modo tratar de entender lo que Álvaro no quiso aclararme en su momento.

Lo vi entrar cerca de las diez y casi me caigo del taburete, fue directamente a recepción y retiró la llave encaminándose rápidamente hacia el ascensor mirando hacia la puerta de entrada a hurtadillas como si esperase ver aparecer a alguien, ¡A mi naturalmente!

Lucas es un hombre atractivo sin duda, pero hasta ese momento Elena no había reparado en ello, se tomó la copa que había pedido para pasar el rato de un solo trago y se encaminé hacia el ascensor con paso decidido.

Entró en la habitación como la noche anterior y cuando el hombre la tomo entre sus brazos fue ella la que lo besó con pasión, estaban muy cerca de la cama y ella lo apartó un poco y le dijo. –– ¡Quiero mostrarte algo! Sacó del bolso el antifaz y se lo puso, tomo una de las manos del hombre para que lo tocara y añadió. –– Me he vestido para ti, puedes encender alguna luz para verme a medida que me desnudes. El hombre no lo dudó y encendió una lámpara de pie que había en una esquina de la estancia y las lamparillas de noche junto a la enorme cama.

Elena estaba preciosa y cuando comenzó a despojarse de la ropa apareció ante sus ojos como la diosa que era; no pudo esperar y siguió besando y acariciando ese cuerpo que tanto le excitaba; ella se movía de forma sensual y eso lo excitaba más aun; Elena se abrazó a él y después de aspirar su aroma le dijo en un susurro. –– No voy a preguntarte nada Lucas, pero ¿Me dejas verte? Me apetece mirarte a los ojos mientras me haces el amor.

Lucas retiró el antifaz y la besó casi con desesperación; a partir de ese momento todo fue diferente; ella se entregó totalmente pero no como la noche anterior en que en su mente estaba presente la imagen de Álvaro; ahora estaba con y por Lucas y no quería pensar lo que los había unido pero si disfrutar el momento, ese momento que tanta dicha le estaba reportando; el primero de los orgasmos la golpeó como un mazo, se retorcía entre jadeos mientras Lucas seguía haciéndole sexo oral; algo que la fascina y ante lo que su postura era muy clara, dejarse llevar al paraíso y quedarse ahí mientras su amante lo quisiera.

Lucas asistió por primera vez a un espectáculo digno de ver; los orgasmos de Elena se encadenaban de forma inusual, con muy poco era suficiente para mantenerla en ese punto en que no era capaz de discernir, estaba como drogada y solo quería más y más; naturalmente Lucas se esforzaba en satisfacerla y era indiferente que acariciara sus delicados hombros o que besara sus pezones, todo la mantenía en ese punto de excitación a caballo entre el éxtasis y el desvanecimiento; punto que Lucas trató de evitar a toda costa y por fin se decidió a penetrarla convencido que sería una experiencia única como así fue.

Elena sintió como esa maravilla se adentraba en sus entrañas y como una fiera se revolvió quedando sobre él tomando el control de la situación; de súbito se había despejado y apretaba con sus músculos vaginales su verga, se movía lentamente mirando fijamente a los ojos de su amante y cada movimiento parecía estudiado, atrajo las manos de él y las apoyó en sus pechos como punto de apoyo y fue cambiando la frecuencia de las envestidas observando la reacción de Lucas que en ocasiones parecía enloquecer y por fin en medio del enésimo orgasmo de ella llegaron ambos al cenit de tan gloriosa unión.

Quedaron abrazados y sudorosos, Lucas los cubrió a ambos con una sábana y esperó consciente que llegaba el momento de hablar a pesar de la promesa de ella de no interrogarle, y sin cambiar de posición comenzó un extenso monologo. –– Supongo que te preguntas como hemos llegado a esto, el asunto es mucho más simple de lo que puedas imaginar y te lo contaré para que no tengas ninguna duda y veas que todo responde a una cadena de buenas acciones e intenciones.

Durante años he sido donante de sangre porque es de un tipo un poco peculiar, la misma que Álvaro y en uno de las donaciones coincidimos y no es que nos hiciéramos íntimos pero si se creó un vínculo entre nosotros; nos llamábamos para coincidir y saludarnos ya que la frecuencia de las donaciones era similar. En un reconocimiento rutinario me diagnosticaron leucemia y después de probar algunos tratamientos solo quedaba el trasplante, se hizo las pruebas y resultó compatible; recordaras que hace un año y medio Álvaro donó su medula ósea; fue a mí y además de los dos días que pasamos juntos en el hospital vino a verme en infinidad de ocasiones.

Recuerdo que me contó la bronca que le echaste por no decírtelo y que lo hiciera mientras estabas en Madrid por trabajo, pero se comportó conmigo siempre mucho mejor que esos que se llamaban mis amigos; mi pareja me abandonó en cuanto supo que estaba enfermo con la tan trillada escusa.  • No me siento capaz de cuidar enfermos • Fue un revés importante pero me demostró de que pasta estaba hecha, Álvaro me hablaba de ti, de vosotros y no se cortaba en absoluto cuando detallaba algunas de vuestras correrías y lo felicitaba por tenerte, por teneros el uno al otro.

Cuando ingresó tras su accidente me avisaron; tengo una alerta médica para los dos y dos horas después que llegara él yo ya estaba allí interesándome por su estado que era grave como sabemos, se hizo cuanto se pudo pero en su estado necesitaba un milagro que no se produjo; cuando te vi tan tiste le comenté que sufrirías mucho cuando se fuera y entonces me contó su plan. –– Quiero que la ayudes a superar el duelo, que le hagas ver que sigue viva y que eso es lo importante para mí, saber que seguirá con su vida de una forma tan intensa como como la vivimos nosotros es la forma de que me vaya en paz.

Lo demás ya lo sabes; a pesar de que en principio le dije que estaba loco y que nunca accederías a algo semejante me aseguró que si lo harías, y que lo harías por él y que sería misión mía hacer que siguieras la senda que entre los dos habíais marcado. Una de las enfermeras más jóvenes fue la que escribió ese primer mensaje que envió desde su móvil a ti y también a mí para que viera que el asunto estaba en marcha.

Después me hizo prometer que te enviaría los mensajes sucesivos cada semana por espacio de al menos de seis meses y si en ese tiempo no respondías quedaba libre de seguir intentándolo o dejarlo, pero estaba convencido de que accederías al menos a un primer encuentro pero ahora dime. ¿Qué haremos a partir de ahora? ¿Nos seguiremos viendo ahora que ya sabes por qué?

Elena, entre lágrimas besó con ternura a ese hombre que la había sacado del pozo en que se encontraba y murmuró. –– Todo depende de ti. ¿Consideras que esto es una obligación? De ser así puede terminar aquí y ahora aunque me dolería en el alma, pero si crees que podemos intentarlo me gustaría pasar tiempo contigo y comprobar si somos compatibles en algo más que en el sexo. Con una enorme sonrisa Lucas respondió.

 –– La semana próxima comienzo dos semanas de vacaciones, tenía pensado irme al caribe y cuando respondiste a mi mensaje lo descarté totalmente porque quería intentar cumplir mi compromiso contigo, ahora pienso que podríamos ir juntos a donde te apetezca; creo que podemos intentarlo y no por ningún compromiso, me enamoré de ti por cómo te describía Álvaro. Ella solo añadió. –– Me deben tres semanas de vacaciones; ya decidiremos donde pero ahora quiero que me sigas mimando como hace un rato; vasta de conversación.

Agradecería todo tipo de comentarios tanto aquí como en mi correo pobrecain@gmail.com

© PobreCain

 


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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:19) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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