En el negocio

A mi me enloquecían las mujeres mayores que me acariciaban elogiándome, si eran casadas mas me sublevaban mis hormonas, ahora mujeres mayores casadas con hijos me perturbaban acalorándome al tope mis hormonas, las deseaba y me calentaba saber que podía copular con ellas. Las mujeres maduras son mi perdición, las deseo y me atraen.

En especial dos muy amigas entre ellas, Laura y Luisa casadas con profesionales de la minería, no se quejaban de su situación económicas, pero si de la falta de atenciones de sus maridos.

Laura alta con hermoso cuerpo, unos abultados senos, buen talle y un culo maravilloso, eso si su mar idos descuidaban a las mujeres… Laura con sus 39 años a cuesta casada desde los 21 años con hijos de 14 años, 11 y 5 años hijos de sus laboriosos empeño de culto al sexo y de imperiosas solicitudes de su parte a su marido por ser poseída. Es una mujer madura caliente.

La señora Laura pasa por el negocio en busca del pan y mi hija se acopla a ella y la acompaña a su casa, la señora Laura me dice luego la vas a buscar déjala que juegue un rato con las muñecas de mi hija… cuando voy a buscarla en el atardecer toco el timbre y nadie abre, como hay una entrada por la cocina la ocupo entro y que veo … oh… esto a ella le gustaba…, en cuatro patas, desnuda sin su traje de dos piezas que esta en el suelo, recibiendo por su trasero elevado su consolador esta mujer se movía desesperado en un vaivén que tenia a la señora gimiendo al ser penetrada por su consuelo y solo gruñía y sollozaba no se si feliz o alterada, pero estaba en poder de ese aparato…mi pene se altero ante la vista engrandeciéndose , engrosando y prosperando excitado, aparto al aparato y ocupo su lugar penetrando a la señora con mi pene, estaba tan mojada su vagina que mi pene resbalo hasta las profundidades de sus entrañas…, que delicia estaba apareándome con una de las mujeres maduras que mas deseaba y soñaba haciéndola mía, ahora era una realidad…, como gemía y se meneaba Laura, estaba en un esparcimiento con mi grueso pene en su cavidad sexual, le gustaba y lo demostraba meneándose mas rápido. Luego gime se revuelca y deja escapar un gran suspiro y media ahogada con dos sonoros ¡ah…ah!, culmina su meneo, recibiendo de mi parte en su matriz mis calientes leches que a borbotones descargo en sus entrañas. Las mujeres maduras son mi perdición, las deseo y me atraen, en especial esta dama hermosa y ahora ensartada por mi miembro gozándolo, luego de gemir un par de veces .cae agotada sobre la cama… se gira me abraza y me dice fui tuya por que eres un arrebatador macho, padre de una hermosa nena, pero si hablas tu y tu hija van a perder…, la escucho y le digo no hablaré, pero no por que me amenace sino por que te deseo y quiero ser tu secreto amante, mañana vendré nuevamente a poseerte por desde hoy eres mi mujer, mi amante, mi puta y nadie lo sabrá excepto tú y yo.

Vuelvo al día siguiente luego… me estaba esperando me abraza y besa me doy cuenta que esta mujer madura está nuevamente excitada y deseosa de ser penetrada, su marido me da mal uso de ella dejándola caliente me dice y sin hablar mas saca su falda quedando solo con sus medias y su liguero en sus piernas cubiertas de unas medias negras que me las abre recostándose sobre unas cabezales y respaldos sobre los sillones, estaba desprovista de sus calzones. A mí que me han dicho saco mis ropas y me acoplo ella como se meneaba su cintura al sentirme que entraba con mi pene extendido, hinchado engruesado por la excitación de poseer nuevamente a esta hembra.

Calmada me mira me retira de su cuerpo diciéndome chiquillo rufián lo que has hecho, me has gozado y te has descargado en mi de tus pasiones, una palabra de esto y te mando a matar, ahora fuera de mi vista.

Tres días después pasando por su casa ella me llama me acaricia y me mete en su casa esperando que yo entre cerrando la puerta con picaporte, luego me abraza y besa me doy cuenta que esta mujer madura está nuevamente excitada y deseosa de ser penetrada, mi marido me da mal uso dejándome caliente dice y sin hablar mas saca su falda quedando solo con sus medias y su liguero en sus piernas que me las abre recostándose sobre su cama respaldos sobre los almohadones. A mí que me han dicho saco mis ropas y me acoplo ella como nos zarandeábamos meneábamos nuestros cóccix al unísono al sentirnos que entraba con mi pene extendido, hinchado engruesado por la excitación de poseer nuevamente a esta hembra en su vagina a que placer.

Esta mujer madura no se opuso cuando la beso y menos cuando la abraza sintiendo ella el aroma de macho potente y eso la excita…

Se me entrega a mis brazos con ardiente pasión y desesperación…, ambos estamos desnudos. Comenzó a respirar agitadamente como un animal jadeante. Sentí la necesidad de sentir en mi boca su vagina. Su vagina estaba completamente viscosa, húmeda, caliente y olorosa. Se arroja sobre mi y le entierro mi cabeza entre sus piernas comenzando un exquisito mete y saca de su lengua en mi orificio sexual, como gemía excitada y jadeante de sexo, luego cambio mi lengua por mi pene en su vagina, solo se que siente a este inmenso monstruoso pene que poseía dilatándole sus entrañas al metérselo en su vagina. En verdad tenía un glande inmenso y eso atraía a las mujeres, era tan grueso como una pelota de tenis y abría a las mujeres en sus vaginas hasta hacerlas bramar de pasión y dolor.

Me meneaba excitado y placentero en la penetración de mi pene en su vagina, de pronto cruza sus piernas por mi trasero apresándome y me abrazo por su cuello no deseaba que me escapase, y cual puta empieza un meneo de mujer penetrada por un pene, por un poderoso pene, pobre de mi cuerpo.

Mi musculoso cuerpo la abrazaba y la saciaba de sus desventuradas ambiciones que su marido no saciaba, quince minutos después gemía y sollozaba en mis brazos activos y me entregaba sus orgasmos a este juvenil muchacho, casi simultáneo le regaba su matriz con ríos de semen que golpeaban al fondo de sus entrañas. Cuanta felicidad de su parte como me abrazaba, besaba y meneaba mi cintura excitada por ser de su disfrute y cual puta siseaba desesperada con mi pene entre sus carnes agitándola. Era su macho y ella mi mujer.

Su marido no la había embarazado desde hace cuatro años de matrimonio y este juvenil semental en tres meses la tenía preñada. Que satisfacción cuando ella me abraza y se entrega a un delicioso apareamiento dando origen a un delicioso coito.

Luego conversamos y ella me dice hoy he sido o tuya llevamos cuatro mese de convivencia, pero mañana habrá aquí en su casa dos hembras mas desesperadas por un buen macho y tú las saciaras…

La mujer más deseaba, que más me excitaba, la mujer que veía como mi máxima realización en una deliciosa confrontación carnal en su dormitorio me estaba citando para juntarme con ella y dos amigas más al día siguiente era el remate de mi satisfacción de poder revolcarme en un lecho de pasión, ardor y calentura con tres maduras mujeres casadas con hijos las cuales me excitaban y me perturbaban y me enloquecían mis hormonas. Laura era una mujer ardiente y me lo estaba demostrando, como sabía que era demasiado macho para ella por mi juventud buscó ayuda de sus amigas otras aventureras deseosas de sexo.

Llego al día siguiente por la tarde había dicho a mi padre que iba a realizar un trabajo en casa de unos compañeros por lo que tenía toda la tarde… solo había legado una de sus amigas Eloisa, una mujer madura tenía 45 años, la edad de mi madre, pero yo la veía con ojos inyectados en sangre de pasión por hacerla mía y retorcerme sobre su cuerpo al tiempo que ella gozara con mis embestidas en sus entrañas por parte de mi pene.

Era casada con un hombre mayor de 65 años que poco uso le daba en su lecho matrimonial y sus adrenalinas siempre estaban ardiente; cuando los hombres la miraban o la rozaban en el metro ella se humedecía en su vagina de una pasión apenas controlada mojando sus calzones, tenía solo una hija de 14 años que después de cinco años de matrimonio logra fecundar con su marido… era una hembra excitada, hambrienta, deseosa de ser apareada y destrozada en una cama por un macho bien potente que la hiciera perturbar al poseerla excitándola hasta perder su juicio por el placer de una desfloración carnal potente y precipitada. A pesar de su edad tenía poco recorrido en uniones vaginales y deseaba ponerse al día.