Encerrona

Y aquel día lo descubrí.
LLevé un regalo a la dueña de la casa . Un buen ramo de flores de rosas rojas .
Me dió un sonoro beso y me sentó a su lado en la mesa .
Todo trasncurría bien . La cena fue fría y el marido iba y venía de la cocina y ella me miraba con embeleso.
Yo le agasajaba y le decía que estaba espléndida.
Y era cierto . Además aquella noche llevaba un vestido largo con los laterales abiertos y un escote profundo.
Con lo cual disfrutaba de las vistas de arriba y de abajo.
Sus tacones la hacían aún más esbelta .
Y llegado el postre nos trasladamos a un columpio sofá con una mesa delante para tomar algo.
Pero el marido nos dijo que se encontraba mal y se iba a la cama pero que que por favor la noche siguiera .
Le despedimos y nos sentamos a charlar .
Sentí algo que no sabría explicarlo pero era como previsto.
Ella desplegó todos sus encantos y se acercó aún más a mi .
Me sentía acorralado pero contento.
El marido ya no estaba. La luz de su cuarto seguía encendida .
Pero la respuesta llegó y me sedujo . No sabía qué hacer y me dejé llevar .
LLegamos a besarnos y caminamos lejos de la casa por el jardín donde estábamos a oscuras .
Se destapó la ropa y me dijo , tómame. Hazme tuya y me palpó el paquete .
Me vine arriba y le metí mano . No llevaba bragas y mi encendido pene optó por entrar.
Y aquello entró fácil. Nos besamos y tomamos algo más .
Todo había sido una trampa.